24 de Mayo 2011
Unas 150 personas de varios países analizaron el impacto de las empresas mineras de Canadá.
Bajo una manta que recogía la exhortación del Salmo 24: “Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella”, cerca de 150 personas de varios países de esta Tierra se reunieron para analizar el impacto de las empresas mineras de
Canadá en sus comunidades y para proponer lo que tendrá que hacerse de manera diferente.
Casi 50 participantes llegaron de América Latina, de Asia y el Pacífico, y de África. Se reunieron con personas canadienses, europeas y estadounidenses que desempeñan distintos papeles en la industria de extracción de recursos: aliados que dedican sus esfuerzos a cambiar las leyes de Canadá para que el trabajo de las empresas en el extranjero se regule con más rigor; inversionistas que se preguntan por las implicaciones éticas de invertir en
acciones mineras; y personas de los Pueblos Originarios de los territorios indígenas de Canadá que no cuentan con protección legal para defender sus comunidades. Estos encuentros produjeron un rico aprendizaje entre personas
de distintos idiomas y culturas.
Por medio de ceremonias religiosas, reflexiones teológicas y los aportes de las espiritualidades indígenas y de otras tradiciones de fe, conocimos las distintas actividades que realizan las iglesias y sus líderes religiosos. En ocasiones, las iglesias son mediadoras en situaciones de conflicto; en otros casos, ofrecen un decidido acompañamiento, consejo y apoyo a las comunidades y a los movimientos sociales y ambientales. En todo el mundo los líderes religiosos aportan una voz ética a estos temas.
Quienes llegaron del extranjero conocieron que la economía de Canadá depende de los recursos. Nos reunimos en Toronto conscientes de que Canadá es el país sede del 75 por ciento de las empresas mineras y de exploración de
minerales del mundo, y las bolsas de Canadá recaudan el 40 por ciento de todo el capital de exploración de minerales del mundo. Las actividades mineras en el Sur y en Canadá ocasionan importantes problemas éticos de
justicia social y de respeto por la Creación de Dios que preocupan a las personas de fe de todo el mundo. Algunos ponentes hablaron del papel de las empresas canadienses, que se aprovechan de los conflictos en los países de
democracias frágiles o los agudizan, cuando no los provocan directamente.
Muchos participantes hablaron de una crisis en la relación entre los seres humanos y el medio ambiente. Es necesario forjar un nuevo compromiso a favor de la lucha pacífica para la justicia social y ambiental. Los ponentes
canadienses comentaron que en su país no piensan en la minera ni en su impacto, excepto en la medida en que la minería, junto con la producción de petróleo y gas, constituyen una gran parte de la fortaleza económica del
país. Los ponentes de los Pueblos Originarios dijeron que sus comunidades resienten la presión de la demanda mundial por el oro y otros metales preciosos, y que la protección a sus derechos sobre la tierra sigue siendo
insuficiente. Los canadienses se sintieron obligados a afrontar los impactos de la minería en Canadá, donde, aunque pueden ser menos visibles, provocan igualmente daños a la Tierra y a muchos Pueblos Originarios. En el mismo
caso se encuentran otros países de alta densidad poblacional.
La conferencia logró algunos de sus objetivos:
1. La reunión nos permitió construir alianzas y solidaridad entre lídereseclesiales y movimientos sociales de varias partes del mundo;
2. Las nuevas e informales redes de apoyo mutuo fortalecerán a las comunidades, pueblos y trabajadores que están siendo afectados por las operaciones de extracción de recursos de empresas canadienses;
3. Entendimos mejor el papel que desempeña la extracción de recursos en los actuales modelos económicos y de desarrollo en los cuales estamos inmersos;
4. Hemos hecho un llamado a las iglesias de muchos países para que pongan más atención en los temas relacionados con la minería, incluyendo el trabajo educativo y las prácticas de inversión.
