La mina Las Bambas en Apurímac en Perú está casi pronta a empezar su producción de cobre (y también de oro, plata y molibdeno). Ha estado en las noticias porque desde el 28 de septiembre ha habido una sucesión de víctimas campesinas y policías muertos en accidentes, decretos de emergencia, militarización, debates parlamentarios en Lima, que han estropeado la imagen de progreso minero sin controversias que se estaba difundiendo en este caso.
Los pobladores de las provincias de Cotabambas y Grau, en Apurímac, habían iniciado sus protestas el 25 de septiembre pasado contra el proyecto minero porque consideran que será perjudicial para su salud y sus tierras. Este megaproyecto (Las Bambas estaría entre las mayores tres minas de cobre del mundo) contempla un tajo abierto y la construcción de una planta de procesamiento de minerales en la parte alta del río Chalhuahuacho.
La empresa suiza Xtrata era la propietaria inicial. Xtrata fue absorbida por Glencore quien vendió este megaproyecto por casi diez mil millones de dólares a la empresa china MMG para ponerlo en operación a partir del 2016. El proyecto duplicará la producción de cobre del Perú.
Uno ve cómo las empresas chinas (en este caso, con participación australiana) van aprendiendo a comportarse como piezas de un nuevo imperialismo, pidiendo apoyo de sus embajadas si hace falta para que les sirvan de intermediarias con los gobiernos nacionales para que éstos ordenen a la policía y las fuerzas armadas actuar de forma que se garantice el sistema de economía extractivista exportadora. Lo mismo ocurre actualmente con la mina de cobre de El Mirador en Ecuador, en territorio shuar, también de propiedad china.
Por ahora todo iba relativamente bien en Las Bambas, en comparación con otros proyectos paralizados en Perú, como Tía María en Islay y otros. Más o menos la mitad de los proyectos mineros resultan ser conflictivos y de éstos, algo así como la quinta parte acaban con un triunfo de la justicia ambiental y son paralizados definitivamente o durante un tiempo largo. Una excelente fuente de información es el archivo de OCMAL (Observatorio de conflictos mineros de América Latina), y otra es el EJAtlas, el Atlas mundial de Justicia Ambiental, www.ejatlas.org que ofrece información sobre 1600 conflictos socio-ambientales alrededor del mundo, incluidos unos 30 conflictos mineros en Perú.
En el proyecto Las Bambas se planteaba la construcción no solamente de la inmensa mina a cielo abierto sino también de un mineroducto de 206 km hasta la región del Cusco (Antapaccay). Xtrata (Glencore) posee la conflictiva mina de Tintaya en el Cusco, y hasta ese lugar pensaba enviar el mineral de Las Bambas para ser procesado atravesando varias comunidades. Precisamente en Tintaya ha habido muchos muertos en sucesivas protestas a lo largo de los años. Sin embargo, este plan del mineroducto fue desechado, por la oposición de comunidades indígenas cuya posición está reflejada en el video rodado en 2013 en El Espinar, https://www.youtube.com/watch?v=Npcbc4dNrNw.
Más tarde, al comprar los chinos de Minmetals (MMG) el proyecto Las Bambas se ha planteado construir una planta de procesamiento de concentrados del cobre cerca de la mina de Las Bambas. Este concentrado irá, por vía férrea, al Puerto de Matarani a 295 km de distancia. Se espera que esta mina tenga una vida próspera y pacífica de 20 años con 400 000 toneladas anuales de producción de cobre pero ahora ha habido en Las Bambas esa gran protesta contra la planta de tratamiento prevista, resultando muertos varios comuneros y policías. El 28 de septiembre la policía arremetió con bombas lacrimógenas y disparos de bala contra los manifestantes. El enorme proyecto había tenido hasta ahora una trayectoria más tranquila que otros en Perú, y el gobierno estaba feliz anunciando el inicio de la exportación de cobre de Las Bambas para 2016.
Baja el precio del cobre en los mercados mundiales y sin embargo, absurdamente, Perú y Chile se preparan a exportar más cantidad y a competir entre sí, aunque Codelco en Chile ha dado marcha atrás en algunos grandes proyectos como el llamado Expansión Andina 244 (cercano a Santiago de Chile) con una inversión prevista de casi siete mil millones de dólares y que afectaría una zona de glaciares. Con menos violencia estatal que en Perú, también en Chile (el mayor productor mundial de cobre) hay mucha oposición indígena a nuevos proyectos mineros, frecuentemente por la contaminación del agua.
Las inversiones son tan grandes, el empeño en una política económica basada en el extractivismo es tan firme, que es posible que a pesar de las protestas el proyecto de Las Bambas salga adelante mediante una combinación de represión y cooptación. Pero eso no siempre ocurre.
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Joan Martínez Alier
ICTA-Universitat Autònoma de Barcelona
08193 Spain
New book: Ecological Economics from the Ground Up, 2012
http://www.routledge.com/books/details/9781849713993/