CooperAcciòn 08/07/2021
Imagen: Coaliciòn Regional
Como se ha recordado en las redes sociales, Mario Marcos López Huanca, de la Reserva Comunal El Sira, es el séptimo defensor ambiental asesinado desde que se inició la pandemia en el Perú. Las víctimas en nuestro país son, sobre todo, líderes indígenas que vienen resistiendo las embestidas de mafias de todo tipo: mineros y taladores ilegales, narcotraficantes y traficantes de tierras que buscan imponer el cambio de uso de suelos en los territorios.
Las amenazas continúan frente a la inacción del Estado peruano. El coordinador de las Rondas Campesinas de Chongoyape y defensor ambiental de Chaparrí, Wilson Bautista, acaba de ser agredido por 15 personas, en represalia por el desalojo de invasores que amenazaban el bosque seco. Lo mismo ocurre en Condorcanqui, con las amenazas permanentes que reciben los pobladores awajun y wampis de los mineros ilegales que buscan consolidar sus posiciones en la zona.
La gran mayoría de asesinatos y agresiones a defensores ambientales quedan en la total impunidad o los procesos para sancionar a los culpables son extremadamente lentos. Lamentablemente esta es una tendencia no sólo en el país, también es regional: por ejemplo, en el caso del asesinato a la ambientalista hondureña, Berta Cáceres, ocurrido el año 2016, la justicia de ese país, después de varios años ha declarado culpable como coautor al ex ejecutivo de la empresa hidroeléctrica Desarrollos Energéticos Sociedad Anónima (DESA), Roberto Castillo Mejía.
La protección de los defensores ambientales debe ser una prioridad para el nuevo gobierno. Es inaceptable que sigan siendo abandonados a su suerte como ha venido ocurriendo hasta ahora. Ya son más de 220 defensores ambientales asesinados desde el año 2011 por proteger la tierra y los bosques en el Perú.
Por ello es importante que desde el próximo 28 de julio se pueda retomar la discusión sobre la ratificación del Acuerdo de Escazú que da especial atención a la protección de los defensores ambientales, como respuesta al número creciente de asesinatos a activistas ambientales en la región: más de dos tercios de los asesinatos a defensores ambientales han ocurrido en América Latina, posicionada en los informes regulares de Global Witness como la región más afectada.
No hay que olvidar que la denominada Coordinadora Republicana y personajes como Francisco Tudela, el ex marino y ahora congresista electo Jorge Montoya, entre varios otros, lideraron la oposición a la ratificación de Escazú, con argumentos absurdos como que se iba a perder soberanía sobre nuestra Amazonía y que es un acuerdo entreguista. Finalmente los opositores a Escazú lograron el respaldo en el Congreso de partidos como Fuerza Popular, Acción Popular, Alianza para el Progreso, Podemos, Frepap, para la no ratificación.
Cabe señalar que Escazú es el único acuerdo vinculante emanado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible; el primer acuerdo ambiental regional de A.L. y el Caribe; y el primero en el mundo en contener disposiciones específicas sobre defensores de derechos humanos en asuntos ambientales.
Entre los tantos pendientes, la protección de nuestros defensores ambientales y la ratificación de Escazú debería ser una prioridad para el gobierno del profesor Castillo.
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