Cerca de treinta trabajadores y extrabajadores de la empresa minera Yanacocha de Cajamarca viven con metales tóxicos en sus organismos. Algunos decidieron contar sus testimonios a Wayka. Otros, temerosos de perder sus empleos, tienen que seguir soportando los síntomas en silencio.
El cajamarquino Marco Antonio Castillo sufrió un infarto cerebral que lo dejó en estado vegetal, el 5 de octubre de 2018. Su salud había llegado a una fase crítica: una cirrosis hepática de tercer grado que maltrataba su sistema digestivo; una encefalopatía que lo despertaba por las noches sin saber dónde estaba, sin reconocer los rostros de su familia; un tumor cerebral y metales tóxicos en su organismo que ignoraba hasta ese momento, y un incontrolable temblor en las manos. El 4 de noviembre del año pasado, en el Hospital Regional Docente de Cajamarca, Castillo murió.
Días antes de morir, a sus 54 años, Marco Antonio Castillo, quien trabajó 21 años en el área de refinería de Yanacocha desde 1996 hasta el 2017, supo que en su cuerpo había gran cantidad de talio, arsénico, bario, cadmio, mercurio, uranio, níquel, plata, estaño y titanio, de acuerdo a un estudio de mineralograma del laboratorio estadounidense Doctor’s Data.
Siete meses después de su fallecimiento, su esposa Patricia Villanueva teme por la salud de su hijo, quien nació cuando Marco Antonio Castillo llevaba por lo menos 7 años trabajando en la mina. “Nunca sufrió nada, él ha sido deportista, él ha sido un hombre sano, entró en la minera a trabajar sano, joven”, dice Patricia Villanueva, quien vive en Cajamarca.
Cajamarca es la segunda región con mayor número de pasivos ambientales mineros en todo el país, sólo después de Áncash. La mayoría de los pasivos ambientales de esta región se concentran en Hualgayoc, provincia que fue declarada en emergencia en septiembre de 2016. En la comunidad de Bambamarca, por ejemplo, la Dirección Regional de Salud de Cajamarca identificó por lo menos 332 casos de personas afectadas con metales pesados, quienes han denunciado un trato negligente de las autoridades.
“Allí comíamos, toditos llenos de mercurio”
A sus 37 años, proveniente de la ciudad de Jaén (Cajamarca), Marlo Coronel Vásquez respira y se rasca alguna parte del cuerpo casi con la misma frecuencia. En 2001, ingresó a Yanacocha para trabajar en el área de Procesos de Lixiviación de la planta Pampa Larga, y transitó por otras áreas hasta que después de 14 años no resistió un día más en la mina.
En el área de lixiviación, donde se extraen los minerales mediante una solución cianurada, Marlo Coronel recordó que pasaba entre 8 y 9 horas diarias, de lunes a viernes, sólo con botas de jebe, guantes, casco, lentes de seguridad y una máscara que nada más cubría la mitad de su rostro, sin los filtros necesarios para protegerse del gas de cianuro que había en el ambiente. Una exposición constante que causa dolor de cabeza, debilidad, confusión y puede llevarlo a la muerte. Así estuvo durante tres años, según su testimonio.
Aproximadamente en 2004, pasó al área de Refinería, donde se procesan los minerales en un horno de retortas a 650 °C por 26 horas. “Ahí tenían gas de mercurio, solución cianurada, y lo que te daban era una máscara de media cara (…). En esos años nos pedían bastante producción (…), tenías que abrir esa retorta donde estaba a 600 grados y los sensores de calibración de mercurio volaban”, narra Marlo Coronel.
Luego fue transferido al área de refinería de la planta Yanacocha Norte. Era lo mismo que lo que vivió en Pampa Larga, recordó Marlo, pero a mayor escala.
“En esa misma área comíamos (…). El mercurio por acá, por la cara, toditos llenos de mercurio, en la piel, todo con las manos. Así, sin guantes, teníamos que meternos porque ahí no hay espacio. Yo tenía que limpiar los sumideros . Como era flaco, tenía que meterme por debajo. (Había) cantidad de mercurio, y la bomba jalando agua”, relata mientras se rascaba el cuello enronchado.
Años después, en el 2012, el grave estado de salud de Coronel comenzaría a manifestarse: diarreas constantes, salivación espesa que lo llevaba hasta el ahogo, reacciones alérgicas en la piel y tembladera de manos.
