Las posibilidades de negocios que ofrece el litio lo han convertido en la gran estrella de la minería que viene. Es lo que se infiere de infinidad de informes científicos y periodísticos que extienden sus proyecciones y augurios de éxito al futuro de los automóviles a pila. Se abre ante la provincia de Catamarca, que tiene importante existencia del mineral, un escenario de excepción. Cierto es que las ganancias por el litio no alcanzarían el fabuloso volumen, en un lapso temporal corto, que tuvieron las de la minería de oro y cobre que se desarrolló desde mediados de la década del ’90, cuando Bajo La Alumbrera inauguró la etapa de la gran minería en la Argentina, pero de cualquier modo se trata de una oportunidad para que los catamarqueños apliquen los conocimientos adquiridos a costa del fracaso, si es que de algo ha de servir la experiencia. Como se sabe, la multimillonaria renta proveniente de Bajo La Alumbrera, acá, se sacrificó en el altar del clientelismo más elemental y las corruptelas, de forma tal que, acabado el ciclo más próspero de la explotación, la sociedad provinciana continúa aherrojada por los mismos condicionamientos que antes de que el sueño minero se hiciera realidad, con el puesto en la administración como aspiración existencial paradigmática.
El Gobierno provincial acaba de formalizar el acuerdo con la firma Minera del Altiplano para la ampliación de la explotación de litio en el Salar del Hombre Muerto, en Antofagasta de la Sierra. La empresa espera duplicar su producción y comprometió inversiones por 300 millones de dólares. En el Juzgado de Minas local, la actividad en torno al litio ganó intensidad, lo que ya genera algunos modestos ingresos para el erario por lo que pagan los interesados en insertarse en el negocio. En este contexto, llama la atención la ausencia absoluta de la sociedad del Estado “Catamarca Minera y Energética” (CAMYEN), creada justamente como instrumento del sector público para participar del negocio minero y obtener utilidades a favor de la provincia adicionales a las que le corresponderían por regalías. Con Bajo La Alumbrera, los ingresos por utilidades que Catamarca logró a través de YMAD, socia en el emprendimiento, casi triplicaron los de las regalías ¿Cómo es que ahora CAMYEN no explora políticas para participar del boom del litio? Vaya a saberse.
Lo que se sabe, en cambio, es que CAMYEN ha requerido desde su creación constantes aportes del tesoro provincial para cubrir sus gastos, a pesar de tener el monopolio de la extracción de rodocrosita. Se promociona el acuerdo con el holding Yamana por el yacimiento de oro y cobre andalgalense de Agua Rica, pero las incertidumbres al respecto son tantas que cabe suponer que se pondrá en marcha cuando a los privados les convenga. CAMYEN, de este modo, insume fondos públicos para su funcionamiento y sirve a los intereses de Yamana, que espera cómoda la coyuntura más propicia para subastar los derechos que retiene debido a su alianza con la estatal. Podría servir también a los intereses provinciales buscando participar de algún modo en el negocio del litio, pero no: el litio, que tantas expectativas genera en todo el mundo, no despierta en la empresa minera estatal catamarqueña ninguna curiosidad, siquiera para evaluar cumplir algún rol aunque sea residual en tren de acrecentar sus ingresos. Es raro. No vaya a ser que al final, lo que la Provincia obtenga por su litio termine destinándose a solventar el déficit de CAMYEN, por lo menos hasta que a Yamana estime conveniente hacer algo en Agua Rica.