Joaquín Riffo 25/12/2022
Con un 42% de las reservas mundiales de este mineral, Chile se posiciona como un jugador clave en el mercado de un recurso que casi ha cuadriplicado su consumo desde 2010. En este artículo, INTERFERENCIA describe la actualidad chilena, los actores relevantes en ella y la situación global en la que se contextualiza la industria.
En los últimos días, distintas informaciones claves en torno a la industria nacional del litio han vuelto a poner la atención sobre la explotación del mineral que se tomó la agenda por buena parte de 2022, considerando que ya en enero del mismo, previo a que asumiera el gobierno de Gabriel Boric, el año comenzó con la controversia por una licitación “express” y de “amarre” de dichos recursos gestionada en los últimos meses del gobierno de Sebastián Piñera.
De ahí hasta la fecha, el escenario actual entrega una perspectiva de distintos temas que deberán resolverse durante 2023: la presentación de una Empresa Nacional del Litio -un compromiso refrendado por el mandatario en su cuenta pública- prevista para ser anunciada en enero; precios en alza e históricamente altos que hacen que privados presionen al Estado para mayor certeza para acelerar inversiones; conflictos entre el empresariado con la estatal Codelco por el Salar de Maricunga; y una competencia creciente en el mercado internacional con actores que amenazan la posición favorable que Chile ostenta hasta la fecha por sus reservas del mineral.
Todo en el contexto de un período donde los ingresos del Estado por contratos de explotación del litio crecieron en más de 600% durante el último año. Según informó Emol, en octubre los ingresos extraordinarios obtenidos por el Fisco vía los contratos de explotación del mineral alcanzaron los US$ 3.917 millones. Lo anterior, debido a los ingresos percibidos por Corfo, originados por los contratos de explotación suscritos con SQM y Albermale -principales operadoras del mineral en el país-.
En alza, pero a la espera de consolidar una política nacional
Según las últimas estadísticas publicadas por el Servicio Geológico de Estados Unidos (2021), Chile tiene 9.200.00 toneladas de reservas de litio, correspondiente al 42% de las reservas mundiales.
Según una nota publicada en Andean Geology por el geólogo José Cabello en mayo de este año, el descubrimiento de litio en el salar de Atacama en el norte de Chile, en 1969, sentó las bases para el desarrollo del principal yacimiento de salmueras de este elemento en el mundo.
Los ingresos del Estado por contratos de explotación del litio crecieron en más de 600% durante el último año, alcanzando los US$ 3.917 millones.
“Los antecedentes disponibles sobre los yacimientos en salmueras ubicados en los salares de Atacama y Maricunga indican reservas de 10.879.000 toneladas de litio, a las cuales se agregan recursos por 3.335.100 toneladas de litio, identificados en 9 salares andinos y preandinos adicionales. El futuro de la exploración es también auspicioso si se considera que existe información acerca de la presencia de salmueras portadoras de litio en otros 13 salares y 36 áreas prospectivas identificadas que aún no han sido estudiadas. El nivel de las reservas y recursos de litio identificados y las alentadoras expectativas para la exploración sitúan a Chile como un actor relevante en el desarrollo de la industria del litio en el mundo”, sostiene el autor.
La explotación nacional de este mineral comenzó en 1984, con una producción anual de aprox. 400 toneladas. Actualmente, se estima que se están explotando 26.000 toneladas de litio por año.
Lo anterior ha hecho que los últimos gobiernos hayan puesto el énfasis en un mineral que muchas veces ha sido catalogado como “el nuevo cobre” o “el oro blanco”. Así, durante este año, el presidente Boric reafirmó en su cuenta pública uno de sus compromisos de campaña: la creación de una Empresa Nacional del Litio, un histórico anhelo entre quienes demandan mayor incidencia estatal en la planificación, exploración y explotación del mineral.
Lo cierto es que, si bien en su momento la ministra de la cartera, Marcela Hernando, comprometió el anuncio para fin de año, el gobierno tuvo que acelerar gestiones contrarreloj para poder cumplir ese plazo (ver artículo Compromiso para fin de 2022: Gobierno acelera licitaciones para formular política nacional del litio de INTERFERENCIA) y recientemente el ministro Mario Marcel reconoció que el anuncio será dentro de las próximas semanas.
A ello se sumaron algunos roces por políticas internacionales, como la incipiente idea de un método de colaboración entre países productores de litio -también llamada ‘OPEP del litio’ o ‘cartel del litio’- para aprovechar las ventajas comparativas en conjunto, iniciativa que recibió críticas desde diversos sectores y que fue finalmente descartada por el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada, al ser consultado al respecto en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, luego de haber anunciado en una entrevista anteriormente estar participando en mesas de trabajo con Bolivia y Argentina para “escalar en la cadena de valor del litio en base a una política regional”.
Momento favorable y privados en conflicto
En enero de este año, un artículo del portal de inversiones investingnews.com ya anunciaba dos importantes hitos para 2022: que el precio al alza se mantendría y que la demanda superará la oferta.
El mismo medio entrevistó a Daniel Jiménez de iLi Markets, quien aseguró que para 2023, “preveo que los precios se mantengan en niveles altos. Y niveles altos para mí significa cualquier cosa por encima (US$ 40.000 por tonelada); ya es extremadamente alto. Es muy rentable para cualquier activo productivo”.
La explotación nacional del litio comenzó en 1984, con una producción anual de aprox. 400 toneladas. Actualmente, se estima que se están explotando 26.000 toneladas de litio por año.
En este sentido, los privados ya presionan para aprovechar el ‘boom’ de precios, tal como lo señaló a Emol el el presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Jorge Riesco, quien declaró que «este es un claro ejemplo donde existe la capacidad de hacer las inversiones, están las tecnologías para extraer el litio y el interés de los inversionistas, pero se necesita una decisión por parte de la autoridad de señalar y fijar la fórmula de cómo se va hacer”, agregando que “se tiene que hacer con certeza jurídica, con tranquilidad y dando la garantía de que los proyectos se van a desarrollar y terminar”.
A su vez, han surgido conflictos entre empresariado y el Estado por el rol que ha intentado asumir Codelco a partir de sus exploraciones en el Salar de Maricunga. Tal como informó el Diario Financiero, la estatal puso en alerta a todo el sector en octubre pasado, cuando le pidió al Ministerio de Minería extender su CEOL (contratos especiales de operación de litio) no solo a su zona donde tiene propiedades, sino a todo el Salar de Maricunga, argumentando que las propiedades mineras entregadas previo a 1979 no incluían al litio, por lo que los tenedores de esos permisos, como Salar Blanco o Simca, una empresa entre el Grupo Errázuriz y la singapurense Simbalik, no tendrían derecho a explotar litio, y Codelco sí.
https://interferencia.cl/articulos/el-nuevo-cobre-radiografia-la-industria-del-litio