Argentina

Del «acuerdo» con el Fondo Monetario a la represión en Andalgalá, eslabones de la misma cadena

14/05/2022
El discurso de la megaminería tiene raíces en la última dictadura cívico-militar y en el neoliberalismo de la década del 90. Un análisis del accionar de los organismos financieros internacionales, los gobiernos progresistas, el consenso extractivo, la complicidad mediática y, en los territorios, las comunidades que defienden el agua, los cerros y la vida.
Fuente: TIERRAVIVA AGENCIA DE NOTICIAS
Por Horacio Machado Aráoz*
Desde Catamarca
A solo 24 horas de la rimbombante inauguración de la así llamada “Mesa Nacional sobre Minería Abierta a la Comunidad” (Memac), fuerzas policiales dispararon contra los cuerpos de los pobladores de Andalgalá (Catamarca). El objetivo de los disparos fue abrir paso a vehículos al servicio del mega-proyecto MARA, una explotación minera de polimetálicos diseminados, controlada por la trasnacional canadiense Yamana Gold y proyectada sobre la cuenca hidrográfica del río Andalgalá, a 17 kilómetros en línea recta de la localidad homónima y cabecera departamental.

A 1600 kilómetro de aquel pulcro escenario donde encumbrados funcionarios de gobierno articulaban una guionada apologética de una actividad que presentaban como tan “beneficiosa como incomprendida”, el peso de los hechos marcaba un abismo. El adalid de la embestida, el ministro de la Producción, Matías Kulfas, señalaba que la minería se hallaba obstruida por una “desconfianza de la sociedad civil” y que “la manera de resolverlo es la construcción de confianza, que implica explicar, comunicar y deconstruir algunos mitos en torno a la actividad”. Vaya manera de construir confianza.

A decir verdad, los planteos de Kulfas y compañía no tienen un ápice de originalidad. Son los últimos actores de una larga lista de funcionarios que, desde el riojano Ángel Masa (secretario de Minería del gobierno de Carlos Menem) hasta la actualidad, vienen ejerciendo el mismo libreto que décadas atrás diseñó el Banco Mundial para “legislar” e impulsar la actividad en los países del Sur Globali.

Son aquellas mismas leyes —sancionadas en 1993 en la Argentina, a imagen y semejanza del Decreto Legislativo 600 con el que el dictador Augusto Pinochet cortó de cuajo la “afrenta” nacionalizadora de Salvador Allende en el “país del cobre”— las que hoy siguen vigentes. Igual que en Chile, esa legislación (la Ley 24.196 y correlativas) expresa el mismo espíritu que sus antecesoras de la última dictadura, la Ley 22.095, del 26 de octubre de 1979. No sé si lo sabrá el ministro Kulfas, pero las asambleas nacidas al calor de la defensa de las aguas cordilleranas lo saben y tienen bien clara la genealogía de estas leyes y de este modelo de minería.


Un discurso con antecedentes en la Dictadura Cívico-Militar

El guion del ministro Kulfas fue escrito décadas atrás. Antes que él, José Alfredo Martínez de Hoz, emblemático ministro de Hacienda de la dictadura, señalaba: “La minería ha sido una actividad permanentemente incomprendida y generalmente no alentada en el país. Durante el período 1976-80 la política minera tuvo el objetivo fundamental de cambiar tal mentalidad, procurando la eliminación de las restricciones para explorar, explotar y comercializar la producción de minerales”ii. Y justificaba los extraordinarios privilegios fiscales y comerciales que concedía a “los inversionistas”, con los mismos “argumentos” y disposiciones que hoy se hallan vigentes, bajo el resguardo de los actuales funcionariosiii.

Como tantas otras, la revisión de las leyes mineras de los ’90 (émulas de las de la Dictadura) sigue siendo una deuda pendiente de la democracia. Como en aquella época, el poder de turno se propone “cambiar la mentalidad” de la población; catequizar sobre los beneficios de una “actividad incomprendida”.

