La expropiación de la empresa española Servicios de Aeropuertos Bolivianos (Sabsa), que hace dos semanas hizo el Presidente Evo Morales, tiene varios puntos en común con la que protagonizó la minera Non Metallic en 2004, de la que participaba la chilena Quibórax.
Ambas firmas estaban en plena operación cuando se anunció su expropiación. Y en ambos casos la expropiación fue precedida de declaraciones de descontento por parte del gobierno local, y en su ejecución intervinieron militares.
En el caso de Quibórax, pasaron solo 30 días desde que se acusara a la compañía, ligada a la familia chilena Fosk, de incumplir las normas laborales y se procediera a expulsarla del país, señalan conocedores del proceso.
La expropiación de esta empresa estuvo enmarcada en la frustrada negociación con Chile de «gas por mar», aseguran las mismas fuentes.
Desde ese momento Quibórax lleva un proceso en contra del Estado boliviano en el seno del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi).
Este año, en octubre, se realizará una audiencia del Ciadi en París en la que se tratará el fondo de la demanda interpuesta.
Según ligados al proceso de Quibórax, Bolivia incluso dejó de pagar por los costos del juicio en el Ciadi, y la familia Fosk tuvo que poner US$ 800 mil que le correspondían pagar al gobierno altiplánico, para poder así seguir con el juicio, que podría terminar hacia el 2015, según estiman los consultados.