La realidad de la minería de metales preciosos en Sonora alcanzó a la leyenda de la fabulosa ciudad de Cíbola, de la mitología prehispánica y que los nativos mexicas hablaban de la existencia de una región “donde el oro era tan abundante que las casas están construidas con oro sólido”, leyenda que retomo Fray Marcos de Niza en sus incursiones a territorio del noroeste de México y el sur de Estados Unidos para buscar, sin lograrlo, la mítica y legendaria ciudad dorada.Hay cierta coincidencia con la realidad estatal actual, pues la cantidad de oro extraído en los proyectos mineros de Sonora equivaldría al peso bruto de 17.7 autos pick up Ford 150, acabados totalmente en oro sólido con pureza no menor al 98.7 por ciento en su ley. Sin embargo, la riqueza en recursos minerales preciosos no se traslada al estado y su gente, que por cuarto año consecutivo registra cero crecimiento y desarrollo económico según el INEGI.
Especial: Oro en Sonora, mineras muy ricas… pueblos muy pobres
En el 2018 Sonora se consolidó por cuarto año consecutivo como primer productor de oro a nivel nacional y contribuyó preponderantemente a que México se ubique en el octavo extractor del mundo; de esta suerte el estado alcanzó la cifra récord cercana a los 39 mil 701 kilogramos de precioso metal extraídos de yacimientos áureos sonorenses al cierre del período.
Para tranquilidad de los nostálgicos, el oro procesado tan solo en los distritos mineros de Sonora durante el año 2018, igualaría la mitad del volumen total que en 300 años de dominación española se sustrajo de todas los yacimientos de oro del interior del territorio mexicano existentes en ese lapso de la historia.
La actual, se escribe diferente y por lo que se avizora, seguirá por el mismo sendero en el futuro, virtud a que, aun cuando los estudiosos en ciencias de la tierra y las compañías explotadoras del aurífero mineral no se ponen de acuerdo respecto al volumen real y científico de reservas probables y probadas en oro que posee Sonora en su litósfera, hay quienes colocan al estado sobre el banco de oro más grande del mundo.
Otros más nostálgicos y fabulistas hacen gala que es justamente el territorio de Sonora lo que la mitología prehispánica registraba en sus fábulas como una de las siete ciudades de Cíbola, un mítico lugar que los antepasados mexicas creían ubicar muy al extremo norte de la gran Tenochtitlán.
Esto indujo al fraile franciscano y explorador de la colonia española, Fray Marcos de Niza, a buscar incansablemente en el extremo noroeste de la nueva España lo que la leyenda afirmaba estaba una región rica en oro y piedras preciosas, justo donde hoy es el estado de Sonora en México, y Arizona y California, al sur oeste de Estados Unidos.
De Niza había hecho suya la búsqueda de lo que escuchó y documentó de voz de los originarios de los pueblos mexicas, que hablaban de un lugar donde el oro abundaba a flor de tierra y que las casas reales y las destinadas a los cultos de sus habitantes estaban contraídas en oro sólido, relato que, incluso, el propio Cristóbal Colón registró en sus reportes navieros a su llegada al nuevo continente sin saberlo.
Durante años posteriores a la llegada al nuevo mundo, los representantes de la corona fueron ubicando geográficamente y dando forma a los relatos y fábulas escuchados de viva voz de los nativos de las nuevas tierras que conquistaban.
Reiteradamente los naturales incluían entre sus creencias la existencia de un paraje donde el oro y piedras preciosas abundaba a bastedad, que los españoles tradujeron con el nombre de El Dorado, hacia el Sur del continente, y La Ciudad de Cíbola, dentro de la otra leyenda, que invariablemente los relatos populares de entonces la ubicaban al extremo norte del continente.
Del la mitología a la realidad medió la entrega de los recursos minerales
Al margen de leyendas fabulosas y apegados a la realidad actual, los estudios geológicos y del análisis de las exploraciones, quizá los más acertados en sus proyecciones a futuro sean los índices estimados por el Servicio Geológico Mexicano (SGM) que contrastan a grado coincidente con las fábulas escuchadas por los primeros colonizadores provenientes de la península ibérica.
El organismo salomónicamente concluye en sus perspectivas a futuro que los índices de explotación de oro en Sonora son tan bastos que tan solo sobre un pírrico dos por ciento del potencial total de reservas probables de oro que posee el territorio estatal en sus entrañas.
