Escribe: José De Echave C.
La proximidad del 1 de mayo motiva a revisar algunos indicadores laborales del sector minero. En los últimos años, el conflicto laboral ha estado opacado por la preponderancia de los denominados conflictos socio ambientales, lo cual no significa que no se hayan presentado problemas en este campo. Por lo tanto, siempre es importante indagar sobre lo que puede estar pasando en el sector laboral minero.
Uno de los primeros datos que llama la atención es el descenso del empleo minero el año 2013, luego de un incremento constante en los últimos años, que alcanzó un pico de 207,772 trabajadores en 2012. Esta caída, que todo indica que será momentánea, estaría relacionada con una menor actividad de exploración y los menores presupuestos asignados a este rubro.
Pero lo que si sigue siendo una constante en los últimos años es la predominancia de las empresas contratistas como principales empleadores en el sector minero: el año pasado apenas el 34% de los trabajadores del sector tenía una relación laboral directa con la empresa minera. Este es un indicador clave para medir la calidad del empleo que genera la minería y para saber cuántos de los puestos que se crean en el sector responden a lo que la Organización Internacional del Trabajo define como trabajo decente: como se sabe, los trabajadores de las empresas contratistas no gozan de las mismas condiciones laborales y los mismos derechos de los que laboran de manera directa para las empresas.
El otro dato interesante es la participación del sector minero en el total de horas-hombre- perdidas. Las últimas cifras consolidadas del Ministerio de Trabajo, muestran que el 55% del total de horas-hombre-perdidas (hhp), se han producido precisamente en el sector minero: el pico de paralizaciones laborales en minería -medido en hhp-, se produjo el año 2007 (2’057,232).
Las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Trabajo muestran que en el año 2012, hubo 30 huelgas en el sector minero que significaron 1’034,080 hhp. Habrá que esperar la publicación de las cifras del año 2013 para sacar mayores conclusiones y analizar tendencias.
En todo caso, varios indicadores del tema laboral minero muestran aspectos de una agenda que comienza a ser cada vez más visible y que está generando tensiones con los trabajadores. Las condiciones laborales diseñadas hace aproximadamente 20 años han generado situaciones que deben ser adecuadamente evaluadas: por ejemplo, llama la atención que no sean las empresas las que generen el principal empleo directo en el sector, a lo que hay que sumar las características de ese empleo; los niveles y las causas de los accidentes fatales e incapacitantes; el tema de las jornadas atípicas; las enfermedades profesionales y los aspectos ambientales en el campo laboral.
Toda esta agenda comienza a manifestarse en parte en las demandas de los trabajadores mineros y sus organizaciones sindicales; en el número de huelgas y en su intensidad. Habrá que seguir con atención cómo evoluciona este tipo de conflicto que seguramente irá recuperando un espacio importante en la agenda de demandas sociales vinculadas a la minería.
28 de abril de 2014