Martes, 05 de Octubre de 2010
TeleSUR
Al menos 400 niños menores de cinco años de edad han perdido su vida en los últimos meses en Nigeria a causa de envenenamiento con plomo, cobre y mercurio, producto de los intensos trabajos de explotación minera en ese país, según investigaciones preliminares efectuadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Este incremento en la cifra de fallecimientos se basa en datos ofrecidos en un informe preliminar efectuado por un equipo de expertos de la ONU en Nigeria, según lo indicó este miércoles en Ginebra la vocera de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), Elisabeth Byrs.
Luego de que el Gobierno nigeriano detectara que al menos 200 niños habían muerto y otras 18 mil personas estaban contaminadas, hizo la petición a esta organización para que iniciara una investigación al respecto.
Luego de una semana de estudios, Byrs anunció que el número de fallecidos podría elevarse ya que se basa en los primeros informes ofrecidos por la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) -que colabora con el grupo- y consideró que muchos casos no son registrados.
Asimismo, las muertes confirmadas sólo conciernen a niños menores de cinco años, por lo que la portavoz de OCHA considera que la cifra podría aumentar si la contaminación también afecta a personas de otras edades, por lo que no descartó que el número pueda incrementarse a medida que continúan las investigaciones.
Los primeros resultados del equipo que analiza los niveles de contaminación de plomo, cobre y mercurio en cinco localidades distintas, determinaron que el agua de los estanques está contaminada y la concentración de mercurio en el ambiente es cien veces mayor a lo que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Una intervención urgente y coordinada es necesaria para frenar más muertes», advirtió Byrs.
La extracción de oro y otros minerales en regiones de Bukkuyum, Anka y Zamfara (norte de Nigeria) es la principal causa de la alta contaminación, además las personas llevan los minerales extraídos hasta sus hogares para hacer una selección manual, incrementando los niveles de envenenamiento.
Asimismo Byrs sostuvo que gran parte de las personas no informan sobre los nuevos casos de contaminación porque «tiene miedo de no poder continuar con estas actividades», que fueron vetadas la semana pasada por el Gobierno nigeriano al conocerse las primeras muertes.
La explotación del oro, en cuyos yacimientos se encuentran también minerales como el plomo, el cobre y el mercurio, es una fuente de ingresos para la población de estas localidades.
El envenenamiento por estos minerales puede provocar daños irreparables al sistema nervioso de los menores y provocar deformaciones congénitas en los primeros años de vida, efectos que requieren un tratamiento especial que «la mayor parte de la población no puede costearse», concluyó Byrs.
En Nigeria la población infantil es la más vulnerable, pues ya las autoridades de este país han advertido un posible estallido social tras conocerse que al menos dos millones de niños se encuentran en estado de indigencia, sobreviviendo de las lismonas que piden en las calles de Kano, ciudad capital de un estado del mismo nombre ubicada al norte de Nigeria, cifra que se ha duplicado en los últimos cinco años.
«Es una generación perdida, toda una generación», dijo la senadora Eme Ufot Ekaette, que dirige un comité sobre la protección de la infancia en el Parlamento federal.
«Estos niños son una bomba de relojería social (…) no saben lo que es la atención familiar, el amor, el afecto, y ven a todo el mundo como un enemigo responsable de su indigencia», estima Abdullahi Yusuf, un residente de Kano, segunda ciudad del país; mientras que para el encargado del caso en el Gobierno del estado de Kano, Aminu Isamail Sagagi, «la situación se hace cada día más patética».