La industria cubana del níquel busca expandir sus minas a cielo abierto en busca del preciado metal. Según Juan Ruíz Quintana, director general de Minería del Ministerio de Energía y Minas, se realizan “investigaciones geológicas para descubrir nuevas zonas ricas en ese y otros metales”.La minería a cielo abierto es el método de explotación más difundido en Cuba, y uno de los de mayor impacto ambiental. La vida operativa de una mina está entre 10 y 100 años, sin embargo, los cambios ambientales y socio-comunitarios relacionados persisten por un período mucho mayor. La mayoría de esos impactos son imposibles de evitar, sobre todo, en las condiciones cubanas, en las que muchas veces la dimensión ambiental no se incluye en los proyectos de explotación, el sistema utilizado no lleva implícito las variantes de restauración, y existe una insuficiente formación ambiental por parte de los obreros, técnicos y directivos.
El funcionario participó en un foro internacional sobre la industria del níquel y el cobalto que organiza China cada año, y que sesionó hasta este jueves en la ciudad de Guangzhou, provincia sureña de Guangdong.
De acuerdo con Prensa Latina, Ruíz Quintana presentará un análisis sobre la situación del sector en la Isla, que incluirá las actuales condiciones de la industria nacional del níquel y las perspectivas de inversiones.
Además del polo niquerífero de Moa, existe actualmente en Cuba un proyecto virgen en la zona de San Felipe, Camagüey, donde, según el director general de Minería, hay más de 300 millones de toneladas del yacimiento, y otro más pequeño en la pinareña zona de Cajálbana, con aproximadamente 50 millones.
Contradictoriamente, en el mes de julio, expertos del sector declararon en medios oficiales que, al ritmo actual de extracción, las reservas alcanzarían para unos 18 a 20 años, por lo que la proyección inmediata de la planta de níquel Ernesto Che Guevara “no va al crecimiento, sino a buscar más eficiencia metalúrgica en la disminución de los costos de producción”.
Días atrás, en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, el viceministro de Comercio Exterior de Holanda, Guido Landheer, había referido “algunos tropiezos de la economía cubana por los bajos precios del níquel” a nivel internacional.
De 52 mil dólares por tonelada métrica registrado en 2007, han bajado a un promedio inferior a 10 mil dólares en 2016, con quizás un leve ascenso este año.
La producción cubana del níquel continúa decreciendo, e intentará llegar este 2017 a unas 54.500 toneladas, lo que representa una cuarta parte por debajo de sus mejores momentos.
De acuerdo con IPS, la contracción responde al cierre en el 2012 de la planta René Ramos Latour, y a daños por huracanes en la Ernesto Che Guevara, también limitada por obsolescencia de parte de su tecnología.
No obstante, al cierre de agosto de 2017 Cuba contaba con 468 concesiones mineras vigentes, de estas, 4 permisos de reconocimiento, 32 de investigación geológica, 273 de explotación, 132 de explotación y procesamiento, y 27 de procesamiento.
Impacto
La minería a cielo abierto es el método de explotación más difundido en Cuba, y uno de los de mayor impacto ambiental. La vida operativa de una mina está entre 10 y 100 años, sin embargo, los cambios ambientales y socio-comunitarios relacionados persisten por un período mucho mayor.
Las influencias negativas sobre el medio ambiente están dadas, en forma general, por la degradación total de la vegetación, la fauna, el relieve y el paisaje, así como impactos secundarios relacionados principalmente con la contaminación de los ríos, del aire y del suelo.
Según el Anuario Estadístico de Moa 2015, el 99.7 % de la tierra de ese municipio oriental están clasificadas como “muy poco productivas” para las labores agrícolas.
Enfermedades, niquel, Cuba
La mayoría de esos impactos son imposibles de evitar, sobre todo, en las condiciones cubanas, en las que muchas veces la dimensión ambiental no se incluye en los proyectos de explotación, el sistema utilizado no lleva implícito las variantes de restauración, y existe una insuficiente formación ambiental por parte de los obreros, técnicos y directivos.
Casi la totalidad de los gastos estatales de inversión para la protección del medio ambiente en Moa, por ejemplo, van a manos del Ministerio de Energía y Minas, quien es justamente la principal entidad contaminante.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas, mientras que el Gobierno local apenas recibió entre 2010 y 2015 poco más de 11 mil pesos para la inversión en medio ambiente, el Ministerio de Energía y Minas accedió por ese concepto a más de 56 millones de pesos del presupuesto estatal.
Lo cierto es que la actividad minera en localidades del oriente cubano ha construido lo que se denominan “paisajes lunares”, es decir, un casi total aniquilamiento de la vida en los parajes donde se asienta, afectando, de paso, a las comunidades humanas adyacentes, cuyos habitantes sufren de enfermedades respiratorias agudas debido al persistente polvo rojo que cubre a esos asentamientos.
En el caso de Moa, las enfermedades respiratorias agudas lideran las cifras oficiales de 2010 a 2015, con el 57% de los reportes, según el Anuario Estadístico de Moa, publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas.
Fuente:http://noalamina.org/latinoamerica/item/37872-cuba-busca-extender-sus-minas-de-niquel-a-cielo-abierto-a-pesar-de-sus-impactos