por Emilia Aparicio 15 julio, 2022
Estudio concluye que retroceso de glaciares en la cordillera de los Andes se debe a la contaminación de Codelco y Anglo American
La revista científica Environmental Research publicó el artículo «Comprender el papel de las emisiones antropogénicas en el retroceso de los glaciares en los Andes centrales de Chile», realizado por Francisco Cereceda, María F. Ruggeri, Víctor Vidal, Lucas Ruiz y Joshua S. Fu. El estudio da por zanjada una discusión que ha llevado más de una década y al menos ocho años de pruebas. La investigación concluye que el cambio climático no es el principal responsable de la desaparición de glaciares en los Andes Centrales sino que es la actividad minera, específicamente las emisiones de carbón negro de las empresas mineras Codelco División Andina y Anglo American, que se encuentran en la zona. Los investigadores compararon dos glaciares con características similares y demostraron que en diez años el glaciar Olivares Alfa perdió el 28% de su área total versus el glaciar Bello, que perdió el 6%. «Hay algunos glaciares en la zona que se derriten de manera más rápida que otros, teniendo características similares tanto en términos de la altitud de los glaciares como climática, también en la inclinación y en la profundidad, en la superficie», expresó a El Mostrador Francisco Cereceda, investigador del Centro de Tecnologías Ambientales de la Universidad Federico Santa María.
En 2014, la Dirección General de Aguas (2014) financió un proyecto de investigación sobre los glaciares en los Andes Centrales, específicamente acerca del impacto de la actividad minera sobre los macizos de hielo. El organismo depende hasta el día de hoy del Ministerio de Obras Públicas que, en ese entonces, era presidido por Alberto Undurraga Vicuña, durante le segundo Gobierno de Michelle Bachelet. Finalmente, tras ocho años desde que efectuaron las pruebas, finalmente las conclusiones se pusieron a disposición del público y de la comunidad científica recién hace algunas semanas, cuando se publicó en la revista científica Environmental Research el artículo «Comprender el papel de las emisiones antropogénicas en el retroceso de los glaciares en los Andes centrales de Chile», realizado por Francisco Cereceda, María F. Ruggeri, Víctor Vidal, Lucas Ruiz y Joshua S. Fu.
«El impacto de la minería sería responsable del 82% de la pérdida del área del glaciar Olivares Alfa en los últimos diez años entre 2004 y en 2014, y el cambio climático sería entonces la diferencia, el 18%», expresa Francisco Cereceda, autor del estudio e investigador del Centro de Tecnologías Ambientales de la Universidad Federico Santa María.
«El cambio climático no era el principal responsable de la desaparición del glaciar como se podría haber creído», añade.
El objetivo del estudio era tratar de entender cuál es el rol que cumple la contaminación atmosférica local en el derretimiento de los glaciares en los Andes Centrales. Los investigadores decidieron hacer la investigación a raíz de una hipótesis que tenían tiempo atrás.
«Hay algunos glaciares en la zona que se derriten de manera más rápida que otros, teniendo características similares tanto en términos de la altitud de los glaciares como climática, también en la inclinación y en la profundidad, en la superficie, en la distancia que hay, por ejemplo», explica Cereceda.
Francisco Cereceda tomando muestras en la cordillera de los Andes.
Los glaciares Olivares Alfa y Bello
De esta forma, el estudio se centró en comparar dos glaciares. Los lugares seleccionados para desarrollar las primeras campañas de este proyecto fueron los glaciares Bello (GB) y Olivares Alfa (GOA), ubicados en la cordillera de los Andes de la Región Metropolitana.
Ambos glaciares son de alta montaña, ubicándose entre los 4.280 y 4.500 metros sobre el nivel del mar (m s. n. m.), respectivamente. El GB se considera por su ubicación geográfica y su lejanía a las fuentes de emisión antropogénicas, es decir, emisiones realizadas por el humano. Por otro lado, el GOA se consideró como posiblemente más impactado, primero por su mayor cercanía a fuentes antropogénicas, como la ciudad de Santiago (47 km desde el centro de esta), por estar en la dirección de los vientos predominantes de esta ciudad hacia la cordillera y, finalmente, por tener muy cerca (7,2 km hasta la estación de monitoreo en el glaciar) megaproyectos de extracción minera a tajo abierto, pertenecientes a las empresas mineras Codelco División Andina y Anglo American.