5. Somos conscientes de la necesidad de trabajar en varios niveles –local, nacional e internacional– y de usar varias estrategias y espacios (por ejemplo, la ONU, la OCDE, etc.). En concreto, hemos identificado las áreas
prioritarias para futuras acciones en torno a políticas públicas:
Educación: A menudo las comunidades no se sienten amenazadas por la minería hasta no ver sus impactos; en ocasiones han presenciado sus impactos en otros lugares y los líderes trabajan con los pueblos para ayudarles a
entender los impactos potenciales. En este contexto, la educación debe crea conciencia y fortalecer capacidades a fin de que pueda entablarse un diálogo eficaz con los gobiernos, las empresas mineras y el público. En los países
de altos ingresos, la educación debe dirigirse a concientizar a las personas de fe para que se comprometan con la solidaridad y la justicia.
Cabildeo en el poder legislativo: Se expusieron varias experiencias con resultados diversos: desde las actividades en Centroamérica para prohibir la minería a cielo abierto hasta las esfuerzos en Canadá para normar las operaciones de las empresas mineras en ultramar (Proyecto de ley C-300). Se hicieron llamados a continuar impulsando leyes que fortalezcan los marcos de políticas públicas. Los participantes exhortaron a las iglesias para que presionen al gobierno canadiense y a los gobiernos de los países anfitriones a fin de que actúen con más transparencia –difundiendo información— y rindan cuentas sobre las operaciones de extracción de recursos.
Acciones legales: También nos enteramos de algunas comunidades que han interpuesto demandas legales en los tribunales locales y canadienses en contra de las empresas mineras de Canadá. Los éxitos y los fracasos que han obtenido nos impulsan a seguir entablando demandas tanto en los países anfitriones como en Canadá a fin de educar a los magistrados y seguir analizando las leyes de Canadá y de otros países.
Teología: Es necesario profundizar nuestro conocimiento sobre la extracción de recursos desde una perspectiva teológica, abandonando simultáneamente los conceptos de dominación y propiedad –y no verlo sólo como un asunto de administración— para centrarnos en la idea de que somos parte de la Creación de Dios y por ello es una responsabilidad de todos y todas cuidar esa Creación.
Solidaridad y acompañamiento: Debemos responder al llamado de ejercer más solidaridad y acompañamiento, con más compromiso, ante las comunidades que están siendo afectadas por la extracción de recursos.
Inversiones: Se requiere conocer de una manera más profunda el papel de las iglesias como inversionistas y la obligación que éstas tienen de presionar a las empresas para que realicen sus actividades de manera ética y con respeto a los derechos humanos y a la Tierra; se deberá contemplar el retiro de las inversiones en caso de que las empresas se nieguen a cambiar sus prácticas.
Papel de las iglesias: Como iglesias somos conscientes de nuestras contradicciones internas y de nuestra complicidad en la extracción de recursos, así como de la necesidad de ejercer un consumo y una ciudadanía responsables. Por lo tanto, como personas de fe y miembros de congregaciones de iglesias locales, debemos profundizar en nuestro entendimiento teológico del tema, analizar nuestros estilos de vida a nivel individual y colectivo, desarrollar un modelo económico alternativo y cuestionar a los poderes políticos y económicos que promueven la industria de extracción de recursos. Con esta conferencia hemos dado un paso adicional hacia una más clara expresión eclesial de la necesidad de cambio.
Al concluir este encuentro los participantes nos comprometimos a continuar el proceso de reflexión y acción sobre la extracción de recursos, y a hacer un llamado a las iglesias canadienses y a las de todo el mundo para que ejerzan su responsabilidad y alienten más a sus miembros sobre los temas y las preocupaciones que se analizaron en este encuentro.
Patrocinadores de la Conferencia:
Iglesia Anglicana de Canadá
Organización Católica Canadiense para el Desarrollo y la Paz
Foro de las Iglesias Canadienses para los Ministerios Globales
Conferencia Canadiense de Obispos Católicos
Conferencia Religiosa Canadiense
Iglesia Cristiana Reformada de América del Norte
Iglesia Luterana Evangélica de Canadá
KAIROS: Iniciativa Ecuménica Canadiense por la Justicia
Comité Central Menonita Canadá
Ayuda de la Iglesia Noruega
Fondo del Primado para la Ayuda y el Desarrollo Mundial
Iglesia Presbiteriana de Canadá
Sociedad Religiosa de los Amigos (Cuáqueros)
Iglesia Unida de Canadá
http://www.minesandcommunities.org/article.php?a=10926