Marlo Coronel reportó sus síntomas a sus superiores y, según los médicos ocupacionales de Yanacocha, no era nada grave. El mineralograma que se tomó años después de que renunciara a la empresa, probó lo contrario: altas dosis de mercurio, aluminio, uranio, torio y titanio. En menor cantidad, arsénico, bario, plomo y otros metales tóxicos para el ser humano.
Actualmente, Coronel trabaja en una chacra en Jaén sembrando café, luego de varios intentos fallidos de conseguir otro empleo. “Lamentablemente estamos contaminados. ¿Qué empresa va a querer cargar con un muerto?”, se pregunta.
Sabor a metal
La misma interrogante se la repite Boris de la Torre Sánchez (48), quien ayuda a su madre en una heladería de la provincia de Celendín, en Cajamarca. De 1998 hasta julio de 2016, trabajó en el área de refinería de Yanacocha, al igual que Marlo Coronel. Cerca de 18 años expuesto a lo mismo. Lo que más recuerda es el humo blanco y que en la boca siempre sentía un sabor a metal.
Fue luego de renunciar a Yanacocha cuando su cuerpo comenzó a reaccionar a la afectación por metales. Su primer síntoma se manifestó una mañana que entró en la ducha, y al cerrar los ojos bajo el agua, perdió el equilibrio. Semanas después, caminando bajo la noche de Pueblo Nuevo, cuando se dirigía a un evento familiar, tuvo un mareo y se cayó.
Según el mineralograma que se aplicó el 13 setiembre de 2016, su cuerpo concentra altos niveles de arsénico, cadmio, talio, plomo, mercurio, níquel y plata. “Estoy cien por ciento seguro de que mi daño es a raíz del vapor de mercurio que durante 18 años estuve inhalando. Fue un daño crónico”, sostuvo Boris de la Torre.
Otro de los síntomas ocurrió el Día de la Madre del año pasado, cuando sin querer le fracturó las costillas a su progenitora con un abrazo que no pudo controlar. Según lo que leyó en internet, cree tener ataxia, una enfermedad que deteriora el equilibrio y la coordinación de los movimientos. Eso explica por qué se le rompen los huevos en la mano y el tenedor se le queda en la boca. Es lo que recuerda entre las palabras y nombres que va olvidando.
“Cuando una está mal, tratan de deshacerse”
Nelly Bardales Salinas (50) también vive con metales tóxicos en su organismo luego de haber trabajado casi 15 años para Yanacocha. Teme por la salud de su hija de 11 años, a quien internó hasta cinco veces en la clínica Los Fresnos de Cajamarca por las reacciones alérgicas que brotaron sobre su piel desde la infancia.
El 5 de noviembre de 2001 fue el primer día de trabajo de Nelly Bardales como técnica de Laboratorio Químico de la planta Pampa Larga, área en la que se mantuvo hasta el 31 de enero de 2015. Durante ese tiempo se dedicó a analizar las muestras líquidas y sólidas a través de vapor frío y absorciometría infrarrojo, además de calibrar los equipos.
“Era un ambiente expuesto a gases de ácido clorhídrico, ácido nítrico, son gases que emanan de las planchas de las campanas, entonces si la extracción no es buena, los gases salen. En los hornos de fundición, en donde tienen litargirio, plomo (…), eso salía como humo. En las planchas tenemos gases, en absorción atómica tenemos ácidos que se mezclan con las perlas que salen de fundición, que es la copelación, y desprenden plomo como vapor”, explica Nelly Bardales.
Durante su primer año en Yanacocha, en medio de una guardia, sintió que una bola de la dimensión de una naranja se había formado entre el final inferior de sus cervicales y el inicio de su columna vertebral y desprendía un dolor que la mantenía rígida, además de su brazo izquierdo que temblaba.
Un examen médico del 2010 concluyó que tenía una inversión de la curvatura cervical. Otro examen del 11 de febrero de 2011 le detectó hernias en los discos C4-C5 y C5-C6, ubicados en la parte baja del cuello. El 2014 se agravó y tuvo múltiples hernias discales. Esta situación, según uno de los neurocirujanos que la examinaron, solo se presenta cuando una persona cae de cabeza desde un quinto piso.
“El médico me dijo que se iría degenerando más, porque el conducto medular no es redondo, está achatado, por lo que en cualquier momento la médula chocará con el conducto y puedo quedar inválida (…). Estoy esperando que ya no tenga movimiento en alguna de mis extremidades para operarme”, dijo Nelly, recordando las palabras de su médico, el neurocirujano Michael Hinojosa Spring.
