Imagen: La República – 10/12/2020
El último estallido en el denominado corredor minero del sur tiene a la base una interrogante que muchas poblaciones se hacen sobre los impuestos que las empresas deben de pagar y que no llegan o tardan en llegar a los territorios.
En la zona de influencia directa del proyecto Las Bambas se ha generado un fuerte malestar por el no pago del impuesto a la renta de parte de la empresa propietaria del proyecto y como consecuencia que no haya canon para la región. Además, el plazo de un posible pago de impuesto a la renta se ha postergado una vez más: se dice que Las Bambas no pagaría impuesto a la renta hasta el año 2023, lo que significa que el canon llegaría el año siguiente a Apurímac.
Esta situación obliga a reconocer varios temas. Uno primero es que el hecho de no saber cuándo van a llegar vía canon los recursos de la minería, genera incertidumbre y mucho malestar en las localidades de influencia directa. Lo que viene ocurriendo en el caso de Las Bambas ya ha pasado en casos como Antamina y otros proyectos mineros.
Lo cierto es que por lo general en el caso de las empresas mineras las cosas se manejan con muy poca transparencia por diferentes motivos y desde varias perspectivas. En primer lugar se sabe que las empresas cuando empiezan a producir, comienzan a cargar sus inversiones preoperativas, sobre todo durante los primeros años de la producción, lo que provoca un marcado retraso por varios años del pago del impuesto a la renta y, por lo tanto, de la transferencia del canon.
Si se manejase la información económica con mayor transparencia, desde el lado de las empresas y también desde el propio Estado, la información podría llegar a la población. Sobre la base de la información económica y contable que manejan las empresas mineras y las declaraciones juradas con las que cuenta la Sunat, se podría estimar sin mayores problemas -tomando en cuenta diferentes escenarios- cuándo una empresa comenzará a pagar impuesto a la renta y por consiguiente, cuándo se transferirá canon a las zonas. Sin embargo, esto no ocurre. O es un ejercicio que no se hace, o si se realiza, no lo transparentan.
Además, la Sunat tampoco hace un adecuado control y fiscalización del planeamiento tributario, la elusión y los precios de transferencia, prácticas que han sido más o menos recurrentes entre las grandes empresas del sector minero y que les permite registrar “cargas contables” que terminan teniendo efectos en la tributación, en la medida que reducen, precisamente, el pago del impuesto a la renta.
¿A la población de Cotabambas se le ha ocurrido arbitrariamente que la empresa debía comenzar a pagar Impuesto a la Renta y por lo tanto comenzar a percibir el canon a partir del 2020-2021? No. Para comenzar habría que recordarque en el Marco Macroeconómico Multianual de agosto de 2017 apareció una mención sobre el tema: “los grandes proyectos mineros nuevos como Las Bambas, Toromocho y Constancia comenzarían a pagar impuesto a la renta empresarial a partir de 2020”.
¿Qué pasó para que a estas alturas el pago se haya postergado algunos años más? En todo caso, la población se merece una explicación. Cabe recordar que Las Bambas inició la fase de producción en diciembre de 2015 y en enero de 2016 realizó su primer embarque de minerales por el puerto de Matarani y unos meses después, en julio de 2016, alcanzó niveles de producción comercial de molibdeno y cobre respectivamente.
La empresa se apresta a preparar las condiciones para explotar un segundo tajo, el de Chalcobamba y hasta ahora no llegan los beneficios del canon del primer tajo (Ferrobamba). Mucho para corregir y sobre todo mucha información para transparentar.
[1]Este artículo ha sido redactado tomando información de las siguientes publicaciones:
Flores Unzaga, César (2019): “¿Milagro apurimeño? La minería y el debate del crecimiento local”. Grupo de Justicia Fiscal, Oxfam y CooperAccion.
De Echave Cáceres José y Armando Mendoza Nava (2016): “¿Pagaron lo justo? Política fiscal peruana en tiempos de boom minero”. Grupo de Justicia Fiscal, Oxfam y CooperAccion.
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