Ante la Comisión Investigadora de la Cámara, el profesor Francisco Ferrando alertó sobre la potencial afectación de todo el sistema, el cual incluye a los glaciares, las áreas de nivación y los acuíferos externos y subterráneos. Asimismo, Andrés Rivera expuso datos recogidos a la fecha en el sector, los cuales indican que el proyecto minero no estaría alterando por si mismo la vida de los glaciares colindantes.
Un amplio y contundente cuadro científico respecto del impacto que presentaría el proyecto minero de Pascua Lama entregaron a la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados sobre el tema los glaciólogos Francisco Ferrando, académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, y Andrés Rivera, jefe de Glaciología y Cambio Climático del Centro de Estudios Científicos (CECS).
Para Francisco Ferrando, con el proyecto de mina de rajo abierto se plantea un escenario complicado en el sector, dado que afectaría a todo el glaciosistema, el cual incluye no sólo los glaciares de la zona, sino también el material congelado presente en el subsuelo (glaciares rocosos), las zonas de nivación y de acumulación de nieve y los acuíferos externos y subterráneos, que finalmente alimentan al río Huasco.
Recordó que hoy, con el calentamiento global, los glaciares están experimentando un adelgazamiento general de su masa, lo cual los pone en una situación muy susceptible frente a alteraciones anexas, como podría ser el desarrollo de un proyecto minero de rajo abierto.
Alertó que este tipo de activad implica necesariamente detonaciones constantes para la extracción del mineral, lo que provocará temblores que resquebrajarán la masa de los glaciares y que incidirán en la caída precipitada de la nieve acumulada en la zona. Ello, acotó, aumentará los caudales de los causes en el invierno, pero restará toda reserva de agua hacia finales de la primavera y verano, así como de los acuíferos subterráneos (al estar menos tiempo la nieve depositada, habrá menos infiltración).
Dijo que las nubes de polvo que se generarán producto de las detonaciones podrán llegar con los fuertes vientos a grandes distancias, depositándose sobre el hielo y la nieve de amplias áreas, alterando su poder de reflexión y, por tanto, aumentando su poder de absorción de la luz y el calor (a mayor oscuridad, mayor es la absorción), lo cual acelerará su derretimiento o evaporación. Además, al contener residuos metales, podría alterar su calidad, afectando con ello la flora, la fauna y a la misma vida humana.
Planteó que también se deben tener presente el efecto que provocará la instalación del campamento minero, la constante acción de maquinarias y el paso continuo de vehículos pesados. “Todo lo que se haga arriba, va a repercutir en todo el valle del Huasco”, afirmó.
Andrés Rivera informó que desde el año 2012 están a cargo del monitoreo del sistema de glaciares de Pascua Lama, por encargo de la misma empresa, la cual debe cumplir con la resolución de calificación ambiental aprobada en 2006 que considera el estudio permanente de cinco glaciares y de dos cuerpos de hielo, que no están afectados directamente por el proyecto, pero que sirven de referencia para las mediciones.
Aseguró que durante el período analizado no ha habido ninguna intervención directa sobre los glaciares (realizar caminos por sobre el glacial o extraer hielo de los mismos, por ejemplo).
Desde el punto de vista indirecto, dijo que es necesario atender primero que existe una tendencia general de los glaciares a reducir su masa, lo cual no puede ser adjudicable a la actividad minera del sector, sino más bien a un calentamiento de todas las zonas de altura y a una reducción de las precipitaciones.
Indicó que el plan de monitoreo, el cual compara la evolución de los cinco glaciares dentro del área de afectación con los dos fuera, demuestran una tendencia similar a la reducción de masa, lo que va en línea con lo acontecido en los últimos diez años.
Desde el punto de vista de balance hídrico, señaló que los datos indican que no sólo se pierde masa por derretimiento, sino que hay un porcentaje importante que se transforma en vapor de agua. En todo caso, recalcó que el caudal que aportan al sistema es mínimo, siendo el punto máximo de rendimiento en enero.
Sostuvo que los antecedentes disponibles remarcan que no existe un impacto detectable a la fecha por este proyecto, aunque fue franco en acotar que hay problemas conceptuales con el plan de monitoreo que los ha llevado a proponer cambios en la metodología. “Hoy hay más de 27 medidas que no se pueden implementar y que no apuntan al objetivo que es ver si hay impacto desde el proyecto”, precisó.
Debate
Los diputados Roberto León (DC) y Alberto Robles (PRSD) valoraron el aporte de los glaciólogos, pero confidenciaron quedar más confundidos, al estimar que ambas exposiciones se contradicen, una apuntando hacia un alto impacto del proyecto minero y otra desmintiéndolo.
Coincidieron con el profesor Ferrando en que la actividad minera en el sector necesariamente debería tener un nivel de afectación y cuestionaron el hecho que las mediciones y el monitoreo en terreno sean encargados y pagados por la misma empresa que busca llevar a cabo la faena.
Andrés Rivera defendió la independencia de su trabajo y recalcó que los datos son objetivos y verificables. Resaltó que sus anotaciones se basan en más de 650 mil datos anuales, registrados por estaciones ubicadas en los diversos glaciares y por el trabajo en terreno realizado en difíciles condiciones.
Francisco Ferrando dijo no dudar de las mediciones, pero planteó que existe algún problema con el sistema de monitoreo ya que no está arrojando resultados sobre el impacto del proyecto. Además, relevó que su visión fue dada considerando todo el sistema, que abarca más que los glaciares, y que los datos recopilados a la fecha se basan en un proyecto que, en rigor, aun no se lleva a cabo, ya que la explotación todavía no comienza.
Para el presidente de la Comisión Investigadora, diputado Giovanni Calderón (UDI), esta fue una de las sesiones más instructivas para avanzar en el tema de fondo de la indagatoria, cual es determinar el eventual impacto ambiental que pudiera tener un proyecto minero en el medioambiente del valle de Huasco.
Estimó que fue muy interesante escuchar ambas exposiciones y planteó que, desde su punto de vista, no son contradictorias, sino por el contrario, son bastante complementarias, ya que una está basada en una visión más teórica y la otra en un análisis específico con el caso que se está analizando, con la crítica que me parece absolutamente pertinente de cuáles son los criterios que se están empleando para realizar estas mediciones.
Consideró que lo más relevante de esta Comisión Investigadora es aclarar la verdad y derrumbar los mitos en un sentido y en otro y, en ese plano, valoró los aportes entregados por los glaciólogos. “Creo que se han resaltado dos grandes puntos: que las mediciones que se hagan en relación a cualquier impacto ambiental deben ser hechas por organismos independientes al propietario del proyecto, creo que ello será una de las recomendaciones del informe final; y que los criterios tienen que ser permanentemente revisados, de manera tal que estén reflejando los verdaderos impactos que puedan tener en el medioambiente y, en este caso en particular, en los glaciares”, evaluó.