Tachar a la población como “ignorante”, estigmatizarla y descalificar las resistencias como “irracionales” e “injustificadas” tampoco es una novedad. Por el contrario, es un antiquísimo reflejo que se remonta a los orígenes mismos del discurso colonial, formalizado por Ginés de Sepúlveda —en la conocida como “Disputa de Valladolid”— cuando procuraba justificar ante las denuncias de Bartolomé de las Casas, la masacre de indígenas operada por la conquista. En perfecta lógica aristotélica, el argumento de Sepúlveda pasaba por afirmar que, si los indígenas fueran razonables, no habría necesidad de recurrir a la fuerza, pues ellos mismos “se darían cuenta” que la dominación española se ejercía para “su propio beneficio”iv. Dando continuidad a esa misma cadena “argumental”, hoy se nos dice que, si las poblaciones del interior fueran “sensatas”, aceptarían que las explotaciones mineras traen “grandísimas utilidades… para el bien universal de todos”.

Si despejamos la colonialidad de quienes se creen “superiores” (acaso por vivir en grandes urbes, alejadas de zonas rurales y paisajes que describen como “inhóspitos”; acaso por representar los intereses de grandes inversiones), el único argumento “atendible” de la actual escalada extractivista es la desesperada “necesidad de dólares” de la economía “nacional”. Como en la época de Martínez de Hoz —en la que se consumó el desmantelamiento del aparato industrial-dependiente y la imposición del doble grillete de la reprimarización y el endeudamiento externo—, hoy no hay otro argumento para “justificar” la embestida extractivista que la “necesidad y urgencia” de contar con dólares para pagar la deuda (y “hacer funcionar” un aparato productivo fallido, estructuralmente dependiente, que tiende sistemáticamente al estrangulamiento del sector externo).


Territorios para la deuda externa y el Fondo Monetario Internacional

De la firma del “acuerdo” con el Fondo a la inauguración de la “Memac” y a los gatillos detonados en Andalgalá, pasando por el frustrado intento de derribar la Ley 7722 ganada en la calle por el pueblo mendocino en diciembre de 2019 a la balacera en Chubut con el mismo propósito, y la cruzada por la exploración petrolera en el litoral marítimo (y cuanto descabellado proyecto de mercantilizar y exportar bienes naturales se les ocurra). Son todos eslabones de una misma cadena, la cadena del extractivismo que nos mantiene atados a un régimen de dominación global y sus ramificaciones cómplices internas, nacionales y locales, políticas y empresariales, pero también sindicales, periodísticas y hasta dichas “científicas”. Esa cadena es la que dictamina la sacrificialidad de los territorios y la superfluidad de poblaciones desplazables; de cuerpos sobrantes.

Como advirtiéramos casi al inicio de este Gobierno, el problema de la deuda no es apenas financiero, sino principalmente ecológico-político. El conocimiento científico muestra que el endeudamiento de países formalmente independientes cumple la misma función que las guerras de conquistav; es decir, opera decisivamente como dispositivo de ampliación de las fronteras de mercantilización, creando nuevas zonas de apropiación y aprovisionamiento desigual de materias primas, habilitando el saqueo y la sobreexplotación de territorios “marginales” y poblaciones subalternizadas.

Tanto más importante que el drenaje del excedente financiero que ocurre vía pagos de la deuda, es el drenaje de materia (suelo, agua, nutrientes, biodiversidad) y energía que fluye desde las economías deudoras hacia los centros de industrialización y consumo.

Consenso miope para el extractivo

Mientras los sectores presuntamente progresistas al interior del actual Gobierno se pelean por las condicionalidades que el FMI pudiera poner en materia de variables macroenómicas y “reformas estructurales” (régimen previsional, legislación laboral), pasó por alto la aceptación (absolutamente unánime e indiscutida) de la intensificación del extractivismo como patrón estructural de la economía “nacional” y medio único de pago al que “echar mano”.

Más allá de cuánto y cuándo pagar, la cuestión decisiva del «cómo» quedó completamente al margen de toda discusión. Intensificar y “diversificar” las exportaciones primarias refleja el consenso miope de prácticamente todo el arco ideológico y partidario de la clase política. La convalidación de un nuevo ciclo de despojo estructural de los territorios suprime todas las polarizaciones; no hay grieta para el extractivismo. Se da por hecho que “hay que pagar” y que el superávit exportador “es la única forma de pagar”; las “grandes peleas” son por nimiedades de montos y plazos.

