El paisaje marino de la Costa Grande contrasta olas majestuosas y pelícanos sobre la playa; del lado de los cerros se nota el avance de maquinaria pesada que escarba la tierra y los pobladores se han dado cuenta de que las mineras comienzan a llegar a sus pueblos, sin poder evitarlo. Son casi tres kilómetros entre arena y selva media baja lo que disfruta la vista.
Según datos de la Red Mexicana de Afectados por la Minería, de las concesiones otorgadas por la Secretaría de Economía (SE) 98 fueron para la región de la Costa Grande, como La Fe y El Calero en el municipio de Petatlán.
En el caso del poblado El Cayacal, recientemente una empresa minera estuvo extrayendo por un mes la arena del lugar, debido a la abundancia de fierro, zircón, magnetita, oro y plata. Al menos, 30 toneladas de arena fueron extraídas.
Pero la presencia de las compañías mineras de las cuales sólo se ven ir y venir los carros de volteo, trabajan en sigilo, sin nombres ni jefes, y se adueñan del litoral petatleco.
Al menos, Benigna Blanco Cardona relató que desde hace meses tienen conocimiento de la extracción de material férreo, pero pocos pobladores quieren denunciar, pues temen las represalias de los grupos delictivos que también abundan en la zona.
La misma denuncia del robo de arena en El Cayacal, se hizo en enero pasado.
“Son tres minas las que hay, dicen que son de oro y plata, y fierro y en el cerro ya le están escarbando”, detalló en referencia al famoso Cerro del Calvario, donde desde hace dos años las compañías mineras extraen material.
Los pobladores aseguran que el mineral se lo llevan al puerto de Lázaro Cárdenas y de ahí es trasbordado a China.
La mina a cielo abierto de la que hablan es El Calero y se ubica en el Cerro del Calvario, propiedad de la empresa Proyectos Mineros del Pacífico, y de cuya existencia informó este diario hace dos años.
Al menos, dos toneladas diarias de fierro serán extraídas, detalló el documento de la empresa ante la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (Dgira) de la Semarnat en el 2012.
Salvador Espino relató que a pesar de que los trabajadores extraen el material del cerro del Calvario, también saquean la arena de la playa del Cayacal, en un tramo de 100 metros que ahora ya se afectó.
Mientras los pobladores se dedican a sus labores, las máquinas siguen en la zona, devastando el paisaje y llevándose el mineral.