Adecco calculó, con datos reales de ocho grandes mineras locales, el sueldo base de los cargos más representativos del sector, partiendo en el operador mina y terminando en el gerente de operaciones.
Desde operador mina hasta gerentes, según estudio de Adecco: Un operador mina, un puesto que requiere solo haber egresado de enseñanza media, recibe en promedio $1,5 millones. Dicen que son los sueldos más altos del país. Y están cerca de serlo: en una década las remuneraciones imponibles de la minería han subido más de 80% a una media de $1,1 millones, superando por lejos a los demás rubros de la economía y poniendo al minero promedio, según Gonzalo Durán, economista de la Fundación Sol, entre el 6% de los trabajadores que mayores remuneraciones reciben en el país.
Pero más que el promedio, lo que importa es la dispersión, y por eso Adecco calculó, con datos reales de ocho grandes mineras locales, el sueldo base de los cargos más representativos del sector, partiendo en el operador mina y terminando en el gerente de operaciones.
Sebastián Marzal, director Nacional de Minería de Adecco, explica que si bien los sueldos por cargos varían de empresa a empresa, estas cifras entregan un buen promedio no solo de monto, sino que también de los requerimientos de los cargos, según la experiencia y estudios (ver recuadro).
Por ejemplo, un trabajador con 5 años de experiencia y egresado de cuarto medio recibe $1.511.875 mensuales, incluyendo horas extras y bonos, «mucho más de lo que podría recibir ese mismo trabajador en otro tipo de empresa», dice Felipe Lagos, de Michel Page. Es más, Gonzalo Durán cuenta que esa renta pone a este cargo dentro del 4% de los trabajadores mejor pagados del país, muy lejos de los $338 mil promedio para esa calificación.
Pero, justifica Felipe Lagos, el sueldo en la minería es mayor por varios factores. El riesgo de accidente o muerte de un administrativo en Santiago es casi mínimo al lado del trabajo en la mina, labor que además se hace lejos del hogar y en turnos extensos.
Complementa Gonzalo Durán contando que la minería es mucho más productiva para la economía, pues mientras entrega solo el 2,7% del empleo en el país, aporta el 7% del PIB nacional lo que, sumado con la alta sindicalización (65% versus el 14% de promedio nacional), ayuda a que los salarios sean mayores.
Pero también tiene que ver con la escasez de cargos de calificación técnica e inferior. El Consejo de Competencias Mineras ha calculado que a 2020 la industria demandará 31.361 trabajadores de estos niveles, el 83% del total de la necesidad de mano de obra del sector.
Eso también explicaría, dice Sebastián Marzal, que los cargos más altos y de mayor especialización tengan sueldos altos, pero en mucho menor proporción que los de más bajo nivel. Por ejemplo, un geólogo de muestreo con hasta 10 años de calificación, un cargo no solo específico sino que también de alta capacidad técnica, gana poco más de $4,2 millones, similar al de otro profesional de igual calificación de otro sector de la economía.
Pero estos sueldos también han generado otro fenómeno: la escasez de trabajadores con experiencia en los proveedores, el semillero natural de las grandes mineras. Pascual Veiga, presidente de Aprimin, dice que mientras anualmente las mineras levantan entre el 15% y el 20% de los mantenedores y operadores a sus asociados, esta cifra se reduce a un 3% en los profesionales, que son menos escasos.
Luis Castillo: «El costo social es alto»
Cuarenta y tres años lleva Luis Castillo en Finning, como auditor técnico, una tarea que también está presente en las grandes mineras. Es por eso que varias veces Castillo ha sido tentado para dejar Finning y realizar el mismo trabajo pero con un sueldo mucho mayor en una gran minera. Pero todas las veces ha dicho que no. «Cuando uno trabaja en la gran minería, el costo social es alto, y yo tengo mi familia».
Sabe que gana un 30% menos que si lo hiciera en una gran minera, pero no se arrepiente. Hoy, el cambio de empresa está en los profesionales más jóvenes que, dice Castillo, se dedican a ganar y ahorrar por unos años y después, cuando sientan cabeza, vuelven a trabajos menor remunerados, pero con mayor calidad de vida, principalmente en las proveedoras de la minería.