Las lecciones del desarrollo que nos dicta Panamá
El milagro económico del país vecino está signado por auges en infraestructura, vivienda, turismo e inversión extranjera. La minería, el otro as.
No hay que tocar suelo panameño para comenzar a entender por qué la economía del istmo es la más dinámica de América Latina y proyecta este año crecer al 8,5 por ciento, al doble que las cuentas más optimistas de la variación del Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia.
Desde el cielo se ven las obras monumentales de Muelle Sur, como se conoce la segunda ampliación del aeropuerto internacional de Tocumen que triplicará su capacidad para atender a 18 millones de pasajeros anuales, y estará lista para 2014, luego de una inversión de 674 millones de dólares.
Ya en tierra, de camino hacia Ciudad de Panamá, se ven a cada lado de la autopista cómo se levantan inmensas urbanizaciones nuevas.
Ese boom inmobiliario está incentivado por tasas preferenciales subsidiadas por el gobierno del empresario Ricardo Martinelli para casas que valgan hasta 120 mil dólares. En un país sin banco central ni tasas de usura, las entidades financieras compiten codo a codo ofreciendo plazos que llegan a los 30 años con intereses anuales que rondan apenas el 4 por ciento, tres veces menos que el promedio de las tasas hipotecarias de Colombia.
Obras a granel
El tráfico lento de la capital de este país de 3,6 millones de habitantes, sería peor si no fuera por las nuevas vías de altas especificaciones, como la Cinta Costera, que han descongestionado en algo la ciudad donde hay un promedio de tres vehículos por familia. ¿La razón? Los bancos se pelean el mercado con préstamos de hasta 7 años que solo piden el 2 por ciento de cuota inicial.
Al tiempo, ya está en pruebas la primera línea del Metro de Panamá, de 13,7 kilómetros que se construyó en solo tres años, con una inversión de 1.800 millones de dólares y en enero comienzan las obras de la segunda línea.
Y ahí está una de las lecciones del país vecino: la rápida ejecución de megaobras de infraestructura pública que en los últimos cuatro años suman 14 mil millones de dólares (unos 26,6 billones de pesos), mientras en Colombia, un país 15 veces más grande en territorio, solo ha sido de 11.645 millones de dólares en los últimos tres años, según dijo a finales de octubre el presidente Santos.
La alta inversión en obras públicas de Panamá incluye la ampliación del Canal de Panamá, por 5.250 millones de dólares que estará lista en 2015, demanda cerca de 10 mil empleos directos e implicará que los ingresos fiscales por este corredor interoceánico se dupliquen en la próxima década desde los 2.200 millones de dólares anuales que deja en la actualidad.
Al crecimiento del 30,07 por ciento del PIB de la construcción estimado para 2013, según las proyecciones de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac), también se suman la gran cantidad de centrales hidroeléctricas en obra, los nuevos aeropuertos de Colón y Río Hato, el Saneamiento de la Bahía de Ciudad de Panamá, la ampliación de varias autopistas y puertos, mientras ya se construye el tercer puente sobre el Canal, en Colón.
Llega más inversión
Mientras tanto, las sólidas finanzas públicas se soportan en un esquema de baja tributación que ha convertido a Panamá en un centro de comercio internacional, con la Zona Libre de Colón, así como en el principal centro financiero de América Latina.
De hecho, entre rascacielos, hoteles y grandes centros comerciales de Ciudad de Panamá se asientan 93 bancos internacionales que suman activos por unos 95.000 millones de dólares, y entidades colombianas como Bancolombia, Grupo Aval y Davivienda, representan cerca del 23 por ciento de ese mercado, explica Eduardo Cristo Suárez, director de la Cámara de Comercio Colombo Panameña.
De la mano de tantas obras, demanda de servicios de ingeniería y portuarios, la inversión extranjera directa ha crecido vertiginosamente y para este año espera cerrar por el orden de los 4 mil millones de dólares por cuenta de la minería, la banca y multinacionales que se han asentado en proyectos como Panamá-Pacífico, un complejo residencial y fabril en las afueras de la capital que opera como área económica especial.
“Una gran ventaja de Panamá frente a Colombia es que no hay tanta tramitomanía para hacer negocios o para exportar. Hemos tenido casos de empresarios que han tocado las puertas de Colombia para establecerse, pero han preferido irse a Panamá por las bondades que ofrece”, señala Cristo Suárez.
Otro frente del desarrollo de Panamá está en el turismo creciente, ya no de tránsito, sino por cuenta de la gran infraestructura hotelera, descuentos en diversos servicios para los visitantes foráneos y aprovechando el gran atractivo ecológico de las provincias del interior, como explica el agente de turismo panameño Raúl Ramos, mientras aguarda la llegada de un grupo de viajeros europeos.
El as bajo la manga que tiene Panamá para su futuro está en la minería, con la compañía Cobre Panamá, hoy en construcción, que demandará inversiones superiores a los 6.000 millones de dólares y tiene previsto comenzar operaciones en 2017, en uno de los yacimientos más grandes del mundo y con una vida útil de 40 años.
En esas condiciones, hace pocos días, el ministro de Economía, Frank de Lima, reportó que en solo cuatro años la pobreza se redujo de 36 por ciento a 25,8, mientras que la tasa de indigencia cayó de 17 por ciento a 10, uno de los indicadores más bajos de América Latina.
Con todo, el PIB per cápita de este país se proyecta para 2013 en 11.603 dólares, el doble del registrado en 2006, mientras que el de Colombia no llegaría a los 8.000 dólares.
Y aunque hay una alta dependencia de alimentos y combustibles importados, la inflación es de solo 4,5 por ciento y y el desempleo se ha reducido de forma estable hasta el 4 por ciento, en el istmo que el pasado 3 de noviembre celebró con banderas sobre las fachadas de edificios y en vidrios de los vehículos, los 100 años de la separación de Colombia.