PRONUNCIAMIENTO
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Imagen: Alvaro Franco- Ojo Público
La crisis económica originada por el COVID ha afectado la economía de todos los peruanos, y probablemente no salgamos de esta situación en el corto plazo. Además, esta pandemia ha terminado por reflejar de la forma más cruda posible las profundas desigualdades y brechas que existen en el país, y también un Estado débil y poco eficaz para poder atender todos estos problemas, un Estado que se ha visto sobrepasado por la situación.
Pero hay sectores de la población que soportan con mayor rigor y dureza la crisis generada por la pandemia, como es el caso de las poblaciones rurales y las comunidades indígenas del país. El caso de la provincia de Espinar no es una excepción al caso. Lo paradójico de Espinar es que, los casi 40 años de actividad minera en esta provincia no se ven reflejados en una sustantiva reducción de la pobreza, reducción de brechas o ampliación de cobertura de servicios públicos básicos; particularmente, de las comunidades que habitan en el entorno de la mina y que han tenido que soportar todos los impactos que ha generado la minería al ambiente y a la salud de sus integrantes.
Por ello, resulta comprensible que en este escenario actual de crisis económica, que amenaza directamente la subsistencia de miles de espinarenses, se haya decidido optar por aprobar un bono extraordinario de solidaridad de S/1.000, tomando parte de los fondos del fideicomiso que se creó entre la empresa minera y la provincia de Espinar en el 2003. En esa medida, consideramos que la entrega de un bono solidario con fondos del convenio marco podría constituir un apoyo importante para paliar la situación actual de todos los espinarenses y dinamizar la economía de la provincia.
Sin embargo, somos conscientes que el otorgamiento de este bono no termina de resolver los problemas de fondo de la provincia de Espinar. Ello conlleva que el Estado deba asumir una mayor responsabilidad para mejorar las condiciones de vida de la población y garantizar el acceso a bienes básicos, particularmente en este contexto de crisis sanitaria.
Además, otra cuestión que también requiere ser puesta sobre la mesa a partir de esta última crisis ocurrida en Espinar, es que se requiere una profunda reestructuración del Convenio Marco, el Comité de Gestión y en general la forma cómo se han venido manejando. No existe mayor información sobre los usos que se le ha venido dando a este fondo social, ni sus impactos en términos de desarrollo o mejoramiento de vida de la población. La falta de transparencia ha generado un total desprestigio de este convenio, y que, cabe recordar, no fue un regalo de la empresa sino consecuencia de las luchas sociales de los y las espinarenses para que los ingresos generados por la minería pudieran reflejarse en una mejora de sus condiciones de vida.
En consecuencia, esperamos que prime la sensatez y se pueda llegar a un diálogo y acuerdo consensuado que privilegie los intereses de la población en esta situación de emergencia, sin dejar de lado las medidas de mediano y largo plazo que permitan sentar las condiciones para alcanzar una convivencia pacífica y una vida digna para la población de Espinar.