Joan Martínez Alier*
Este es un caso que parece estar acercándose a un desenlace exitoso, que será provisional porque el capitalismo extractivista es un monstruo grande que pisa fuerte y es casi imparable.
De momento, tras 10 años de pelea, está siendo ganado un caso de características especiales en Odisha (un estado del este de la India, llamado antes Orissa). El estado es proveedor de carbón, mineral de hierro, bauxita, hidroelectricidad. También tiene un porcentaje relativamente alto de población tribal. Entre estos grupos están los dongria kondh, en Rayagada y Kalahandi.
Las luchas rurales populares en Orissa desde hace más de 30 años contra la minería de bauxita realizada por empresas estatales o privadas han sido espléndidamente documentadas en libros y videos de Felix Padel y Samarendra Das.
Los dongria kondh viven en la montaña llamada Niyamgiri y en otras vecinas. El mineral de bauxita está en la parte más alta de esas montañas que tienen algo más de mil metros de altura. Allí cae y se recoge naturalmente la lluvia, no es buena idea hacer enormes excavaciones para la minería a tajo abierto.
En diciembre de 2006 yo mismo subí a esta montaña, eso era aun al principio de la lucha. Otros muchos académicos, periodistas, activistas y ecoturistas han visitado el lugar, es ya un conflicto típicamente glocal (es decir, a la vez local y global). Amnistía Internacional y Survival han difundido el problema y han participado en las manifestaciones en Londres (donde la compañía minera, Vedanta Ltd, tiene su sede). Una vez al año los activistas visitan en Londres a los accionistas que se reúnen en su asamblea general para conocer la distribución del dividendo y los planes de inversión. Los activistas acuden con sus bocinas y panfletos.
Tras largos procesos administrativos y judiciales, el 10 de agosto de 2010, el Ministerio de Bosques y Medio Ambiente suspendió la licencia para sacar bauxita que había conseguido Vedanta Ltd. La Niyamgiri Hill da su sustento a varias aldeas de los dongria kondh. Además es una montaña sagrada. Más que eso, la montaña es una divinidad, un dios del panteón local. Es además un lugar hermoso, con árboles llamados sal (shorea robusta), de gran biodiversidad.
Hay mucha bauxita en esa montaña. Vedanta Ltd construyó ya hace seis años una refinería en Lanjigarh, a los pies de la montana, para fabricar aluminio. El residuo es lo que se llama barro rojo, muy tóxico. Vedanta Ltd cometió algunas infracciones a la legislación forestal que le salieron caras. Esa fábrica, de un millón de toneladas anuales, ha funcionado intermitentemente con bauxita de otros lugares bastante lejanos traída por tren y carretera. Eso es caro y además muy contaminante. Construir la fábrica tenía sentido si podía disponer pronto de bauxita cercana. Vedanta Ltd eliminó algunos pequeños poblados e invirtió mucho dinero.
Vedanta Ltd dice: ¿Cómo se va a desperdiciar tamaña inversión en una economía hambrienta de aluminio como la de India? ¿Cómo se atreven ustedes a afirmar que la colina de dónde procedería la bauxita por cinta transportadora, es nada menos que Dios?
La decisión del Ministerio de 2010 no se basó en la sacralidad sino en infracciones administrativas a la especial legislación forestal para grupos tribales (adivasis, en la India), protegidos también en la Constitución. La larga lucha judicial culminó de momento en abril de 2013 cuando la Corte Suprema dictaminó que la mina sólo podía ir adelante si los propios dongria kondh daban su acuerdo en asambleas. En julio y agosto de 2013 se está siguiendo este procedimiento. Para finales de julio, las ocho primeras aldeas consultadas (con 10, 20 familias cada aldea) han rechazado la minería ante los funcionarios judiciales y administrativos, periodistas y activistas. Esa es la tónica general. Ellos hablan su idioma, kui. En esas asambleas se está hablando también oriya (el idioma de Odisha), hindi y sin duda un poco de inglés.
En las discusiones locales, nacionales y globales se esgrimen en este y otros conflictos, en muchos idiomas, los diversos lenguajes de valoración: el dinero y las compensaciones materiales que las empresas darían; las obligaciones legales, los derechos territoriales indígenas, los derechos humanos, hasta los derechos de la naturaleza; el sustento de los humanos en el mercado o fuera del mercado, el valor para la vida del agua, la madera, las plantas medicinales, los alimentos silvestres o cultivados; los valores ecológicos, las especies protegidas.
Intervienen también políticos logicamente interesados en conseguir votos, incluyendo a Rahul Gandhi, que ha defendido a los dongria kondh. Con toda la complejidad geológica, técnica, económica, biólogica, socio política del caso, por no hablar de la importancia de los dioses (¿como el cerro Wirikuta en México?), podemos concluir que por esta vez la justicia ambiental y el ecologismo de los pobres e indígenas van ganando.
*ICTA-Universitat Autónoma de Barcelona