22 de mayo 2011
Lucía Villa
Los rumores sobre una posible reapertura de la mina Bellavista despertaron las reacciones de los vecinos de Montes de Oro, Puntarenas, con opiniones divididas y cierto recelo al expresarlas.
Algunos prefieren no pronunciarse para “no crearse enemigos”, y otros vecinos aseguran no estar del todo enterados de la situación.
Cuando la mina comenzó a operar, en el 2005, suscribió el compromiso de integrar un 80% de su plantilla con trabajadores de la zona, además de colaborar económicamente con proyectos de desarrollo.
Esa es una de las razones que empujaron a Luis González a expresarse sin tapujos: “Mucha gente se benefició, gente que había nacido pobre también se benefició. Es una buena opción. La mina es buena”, dijo.
Sin embargo, el accidente del 2007 pesa aún sobre la población: en julio de ese año un deslizamiento de tierra provocó el rompimiento de la pila de lixiviación y la supuesta filtración de cianuro (un compuesto químico altamente tóxico) sobre el terreno.
“La empresa falló. Ahí había un montón de ingenieros y sabían lo que iba a suceder. Si había que tirar las escombreras, para eso tenían una finca abajo. Luché bastante para que la mina siguiera, pero no sé hasta dónde, cómo y qué sistema manejan ahora”, manifestó Elpidio Cascante, habitante de Miramar y antiguo empleado de la mina.
No más. Uno de los frentes más activos en la comunidad en contra de la reapertura lo conforma el grupo Miramar al Grano.
Su principal reclamo es que la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) anule la viabilidad ambiental del proyecto, al no haber cumplido con los compromisos adquiridos.
“No podemos aceptar que el nuevo proyecto se haga sin estudio de impacto ambiental, sino como dice la empresa, poniendo un adéndum al plan de gestión existente y evitando estudios más profundos”, dijo su portavoz, Julio Muller.
La crítica básica del grupo recae sobre las mismas partes involucradas (Setena, auditora externa y empresa) que, a su juicio, “se entienden como un solo equipo”.
Frente a las críticas, Metales Procesados, uno de los socios, aseguró que en la mina “nunca hubo un desastre ambiental” y tacha de “infundadas” las quejas.
“Mucha gente está esperando que el proyecto se desarrolle porque viene siendo de suma importancia para Miramar”, manifestó el gerente general, Donald Brown.