Perú

ICMM: El principal problema de la minería peruana es la mala percepción del público

Las poblaciones de todos los países mineros del mundo vinculan fuertemente la actividad minera con el desarrollo, menos en el Perú, reveló un estudio del Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM, por sus siglas en inglés), presentado en Perumin por Tom Butler, presidente de esta organización que agrupa a las 23 compañías mineras más grandes del mundo.

“La gente en otros países cree que los beneficios de la minería superan largamente los efectos negativos; pero eso no ocurre en el Perú, donde una proporción importante de peruanos rechaza minería”, dijo.

Según el estudio del ICMM, el 41% de la población de USA en zonas mineras y no mineras está de acuerdo con la minería, mientras que el 9% está en desacuerdo.

“En el Perú, por el contrario, sólo el 17% de la población está de acuerdo con la actividad minera”, señaló Butler.

El ejecutivo remarcó que esta brecha obedece a un factor determinante: la mala percepción del público debido a una mala comunicación.

“La minería hace una importante contribución socio-económica al Perú, pero la percepción ciudadana no refleja esa percepción”, explicó.

Por esta razón, Butler hizo dos recomendaciones: Uno, que la minería se esfuerce en mostrar resultados continuos en desempeño medioambiental y de contrato social, y que comunique bien estos resultados.

Fuente:http://elcomercio.pe/economia/peru/icmm-principal-problema-mineria-peruana-mala-percepcion-publico-noticia-460040

Perú

SNMPE: La ‘cabecera de cuenca’ es una fantasía de la antiminería

«La minería apoya el enfoque de cuenca. Eso es algo factible y ya se está haciendo […] Pero hablar de ‘cabecera de cuenca’ es un absurdo», señaló Luis Marchese, titular de la SNMPE.

La Ley 30640, que establece y reglamenta las ‘cabeceras de cuenca’, restringirá las inversiones en minería, alertó Luis Marchese, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).

«Lo que hace la norma es definir una guía metodológica para establecer las cabeceras de cuenca, pero resulta que este término es una entelequia: se refiere al lugar desde donde parten los cursos de agua, o sea, donde llueve, y donde llueve es en todo el Perú», apuntó el líder gremial.

Marchese hizo hincapié en que la norma es una fantasía creada por gente que se opone a la minería, en clara alusión a Marco Arana, autor de la norma.

En ese sentido, dijo que la SNMPE interactuará con la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y pedirá un debate más amplio para hallar una solución a esta traba a la inversión minera.

La ANA, en efecto, ha sido requerida por el Congreso de la República para que defina una guía metodológica.

«La minería apoya el enfoque de cuenca. Eso es algo factible y ya se está haciendo. Está escrito en el Acuerdo Nacional de Agua. Pero hablar de ‘cabecera de cuenca’ es un absurdo. Es un término que no existe en ninguna parte del mundo», sentenció Marchese.

Fuente:http://elcomercio.pe/economia/snmpe-cabecera-cuenca-fantasia-antimineria-noticia-459796

Perú

Las deudas pendientes de ocho mineras por el uso del agua

El análisis de una base de datos construida por  Ojo-Publico.com en base a pedidos de información a la Autoridad Nacional del Agua revela que 10 de las mineras más importantes del Perú tienen autorización para explotar hasta 302 mil millones de litros de agua cada año, a cambio de una compensación máxima de S/0,27 por cada m3 consumido. Sin embargo, las cifras de la autoridad no cuadran con las de las empresas. Ocho mineras deben un total de S/1,6 millones al Estado por el uso del agua.

Cada año, diez de las compañías mineras más importantes que operan en el Perú están autorizadas a usar un máximo de 302.442 millones de litros de agua de quebradas, lagunas y acuíferos para atender sus operaciones. La lista la integran Southern Peru, Antamina, Milpo-Votorantim, Volcan, Xstrata, Buenaventura, Las Bambas, Minero Horizonte, Yanacocha y Barrick, y la cifra se desprende del análisis de una base de datos construida por  Ojo-Publico.com con reportes obtenidos a través de pedidos de información a la Autoridad Nacional del Agua (ANA), institución encargada de la gestión hídrica en el país.

Según la ANA, el consumo promedio anual de estas compañías no supera el 25% de los volúmenes permitidos. Sostienen, por ejemplo, que el 2016 las mineras usaron apenas el 14% de los volúmenes de agua permitidos y el 2015 el 36%. Sin embargo, las cifras de la autoridad se contradicen con las licencias y consumos declarados por las propias empresas, confirmando con ello la débil fiscalización del Estado en la explotación de este recurso.

Ojo-Publico.com solicitó a la Autoridad Nacional del Agua (ANA) el detalle del agua utilizada por las 10 mineras que poseen el mayor número de licencias para extraer este recurso, los volúmenes otorgados, el detalle de las cantidades usadas cada año y el pago que se les exige en compensación por este consumo.

El análisis de la base de datos señala que, desde el 2012 hasta fines del 2016, estas mineras utilizaron solo 377.589 millones de litros de agua para procesar sus minerales, suprimir el polvo en sus áreas de trabajo y cubrir las necesidades de servicios de sus campamentos. Pero los volúmenes de consumo que la ANA le atribuye a las mineras, son ínfimos respecto a las cantidades reales. Uno de los casos más evidentes es el de Southern Perú Cooper, subsidiaria del Grupo México y compañía que más agua capta y extrae en el Perú, según la información oficial.

De acuerdo con los reportes de la ANA, el 2015 todas las operaciones de Southern usaron 24.780 millones de litros para cubrir las necesidades de las dos minas de cobre que administra en Cuajone (Moquegua) y Toquepala (Tacna). Sin embargo, los reportes que la misma empresa aloja en su página web revelan que ese año gastó el doble:   50.490 millones de litros. Una cantidad similar a la que ocuparían 12.500 piscinas olímpicas y que representa total del consumo de los habitantes de Tacna y Moquegua durante un año.

Pero no solo no concuerdan las cifras del uso, tampoco los volúmenes autorizados a la compañía minera. El volumen que la institución estatal otorgó y registró a favor de dicha empresa es mayor al que esta admite.

Lo reportado en la última   memoria anual del Grupo Mexico indica que su filial peruana tiene licencia para explotar un máximo de 1.950 l/s, es decir, aproximadamente 61.500 millones de litros cada año, un volumen similar al consumo anual de la mitad de la población de Arequipa, región en donde Southern tiene a Tía Maria, proyecto minero que se encuentra paralizado precisamente por conflictos por el agua. Sin embargo, según la ANA, la empresa tiene autorización para más: 139.342 millones de litros.