Por ello, la presencia estelar del presidente del Banco Central en la “Memac”. Tenía el único objeto de destacar la presunta magnitud y relevancia del sector como “aportante de divisas”. En perfecta sincronización “público-privada”, semanas antes del lanzamiento de esa Mesa (y de las balas de goma), la gerencia de Yamana Gold organizó un generoso “tour informativo” por el Proyecto MARA, que se reflejó luego en profusas “notas periodísticas” que, a coro, ensalzaban los “beneficios económicos” de la explotación. Igual que para los funcionarios, para las empresas periodísticas la única variable relevante es la de los dólares: las notas destacan casi exclusivamente que el proyecto MARA representa inversiones por más de 4000 millones de dólares y exportaciones por 1200 millones de dólares a lo largo de toda su explotación. Nada se dice de otras variables también mil millonarias: las toneladas de escombreras y desechos tóxicos que quedarán a perpetuidad; las de gases efecto invernadero que emitirá la explotación; los millones de metros cúbicos de agua y combustibles y los gigavatios de energía que consumirá. Nada de eso les parece relevante.

Igualmente, si fuera todavía aceptable la anacronía de hacer caso omiso de los “costos ambientales” del proyecto, ni siquiera la sola “razón” de “la necesidad de dólares” es mínimamente verosímil ni realista.

La confesión del despojo

La legislación minera de los ’90, aún vigente en Argentina, está hecha a la medida de los capitales mineros, no del país. Como admitiera Fernando Sánchez Alvabera, conspicuo conocedor del negocio (Ministro de Energía y Minas del Perú durante el gobierno de Fujimori, impulsor de las reformas del Banco Mundial en ese país, luego director de la división de Infraestructura y Recursos Naturales de la Cepal y CEO de la Barrick Gold).

Según sus palabras, la nueva legislación “fue consolidando un paradigma que asume que el patrimonio natural mundial debe estar a disposición de los inversionistas y que son éstos quienes deben definir la oportunidad y racionalidad de las explotaciones. Desde esta óptica, el valor del patrimonio natural está determinado solamente por la demanda y por la escasez relativa de recursos, lo que implica una valorización básicamente de corto plazo y frecuentemente cíclica, sin considerar su valor intrínseco y permanente. (…) Los países deben competir por atraer capitales, lo que implica —en términos muy claros y simples— que, en recursos naturales, la competitividad se define por la proporción de las rentas de explotación que están dispuestos a ceder en beneficio de los inversionistas. Es más competitivo el país que otorga los mayores incentivos y que hace menos uso de su soberanía nacional”vi.

En materia de divisas, la Ley 24.196 (y correlativas) es un colador gigantesco. Bajo ese régimen, las empresas mineras (todas trasnacionales) no operan como “fuentes de divisas”, sino como fugadoras seriales. Son ellas las que, por ley, disponen de los dólares, así como del subsuelo, de los cerros y los cursos de agua.

Las pruebas están a la vista y se cargan (muy asimétricamente) sobre las espaldas la sociedad toda: tras el extraordinario ciclo de las commodities del 2003-2013 (la era de los superávits gemelos, el “crecimiento con inclusión” y las ganancias levantadas “en pala”), hoy una vez más nos hallamos con la soga al cuello, las reservas vacías y la deuda asfixiante.
No es apenas “la corrupción” ni los desmanejos de las últimas décadas. Es la historia económica de la minería colonial en América Latina. Como lo sintetiza un reconocido historiador y geógrafo inglés: “Tanto el Siglo XIX como el XX han estado plagados de boom mineros cuyos efectos finales no significaron sino el surgimiento de una clase política rentista, la generación de economías de enclave y el irremediable deterioro del medio natural del cual depende la sobrevivencia de una población rural, mayoritariamente campesina y crecientemente empobrecida”vii.

Si nada estructuralmente ha cambiado sino en todo caso para peor, ¿por qué ahora cabría esperar resultados diferentes?

*Equipo de Investigación de Ecología Política del Sur (IRES, Conicet-UNCA).