Además, el mineralograma que le practicó el médico Ricardo Puell Calderón, el 9 de marzo de 2017, mostró altos niveles de talio en su organismo, y mercurio, aluminio, arsénico y plomo, en menor cantidad. En febrero del año pasado, de manera repentina, Nelly Bardales convulsionó y se desmayó.
“El lema de Yanacocha era ‘Yanacocha es tu familia’, y para mí la familia te cuida, te ayuda, te protege (…). Ellos dicen eso, pero cuando uno está mal, tratan de deshacerse como sea, y si no pueden, te hostigan, te cambian de un lugar a otro, te cansan, y como tú estás mal, estás cansado, tiras la toalla. Yo me retiro, entonces la empresa dice que yo me retiré, pero no es así”, explica Nelly sobre su renuncia a la minera.
La larga lista
Historia como las de Marco, Marlo y Nelly hay muchas, como la de Fredy Silva López (29), quien trabajó en Yanacocha hasta abril de 2014. Un año antes de su salida, su supervisor le encontró manchas plomas de mercurio sobre sus hombros y el cuello. Y esa misma noche tuvo mareos, vómitos, diarreas y un sabor a metal en la boca que le duró cuatro meses.
Luego de un año con descanso médico por ese incidente, la minera lo hizo renunciar, dejándolo sin seguro médico, con ronchas en todo el cuerpo, una memoria deficiente y dolores musculares. Un médico de la clínica Ricardo Palma, de Lima le dijo incluso que sus hijos podrían nacer con deformaciones o con Síndrome de Down.
Wayka también entrevistó a Segundo Fernández Holguin (48), un comercializador de fósforos que vive con altos niveles de antimonio, aluminio, arsénico, bario, níquel, mercurio, plomo y otros 10 metales tóxicos dentro de su cuerpo. Segundo cree que el origen de su mal fue a causa de los 18 años trabajando para Yanacocha sin la protección adecuada, ; primero en el área de Procesos de lixiviación, luego en Merril Crowe (donde se limpian los minerales), y finalmente en Refinería.
Un incidente dentro de la mina lo dejó con el cabello tieso por dos meses. Tiempo después, también tuvo un enrojecimiento en diferentes partes del cuerpo hasta causarle heridas, que hasta ahora le duran; además de la excesiva sudoración que lo empapa por las noches.
Segundo Fernández Holguin, extrabajador de Yanacocha afectado con antimonio, aluminio, arsénico, bario, níquel, mercurio, plomo y otros 10 metales tóxicos dentro de su cuerpo.
Y la lista de extrabajadores afectados con metales tóxicos continúa: Alan Herrera, Gloria Pereda Romero, José Soto Velásquez. Guillermo Blanco Salinas, Néstor Chávarry Díaz, Juan Félix Córdova Injante, Víctor Infante Chiquimango, Juan Vigo Ventura, Adriano Vásquez Mendoza, Arcenio Alata Fernández, Lucio Mamani Mamani, Jorge Verastegui Tejada, Víctor Valdiviezo Rojas, Marco Antonio Urday Guzmán, Pedro Miguel Gomez Chumpitaz, Juan Castrejon Chilon, Wilser Becerra Ríos, José Rodríguez Zender, Luis Montoya Montoya, Luis Armando Céspedes, Juan José Rojas Vergara, Walter Pajuelo Cochachi y Alejandro Becerra Palomino.
Wayka pudo conocer que, en total, son cerca de 30, entre trabajadores y extrabajadores de Yanacocha, los que afrontan males de salud que se presumen originados por la alta contaminación a la que estuvieron expuestos dentro del complejo minero de propiedad de la estadounidense Newmont Mining Corporation (51,35%) y la peruana Compañía de Minas Buenaventura (43,65%). Algunos aceptaron ofrecer sus testimonios a Wayka. Otros, por el temor a perder sus empleos, se ven obligados a seguir aguantando los malestares en silencio.
Los afectados decidieron entablar una batalla legal contra Yanacocha, y apoyarse en el sustento médico sobre la exposición a metales tóxicos que coinciden con sus síntomas. ¿Qué dice Yanacocha? Todo esto lo sabrá en las siguientes entregas.
Fuente:https://wayka.pe/la-historia-de-extrabajadores-de-yanacocha-que-sobreviven-a-los-metales-toxicos/?fbclid=IwAR3GfktgHJVGDS8k9GV6z9A_Uwj4_OUASn0fTnpShxk71iCzd-z6BRafNHk