La oficina de comunicación de Southern Perú Cooper respondió por escrito a Ojo-Publico.com y sostuvo que ellos cuentan con medidores en cada punto de captación del recurso. No precisaron cuántas licencias tienen, pero confirmaron que los litros de agua autorizados y utilizados son los mismos que señalan en su memoria anual. Estos son «enviados y verificados mensualmente por la ANA». Añadieron que toda la información es pública y puede obtenerse de dicha institución; sin embargo, como detallamos más arriba las cifras de la ANA no cuadran.

Ruth Preciado, ingeniera especializada en gestión hídrica de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), sostiene que –además de estas incongruencias en el registro de la ANA– los cálculos del uso minero del agua siempre quedarán cortos porque no se incluye el líquido que se pierde en el bombeo a tajo abierto, ni mucho menos el drenaje que hacen las empresas para secar la zona y evitar infiltraciones en sus proyectos.

“Este drenaje tiene un impacto negativo en el agua subterránea, pues impide que el líquido se almacene en temporada de lluvia para nutrir las quebradas en época seca. Ello reduce su disponibilidad de agua en las zonas bajas”, explicó la ingeniera.

El límite de metros cúbicos de agua que puede extraer cada minera es fijado por resoluciones administrativas emitidas entre 1972 y el 2009, primero por el Ministerio de Agricultura, y ahora por la ANA, cuando no se contaba con estudios de disponibilidad hídrica nacional, ni se conocía la sobreexplotación o superposición de usos en cada quebrada, laguna o río.

Los datos obtenidos por  Ojo-Publico.com muestran que el 57% del total de las licencias otorgadas a estas 10 importantes mineras fueron entregadas antes del 2010, año en que la ANA publicó su primer estudio sobre la situación de los recursos hídricos en el Perú. Y fue recién desde el año 2012 que dicha institución empezó a elaborar planes de gestión del agua detallados para cada cuenca.

COBROS MÍNIMOS

Desde el 22 de junio de este año, la Constitución Política del Perú reconoce el agua como un bien público, Patrimonio de la Nación, e impone al Estado el deber de priorizar el acceso y el consumo humano sobre otros usos. Todo el que la extrae de sus fuentes naturales está obligado a pagar una retribución económica al Estado.

El monto de este pago lo calcula la Autoridad Nacional del Agua (ANA) con una fórmula aprobada el 2012 y que se oficializa a través de un  decreto supremo cada año, y es firmado por el Ministerio de Agricultura. Lo recaudado debe servir para mejorar la gestión y disponibilidad del agua en todo el Perú.

Sin embargo, no existen medidores o equipos en el Estado para cuantificar los volúmenes de agua que usan las mineras. Mirco Miranda, consultor en recursos hídricos y ex funcionarios de la ANA, explica que son las propias empresas las que envían una declaración jurada indicando el agua que consumieron durante el año. Cuando la información no es enviada, la Oficina de Régimen Económico de esta institución les factura un promedio aproximado en base al límite máximo permitido.

De acuerdo al Decreto supremo 024-15, toda empresa que obtenga una licencia de uso minero está obligada a pagar una retribución por el derecho de uso de agua  en sumas que van de S/0,09 a S/0,27 céntimos por cada metro cúbico (mil litros) utilizados.

Los agricultores pagan entre S/ 0,0010 a S/ 0,0030 por cada m3 de agua catalagoda de uso agrario. Los montos por el uso poblacional van entre S/ 0,004 y el S/ 0,03, pero, según la ANA, mineras como Volcan, Yanacocha, Southern, Minero Horizonte, Milpo y Buenaventura, también cuentan con licencias de este tipo para atender las demandas de sus campamentos mineros, por lo que algunas de sus licencias acceden a este pago menor.

Las propias mineras informan sus consumos a la ANA. El Estado no cuenta con medidores.”

Teniendo en cuenta estos montos, la base de datos que construyó  Ojo-Publico.com con información de la ANA revela que dicha institución facturó a las diez mineras un total de S/ 38 millones por el consumo de los 377.589 millones de litros de agua que usaron en cinco años; desde la última fase del boom minero del 2012 hasta el cierre del 2016.

Pero las empresas no siempre pagan. La data oficial muestra que 8 de las 10 mineras que analizamos deben un total de S/1,6 millones al Estado por el uso del agua. Solo Southern y Xtrata aparecen con todas sus facturas canceladas.

Funcionarios de la ANA confirmaron que las deudas por los consumos del 2015 al 2012 ya han sido enviadas a la Oficina de Ejecución Coactiva, pero que no podrían precisar si las mineras han presentado algún recurso o reclamo para no cumplir con su obligación. La lista la encabeza Volcan, con S/829.206 de pago pendiente; seguido de Milpo-Votorantim con S/ 536.278. En tanto, Buenaventura y Yanacocha tienen deudas que datan del 2012.

La información remitida por la Oficina de Régimen Económico de la ANA también muestra que el año pasado no se giró ningún recibo a nombre de la canadiense Barrick, la mayor productora de oro del mundo. Los reportes señalan que hubo un volumen de utilización de agua cero, pese a que su proyecto estrella Lagunas Norte, en La Libertad, estuvo en plena actividad y produjo  435.000  onzas de oro anual.

Lo mismo sucede con  Las Bambas, minera de la compañía china Minerals and Metals Group (MMG), que  reanudó sus operaciones en Apurímac a mediados del 2016 luego de un severo conflicto con los habitantes de la zona; y con  Antamina , controlada por el consorcio BHP Billiton Ltd, Glencore, Teck Cominco Ltd y Mitsubishi Corp, y que  el año pasado pesó un promedio de 430 mil toneladas de cobre y 170 mil de zinc en Áncash. Ambas compañías no tienen facturas de agua por pagar pese a su alta producción.

En la Oficina de Régimen Económico de la ANA no explicaron por qué en sus archivos no aparecen recibos a nombre de dichas mineras.

Se les solicitó a Antamina, Las Bambas y Barrick el detalle de los volúmenes de agua que están autorizados a extraer en todo el país, así como las cantidades utilizadas en los últimos cinco años, pero no dieron estos detalles. Por escrito Antamina dijo que la información la podíamos obtener de la ANA, pero aseguraron que el 100% de agua que usan es de lluvia y más del 99% de lo empleado en el procesamiento de minerales es reciclada. No obstante, existen 10 resoluciones que le otorgan a Antamina derechos de uso en dos quebradas, un río y una laguna de Áncash, así como un acuífero en Barranca, Lima.