«En el caso del Glaciar Olivares Alfa, en los últimos 50 años ha perdido el 60% de su masa, es el que más ha perdido masa en esa zona de los Andes Centrales, sin embargo, y otros glaciares han perdido a lo mejor el 20% en el mismo periodo de años, estando, como digo, con características súper semejantes. En algún momento los glaciólogos empezaron también a poner en sus papers y a describir que, eventualmente, esto podía deberse a causas ajenas a las glaciológicas y ajenas a la del cambio climático. Entonces, ahí empezamos nosotros a a sospechar que eventualmente podía haber algunas causas directas con la contaminación atmosférica, en particular la contaminación antrópica local. En ese caso se podría leer que podía ser en la minería, por ejemplo, que es una de las actividades antrópicas locales que está a esa altitud», detalla el investigador.
Físico química de las muestras de nieve.
Las emisiones de los camiones mineros
Cereceda explica que efectivamente algunos de los contaminantes que encontraron en los glaciares son también algunos que dan origen a la emergencia climática, es decir, impactan sobre el efecto invernadero y de manera sinérgica sobre el cambio climático. Es decir, son las emisiones antropogénicas en un espacio determinado que afectan directamente la pérdida de masa de los glaciares.
Los contaminantes «son a la vez locales porque se emiten de manera local y tienen una afectación o un impacto local, primero, y en segundo lugar, tienen un impacto global», indica.
Uno de los elementos clave de la investigación fue comparar la temperatura, la dirección y la velocidad del viento y la concentración de Black Carbon durante un día de cada uno de los glaciares. A raíz de eso, los autores de la investigación pudieron observar que había ciclos que se repetían en estos elementos, sin embargo, en el gráfico del glaciar Olivares Alfa las fluctuaciones cambiaron al momento en que la dirección del viento venía desde la mina hacía el glaciar, lo que demostraría que justamente la fuente de este tipo de aerosoles, de Black Carbon, es la actividad minera», explica Cereceda.
Este contaminante es un aerosol «que se produce fundamentalmente por procesos de combustión de cualquier material que tenga carbono, como por ejemplo el diésel, la gasolina, la biomasa, la quema de basura, lo que sea que se queme produce Black Carbon o carbono negro. Y, por lo tanto, en este caso quienes producen el carbono negro son los camiones de la minería», alerta el investigador.
De esta forma, los autores del estudio indican que en el periodo comprendido entre 2004 y 2014 el área del GOA pasó de 5,13 km2 a 3,72 km2, mientras que el GB en el mismo periodo pasó de 3,84 km2 a 3,61 km2 , es decir, en diez años el glaciar Olivares alfa perdió el 28% de su área total versus el glaciar Bello, que perdió el 6%.
Cereceda añade que los glaciares en algún momento se van a derretir, sin embargo, el humano con la contaminación antropogénica está acelerando raudamente estos procesos.
«Los glaciares más tarde que temprano se van a derretir, pero lo que estamos haciendo nosotros, por supuesto, es acelerarlo. Eso no tendría por qué desarrollarse en 50 años, a lo mejor se va a desarrollar en los próximos 300, 500 años», señala.
La Ley de Glaciares
En ese sentido, uno de los puntos relevantes en relación con el rol del Estado en esta materia clave, es la Ley de Glaciares, que ha estado en tramitación desde hace quince años. Recién el 16 de junio de este año, la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó y despachó el proyecto de ley que busca aumentar la protección de los glaciares y su entorno, prohibiendo actividades que afecten a estos cuerpos de agua.
«Lo que se ha hecho a nivel del Estado es avanzar lentamente, con muchos obstáculos, con mucha resistencia de varios ministerios, partiendo por el Ministerio de Minería, por la Sociedad Nacional de Minería, porque son los directos afectados de una Ley de Glaciares. Si se aprueba finalmente una Ley de Glaciares como tal, con restricciones importantes a la explotación minera en altura, por supuesto que va a afectar de manera muy importante a la actividad minera y eso significan muchos cientos de millones de dólares, y eso es una afectación tremendamente importante», opina el experto.
Una de las alternativas que expone Cereceda es que las mineras realicen proyectos subterráneos, de forma que estos contengan los contaminantes y no se exponga a los glaciares.
«Anglo American decidió hacer su proyecto subterráneo en vez de hacer un proyecto a tajo abierto, con eso se quedan confinados de alguna manera todos esos contaminantes al interior de la mina, pero por algún lado tienen que salir. El proyecto se retrasó, hay que evaluar si la chimenea por donde van a salir esos contaminantes que van a estar siendo emitidos, en este caso, de manera subterránea, no afectan la zona. Eso hay que estudiarlo. Ahora, si Codelco División Andina decide no hacerlo de manera subterránea es porque, obviamente, eso cuesta más plata, obviamente eso de alguna manera compromete la casa. Pero hay maneras de hacer esto mucho más sustentable, mucho más amigable en este caso», finaliza.
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