NOTAS

i Banco Mundial (1996) “A Mining Strategy for Latin America and the Caribean”. Technical Paper N° 345.

ii José A. Martínez de Hoz, (1981) “Bases para una Argentina Moderna 1976-80”. Buenos Aires, pp. 175.

iii “El negocio minero requiere un muy largo período de retorno del capital invertido, así como de espera de la rentabilidad, para lo cual es necesario correr un alto nivel de riesgo (…) La estructura de la minería moderna sólo es factible mediante la participación de grandes empresas con organización, capital y tecnología adecuados a la magnitud del esfuerzo que se requiere. (…) Para que ello pudiera suceder en la Argentina era necesario modificar la legislación básica vigente en la materia, modernizándola y adecuando su orientación de acuerdo a los conceptos expresados. (…) La Ley 22.095 [26 de octubre de 1979] estableció el nuevo régimen de promoción para el desarrollo de la minería en el país, otorgando beneficios impositivos a los capitales que se vuelquen hacia esta actividad, propugnando el retorno de la libre iniciativa privada y alentando la inversión de capitales extranjeros en el campo de la minería”. José A. Martínez de Hoz, (1981) “Bases para una Argentina Moderna 1976-80”. Buenos Aires, pp. 176.

iv «La primera [razón de la justicia de esta guerra y conquista] es que siendo por naturaleza siervos los hombres bárbaros [indios], incultos e inhumanos, se niegan a admitir el imperio de los que son más prudentes, poderosos y perfectos que ellos; imperio que les traería grandísimas utilidades magnas commoditates, siendo además cosa justa por derecho natural que la materia obedezca a la forma, el cuerpo al alma, el apetito a la razón, los brutos al hombre, la mujer al marido, lo imperfecto a lo perfecto, lo peor a lo mejor, para el bien universal de todas las cosas.» (Ginés de Sepúlveda, [1550] (1979) “De la justa causa de la guerra contra los indios”. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 153).

v Rosa Luxemburgo (1912) “La acumulación de capital”. Edicionl Internacionals Sedov.

David Harvey (2004) “El ‘nuevo’ Imperialismo: acumulación por desposesión”. En Socialist Register N° 40, “El Nuevo Desafío Imperial”. Buenos Aires: Clacso.

Jason Moore (2013) “El auge de la ecología-mundo capitalista”. Laberinto N° 38.

vi Fernando Sánchez Alvabera (2005) “Bases conceptuales para la elaboración de una nueva agenda sobre los recursos naturales”. Santiago de Chile: CEPAL, pp. 11.

vii Anthony Bebbington, (2007) “Minería, movimientos sociales y respuestas campesinas”. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, pp. 284.

Del “acuerdo” con el Fondo Monetario a la represión en Andalgalá, eslabones de la misma cadena

Argentina

Minería: sin licencia social no habrá paz social

16/05/2022
Algunos medios comienzan a visibilizar la conflictividad que genera la megaminería, a dar entidad a las voces y el conocimiento de las asambleas y comunidades y a reconocer la necesidad de aplicar el recientemente aprobado Acuerdo Escazú.

Dos episodios de la semana pasada muestran la necesidad de avanzar en un mecanismo que garantice la consulta a las comunidades en cuestiones ambientales, tal como lo establece el Acuerdo de Escazú.

Américo Schvartzman*

El lunes 2 de mayo se realizó en la ciudad de Buenos Aires la primera Mesa Nacional sobre Minería Abierta a la Comunidad (Memac), promocionada por el Gobierno como “un espacio para el diálogo público, constructivo y federal sobre minería”.

Al otro día, el martes 3 de mayo, la Policía de Catamarca reprimió a asambleístas reunidos en Choya, en la localidad de Andalgalá. Hubo varias personas heridas trasladadas al hospital zonal y una vecina manifestante fue detenida (Karina Orquera) y liberada al día siguiente.

La minería es una de las actividades que mayor controversia genera en todo el continente. Tanto que encabeza el ranking continental de conflictividad socioambiental en América Latina y el Caribe, con 324 conflictos, casi el 35 por ciento de un total de 937 relevados (datos de diciembre de 2020). Los riesgos ambientales y la distribución de beneficios y perjuicios son parte de las denuncias de organizaciones especializadas y movilizan a las comunidades afectadas.