La ANA no le facturó consumo alguno a Barrick, Antamina y Las Bambas por sus actividades del 2016”

Por su parte, los voceros de Las Bambas dijeron que más del 95% del agua utilizada para sus operaciones extractivas es reciclada y les reportan cada mes a la ANA sus consumos. Barrick, en tanto, solo precisó que «el uso del agua es gestionado por estrictos estándares, regulados por las autoridades gubernamentales nacionales y locales de cada región en la que operamos».

Fabiola Alburqueque Vílchez, comisionada de la Adjuntía para la Prevención de Conflictos Sociales y Gobernabilidad, de la Defensoría del Pueblo, advierte que el 35% de los conflictos sociales se concentran en la cantidad, calidad y oportunidad del uso del agua. «En el caso de la minería, la poca transparencia y falta de información actualizada sobre cuánto consumen estas empresas termina exacerbando las demandas de las poblaciones que conviven con proyectos extractivos», dijo. La minería no subsiste sin agua, tampoco la agricultura que se desarrolla a su alrededor.

La ANA ha puesto sus esfuerzos en mapea el uso agrícola y poblacional de este vital recurso, pero no en saber cuánto gastan y pagan las grandes empresas.

Fuente: https://ojo-publico.com/502/el-agua-que-las-empresas-mineras-no-pagan

Perú

Los otros extractivismos ilegales y violentos

En las últimas semanas, entre las páginas policiales y las noticias locales de los principales diarios, se han registrado varios hechos de violencia que no deben pasar desapercibidos. En Ucayali, seis agricultores fueron asesinados el pasado viernes 1 de septiembre en el caserío Rayal, en el distrito de Nueva Esperanza, provincia de Coronel Portillo, región Ucayali.

Los cuerpos fueron encontrados flotando en un río con las manos atadas y por la manera como han sido asesinados todo indica que han sido víctimas de las mafias de traficantes de tierras que operan en la zona. La información que se maneja en la zona apunta a señalar que los agricultores habrían sido asesinados por haberse resistido a dejar sus tierras en manos de ciertos grupos que pretenden expandir el monocultivo dentro del Bosque de Producción Permanente (BPP). En la zona se viene promoviendo la siembra intensiva de arroz y cacao, sobre todo en el caserío Bajo Rayal que ocupaban los agricultores asesinados.

De hecho, la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali y Afluentes (Feconau) ha denunciado que varios dirigentes indígenas vienen siendo amenazados por las mafias de traficantes de tierras a lo que se suman los taladores ilegales que pululan en la zona. Fuentes locales responsabilizan a la Dirección Regional de Agricultura y al Gobierno Regional de Ucayali por la demora en la demarcación territorial solicitada por las comunidades indígenas afectadas por el monocultivo, que como se sabe ocupa enormes extensiones de tierras y afecta los recursos genéticos presentes en los bosques primarios.

Este lamentable hecho trae a la memoria el asesinato, el año 2014, del líder asháninka Edwin Chota, miembro de la comunidad nativa Alto Tamaya-Saweto. En esa ocasión también junto con Chota fueron asesinados los dirigentes Jorge Ríos Pérez, Leoncio Quinticima Meléndez y Francisco Pinedo. Sin ningún tipo de respaldo y frente a la total indiferencia de las autoridades, Edwin Chota y las comunidades de la zona, se enfrentaron durante años a las mafias de taladores ilegales que operan al noroeste del Complejo de Conservación del Purús, muy cerca de donde se pretende imponer la construcción de una carretera que conecte Puerto Esperanza (Purus) e Iñapari (Madre de Dios). El proyecto de ley que apunta a mejorar la conectividad de Purus, léase construir una carretera que afectaría la zona de reserva comunal, fue presentado el pasado mes de mayo por el congresista fujimorista Carlos Tubino.

En otra zona del país, entre las localidades de Nasca y Marcona, se registró otro hecho de violencia. Dos bandas que se disputan el control de la mina artesanal Uracangana, ubicada en Marcona, se enfrentaron a balazos la semana pasada con el trágico saldo de cuatro personas fallecidas. Entre las víctimas figura un suboficial de la Policía Nacional.

Las investigaciones apuntan a una disputa abierta entre organizaciones criminales que buscan controlar la actividad minera que se desarrolla en el distrito de Vista Alegre. Cabe señalar que, sólo en los últimos meses, se han registrado hasta 15 asesinatos en la zona.

Lo que pasa en Nasca no es ninguna novedad y se reproduce en otras zonas del país donde se ha implantado la actividad minera informal y/o abiertamente ilegal. Por citar sólo unos ejemplos, es el caso de la minería que se desarrolla en la zona conocida como Cerro El Toro, en el distrito de Huamachuco, provincia de Sanchez Carrión en la región La Libertad o, en el distrito de Suyo, provincia de Ayabaca en Piura. En ambos casos, los mineros ilegales controlan esos territorios con el uso de la violencia frente a la total inacción de las autoridades locales, regionales y nacionales.

Por supuesto, otro ejemplo extremo es el de Madre de Dios. Cabe señalar que en la actualidad Tambopata, el epicentro de la minería ilegal en ese departamento, es la provincia con el mayor índice de homicidios a nivel nacional (29.5 por cada 100 mil habitantes), según información del propio Instituto Nacional de Estadística e Informática.

En Tambopata se ubica La Pampa, zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, en el kilómetro 105 de la Carretera Interoceánica y que desde su inauguración está totalmente controlada por diversas mafias: comerciantes de combustible, mercurio, explosivos, maquinarias y equipamientos diversos; servicios de todo tipo, entre los que, por supuesto y lamentablemente, destaca el tráfico de personas, explotación sexual, prostíbulos disfrazados de bares, cantinas y discotecas, entre otras actividades ilícitas.

La Pampa se ha convertido en tierra de nadie pese a los operativos que cada cierto tiempo realiza la Policía Nacional y que no logran revertir la situación de caos y descontrol. El área afectada por la minería ilegal ha crecido notablemente en Madre de Dios: las cifras del propio Ministerio del Ambiente muestran que de 6,254 hectáreas deforestadas por la minería en el año 2000, se pasó a 32,750 hectáreas en el año 2011 y a más de 50 mil hectáreas en los últimos años, sobre todo en las zonas de Delta, Hueypetuhe, Guacamayo e incluso penetrando en la zona de amortiguamiento de Tambopata. El impacto de esta expansión ha sido devastador.

