Guatemala

¿Por qué oponerse a la minería de metales? (II)

(Camilo Salvadó, AEC AVANCSO*)
Fecha: 01/12/2009

Razones ambientales
Cuando se habla de los impactos ambientales de la minería, no nos
referimos simplemente a que se esté “arruinando el paisaje” (Siglo XXI
16/07/09), sino a cuestiones mucho más serias, que tienen a su vez
implicaciones en la economía, la salud y la alimentación de las
comunidades cercanas a las minas. Tal es el caso de Valle de Siria en
Honduras, donde se han denunciado muchos efectos nocivos en la salud de
las poblaciones cercanas.
En Guatemala, los voceros de la mina Marlin continúan negando que la
actividad de la misma tenga algún tipo de impactos ambientales, pese a
que ya están comprobados sus efectos en la salud de los habitantes de las
comunidades cercanas y en trabajadores de la mina (erupciones en la piel
por contaminación de la sangre con cobre y arsénico), así como el hecho
de que se han secado ya 40 pozos de agua comunitarios (Diario de
Centroamérica, 11/03/09).

Por otro lado, está la deforestación asociada a este tipo de industria
(que resulta innegable), ya que la minera requiere, en primer lugar de
talar los árboles de la zona, y en segundo lugar de literalmente “moler”
la montaña, para separar la tierra de los metales, utilizando para ello
maquinaria pesada (extracción a cielo abierto) y químicos venenosos
(lixivación con cianuro de sodio), lo que implica la destrucción y
contaminación tóxica del suelo.

Con esto nos referimos a que los suelos donde se ha practicado la
explotación minera de metales a cielo abierto, tal como hoy se practica,
no podrán ser utilizados para cultivos o para reforestación, teniendo
impactos a largo plazo en la alimentación de las comunidades.
Consideremos además que para obtener el oro necesario para fabricar un
solo anillo de 18 kilátes, se necesita generar hasta 20 toneladas de
desechos sólidos.

Otro impacto ambiental muy serio es sin duda en el agua. Recordemos que
el impulso a la minería se da sobre todo en las cuencas altas, donde, por
razones geológicas, están los mayores yacimientos de oro y otros metales
con valor estratégico. Pero es también en las cuencas altas donde están
la mayoría de nacimientos de agua, por lo que la deforestación, la sobre
explotación de las fuentes de agua y la destrucción del suelo interrumpen
el proceso de recarga hídrica.

Como se indicó, el agua explotada por la mina Marlin es envenenada con
cianuro y otros químicos durante el proceso de lixivación; luego es
embalsada en un agujero llamado pomposamente “represa de colas”, que no
impide la filtración de los químicos a las aguas subterráneas. En
Honduras y otros países se han documentado accidentes por derrames y
roturas de estas “represas”. En Guatemala ya ha habido varios derrames de
camiones con cianuro, que además ha sido introducido al país sin pagar
impuestos (Prensa Libre, 30/06/09).

La cuestión del agua no sólo es preocupante desde el punto de vista de
sus impactos ambientales, en la salud de los seres vivos y en la
alimentación. También es a todas luces injusto que las mineras puedan
explotar de forma totalmente gratuita hasta 250,000 litros de agua por
hora, la misma cantidad que una familia campesina podría consumir en unos
22 años (en teoría, si es que tuviera acceso a agua potable y entubada).

Cuando se debate el tema de la minería de metales, existe la necesidad de
prestar al tema ambiental por lo menos la misma atención que se da al
tema económico. Después de todo, recordemos que la postura a favor de la
minería por lo general niega dichos impactos ambientales.

Entre los grupos opuestos a esta industria extractiva, abundan las
críticas centradas solamente en lo ecológico (ignorando o tomando en
cuenta superficialmente el tema económico). Esta posición, si bien puede
sostenerse desde el punto de vista de la ética de la vida, con frecuencia
tiende hacia una visión idealizada de la naturaleza y de las comunidades
campesinas, ignorando las condiciones de pobreza y explotación en que
cotidianamente sobreviven.

De forma similar, las críticas centradas solamente en el terma económico,
pierden de vista no solo los vínculos directos entre ambiente y economía,
sino también que los impactos ambientales en si mismos, son razones de
peso suficientes para oponerse a la minería de metales. Es preciso que
las críticas no se centren sólo en el tema de las regalías, pues incluso
si estas aumentaran, esto no eliminaría los impactos ambientales.

* Investigador del Área de Estudios sobre Campesinado (AEC), de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala (AVANCSO), fue editorial del noticiero Maya K’at de la Federación Guatemalteca de Educación Radiofónica -FGER- del día martes 1 de diciembre del 2009. www.fger.org