En Honduras se ha vuelto casi una normalidad el hecho que las comunidades se levanten en protesta contra la instalación de una minera, de una hidroeléctrica o de un proyecto turístico. La razón es simple: estos proyectos representa la expulsión de la misma comunidad, la privatización de los ríos y la contaminación del ambiente. Oponerse es defender la vida, así lo han entendido las comunidades.
Los inversionistas, nacionales y extranjeros, van y se instalan sin importar la opinión de los habitantes que siempre han vivido en esa comunidad. El reclamo es que esos proyectos invaden, no son consultados con sus pobladores. Es así como la resistencia se ha expandido por casi todos los departamentos del país, principalmente los departamentos de Copán, Santa Bárbara, Intibucá, Atlántida, Colón, Choluteca, Valle.
Ya El Salvador nos ha dado luces de la ruta que se debe seguir para buscar prohibir en el país los proyectos que buscan generar jugosas ganancias para unos pocos y la muerte para muchos. En El Salvador desmontaron todas las mentiras que la industria habla. Se venden como el centro del desarrollo del país. Generan empleos y riquezas a los estados. Datos que son refutados incluso por el propio Instituto Nacional de Estadísticas que señala que la minería no genera siquiera los 12 mil empleos directos, y si se le sumarán los empleos indirectos de toda la industria minera, éstos llegan ni siquiera a 20 mil empleos en un país de desempleados.
El gran mito del modelo extractivista es que generan riqueza económica sin embargo en las comunidades donde se instalan se respira pobreza, no generan empleos ni los ingresos justos en los pagos de impuestos e incluso muchas de esas empresas están exoneradas del pago de tributos.
Honduras está avanzando a momentos críticos y muy peligrosos donde la protesta social se criminaliza y se persigue a los rostros visibles del descontento nacional. Pero esta difícil situación de conflictividad, donde los mineros y los hidroeléctricos ponen a pelear a los hondureños contra los propios hondureños, es la oportunidad para construir nuestra propia visión desde el desarrollo tomando en cuenta la protección y conexión directa con los bienes comunes.
Según los números y el análisis que realiza el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras, Fosdeh, Honduras se puede dar el lujo de rechazar el modelo extractivo porque no genera riqueza más bien provoca más pobreza. Ésta es la oportunidad.
Fuente:http://movimientom4.org/2018/09/construir-nuestro-propio-modelo-de-desarrollo/