Esto ha puesto a penar a más de tres incrédulos de la fabulosa leyenda de Cíbola y otros hablan de un alto grado de veracidad de aquella mítica leyenda prehispánica que puso en entredicho la seriedad de Fray Marzos de Niza, quien murió sin haber encontrado la ciudad de Cíbola. Quizá el tiempo dio la razón en parte al franciscano que creyó en la leyenda mexica.
Municipios ricos en oro y excluidos de las bondades de su riqueza mineral
Los distritos mineros con el mayor potencial para la explotación minera, principalmente oro y plata, sin menoscabo de la presencia de otros minerales son diez los que sobresalen, a saber:
Caborca, Cananea, Nacozari de García, Sahuaripa, Álamos, Cucurpe, La Colorada, Altar, Banámichi y Magdalena de Kino. Sin embargo, recientemente se añadieron a los proyectos de exploración de ricos yacimientos auríferos los distritos mineros de Benjamín Hill, Santa Cruz, Santa Ana y Puerto Peñasco, llamados a unirse a las más importantes regiones mineras del estado y el país.
Los volúmenes de oro extraídos en las regiones preponderantes representaron al 2018 un valor en la producción minera cercana a los 32 mil 393 millones 613 pesos, cantidad monetaria que iguala a la mitad del gasto público del gobierno del estado de Sonora autorizado en el presupuesto de egresos por la legislatura local para el ejercicio del año comparado aquí.
Con las 39.7 toneladas de oro producidas al 2018 por la industria de capital extranjero y nacional, Sonora se consolida como el principal aportarte a la producción nacional de oro con el 33 por ciento del total, seguido por Zacatecas y en tercer lugar el estado de Chihuahua que empata en producción aurífera con Durango.
Además de ser el estado mexicano más rico en oro, Sonora se coloque a nivel nacional como líder en la explotación de otros metales y no metales -adyacentes o no al dorado metal- , entre ellos, destaca el primer lugar en producción de cobre, molibdeno, wollastonita, grafito y de recién ingreso a la lista elementos con rica presencia en el estado, el litio, única explotación minera en el estado de capital norteamericano.
Sonora posee además el segundo lugar en extracción de plata, carbón mineral, plomo y fierro, de tal suerte que la actividad minería en general ocupa el segundo lugar en aportar al producto interno bruto estatal, después del sector comercio, incluso, por arriba del sector agropecuario, servicios y la industria manufacturera.
El banderazo al auge de la explotación intensiva de la minería de metales preciosos en Sonora inició a principios del año dos mil, no obstante que los registros históricos ubican yacimientos que desde el año 1750 iniciaron explotación a través de la explotación subterránea y rústicos procedimientos o minería de placer, como también se le conoce.
Es en 1997 cuando reinicia el boom minero en Sonora luego que en Canadá y Estados Unidos fue prohibida la minería de oro a cielo abierto, al igual que en Europa, donde se restringió el uso masivo de volúmenes de cianuro en el proceso de sustracción de oro por lixiviación, y que a la fecha en México lo permiten las leyes bajo rigurosas normas ambientales que organismo ambientales locales, nacionales y extranjeros han cuestionado su vigor y aplicación.
Ya para el 2014 la presencia de capitales extranjeros en la actividad minera permitía la explotación intensiva de la minería de oro y se consolidaron fuertes inversiones de emporios canadienses asentados en la región. S la par de que se fortalecía la presencia de minas canadienses se observa un incremento en la inversión nacional que dejó atrás las expectativas de las canadienses al incursionar con agresividad en la explotación a cielo abierto, en especial para la minería de oro y plata.
Particularmente fueron las dos empresas preponderantes en la actividad extractiva en México, a saber, Grupo México con asiento en Cananea y Nacozari de García, de la familia de Germán Larrea Mota-Velazco y Grupo Industrial Peñoles, de Alberto Bailleres González, con actividad diversificada en el territorio con mayor énfasis en las minas de oro y plata de Zacatecas y el noreste del país.
Estos poderosos corporativos incursionaron con más empuje en la explotación de proyectos mineros de oro a cielo abierto en la región de Cananea y Nacozari, donde ya sentaba sus reales GM con la histórica extracción de cobre; en tanto, Grupo Peñoles consolidó su presencia en la región al adquirir la propiedad al cien por ciento de lotes y yacimientos mineros de La Herradura y otros colindantes dentro del municipio de Caborca.
