Foto principal: Indígena yanomami recibiendo atención, en situación de desnutrición. Foto: Divulgación/Condisi-YY
Reproducimos aquí la denuncia del MAB (Movimiento de las Personas Afectadas por Represas) de Brasil en torno a la situación drámatica del pueblo Yanomami provocada, entre otros, por el avance de la minería ilegal que avanzó en su territorioun 3.350% de 2016 a 2020. El otro mayor responsable fue el gobierno de Bolsonaro que gobernó durante ese tiempo y que como es sabido ignoró los derechos de los pueblos indígenas y el medio ambiente.
En defensa de la vida de los indígenas Yanomami
Es necesario actuar con rapidez para garantizar la vida de los pueblos indígenas y la protección de la selva.
« En la Tierra Yanomami, las xawaras [enfermedades] han aumentado y también la cantidad de invasores. Más de 20.000 mineros arrasan a diario nuestras comunidades para extraer oro y ganar dinero fácil. Dondequiera que vayan dejan un rastro de destrucción, violencia, drogas, prostitución y muerte.»
Chamán y líder yanomami, Davi Kopenawa.
A lo largo de los cuatro años de gobierno de Bolsonaro, las poblaciones indígenas de Brasil han sido atacadas en diferentes frentes, viendo cuestionada su supervivencia y su integridad física y cultural. El aumento de la mortalidad y la desnutrición infantil en territorio yanomami, revelado esta semana por Sumaúma, es un retrato de la guerra contra la Amazonia y sus pueblos emprendida por ese gobierno y los sectores de la clase dominante que históricamente se han beneficiado de la destrucción.
En la pandemia de Covid-19, los pueblos indígenas de Brasil sufrieron la falta de asistencia y protección del Estado. Bolsonaro vetó la obligación del gobierno de garantizar el acceso al agua potable y camas a los indígenas en la pandemia, y no garantizó el aislamiento de estas poblaciones, dejando todo el cuidado a las propias organizaciones y comunidades indígenas.
En el mismo orden de cosas, el gobierno Bolsonaro entregó a los militares la Fundación Nacional del Indio (Funai), responsable de la protección y gestión de las tierras indígenas brasileñas, y obstaculizó -cuando no impidió- las acciones de fiscalización y control. Ante el abandono, la minería ilegal, el acaparamiento ilegal de tierras, el robo de madera e incluso el narcotráfico avanzaron en estos territorios, provocando también enfermedades, la contaminación de los ríos y el aumento de los conflictos.
En 2022, la Hutukara Associação Yanomami lanzó el informe «Yanomami bajo ataque: minería ilegal en el territorio indígena yanomami y propuestas para combatirla» , un panorama del avance de la destrucción minera en la mayor tierra indígena del país.
Según datos extraídos del informe, en 2021 la minería ilegal avanzó un 46% respecto a 2020. De 2016 a 2020, la minería en TIY creció nada menos que un 3.350%, señala el estudio de Hutukara. También según el documento, el número de comunidades directamente afectadas por la minería ilegal asciende a 273, que abarcan a más de 16.000 personas, es decir, el 56% de la población total. Hay más de 350 comunidades indígenas en la Tierra Indígena, con una población aproximada de 29.000 personas.
Nosotras y nosotros, del Movimiento de Afectados por Represas (MAB), expresamos nuestra profunda consternación y solidaridad ante la situación vivida por los Yanomami y otros pueblos indígenas de Brasil, que se encuentran en una justa lucha por la defensa de sus territorios. Nos unimos a quienes en este momento exigen que el Gobierno Federal cumpla rápidamente su promesa de poner fin al proceso de despojo, conflicto y muerte que marcó la administración anterior.
Es necesario actuar con rapidez para garantizar la vida de los pueblos indígenas y la protección de la selva, interrumpiendo este ciclo de destrucción.
¡Toda nuestra solidaridad a los pueblos indígenas!
¡En defensa de la vida en la Amazonia y de los pueblos indígenas de Brasil!
*Con información del Instituto Socioambiental y de Hutukara Associação.