En muchas ocasiones los conflictos se producen tras la instalación del emprendimiento, ante hechos consumados, que quienes impulsaban la empresa, o sus expertos consultores, negaban enfáticamente que pudieran ocurrir. Es el caso del derrame de cianuro en Veladero, en la provincia de San Juan, que sacudió a la Argentina en 2015 y se ha convertido en emblemático.

La experiencia de la consulta. En la Argentina son numerosas las situaciones de conflicto socioambiental producidas por la megaminería, y las comunidades de distintos puntos del país -así como las organizaciones ambientales- acreditan una larga experiencia que se enriquece con cada nuevo conflicto. No obstante, desde los referendos de Esquel (hace casi veinte años) y de Loncopué (del que se cumplirán diez años el próximo 3 de junio), el poder político y los sectores empresariales no parecen haber aprendido demasiado.

En esos dos casos, la movilización social logró arrancar a los poderes públicos un proceso virtuoso de “licencia social”. ¿Por qué digo “virtuoso”? Porque el reclamo vecinal logró que se llevara adelante un mecanismo secuencial que proporciona los rasgos fundamentales de un proceso de licencia social:

◆ primero, la disposición de toda la información al alcance de la ciudadanía posiblemente afectada;

◆ segundo, la deliberación de la ciudadanía con participación de técnicos, científicos, juristas y demás personas expertas para esclarecer las diferentes posiciones confrontadas;

◆ tercero, tras un plazo razonable, una consulta popular o referéndum, para que la ciudadanía se exprese por “sí” o por “no” respecto del emprendimiento;

◆ cuarto, el poder político debe convalidar la decisión ciudadana y actuar en consecuencia.

En ambos casos la población rechazó los proyectos mineros por mayorías abrumadoras. En Esquel, con el 81 por ciento y en Loncopué, con el 82 por ciento de los votos. Algo parecido ha ocurrido con procesos similares en todo el continente: en los últimos veinte años se realizaron cerca de cien consultas populares sobre minería metálica en diferentes países de América Latina. Todas dijeron “no”. Todas. Los emprendimientos mineros no han ganado una sola. Esa es la razón por la que los poderes reales no quieren “licencia social”: cuando deben explicar a las comunidades con sencillez lo que quieren hacer, parece que no hay modo de convencerlas. Aun en condiciones socioeconómicas complicadas (como Esquel por aquellos años) las poblaciones no se muestran proclives a permitir el avance de proyectos que amenazan con la destrucción del ambiente.

Hechos consumados. Sin embargo, pese a los tratados internacionales que el país ha firmado en el medio, los poderes políticos de la Argentina no han hecho nada por convertir esos compromisos en normas jurídicas. Al contrario: la política sigue siendo la de hechos consumados. Por eso los conflictos continúan, y lo seguirán haciendo.

El más reciente tuvo como epicentro (todavía irresuelto) la provincia de Chubut, que se vio sacudida por el cambio de rumbo de un gobernador que en campaña se oponía a la “minería contaminante” y ya en funciones cambió brutalmente su posición para impulsar un proyecto que generó rechazo en sectores sociales, ambientales y académicos.

Pero lo que ocurrió la semana pasada fue de alto simbolismo: apenas un día después de lanzar las “Memac” en la ciudad de Buenos Aires, presentadas como “encuentros federales en donde todos los actores involucrados en la minería pueden debatir en base a información fidedigna” (y cuyo objetivo declamado es “potenciar una minería que cuida el ambiente, genera puestos de trabajo, mejora las comunidades donde se inserta y es clave para el desarrollo productivo nacional”), en Catamarca fueron reprimidas y encarceladas por unas horas personas que se oponen a la minería y cuyas voces no son incluidas en ninguna de esas mesas.

Fue en Andalgalá, donde asambleístas de la comuna de Choya -que tiene menos de 500 habitantes- denunciaron que fueron víctimas de una represión policial destinada a desalojarlos cuando protestaban e impedían el paso de camiones con maquinaria y combustible para el proyecto minero de exploración de la empresa Agua-Rica.

