El texto judicial asegura que la contaminación es la causa de la malformación de fetos y enfermedades graves en la región. La Justicia brasileña ordenó hoy a la minera Vale suspender las actividades de la mina de níquel de Onça Puma, en el norteño y amazónico estado de Pará, hasta que la empresa cumpla con las medidas compensatorias con las aldeas indígenas afectadas por el proyecto. Una forma de pagar para seguir destruyendo y contaminando.
Las autoridades judiciales consideran que las actividades en la mina Onça Puma – que comenzó a extraer en 2011- son las responsables de esa contaminación.
La Justicia brasileña ordenó a la minera Vale suspender las actividades de la mina de níquel de Onça Puma, en el norteño y amazónico estado de Pará, hasta que la empresa cumpla con las medidas compensatorias con las aldeas indígenas afectadas por el proyecto.
Según el texto, Vale debe suspender sus actividades hasta pagar a partir de ahora un millón de reales (unos 287.108 dólares) por mes a cada uno de los tres poblados indígenas de la etnia Xikrin, en la región de Cateté, donde el río homónimo está contaminado por metales pesados.
La compañía, la mayor productora y exportadora mundial de hierro, evitó pronunciarse hasta ahora sobre la decisión judicial.
En 2012, el Ministerio Público (fiscalía) pidió a la Justicia que Vale indemnizara a las aldeas de las comunidades Xikrin y Kayapó, que fueron afectadas con la explotación minera en Ourilândia do Norte, en el sureste de Pará.
Estudios de la propia compañía y de la estatal Fundación Nacional del Indio (Funai), que vela por las comunidades indígenas del país, apuntaron sobre los riesgos de contaminación del río Catete e impactos ambientales en la región habitada por unos 1.000 indios.