La detención de Bertha Cáceres y Tomás Gómez en Santa Bárbara ya es por sí mismo un acto de plena arbitrariedad represiva contra el movimiento popular. Es un acto más del Estado golpista que mantiene su estructura y objetivos intactos. Bertha Cáceres no es una lideresa más del movimiento popular, su arresto con pruebas falseadas (les acusan de portación ilegal de armas en apoyo de los pobladores del Municipio de Rio Blanco, Intíbucá) es solo una consecuencia, una arista del aspecto delincuencial con que opera la policía nacional para tener argumentos en sus relaciones públicas. Un distractivo, sin más. No es ese el punto. Cientos de hondureñas y hondureños han sido inculpados de la misma forma para enviarlos a prisión, y en el peor de los casos, asesinadas y asesinados para luego meter en sus bolsillos «las pruebas».
Bertha Cáceres no es, definitivamente, una lideresa más del movimiento popular. La lucha contra la repartición del territorio a través de concesiones mineras e hidroeléctricas es un tema que no solo compete a una organización del movimiento popular. Compete al FNRP. Compete a LIBRE. Arrestar a Bertha Cáceres es medir la capacidad de respuesta de las estructuras éticas y revolucionarias de LIBRE. Y LIBRE no es un partido más en la lucha electoral. La derecha oligarca también falsea pruebas para encerrar la dinámica de los partidos con tendencia a la izquierda. Arrestan o asesinan a sus líderes más visibles en espera de la respuesta orgánica. Cuando ésta no sucede -la respuesta- dan por hecho que hay territorio libre para seguir con sus planes. Sucede entonces, algo muy parecido a medir el aceite de un motor de automóvil.
Cuando se obtiene una respuesta pasiva del brazo político del movimiento popular, la derecha asume que sus cálculos van por buen camino. «Hemos vaciado el principio fundamental de toda resistenciat- se dicen entre vino y queso. «El vaciamiento no les permite ver que sus líderes no solo existen en el plano electoral sino que también en su base de poder real, la misma base que debería sostener en la praxis de poder conquistado un gobierno que asume la liberación y refundación de este país». Bertha Cáceres no estaba siendo arrestada por ser una lideresa más de la resistencia popular. Su perfil político permite -al intervenirlo- saber hasta dónde llega el entramado nervioso de nuestra resistencia al poder golpista.
Temo que en la estrategia acumulativa de fuerzas para enfrentar el reto electoral, LIBRE esté considerando como distractivo el levantar la voz por sus líderes fundamentales. Me resisto a pensar que la cultura política-electoral del bi-partidismo esté actuando con todo su poder de alienación histórica dentro de LIBRE y nos haya alejado de la lucha real a favor de la promesa del poder real. Mattelart nos recuerda: «Ahora bien, hemos visto que frente a esta ofensiva, las fuerzas revolucionarias se encuentran en situación defensiva y esa defensa no alcanza a cubrir espacialmente el frente de ataque. Hemos visto también que la respuesta se mueve públicamente dentro del círculo delimitado por la argumentación adversaria… esta respuesta inicial tendrá que vertebrarse sobre las grandes líneas de la embestida ideológica y derecha, no descuidando ninguno de los planos a los que tradicionalmente se consideran secundarios. Con este propósito, recalcamos una primera necesidad: la de alejarse de la noción de política que ha creado la burguesía, de dejar de percibirla sólo en los ámbitos y en los tópicos abiertos bajo este rubro específico por la derecha».
En todas las luchas dignas de la historia ha estado presente, siempre, el cuidado y respeto de los liderazgos de base que, muy pronto, terminan revelándose como lo que en realidad son: el verdadero poder fáctico de las conquistas populares. Como vemos, en el campo de la política, para contrarrestar una embestida ideológica se necesita tener un sentido de equilibrio a toda prueba.
Fabricio Estrada
Sabanagrande en FM