Colombia es un país con muchas riquezas tanto en biodiversidad como en minerales, es por eso que multinacionales han puesto sus ojos en el país.
En los últimos años el boom de la locomotora minera ha hecho que las solicitudes de concesiones se aumenten considerablemente debido a que la legislación ambiental es flexible y fácilmente se les estén otorgando licencias o títulos para que puedan extraer estas riquezas; sin perjuicio alguno de los daños que se le están ocasionando a la naturaleza.
En el Plan de Desarrollo de presidente Juan Manuel Santos se estipula:” minería pujante que respete el medio ambiente y las generaciones futuras”. Que bien suena pero la realidad es otra porque en vez de respetar el medio ambiente se está destruyendo. Que tristeza que esto se quede solo en el papel y no se lleve a la realidad ya que importa más el dinero que los mismos recursos naturales.
Para la extracción de oro se utilizan químicos como el cianuro y el mercurio, ademas explosivos como el anfo que es de gran alcance. Estas explotaciones ocasionan daño, entonces ¿Por qué se les otorgan los permisos respectivos? Es algo difícil de entender pero la cruel realidad es que para unos vale más el interés personal y el dinero que el beneficio común. ¿Será posible que se tome conciencia y se proteja el medio ambiente en vez de destruirlo?. Quizás es algo incierto, lo cierto es que día tras día están aumentando las solicitudes de títulos mineros en el país.
En este país se le está prestando más atención a la explotación de hidrocarburos y minerales dejando de lado la agricultura que es un renglón muy importante de la economía; genera empleos en mayor proporción que la minería y no ocasiona daños severos al ambiente. Los gobernantes deberían tomar de referencia los daños que se han ocasionado en otros países por causa de las multinacionales y no permitir que esto sucediera ya que una vez se ocasionan, son irreversibles.
Las explotaciones mineras en vez de traer abundancia generan pobreza; muchas familias sobreviven con pocos recursos debido a que los extranjeros vienen, se llevan la riqueza y acá las cosas siguen igual.
Hasta cuando se caerá en cuenta del error que se está cometiendo, algunos afirman: no yo ya viví lo que tenía que vivir no me importa. Pero que le vamos a dejar a las futuras generaciones, ¿un país lleno de contaminación?
Se debe cambiar la mentalidad y en vez de acelerar la locomotora que se puede estrellar, velar por la conservación de lo más grandioso que nos ha dado DIOS: los recursos naturales.