Vecinos de San Miguel y otras localidades de Zimapán afectadas por el traslado de desechos tóxicos clausuraron de manera simbólica la planta de beneficio El Sabino, de la empresa minera El Espíritu, a un costado del predio donde se construye una presa de lixiviados, a sólo 10 metros de sus viviendas.
La protesta fue apoyada por integrantes de la agrupación Comunidades Unidas de Zimapán, que en 2008 encabezó un movimiento que frustró la instalación de un contenedor de desechos tóxicos y radiactivos de la empresa española Befesa.
La mañana del lunes los vecinos se manifestaron a la entrada de lo que será la presa de jales, con letreros de repudio a la minera El Espíritu.
El de ayer “es el primer acto de protesta de los muchos que vamos a realizar, toda vez que de manera subrepticia y sin consultarnos El Espíritu comenzó las operaciones de la presa de jales aun cuando, según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, no se había autorizado su funcionamiento”.
Agregaron que desde 2002 los empresarios no han entregado el estudio de impacto ambiental y las autoridades de todos los niveles “se hacen de la vista gorda mientras la minera contamina”.
Señalaron que han llegado jales de las mineras Preisan, Sago, Minera San Antonio, La Purísima y otras, que utilizan cianuro, arsénico y xantatos (sales y ésteres del ácido xántico).
Tras el cierre simbólico de la minera, los manifestantes realizaron una reunión informativa en la que analizaron intensificar sus protestas y emprender acciones legales ante la nula intervención de las autoridades.