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Fisuras en la reforma minera de Ecuador

correa-mineriaEl Congreso de Ecuador está cerca de aprobar este jueves una reforma minera para atraer inversión al sector de minerales virtualmente sin explotar de la nación andina. Es de hecho el segundo esfuerzo del gobierno izquierdista después de que su primer intento en 2009 no funcionó. Este probablemente tampoco logrará mucho.

La minera canadiense Kinross Gold Corp. K.T +1.83% dijo el lunes que asumirá un cargo de US$720 millones para retirarse de una concesión que contemplaba la explotación el mayor depósito de oro de Ecuador. El martes, la canadiense INV Metals Inc. INV.T -16.67% indicó que está reevaluando «todas las opciones» para su propio proyecto aurífero, que adquirió el pasado noviembre de IAMGOLD Corp. IMG.T -0.56%

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, visita el proyecto de minería comunitaria Enami, en Selva Alegre, en diciembre de 2011.

Sin embargo, los legisladores no parecen captar las implicaciones de ambas decisiones. Los miembros del Congreso son en su gran mayoría aliados del presidente Rafael Correa, que lideró la primera reforma regulatoria hace cuatro años. Aquella incluía la revocación de casi 80% de las concesiones mineras y la suspensión del resto. Al presentar la reforma más reciente el mes pasado, Correa admitió que la ley de 2009 no atrajo la inversión deseada, la cual el país necesita para reducir su alta dependencia del petróleo, ya que el crudo es responsable por alrededor de una tercera parte de los ingresos públicos y más de la mitad de los ingresos de exportaciones.

Pero las modificaciones no agradan mucho a los mineros, especialmente el impuesto de 70% sobre los ingresos extraordinarios. Aunque no entraría en efecto hasta que la inversión de la empresa haya sido recuperada, el precio base encima del que aplicaría y su alto nivel socavan la recompensa que se necesita para justificar lo que es un proyecto largo, costoso y arriesgado.

Eso es especialmente relevante ahora que el sector global minero ha ingresado a un nuevo ciclo tras años de costosas adquisiciones y uno en el que los precios de los metales preciosos y de base están a la baja mientras que los costos del rubro suben. «La disciplina de capital» es ahora la regla del juego, sugirió a Reuters el presidente ejecutivo de Kinross, Paul Rollinson.

Correa podría pensar que tiene la carta ganadora gracias a su relación cercana con Beijing, que se ha convertido en el mayor financiador del país andino.

Tras de quedarles debiendo a los acreedores extranjeros con una cesación de pago sobre su deuda soberana hace cuatro años, Ecuador ha sido efectivamente excluido de los mercados de capital extranjero. Pero China ha venido al rescate, financiando al país con más de US$9.000 millones. Esa es una palanca importante, que podría haber jugado un papel hace poco más de un año cuando la empresa de propiedad china, Ecuacorriente, firmó un contrato de inversión por US$2.040 millones para explotar una mina a cielo abierto de cobre.

Pero depender de China tiene sus propios riesgos. Las inversiones del gigante asiático en industrias extractivas tienen un historial controvertido en África. Y las condiciones de sus acuerdos de efectivo a cambio del petróleo en Venezuela han sido fuertemente criticadas por la oposición venezolana, debido a su opacidad y el reto económico de desviar más entregas petroleras hacia China en lugar de hacia EE.UU., el mercado natural de Venezuela para las ventas petroleras.

Ecuador ciertamente necesita diversificar su economía para disminuir su dependencia en la producción petrolera, que se ha estancado en torno a 500.000 barriles diarios por años. Ahora, el panorama para los precios petroleros, en medio de un mediocre crecimiento global que incluye la desaceleración de la economía china, además de la revolución del petróleo de esquisto, no es nada optimista.

Probablemente China se volverá más activa en el desarrollo del sector minero de Ecuador. Pero para que la minería realmente despegue, Ecuador necesitará empresas del sector privado con una mentalidad más comercial que puedan operar con ganancias adecuadas y seguridad legal, no solo un puñado de firmas respaldadas por Beijing en busca de asegurar provisiones de metales para el gigante asiático.

«A veces, el mejor acuerdo es el que uno no firma», dijo Rollinson, de Kinross. Al limitar eficazmente sus opciones para Beijing, esa es una lección que Ecuador tiene que aprender.

Con el tiempo, y dado el gran gasto público de Corea, no se sorprenda si en el futuro aparece una tercera reforma minera, más favorable hacia el mercado.