Para la minería, 2013 trajo una conmoción brutal cuando los directores ejecutivos de tres de las empresas diversificadas más grandes y conocidas de la industria: BHP Billiton, Rio Tinto y Anglo American, pagaron con sus puestos por costos desatados y escasa rentabilidad para los inversionistas.
“Siendo honestos, perdimos el foco en lo que realmente importa”, dice Sam Walsh, director ejecutivo de Rio desde enero. “Walsh asumió tras el despido de Tom Albanese, una semana después de que Mark Cutifani fuera nombrado CEO de Anglo en reemplazo de Cynthia Carroll. Andrew Mackenzie fue elegido para suceder a Marius Kloppers, de BHP, en febrero. Los tres están “limpiando después de la fiesta”, dice Des Kilalea, de RBC Capital Markets.
Este mes, en rápida sucesión, los tres recién llegados ofrecieron a los inversionistas extensas presentaciones sobre cómo abordarán las partes más críticas de las operaciones de sus empresas.
“Hasta ahora, el mensaje de austeridad ha sido consistente, pero el riesgo el próximo año es que se desvíen de eso”, afirma Evy Hambro, cogerente de BlackRock World Mining Trust. Las acciones ilustran esa ambivalencia: el precio de los papeles de BHP alcanzó su punto más alto este año el día antes del nombramiento de Mackenzie, y desde entonces han caído un 22%. Anglo ha bajado un 36% desde que se anunció que Cutifani reemplazaría a Carroll, y un 23% desde que asumió en abril.
Según esa medida, Walsh va ganando. Rio se ha desempeñado mejor, con un descenso de sólo un 6% desde que asumió, apoyado en el alto precio para el mineral de hierro, la materia prima que genera casi el 80% de sus ganancias.
Los movimientos resaltan también el modo en que los destinos de los mineros están entrelazados con el variable precio de lo que extraen de la tierra. Es por eso que los tres nuevos líderes han delineado un enfoque duro hacia el gasto y la productividad, algo que pueden controlar. El gasto de capital de Rio caerá de US$ 17.600 millones en 2012 a menos de US$ 14 mil millones este año y a unos US$ 8 mil millones en 2015, dice el grupo. El de BHP bajará de US$ 21.700 millones en su último año financiero a US$ 16.200 millones este año y Mackenzie ha insinuado que US$ 15 mil millones podría ser un buen nivel posteriormente. Anglo, que está terminando una mina de hierro en Brasil, espera que su gasto de capital se eleve de unos US$ 6.400 millones a, al menos, US$ 7 mil millones el próximo año, antes de caer en 2015.
Menno Sanderse, de Morgan Stanley, dice: “Rio claramente ha hecho más para acercarse al objetivo de mejor disciplina de capital”.
Para Mackenzie, quien asumió en mayo, el mayor rompecabezas es probablemente el negocio del petróleo y gas de BHP. El grupo gastó mucho para ampliar los activos de shale en EE.UU., pero los precios del gas se han ido en su contra. Ahora, el grupo está reforzando sus activos petroleros no convencionales y espera que su negocio onshore estadounidense comience a producir dinero en 2017.
En Anglo, Cutifani ha destacado el potencial que encontró, pero la compañía ha reconocido francamente que el 80% de sus minas tiene bajo rendimiento, haciendo improbable un vuelco corporativo antes de 2015.