Ubicado a 280 kilómetros al norte de la ciudad de Antofagasta, el pueblo de Quillagua, que en aymará significa “agua de luna”, no le hace honor a su nombre. En 2002 fue considerado por National Geographic como el punto más seco del planeta. Tal aseveración se dio después que un estudio indicara que en los últimos 40 años Quillagua registraba solo 0,2 milímetros de agua promedio al año.
El documental “Las Cruces de Quillagua”, estrenado en noviembre de 2012 en la segunda versión del Festival Internacional de Cine de la Antártica sobre Medio Ambiente y Sustentabilidad (Ficams), es una crítica a la gran minería por la contaminación con relaves al medioambiente, específicamente del agua, de Quillagua. De esa forma, retrata como el pueblo ha cambiado durante las últimas décadas ante la escasez del recurso hídrico. El film dirigido por el chileno Jorge Marzuca registró los resignados testimonios de la gente de la localidad. “Yo era agricultor. Tenía máquinas, animales y hasta gente que trabajaba para mí (…) Todo eso quedó en el pasado. Actualmente, este es un pueblo fantasma. Lo único que queda es tomar y consumir drogas”, dice el “Timba”, un vagabundo quillaguino.
Según cuentan los pobladores, por su cercanía a las orillas del río Loa, antiguamente el pueblo era considerado un oasis, gracias a las aguas que sustentaban la ganadería, la agricultura y la pesca, rica en camarones y pejerreyes. Sin embargo, relatan que todo cambiaría en la década del ’80, cuando grandes mineras, como Codelco y SQM, contaminaron el río con relaves.
A pesar de tener aguas visiblemente contaminadas, explica el documental, muchos quillaguinos insistieron con sus cultivos, pero al iniciarse los primeros riegos, sus plantaciones se les quemaban debido a la alta concentración de sustancias contaminantes. Aquello determinó el no uso de las aguas del río Loa en Quillagua, tanto para consumo humano, como de animales y menos aún para el riego, ya que sobrepasaban los niveles permitidos, como es el caso del mercurio que presentó concentraciones que superan cientos de veces la norma(1 ppb), llegando a valores extremos de 430 ppb.
“Codelco vino a matar al pueblo. No sé cómo le pueden comprar cobre a una empresa que contamina”, alega Miguel Chávez, poblador de Quiillagua.
De esa forma la única fuente de aguas para riegos se perdió y así también todas las actividades económicas en que se desempeñaban los pobladores. Desde entonces Quillagua vive en continua decadencia.
Hoy, retrata el documental, – el pueblo subsiste sin agua potable ni luz eléctrica estable (funciona desde las 6 PM hasta las 2 AM), razón por la cual la emigración ha sido continúa. De las mil personas que en un momento habitaron el pueblo, actualmente, no más de 100 personas viven ahí, de las cuales el 80% pertenecen a la tercera edad.
Una de las únicas actividades comerciales que se realiza es la cría de bovinos, pero siempre en niveles menores a lo que se hacía antes.
“Las Cruces de Quillagua” fue destacado por su contenido y formato en el Ficams, obteniendo una mención honrosa por parte del jurado.
El festival, que según sus organizadores tiene como objetivo concientizar y educar a la comunidad magallánica sobre temas medioambientales, tuvo 21 films en competencia, de diferentes partes del mundo, siendo la película “El Hombre de las Serpientes”, del director francés Erik Flandin, la ganadora. Aquella obra se centra en Franz Florez, director del Serpentario Nacional de Colombia, quien conduce un serpentario móvil con el cual recorre su país enseñando sobre la conservación de estos animales y su hábitat, y así preservar su riqueza biológica.
{youtube}kdgZwyalmp4{/youtube}