El obispo de Huehuetenango, Guatemala, Alvaro Leonel Ramazzini Imeri, afirmó que las compañías canadienses “son un generador de conflictividad social» y nada de riqueza dejan para las comunidades.
Elio Henríquez
San Cristóbal de Las Casas, Chis. El obispo de Huehuetenango, Guatemala, Alvaro Leonel Ramazzini Imeri afirmó que las empresas mineras, principalmente canadienses que explotan oro, plata y otros mentales en ese país y en México “no sólo dejan migajas sino que son generadoras de conflictos sociales”, además de que “destruyen” el medio ambiente.
Dijo que “sólo para mantener la paz sería suficiente que paremos” la explotación de minas en esa nación centroamericana, donde actualmente se extraen metales de cuatro minas pero se sabe que existen permisos para trabajar en por lo menos 168 más.
En entrevista sostuvo que “el panorama en términos de industrias extractivas y del contexto legal no es favorable para mantener la paz y la armonía en Guatemala” por la presencia de las empresas canadienses.
“En Guatemala se ha venido haciendo una lucha de más de ocho años para lograr cambios en la Ley de Minería por sectores que estamos en contra de la minería y no lo hemos logrado porque la idea es hacer una reforma profunda que realmente cierre los espacios a la las actividades de industria extractivas”, aseveró.
Ramazzini Imeri, quien llegó a San Cristóbal de la Casas para participar en el coloquio pastoral La Iglesia ministerial inculturada a partir del Concilio Vaticano II en América Latina, organizado por la diócesis de San Cristóbal de Las Casas con motivo de las bodas de oro de la ordenación sacerdotal de su obispo, Felipe Arizmendi Esquivel, sostuvo que en su país “ha crecido una reacción contraria a las industrias extractivas en las comunidades rurales e indígenas”.
El obispo manifestó que “lo ideal es que se consulte a los pueblos” acerca de la explotación minera porque por ejemplo en Huehuetenango, departamento colindante con Chiapas, prácticamente “todas las poblaciones no quieren ya minería; de los 32 municipios, 30 se oponen”.
Aseguró que las empresas que explotan minas generan “muchos males por el impacto ambiental, el uso del agua en países donde comienza a escasear, el uso del cianuro y conflictividad, además de que dejan poquísimas ventajas económicas a los países”.
Remarcó que las compañías canadienses “son un generador de conflictividad social y nada de riqueza dejan para las comunidades porque del 1 por ciento de regalías que la ley les pide, el 0.5 por ciento queda en la municipalidad y 0.5 en el gobierno central”.
Comentó que antes de ser designado obispo de Huehuetenango estuvo 23 años encabezando la diócesis de San Marcos “donde tuvimos la experiencia de la primera mina de oro y plata a cielo abierto que explota la empresa Gold Corp, lo que causó una gran división en las comunidades”, porque “gente que recibe beneficios porque tienen trabajo o han logrado poner un hotelito y puestos de comida están a favor, pero la mayoría de la población que tiene un conciencia ecológica más formada y consistente está en contra”.rno, lo cual será muy bueno”, pues “se sabe que existen permisos para explotar 19 minas”.