A partir del 2010 el gobierno panista encabezado por Vicente Fox hizo su parte y se iniciaron las reformas constitucionales para entregar en charola de plata los recursos minerales al mejor postor y a la llegada de Felipe Calderón se terminó el proceso de entrega al capital privado de las concesiones mineras que permitía la adecuación hecha a la legislación, no solo en materia minera, sino en materia fiscal, ambiental, mercantil, pero con el denominador común de que legalmente dejaban a los municipios y regiones mineras desprotegidas de la embestida del capital extranjero y nacional en las regiones sin ningún beneficio directo para ellos y las comunidades sobre las que se asentaban los proyectos.
Durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón y la complicidad evidente de un gobierno carnal, que en Sonora encabezó Guillermo Pedrés Elías, hicieron posible que para que al cierre fiscal del año 2013, el 30 por ciento del subsuelo sonorense estuviera en manos de personas físicas y morales nacionales y extranjeras que incursionarían en la explotación minera.
Esto se logró a través de una inmisericorde y discrecional cesión de títulos de concesión minera a consorcios y particulares operada a través de la Secretaría de Economía del gobierno federal y como aval el Servicio Geológico Mexicano, ente responsable de las tareas de exploración minera y autorización de las cartas geológicas sobre las que se rige todo proyecto extractivo.
Es obvio señalar que la explotación de la minería de metales preciosos fue el común denominador en las solicitudes de las titulaciones de la propiedad minera y que al final de la docena panista sumaba en Sonora cinco mil 390 títulos de concesión expedidos, que juntos amparaban la propiedad minera en cinco mil 700 hectáreas de terrenos ejidales, privados y nacionales.
Al arribo del gobierno priista encabezado por Enrique Peña Nieto se reformó de nuevo la legislación que incide sobre la actividad minera, pero en esta ocasión, la estrategia consistió en pegar directamente al bolsillo de los concesionarios. Así, se ejercieron reformas en materia fiscal, que, entre otros, incluyó el pago de nuevos derechos e impuestos especiales sobre actividades de exploración, explotación y desarrollo de proyectos mineros, lo que en buena medida desincentivó la tenencia de concesiones tituladas que mantenían ociosas y sin actividad en un claro intento de acaparamiento lucrativo de la actividad.
La aplicación de las nuevas reglas fiscales dio origen a crear una multimillonaria bolsa contributiva que la Sedatu administró al margen del presupuesto de egresos de la federación mediante el Fondo para el Desarrollo Sustentable de regiones y Municipios Mineros del país, conocido como Fondo Minero que entre el 2015 y el 2017 dispersó en Sonora más de 3 mil 790 millones de pesos.
Los recursos correspondiente al 2018 por cerca de 600 millones de pesos lo mantiene congelado el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador con intenciones de reorientar los beneficios del Fondo Minero con otro mecanismo distributivo que llegue a los municipios y regiones mineras sin intermediación de las administraciones de gobierno de los estados destinatarios.
La aparición de nuevas contribuciones fiscales a partir del 2014 con la llegada del gobierno priista provocó que Sonora experimentara un decremento en la cantidad de concesiones mineras que discrecionalmente fueron expedidas durante la era panista, de tal forma que al 2018 el padrón logró ubicarse en los cuatro mil 448 mil títulos legalmente registrados y aparentemente al corriente en el pago de derechos sobre la extracción de oro, plata y platino, así como e impuestos especiales sobre la superficie para el resto de metales y no metales explotados intensivamente.
El padrón registrado al 2018 por la subsecretaría de Minería del Ministerio de Economía del Gobierno federal sobre la propiedad minera en Sonora ampara un área de tres mil 800 hectáreas. Es decir, 942 títulos que amparaban mil 900 hectáreas quedaron legalmente sin efecto, en algunos casos, por falta de interés del titular, anomalías encontradas en su expedición, o bien, por incumplir en el pago de las nuevas disposiciones fiscales en vigor desde el 2014.
Fuente:https://www.dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=227109&relacion&tipo=Principal&categoria=12&fbclid=IwAR09CfU1LYha-DGW2GkIe77IP3L0qPRAuHzCGK-QESJsCdy_0LlSNVTDtuU