Preguntas y respuestas. ¿Esas mesas –las Memac– pueden ser el mecanismo que explore un diálogo social que apunte a una minería sustentable? La respuesta es negativa. Las mesas impulsadas por el gobierno (al menos la del lanzamiento, lo cual es ilustrativo del espíritu que las anima) no prevén la presencia de personas expertas del lado “crítico” de la experticia, es decir aquellas que fundamentan por qué la minería no puede ser sustentable. Tampoco incluyen a las comunidades que se verían afectadas al ser en sus territorios donde se llevarán a cabo los proyectos anunciados.

Tal es el llamativo diálogo que proponen, al que (más llamativamente) califican como “federal”, término remarcado en dos ocasiones. Pero ¿cómo se puede hablar de “diálogo federal” y no incluir a las comunidades que recibirán el impacto de los emprendimientos que se impulsan? ¿En qué pensarán las autoridades del Ministerio de Desarrollo Productivo cuando usan la palabra “federal” en este contexto, cuando ni siquiera se les ocurre que las comunidades deberían formar parte de ese diálogo?

En cambio, sí invitaron a participar a un par de organizaciones ambientales. Para muchos sectores del movimiento ambiental fue una sorpresa desagradable encontrar sentadas allí a dos organizaciones como Eco House y Jóvenes por el Clima, agrupaciones juveniles con una trayectoria de lucha destacada y valiosa, y con posiciones definidas en contra de la megaminería.

Miradas contrapuestas. Ambas organizaciones comenzaron a recibir durísimas críticas (algunas de ellas muy injustas) por haber sido parte del lanzamiento de las Memac. Y cuando un día después llegó la noticia de la represión en Catamarca (primero por Whatsapp y redes sociales, y luego con algún módico impacto nacional) las dos entidades juveniles salieron públicamente a difundir su postura en una suerte de doloroso descargo.

Es que el movimiento ambiental, como cualquier otro campo de actividad humana, no es homogéneo: conviven en él matices y posiciones contrapuestas, y a veces las discusiones son duras y afiladas. También en el ambientalismo se observa con frecuencia la conducta que caracteriza a sectarismos de otros ámbitos: a la primera divergencia se cancela, o se condena “ad hominem”. Desde “traidores”, “alcahuetes” y “colaboracionistas” hasta “ingenuos”, les dijeron de todo.

Jóvenes por el Clima emitió un comunicado titulado “Dijeron diálogo, eligieron represión”. Allí explicaron que asistieron a la Mesa porque “creemos fundamental avanzar en la construcción de políticas activas que integren los reclamos de la sociedad civil, la juventud y las comunidades afectadas por la actividad minera”. Pero aclararon que esa tarea “está muy lejos de ser una realidad”. Algo similar dijo Eco House en sus redes.

También se quejaron de que las coberturas de los medios no reflejaron sus exposiciones, en las que marcaron “la inconsistencia en la constitución de la mesa, que jamás será posible sin esas voces” (las de las comunidades afectadas). Tienen razón: la difusión del encuentro reveló la intención de utilizarlos como una presencia legitimadora, al no hacer referencia a las exposiciones de las dos organizaciones juveniles, lo que significó nafta al fuego de las diferencias internas en el campo ambiental.

Para despejar dudas, Jóvenes por el Clima remarcó que “un día después del evento, el pueblo de Andalgalá recibe garrotes policiales y violencia institucional como respuesta a sus reclamos”. Y apuntaron hacia el ministro: “Matías Kulfas publicó una foto reivindicando al responsable de la represión en Catamarca burlándose de las comunidades abiertamente”.

Quizás hubo ingenuidad en las organizaciones juveniles al asistir o en su demora en difundir el discurso con el que participaron del diálogo: ambas dejaron claro allí mismo que no estaban en representación de las comunidades, que estas debían ser incluidas en las mesas de diálogo, y expresaron su rechazo a la megaminería.

¿Qué dice el Acuerdo de Escazú? Un detalle que es preciso enfatizar: iniciativas como la Mesa impulsada por el ministro Kulfas -y avalada por el Ministerio de Ambiente- desoyen el Acuerdo de Escazú, que fue ratificado por el Congreso de la Argentina a fines de 2020.

Ese Acuerdo (cuyo nombre formal es “Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe”) establece en su artículo 7° “el derecho de la ciudadanía a participar en la toma de decisiones ambientales cuando existan acciones que puedan tener un impacto sobre el medio ambiente o la salud de la población”. