El municipio de vocación agrícola y turística tiene solicitado el 98% del territorio para concesiones de exploración. Comunidad y autoridades se niegan a que transformen su esencia. Mientras a orillas del río Dojurgo, Jorge Rendón profesa una suerte de devoción por las manchas de tierra color azafrán, porque presume que bajo esos asomos se esconde un tesoro, en la zona urbana de Jardín se teje una verdadera resistencia de comunidad y autoridades por el temor de que su territorio se disponga para la explotación minera de cualquier tipo.