Un equipo de investigadores ha realizado un estudio, publicado en la revista especializada ‘Science of the Total Environment’, que alerta del peligro de que en el lago de la Corta Guadiana, en Puebla de Guzmán (Huelva, España), pueda llegar a producirse una erupción límnica, brotando así del agua una nube letal de CO2 que desplazaría al oxígeno y asfixiaría a todos a su paso. El lago, colmado de sustancias tóxicas mineras, ocupa casi dos hectáreas y llega los 68 metros de profundidad.
«Es la primera vez que se detecta una situación así en Europa. El único antecedente son los lagos africanos», señala el geoquímico Javier Sánchez España.
El primero en Europa.
«Es la primera vez que se detecta una situación así en Europa. El único antecedente son los lagos africanos», señala el investigador y geoquímico Javier Sánchez España, haciendo referencia a lo ocurrido en el lago Nyos el 21 de agosto de 1986, cuando fallecieron 1.700 personas, y en el vecino lago de Monou, donde fallecieron 37 personas dos años después (ambos en Camerún).
Este lago andaluz ocupa el tajo a cielo abierto, de 17.500 metros cuadrados y una profundidad máxima de 68 metros, con altas concentraciones de metales pesados. Alberga en sus profundidades 80.000 metros cúbicos de dióxido de carbono, un gas formado por las aguas ácidas producidas por la antigua actividad minera en contacto con carbonatos de los suelos. Así, existen 2,5 litros de CO2 disueltos en cada litro de agua, estabilizados gracias a la presión del agua, pero la situación podría cambiar por un deslizamiento de tierra.
La Corta Guadiana es un lugar tranquilo. Su historia se remonta a 1893, cuando la compañía inglesa The Bedel Metal & Chemical perforó el subsuelo de la zona, conocida como Las Herrerías, en busca de sulfuro de hierro. A partir de 1912 la mina fue explotada por la francesa Saint Gobain y en 1951 cayó en manos de Minas de Herrerías Sociedad Anónima, una empresa fundada por el Banco Urquijo (hoy Banco Sabadell), el Banco de Vizcaya (hoy BBVA) y la familia Sundheim, millonarios afincados en Huelva. A finales de la década de 1980 abandonaron el yacimiento, en plena crisis minera.
«Un peligro para el público»
«Las empinadas paredes de la mina no parecen muy dignas de confianza en cuanto a su estabilidad», reza el estudio. Esto es «un serio peligro para el público», indica la investigación, añadiendo que, en principio, no existe riesgo para el pueblo (de 3.000 habitantes) sino para aquellas personas que se encontraran en las inmediaciones cuando se produjera una hipotética erupción.
La Dirección General de Minas de la Junta de Andalucía y el Instituto Geológico y Minero de España van a firmar un convenio para eliminar el gas acumulado en el lago. Se prevé la instalación de una tubería de 90 milímetros de diámetro por la que el gas salga lentamente en un plazo de nueve meses.
Detectan un lago de antigua mina del sur de España altamente tóxico y peligroso