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Mexico

La lucha del pueblo huichol por salvar su tierra sagrada

wixaricaLos indígenas del pueblo huichol luchan en los últimos años por salvar su patrimonio cultural, que corre peligro de ser destruido por las compañías mineras extranjeras. 

Los ecologistas, que alertan de que la apertura de las minas de plata supondría una contaminación dañina para la naturaleza de la región, son los únicos que apoyan a los huicholes.

Para el pueblo huichol, Wirikuta es una zona sagrada que ocupa aproximadamente 141 mil hectáreas de la mexicana Sierra de Catorce, situada en el estado de San Luis Potosí, según publica el sitio web actualidad.rt.com. 

Según la película documental Huicholes: Los Últimos Guardianes del Peyote, que fue estrenada hace unos días, cada año los peregrinos indígenas del pueblo huichol (o wixárica) cruzan el desierto para llegar al lugar sagrado de Wirikuta, en el Cerro del Quemado, de donde, de acuerdo con sus leyendas, el sol salió por primera vez. 

La tierra sagrada de los huicholes, además de ser patrimonio cultural de los indígenas, está protegida por el Gobierno mexicano como reserva de la biosfera.

El Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) otorgó a las compañías mineras de esa zona, entre cuales hay extranjeras, 78 concesiones para explotar los yacimientos de plata. First Majestic Silver, una empresa canadiense, posee más del 25 por ciento de las concesiones.

La mitad de la población de San Luis Potosí vive en situación de pobreza y para muchos de los habitantes del estado mexicano la explotación de las vetas de plata sería la oportunidad de conseguir un empleo. 

Sin embargo, los huicholes están luchando contra la posible apertura de las minas en las montañas sagradas. Para ellos la intervención en la tierra sagrada de Wirikuta sería un acto de blasfemia que conduciría al fin del mundo. Solo los ecologistas les apoyan en su lucha.

Los líderes del pueblo huichol discutieron el año pasado con representantes de First Majestic Silver con el fin de convencer a la compañía para que abandone sus planes de abrir las minas en el Cerro del Quemado.

En respuesta la empresa canadiense ofreció la venta del terreno a los huicholes. Pero la tierra sagrada no se compra, eso sería otra blasfemia, según los indígenas. Además, es evidente que al pueblo huichol le faltarían recursos económicos para la adquisición de estas tierras.