La Fundación europea “Slow Food” alertó sobre el riesgo en que se encuentra la apicultura tradicional de la Sierra Norte de Puebla por la concesión de sus recursos naturales para la explotación minera e hídrica, a través del folleto “El acaparamiento de tierras. Un baluarte mexicano bajo asedio”.
La Fundación, con más de 100 mil socios en 150 países que financia y acompaña un proyecto de cultivo de la miel de abeja en San Miguel Tzinacapan y Cuetzalan, considera que la región, su gente y sus tradiciones, están amenazadas por la existencia de tres concesiones mineras y la intención de construir, por lo menos, una hidroeléctrica en la zona.
“Parece que nada parece tener valor frente a la presión de la industria minera”, precisa, aunque el artículo 2 de la Constitución mexicana reconoce el derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas dentro de su territorio y se cuenta con un programa de ordenamiento territorial.
“Los indígenas nahuas y totonacos viven aquí en una íntima conexión con la naturaleza que los rodea. Los montes, el agua, las flores, los animales, forman parte de su manera de interpretar el mundo. En armonía con la vegetación del bosque, esta comunidad cultiva café, pimienta, vainilla y canela; con un sistema de producción integrado llamado koujatkiloyan ‘el bosque que produce’”, apunta.
Slow Food, que fomenta la agricultura sostenible y el conocimiento de los alimentos y de su origen, consideró que la región donde habitan las abejas meliponas, una especie pequeña sin aguijón nativas de nuestro país, está en inminente peligro ante los llamados proyectos de muerte, por ello se propuso alertar a la población a través de la edición de este folleto.
“La miel virgen melipona es más líquida que la del género apis mellifera, de sabor agridulce y de aroma intenso, con una menor cristalización. También la producción es mucho menor. Actualmente se está reviviendo su consumo. La abeja se cría en el interior de unas particulares colmenas tradicionales que se denominan mancuernas”, se precisa.
“Los apicultores indígenas pegan los bordes de dos ollas de barro con una masa hecha a base de ceniza y a la hora de la recolección las separan con un golpe de machete: es una tradición que desde antaño pasa de padre a hijo”, argumenta la Fundación en defensa de la biodiversidad que permite el cultivo de este tipo de miel y llama la atención en la importancia de su conservación ya que “cada una de las decisiones alimentarias que tomamos, supone un gran impacto para el planeta”.
Con el financiamiento de la Unión Europea, Slow Food editó en inglés, francés, italiano, náhuatl y español el folleto “El acaparamiento de tierras. Un baluarte mexicano bajo asedio” que será repartido por todo el mundo, con ilustraciones de José Ernesto Vázquez Chanico, quien desde hace más de cuatro décadas retrata la vida diaria de su comunidad.
La Fundación reconoce el trabajo informativo que realiza el Consejo Tiyat Tlali, que agrupa a diferentes organizaciones en la Sierra Norte comprometidas con la protección del territorio, y la importancia de que lo que sucede en esta región del estado conozca en el mundo.