Junto con el narcotráfico y la tala ilegal, la minería ilegal, es una de las actividades ilícitas que más se ha expandido en las últimas décadas. Son 21 regiones con presencia de este tipo de minería y las estimaciones de producción y del número de mineros informales e ilegales son todavía bastante gruesas: las cifras van en un rango de 100 mil a 500 mil personas, aunque el único dato oficial -que está por debajo de la realidad- es el de los 77,723 mineros que expresaron formalmente la intención de acogerse al proceso de formalización que el gobierno inició el año 2012.

Madre de Dios también es una buena advertencia de lo que podría pasar en zonas como la de Purus, si se concreta el proyecto de construcción de la carretera. La construcción de la Interoceánica Sur, fue determinante en la estrategia de expansión y control territorial de los mineros ilegales: les permitió la conectividad que nunca antes habían tenido y por lo tanto el acceso a áreas geográficas claves para, por ejemplo, trasladar su producción a centros de procesamiento y acopio en otras regiones y así iniciar el ansiado camino del blanqueo del oro ilegal para posteriormente alcanzar mercados internacionales. Además, les facilitó el acceso a insumos, maquinarias y equipos, que hasta antes del funcionamiento de la carretera era un cuello de botella que en muchos casos afectaba sus ritmos de producción, comercialización y expansión territorial.

En el panorama de hechos de violencia registrados las últimas semanas también figura el atentado narcoterrorista ocurrido en la localidad de Churcupampa, Huancavelica, que acabó con la vida de tres suboficiales de la Policía Nacional. La versión que maneja el Ministerio del Interior es que el ataque habría sido una respuesta a una incautación de varias toneladas de insumo para la elaboración de cocaína que había realizado la patrulla de policías. El atentado ocurrió en una zona de tránsito de insumos al VRAEM y de droga ya procesada y el propio ministro Basombrío ha hablado de una columna de terroristas que habría sido contratada por los propios narcotraficantes.

Lo cierto es que estas tres actividades ilícitas controlan cada vez una mayor porción de territorios en varias regiones del país y los impactos en el deterioro de nuestros bosques son significativos: cada año, el Perú pierde en promedio 150 mil hectáreas de bosque natural debido a la deforestación y la principal causa es la agricultura y actividades ilegales como la tala, la minería y el cultivo de hoja de coca. La pérdida acumulada supera los 10 millones de hectáreas de bosques.

No hay que olvidar que algo más del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el Perú provienen del cambio de uso de suelo y la deforestación: hace unos días el Apu achuar, Carlos Sandi, de la cuenca del Corrientes, declaraba en una conferencia de prensa en Lima: «Cortan un árbol en Lima y es noticia -y está muy bien que eso ocurra-pero al mismo tiempo los medios ni mencionan el daño ambiental que pasa todos los días en nuestros territorios».

Las comunidades y los pueblos indígenas son aliados contra este coctel tóxico de actividades ilegales cada vez más violentas y el Estado debería dejar de tratarlas como un obstáculo. Si no reaccionamos a tiempo, el riesgo es enorme.

Ahora que se está hablando de los años de violencia extrema que vivió el país en décadas pasadas y de posibles escenarios de rebrotes, no hay que perder de vista la violencia que estas actividades ilegales están imponiendo en varios territorios del país. Nuestra historia y la de países de la región, muestra que los intereses más oscuros se juntan y amplifican el daño que cada uno le hace al país por separado. No debemos llegar a situaciones extremas para reaccionar.

Fuente:http://cooperaccion.org.pe/main/opinion/765-los-otros-extractivismos-ilegales-y-violentos

Perú

Las víctimas de un “Estado Tóxico”

Un informe internacional pone nuevamente en agenda la grave contaminación que sufren diversas comunidades del país, y la inacción del Estado ante las enfermedades que sufre la población afectada. » Estado Tóxico» es el nombre del informe difundido por Amnistía Internacional que relata dos casos emblemáticos: el de Espinar (Cusco), afectado por más de 30 años de actividad minera, y el de Cuninico (Loreto) afectado por contaminación petrolera. La respuesta del Estado para atender la salud de la población en estas localidades es “absolutamente inadecuada”, afirma el documento.

Durante la presentación del informe, Melchora Surco, mujer campesina de Espinar, relató cómo su nieto regresó feliz luego de hacerse exámenes médicos: “Me han dicho que tengo metales en mi cuerpo, cuando sea grande voy a vender esos metales y voy a ser rico”. Otro testimonio es el de Carmen Catalina Chambi, quien cuenta en el documento que cuatro de sus seis hijos están enfermos, uno de ellos nació con un oído bloqueado y a otro le tuvieron que extirpar un quiste de un pulmón. Estos desgarradores testimonios muestran en toda su crueldad la realidad de la contaminación que perjudica la salud y el futuro, especialmente de los niños de diversas comunidades.

En el caso de Espinar, hace más de siete años se conoce de la contaminación que afecta las fuentes de agua de la población. Desde el primer informe de CENSOPAS de 2010, que encontró que las 506 personas evaluadas tenían arsénico, cadmio, mercurio y plomo, se han hecho multitud de nuevos análisis que confirman la gravedad de la situación, incluyendo el estudio integral que fue producto de la Mesa de Dialogo instalada tras las protestas de 2012.

La lenta atención del Estado a la salud de la población no se corresponde con la urgencia de la situación. Luego de meses de trabajo, dicha Mesa de Diálogo –que entonces fue publicitada por el gobierno central como uno de los casos más exitosos de diálogo y negociación multiactor- culminó con un Plan de Inversiones y un Plan de Acción Ambiental. Pero hasta el momento los compromisos no se han cumplido, lo que motivó a un paro provincial en noviembre pasado. La Comisión de Alto Nivel que se conformó entonces estableció nuevos compromisos y nuevos plazos para los planes elaborados en el 2013. Una de las principales promesas es la construcción del nuevo hospital de Espinar.

En ese momento, la ahora ex ministra de Salud, Patricia García, señaló que actualmente no existe una guía para manejo de metales pesados en el país, y declaró que los planes y compromisos en materia ambiental producto de la Mesa de Diálogo de Espinar del 2013 no fueron ni son actualmente posibles. Por ello planteó que era necesario “transparentar la situación y sincerar las cosas” pues “no existen centros y tecnología especializada”.

