Históricamente, la ciudad de Cerro de Pasco ha sido sinónimo de riqueza minera. Así es presentada en los manuales de historia en los colegios y en la imagen que se vende del país en el exterior ¿Y cómo negar esta realidad, si de modo generoso, con la explotación del plomo, la plata, el cobre y el zinc, ha contribuido durante siglos, al enriquecimiento de la Cerro de Pasco Cooper Corporation, a llenar las arcas del Estado a través de Centromín Perú, y ahora a las utilidades de la Volcan?
Pero hay otra realidad dolorosa, trágica y vergonzosa; la realidad de su agonía como ciudad; la realidad de los desmontes, los relaves y las lluvias ácidas que contaminan el aire que respiran los pobladores, la vergüenza del plomo en la sangre de sus niños y niñas, la tragedia de las explosiones cotidianas que convierte a las viviendas en inhabitables y su deterioro físico al suelo urbano, la destrucción del patrimonio, histórico y cultural, unido al sub empleo, pobreza y carencia de servicios básicos. Sigue leyendo