Este viernes ingresó al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto minero BioLantánidos que pretende instalarse en la comuna de Penco, justo en los cerros detrás de la ciudad y desde donde fluyen los esteros hacia la zona poblada. La faena de extracción de minerales denominados “tierras raras” son ampliamente cotizadas por las potencias del primer mundo y que pese a propagar discurso innovador y propagandístico, podrían dejar graves consecuencias en nuestra zona al alimentar crecientes y vertiginosos nuevos rubros tecnológicos
Según indicó el EIA la faena minera tendría “una capacidad para procesar hasta 240 toneladas/hora de mineral, para producir de 1.700 toneladas anuales de Concentrado de Tierras Raras”
Este proyecto de extracción minera tendría 6 zonas de extracción. Estas zonas de extracción fueron denominadas como: “ZE Luna, ZE Renata, ZE Victoria Sur, ZE Victoria Norte, ZE Maite y ZE Alexandra, y 3 zonas de disposición (ZD), correspondientes a ZD Júpiter, ZD Urano y ZD Neptuno”
Además se dispondrían de 3 zonas de disposición de material estéril y maicillo granítico lavado, además una planta de procesamiento, y 2 zonas de acopio temporal para capas de suelo vegetal, entre otras faenas como habilitación de caminos y obras temporales de construcción.
Para el procesamiento de los minerales, el EIA indica que la empresa realizaría: “un proceso cerrado de desorción continua y contempla las siguientes etapas: extracción del mineral del yacimiento, transporte mina-planta, recepción de materia prima, mezclado y desorción, separación de sólidos finos, espesamiento y desaguado de fondos de sedimentadores de finos, precipitación, espesamiento y filtrado, extracción, filtrado, secado y calcinación de carbonatos de tierras raras, para lograr el producto final, Concentrado de Tierras Raras”. Junto a esto indicaron que considerarían “la recirculación de agua para la reutilización en el proceso tanto del agua como de los reactivos empleados, para lo cual se contará con una planta de acondicionamiento”
La empresa reitera que el agua que utilizará “será abastecida mediante captación de agua en los esteros Penco y El Cabrito – de los cuales se cuenta con los respectivos Derechos de utilización de agua-, la cual será enviada a la Planta de procesamiento mediante tubería para su almacenamiento en estanques”
Ahora la empresa también especificó que el proyecto modificaría parte del oleoducto San Fernando – Talcahuano “en una extensión de aproximadamente 1.300 metros, debido a que una de las zonas de extracción (ZE Maite) requiere del uso de la superficie en donde actualmente se emplaza parte de esta infraestructura”
El proyecto actual considera una mano de obra máxima de 90 personas durante su construcción de 140 durante su operación. Este estudio de impacto ambiental fue desarrollado por la empresa de ingeniería, tecnología y consultorías INERCO.
El proyecto es propiedad del grupo financiero Larraín Vial a través de la empresa Minería Activa. Su representante legal Arturo Albornoz Wegertseder en representación de la empresa Rare Earth Extraction UNO o (REE UNO por sus siglas en inglés).
Este proyecto recibió financiación por el Programa Fénix, unos fondos que buscaban potenciar la exploración minera y que fueron creados en 2011 por CORFO. El fondo de inversión Lantánidos (Inversiones Mineras S.A.) benefició a la empresa REE Uno Spa, con un monto de inversión de 4.828.401 dólares.
Inicialmente la empresa había presentado un proyecto que fue desistido por la propia minera en mayo de 2016. En enero de ese mismo año, el primer proyecto de planta de extracción de Tierras Raras – El Cabrito también fue desistido en febrero.
En julio de 2016 la empresa presentó una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que fue rechazada en agosto del mismo año por el Servicio de Evaluación Ambiental
El proyecto inicial consideraba que el material agotado en el proceso industrial pretende ser depositado en las propias quebradas de la zona, sin realizar ningún tipo de impermeabilización, con lo cual las lluvias podrían llevar este material hacia la ciudad de Penco o las zonas habitadas en el borde periurbano
En el presente EIA, la empresa asegura que “las zonas de disposición se ubican en pequeñas cuencas de quebradas para ser rellenas en lo posible hasta su parte alta, de tal modo que no se interfiera con cursos de aguas provenientes de una cuenca superior” y reafirma que “No se requiere de un sello impermeable en la superficie de la cuenca ya que los suelos o maicillos del relleno no tienen ni tendrán ninguna lixiviación, además de la impermeabilidad del suelo natural”
Cabe recordar que la escasa fiscalización y el frecuentemente raquítico cumplimiento de los permisos otorgados por la institucionalidad ambiental a las empresas extractivas podría poner en alto riesgo a la población local. Por lo tanto sería una apuesta demasiado peligrosa confiar en el nuevo discurso de la “sostenibilidad” empresarial que por definición esta hecha para impulsarse a si misma económicamente, con el menor costo posible y en detrimiento de la población que podría sufrir los impactos socioambientales y la ilusión de puestos de trabajo de dudosa calidad y escasa continuidad en el tiempo.
Fuente:http://www.agenciadenoticias.org/ingreso-estudio-de-impacto-ambiental-de-proyecto-minero-de-tierras-raras-en-penco/