Pero así como el Estado aún no atiende la salud de la población, tampoco ha sido capaz de identificar al responsable de la situación. El informe de la Mesa de Diálogo del 2013 concluyó que “las aguas superficiales y subterráneas, en algunos lugares cercanos a las actividades mineras de Xstrata Tintaya S.A., muestran una concentración de metales y otros elementos físicos y químicos superiores a los estándares de calidad ambiental establecidos” y que “ello supone una asociación entre dichos valores y zonas de actividad minera que tiene que ser examinada con mayor profundidad”. Los resultados preliminares del primer estudio concluido por el IPEN y otros producidos por OEFA apuntan a una asociación de los relaves mineros con la contaminación. Por ejemplo, sobre las relaveras de Huinipampa y Ccamacmayo, el informe del IPEN de 2014 indica que no se puede excluir que las aguas estén afectadas por las relaveras y recomienda la ejecución de estudios complementarios. La empresa minera sostiene que no tiene responsabilidad, en tanto que los testimonios de la población local señalan a las actividades de más de 30 años de la mina Tintaya como causa de la contaminación en la zona. Lo cierto es que, a la fecha, pese a tener pleno conocimiento de esta situación desde hace más de 7 años, el Estado aún no puede determinar quién es el responsable.

En su informe, Amnistía considera que “el Estado peruano ha incumplido por completo su deber de proteger a las comunidades de Espinar y garantizar su derecho a la salud”.

El informe de Amnistía se refiere también al caso de Cuninico, comunidad de Loreto afectada por contaminación petrolera donde según estudios del Ministerio de Salud, más de la mitad de la población tenía niveles anormales de mercurio en la sangre. También se detectaron niveles alarmantes de cadmio y plomo en algunas personas, entre ellas niños y niñas. “Pese a que el gobierno declaró una emergencia de salud pública en la zona en 2017, no se han tomado medidas reales para proporcionar atención médica a las comunidades y abordar la contaminación del agua, lo cual incluye investigar la fuente de la contaminación”, señala la organización internacional, agregando que “El centro de salud más cercano a Cuninico está a una hora y media de distancia en lancha motora, y no cuenta con los especialistas requeridos para cubrir las necesidades de una población local expuesta a metales tóxicos”.

Estos casos nos recuerdan que en nuestro país existen demasiados ejemplos de poblaciones expuestas a grave contaminación. La Oroya, Andoas, Madre de Dios, Espinar y Cuninico son algunos de los casos emblemáticos y que muestran a un Estado que si bien es muy ágil para promover las inversiones extractivas, no es igual de diligente para proteger a las poblaciones de los impactos de dichas actividades.

Fuente: http://cooperaccion.org.pe/main/advanced-stuff/cooperaccion-informa/766-las-victimas-de-un-estado-toxico

Perú

¿Qué cambia con la nueva norma del MINAM para delitos ambientales?

La semana pasada el Ministerio del Ambiente publicó un nuevo reglamento para la presentación de los informes técnicos que se deben elaborar de manera obligatoria en los procesos penales por delitos ambientales. Estos informes técnicos son denominados Informes fundamentados y tienen su origen en la Ley General del ambiente:

«Art. 149.1 En las investigaciones penales por los delitos tipificados en el Título Décimo Tercero del Libro Segundo del Código Penal, será de exigencia obligatoria la evacuación de un informe fundamentado por escrito por la autoridad ambiental (…)»

Los Informes fundamentados son entonces una obligación legal, parte esencial de la investigación y el proceso penal frente a los delitos cometidos contra el medio ambiente. Son necesarios para que el fiscal y/o el juez conozcan cuáles son las obligaciones ambientales (de carácter administrativo ambiental) que se habrían vulnerado, y constituyen un insumo para valorar los hechos y determinar cómo es que se ha afectado al medio ambiente, como bien jurídico protegido por la norma penal.

El  DS007-2017 MINAM (del 5 de setiembre último) regula por tercera vez la emisión de estos informes y su uso en el proceso penal(). Progresivamente, los reglamentos sobre el Informe Fundamentado han ido definiendo y guiando la obligación legal de elaborarlos, de manera de facilitar su comprensión por parte de los operadores de justicia.

Esto último resulta importante en nuestro país, donde todavía resulta muy difícil la persecución y sanción de los delitos contra el ambiente. Aquí, no solo jueces y fiscales encuentran dificultades en la investigación de los hechos, la evaluación de las pruebas y la imposición de sanciones penales; sino también las autoridades ambientales, que carecen en muchos casos de las capacidades, lineamientos y recursos para el cumplimiento de sus obligaciones legales, como las de evaluar los hechos y evacuar dichos Informes.

Pero las dificultades se presentan no solamente para los operadores de justicia. Los terceros involucrados en los procesos por delitos ambientales, por ejemplo, los ciudadanos afectados por la comisión de los mismos, tampoco logran encontrar aún hoy, en el proceso penal, una alternativa eficaz para enfrentar las más graves vulneraciones al medio ambiente.

Comunidades afectadas por graves derrames de elementos tóxicos sobre sus fuentes de agua (por ejemplo, el caso de la mina Caudalosa que derramó relaves sobre el río Escalera o los derrames de petróleo del oleoducto norperuano en la Amazonía norte) han intentando recurrir al derecho penal, sin resultado alguno. En muchos casos incluso, las comunidades han encontrado en los Informes Fundamentados un obstáculo para la búsqueda de justicia ambiental. Esto ya sea por su baja calidad, por las demoras en su evacuación, o muchas veces por la arbitrariedad de la actuación fiscal que se limita únicamente a la información contenida en los Informes fundamentados, omitiendo así sus funciones de investigar los hechos y generar otros elementos de convicción suficientes para la formulación de su acusación.

Sobre esto, el nuevo Reglamento señala que los Informes fundamentados constituyen una prueba documental, esto es, que los informes contarían por sí mismos con la calidad de prueba pre constituida; de manera de facilitar y agilizar el proceso. Así mismo, la nueva norma señala que el Informe «no constituye un requisito de procedibilidad de la acción penal, siendo que el fiscal «puede formular su requerimiento fiscal, prescindiendo de este, con las pruebas de cargo y descargo recabadas durante la investigación preparatoria» (art.2.2). Esto último le da al fiscal un rango mayor de actuación, sin tener que limitarse únicamente al Informe de la autoridad ambiental para su acusación, resultando este en un insumo que suma -y no determina- a la misma. No obstante, consideramos que la redacción de la norma puede llevar a una seria confusión: se debe recordar que la ley establece la obligación del requerimiento, evacuación y evaluación del Informe fundamentado por parte de la fiscalía, para la procedibilidad de la acción penal. Esto quiere decir que, si bien no es obligatorio usarlo como prueba, el fiscal sí deberá requerirlo y evaluarlo para que proceda la acusación.

