El caso del director general de Hidrocarburos, del Ministerio de Energía y Minas (MINEM), que al mismo tiempo era dueño de una de las principales empresas exportadoras de oro, ha puesto en evidencia los niveles de penetración que se presentan en varios ministerios y dependencias públicas.
La puerta giratoria, funciona sin mayores inconvenientes para varios representantes de empresas y grupos económicos de diferentes medidas y poder de influencia. Por ejemplo, Luis Vicente Zavaleta, el director general de hidrocarburos descubierto, ha desarrollado en paralelo su labor empresarial privada mientras desarrollaba funciones públicas en Ministerio de Energía y Minas desde finales de la década pasada.
Si bien no se puede generalizar y hay que defender a los funcionarios probos, también se debe reconocer que los niveles de influencia de intereses privados, operan con todo tipo de facilidades en ministerios como el de Energía y Minas.
Antecedentes sobran: un ex director general de asuntos ambientales de minería, le aprobó a Doe Run una modificación de su programa de inversiones ambientales, precisamente, antes de ir a trabajar como gerente a esa empresa. Se comenta que el año pasado, dos asesores de un vice ministerio del MINEM fueron obligados a renunciar, por supuesto tráfico de influencias. El extraño poder e influencia que todavía tiene Doe Run en varias dependencias del Estado peruano, se debería a la ubicación de ex directivos que fueron formados en el complejo metalúrgico de La Oroya y que ahora están en el MINEM y organismos adscritos.
Como ha dicho la vice presidenta, Marisol Espinoza, se debe hacer una depuración del sistema y debemos ser muy rigurosos en la selección de funcionarios. Parece ser que las declaraciones juradas que deben elaborar los altos funcionarios públicos antes de asumir un cargo público no son suficientes, sobre todo si no están acompañadas de una evaluación y supervisión para evitar conflictos de interés.
La población demanda instituciones públicas eficientes y transparentes, libres de la influencia de poderes e intereses ocultos. No hay que olvidar que la corrupción es uno de los principales lastres que arrastra la gestión pública en el país.
Lima, 03 de abril de 2012
CON EL RUEGO DE SU DIFUSIÓN