Finalmente, entre otros cambios, el nuevo reglamento establece una descripción extensa sobre cuáles son las autoridades ambientales competentes para la elaboración de los Informes Fundamentados. Esto resulta importante, pues una de las dificultades de jueces y fiscales estaba en determinar a qué autoridad le requerían el Informe (teniendo en cuenta lo dispersa y compleja que resulta nuestra normativa ambiental). Además, la norma regula cuál es la autoridad competente para los casos de investigación penal por delitos ambientales que involucren a funcionarios o servidor públicos; así como para los casos de conflictos de intereses.

Sin duda, el nuevo reglamento aporta a un mejor desarrollo del proceso judicial por delitos ambientales y la protección del ambiente mediante la vía del derecho penal. No obstante, autoridades del ejecutivo y del poder judicial aún tienen un largo caminar que recorrer para garantizar su efectividad.

Fuente: http://cooperaccion.org.pe/main/opinion/762-que-cambia-con-la-nueva-norma-del-minam-para-delitos-ambientales

 

Perú

Matucana: Enjambre sísmico en una zona de enjambre de relaves mineros

En la madrugada del jueves 14 de septiembre, 7 fuertes sismos tuvieron como epicentro el distrito de Matucana, provincia de Huarochirí. El más fuerte fue de 4.8 en la escala de Richter, provocando alarma en la población y deslizamientos en varios puntos que provocaron, por ejemplo, el bloqueo de la Carretera Central por varias horas.

El Instituto Geofísico del Perú (IGP), ha informado que lo que ocurre en Matucana es un enjambre sísmico debido a la presencia de fallas geológicas  en esta zona. El presidente ejecutivo del IGP, Hernando Tavera, ha declarado que “un enjambre sísmico, técnicamente, se conoce a la actividad sísmica de magnitud pequeña que ocurre en un área puntual durante un variado periodo de tiempo. Hay enjambres sísmicos que duran un día o semanas, pero que no generan un tipo de daño a la población”.

Lo ocurrido en Matucana nos recuerda que en la zona también se ubican 19 relaves mineros, entre los que destaca el depósito de Tamboraque, con más de 500 mil toneladas de residuos tóxicos, a pocos metros del río Rímac, que es la fuente de abastecimiento de agua para la ciudad de Lima.

¿Qué dicen los informes técnicos sobre Tamboraque? Ya en el año 2008, un informe de emergencia elaborado por el Instituto Nacional de Defensa Civil alertaba sobre los peligros de Tamboraque: “la pendiente es abrupta, variando de 35° en la parte alta a 45° en la parte media y baja; además se encuentra en una zona de alta sismicidad”.

El informe planteaba claramente que la empresa minera debería “cambiar la ubicación de la cancha de relaves y moverlos a una nueva ubicación que presente las características físicas de seguridad y bajo riesgo ambiental, dejando libre la parte baja de influencia directa, ante un posible colapso”.

Pese a que instituciones como Defensa Civil, el Ministerio de Energía y Minas, el Gobierno Regional de Lima, han planteado desde hace varios años la clausura inmediata de esta cancha de relaves y su reubicación a una zona segura, de manera irresponsable se sigue postergando la reubicación definitiva.

Un enjambre de relaves mineros en una zona de enjambre sísmico configura un escenario de alto riesgo. Esperamos que las autoridades y las propias empresas reaccionen y se tome la decisión de reubicar los relaves a zonas de total seguridad para evitar los graves riesgos de colapso.

Fuente: http://cooperaccion.org.pe/main/opinion/763-matucana-enjambre-sismico-en-una-zona-de-enjambre-de-relaves-mineros

Perú

TÍA MARÍA: Aún flamea la bandera del rechazo

 

“Agro sí, mina no”. Ese es el lema de rechazo al proyecto Tía María, que consiste en explotar dos tajos de cobre en la costa desértica de Arequipa. La consigna aparece impresa en banderas verdes fosforescentes izadas en las viviendas de Cocachacra. Es lo primero que llama la atención de cualquier foráneo que arriba a este distrito, el corazón del valle de Tambo y desde donde se articularon las protestas contra dicho proyecto minero de la compañía Southern Perú.

Son los mismos emblemas que portaban los pobladores hace dos años en las manifestaciones, cuando el Gobierno aprobó el Estudio de Impacto Ambiental de Tía María. El saldo de esas protestas fueron varios muertos y miles de pérdidas materiales.

Fernandina Quispe no es del valle. Llegó hace cinco años de Espinar-Cusco para trabajar en los quehaceres del campo. Le pagan 50 soles diarios de jornal. Así como ella, decenas de jornaleros participaron activamente en las protestas. Según ella, la minería  arrasará con el agro.

Son dos tajos de cobre, La Tapada y Tía María, ubicados a 2,5 km y 4 km del valle que contaminarán los campos. La minera ha garantizado una serie de medidas de mitigación para proteger el medio ambiente; sin embargo, el debate técnico a estas alturas tiene oídos sordos. Los opositores quieren que Southern se vaya. Es un conflicto con la compañía. Algunos dirigentes no descartan minería en Islay pero excluyendo a la compañía de capitales mexicanos.

La sensibilidad anda a flor de piel. Recientemente, el presidente ejecutivo de la minera,Oscar GonzálezRocha, declaró que estaban listos para poner en marcha el proyecto. Hubo una manifestación pública para rechazar esta declaración aunque no con la convocatoria de años anteriores.

El gremio empresarial de la provincia de Islay siente que con estas posturas, Southern atiza el conflicto.

Jorge Zuzunaga, presidente de la Asociación Civil Islay al 2021, califica que estas actitudes de González son lamentables. Zuzunaga aún recuerda la forma cómo se llevaron a cabo los talleres para explicar el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) en 2014.

En las charlas, los técnicos de la minera hablaban en términos técnicos y tan rápido que no se les entendía. “Todos nos mirábamos las caras y cuando preguntábamos nos respondían con otras cosas distintas», señala.

Para el empresario, esta es una de las principales razones por las que el proyecto no despegara. «Tampoco dejaban ingresar a más gente al local», agrega.

Sin embargo, también acusa a los líderes de la protesta antiminera de politizarla en beneficio propio.

El presidente de la Junta de Usuarios del Valle de Tambo, Jesús Cornejo, reconoce que bajo el lema de «Agro sí, mina no» el pueblo eligió a varios dirigentes en la provincia de Islay para la defensa de la agricultura en las elecciones municipales, no obstante, admite que los engañaron.

Se refiere al actual alcalde de Cocachacra, Herald Valencia Suárez, al vacado burgomaestre de Deán Valdivia, Jaime de la Cruz Gallegos, la primera autoridad de la Punta de Bombón, José Ramos Carrera y el alcalde provincial Richard Ale Cruz.

«Esas autoridades han quebrado la voluntad del pueblo y ahora se han vendido a la minera», dijo Cornejo.

PIENSAN EN TÍA MARÍA

En la avenida Libertad, la principal de Cocachacra, hay hoteles, restaurantes, discotecas, tiendas y farmacias. Son negocios cimentados con la expectativa del destrabe de Tía María. El presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Islay, Lorenzo Quea Selis tiene su propia interpretación del conflicto. Afirma que los oriundos del valle son pacíficos y quienes hacen resistencia a la inversión minera son «los migrantes» de  Puno, Juliaca y Cusco. Los foráneos trabajan de jornaleros y otros alquilaron las tierras a los viejos agricultores.

Aunque esa versión la contradice Juan Núñez Gallegos, un agricultor de 70 años. Toda su vida se dedicó a la agricultura en el distrito de Deán Valdivia. Tampoco quiere la mina. Teme que sus sembríos de ajo, papa, arroz y cebolla sean arrasados por la contaminación. «Para que entre Tía María tiene que tener la licencia social y no se la vamos a dar, el rechazo aquí es unánime», señala.

Por el momento, el valle vive en paz. La minera trabaja en su programa de socialización. El Gobierno dice que Tía María no obtendrá su licencia, mientras no resuelva un lío judicial por una superposición de la concesión de Pampa Cachendo, donde montarán sus instalaciones.

Fuente: http://larepublica.pe/sociedad/1096335-tIa-marIa-aun-flamea-la-bandera-del-rechazo

Perú

Piden que Tumbes sea declarado en emergencia por agua contaminada

La Dirección Regional de Salud (Diresa) con oficio N.° 020-2017 solicitó al Gobierno Central que Tumbes sea declarado en emergencia por el peligro mortal en que se encuentran 11 mil moradores de siete centros poblados, que consumen a diario agua contaminada con minerales tóxicos como plomo, arsénico y hierro.

Para la Diresa, se requieren 478 millones de soles que serán destinados para realizar análisis de sangre a los moradores de los sectores Rica Playa, La Capitanía, Higuerón, Oidor, Vaquería, (San Jacinto), Casablanqueada y Carretas (San Juan de la Virgen), quienes ingieren el agua de forma directa del río Tumbes.

“Conocer el grado de contaminación que posee la población es importante, pues por años consumen el agua directa del río, por ello se están realizando las coordinaciones con el Ministerio de Salud para tratar de exponer toda la problemática con el Gobierno Central”, dijo el gobernador regional, Ricardo Flores Dioses.

DIAGNÓSTICO

A través del informe N.º 003-2017, la Diresa detectó que la población presenta trastornos en el cerebro y en el sistema circulatorio y reproductivo. Concluye el documento que “consumir solo agua con plomo produce que los órganos que controlan los sistemas (circulatorio y respiratorio) como los riñones y el hígado se degradan con el paso de los años”.

Asimismo, los metales como el arsénico y el hierro producen problemas cancerígenos, diabetes y daños pulmonares. “En el caso de las mujeres que están en periodo de gestación, podrían generarse malformaciones en el feto”, es otra de las conclusiones que se plasmó en el informe de la Diresa.

Fuente: http://larepublica.pe/sociedad/1096729-piden-que-tumbes-sea-declarado-en-emergencia-por-agua-contaminada

 

 

Perú

El aporte tributario del sector minero y los sueldos de los maestros

En plena huelga de los maestros, algunos afirmaron que si hubiesen salido proyectos como Tía María, Conga, Río Blanco y todos los demás que figuran en la cartera de proyectos mineros, estaríamos recaudando a manos llenas, lo que posibilitaría pagar mejores sueldos a los maestros.

Lo cierto es que los datos oficiales no respaldan este tipo de afirmación. En el período del boom minero (2003-2012) y con la recaudación al alza, los sueldos de los maestros no subieron. Por ejemplo, los años de mayor auge del precio de los minerales coincidió con el segundo gobierno de Alan García y precisamente en ese quinquenio, los sueldos de los maestros estuvieron a la baja.

Por si fuera poco, las mismas fuentes (SUNAT y MEF) muestran que desde el año 2012 las inversiones mineras comenzaron a caer en el país mientras que los salarios de los maestros aumentaron. Por lo tanto, el incremento de los presupuestos para el sector educación y la mejora de los salarios de un sector tan importante como el de los maestros implican la suma de varios factores, pero sobre todo, una voluntad política que es lo que precisamente le ha faltado a varios de nuestros gobernantes.

La realidad sobre los aportes tributarios del sector minero

En los últimos años la producción minera ha estado creciendo a dos dígitos (15,47% en 2015 y 21,6% en 2016), impulsada por el aumento de la producción de cobre; sin embargo en el mismo período, el aporte tributario llegó a su nivel más bajo: el sector minero redujo su aporte a la recaudación del Impuesto a la Renta de 50,9% en el año 2007 a apenas el 4,6% el año 2016. Si consideramos el total de tributos recaudados por el Estado peruano, el aporte minero también se ha ido reduciendo: luego de una contribución pico de 24,7% en 2007, en la actualidad presenta un nivel de aporte de apenas 5,4%.

¿Qué impidió y qué es lo que continúa impidiendo que los beneficios de la bonanza minera sean capitalizados por el país? Haciendo un recuento del conjunto de instrumentos fiscales implementados en las últimas décadas (antigua regalía minera, aporte voluntario, nueva regalía minera, impuesto especial a la minería, gravamen especial a la minería, obras por impuestos, entre otros), en términos generales se puede afirmar que no permitieron que el país alcance el objetivo de una adecuada apropiación de la creciente renta minera. Esto se debió principalmente a los siguientes factores: (1) la herencia del marco tributario de la década del 90 que otorgó enormes beneficios y generó vacíos legales que las empresas supieron aprovechar y que en diferentes medidas se mantuvieron; (2) instrumentos que se implementaron en la década de bonanza poco eficaces y que en el proceso de negociación y también en su implementación, fueron totalmente mediatizados por las empresas y, 3) la puesta en marcha de instrumentos fiscales que, si bien eran más apropiados para lograr la ansiada progresividad fiscal, se implementaron casi al final del período de bonanza.

Al margen de sumas y restas, son tres los aspectos centrales que muestran las limitaciones y el fracaso de las políticas implementadas que configuran una oportunidad perdida para el país precisamente en la década de bonanza: nunca se logró incrementar de manera sostenida la presión tributaria en el país y peor aún, el período post boom nos ha regresado a una peligrosa tendencia decreciente que nos aleja cada vez más del promedio de presión tributaria de los países latinoamericanos y sobre todo de las necesidades del país; nunca existió una real voluntad política -sobre todo en el pico del súper ciclo de precios de los metales- para implementar una verdadera reforma tributaria para alcanzar una mayor equidad fiscal y por el contrario, se optó por una política tributaria minera complaciente; y finalmente, una autoridad tributaria que no realizó mayores esfuerzos en materia de control, fiscalización y cobranza.

Una reciente publicación que aborda el tema de la recaudación fiscal y los beneficios tributarios en el sector minero, analiza el caso de los dos proyectos mineros más importantes que han entrado en producción en los últimos años: Las Bambas y Cerro Verde1.

Por ejemplo, en el caso Las Bambas, considerando un precio promedio por debajo de US$ 2,56 la libra, las posibilidades de que puedan pagar Impuesto a la Renta durante los primeros cinco años de operaciones -y por lo tanto que haya transferencias de canon a Apurímac-, son reducidas. Dicho sea de paso, esta proyección no está muy alejada de lo que se afirma en el propio Marco Macro Económico Multianual 2018-2021 del Ministerio de Economía y Finanzas: «los grandes proyectos mineros nuevos como Las Bambas, Toromocho y Constancia comenzarían a pagar impuesto a la renta empresarial a partir del 2020».

Dicho sea de paso, no es la primera vez que algo así ocurre: por ejemplo, Antamina comenzó a producir el año 2001 y recién comenzó a pagar Impuesto a la Renta el año 2005, ya que se vio favorecida por la aplicación del beneficio tributario de depreciación acelerada que al disminuir contablemente el total de sus activos netos, le permitía obtener pérdidas tributarias que se iban sumando a las pérdidas de los ejercicios subsiguientes, configurando así una bola de nieve que crecía año tras año.

Volviendo al caso de Las Bambas, al no pagar Impuesto a la Renta, lo único que llega a Apurímac desde el año pasado son las regalías. Según la propia empresa minera, propietaria del proyecto Las Bambas, el año 2016 se pagó US$ 34,3 millones. Las regalías que paga Las Bambas tienen como referencia el propio contrato de transferencia del proyecto (y no la actual ley de regalías que se aplican escalonadamente sobre la utilidad operativa).

Cerro Verde es otro ejemplo de una mega inversión e incremento productivo sin mayor aporte tributario. En los últimos años esta empresa pasó de una producción de 255 mil toneladas a 575 mil toneladas por año con dos importantes inversiones: el proyecto planta de sulfuros primarios y el proyecto de ampliación de Cerro Verde.

Desde el año 2013, los aportes tributarios y no tributarios de Cerro Verde cayeron drásticamente, tocando fondo el año 2015 y el último año se registra una recuperación. Entre los diferentes impactos, se puede subrayar la caída drástica del canon minero transferido a Arequipa.

Otra controversia con Cerro Verde es por las regalías no pagadas. Para la Sunat la empresa debió pagar 286 millones de soles por regalías correspondientes a los años 2006 y 2007. Esta disputa entre la Sunat y Cerro Verde ha pasado por procesos administrativos, por el propio Tribunal Fiscal y luego, por decisión de la propia empresa, se judicializó la controversia.

Lo cierto es que la empresa ha perdido en todas estas instancias: hace apenas unos días, la Séptima Sala Contencioso Administrativa de la Corte Superior de Justicia de Lima volvió a denegar el recurso de apelación que interpuso la empresa buscando traerse abajo las resoluciones administrativas de la Sunat y del Tribunal Fiscal que la obligan a pagar más de US$250 millones por regalías mineras, multas e intereses, que le corresponden a la región Arequipa. ¿Cerro Verde seguirá apelando?

La necesidad de sacar lecciones

No es muy coherente plantearse como meta formar parte de la OCDE y al mismo tiempo alejarnos cada vez más de la presión tributaria estándar en esos países: 34% aproximadamente, en comparación con una presión en el Perú que continúa a la baja y que según el propio MEF actualmente apenas llega a 13,4%.

Si el objetivo es estandarizarnos con las prácticas fiscales de los países miembros de la OCDE, habría que preguntarse ¿cuánto hemos hecho para adherirnos al estándar global para el intercambio automático de información financiera entre jurisdicciones que estos países han acordado poner en práctica desde 2017, mediante el cual se pone fin al secreto bancario que ha permitido que defraudadores y evasores fiscales se escondan? ¿Por qué suspendimos, sin haber aplicado, la norma general antielusión que la OCDE exige a sus países miembros para que estos puedan cumplir con las mejores prácticas internacionales en materia impositiva?

América Latina y sobre todo un país como el Perú, tiene mucho margen para subir sus reducidos niveles de presión tributaria con el objeto de financiar su gasto público productivo (en sanidad, educación e infraestructura), generando a su vez incrementos en las tasas de crecimiento económico a largo plazo.

No se puede seguir acentuando la inequidad del sistema tributario vía reducción de los impuestos directos y tampoco es aceptable que las campañas de los principales grupos económicos como el minero apunten a debilitar aún más nuestra capacidad recaudatoria.

La revisión del contexto general, la política fiscal, las cifras y el balance general, nos muestra que en el país sigue pendiente la necesidad de sentar las bases de un verdadero desarrollo sostenido que permita establecer relaciones de equilibrio entre actividades productivas como la minería y las expectativas y demandas de las poblaciones.

Fuente:http://cooperaccion.org.pe/main/opinion/759-el-aporte-tributario-del-sector-minero-y-los-sueldos-de-los-maestros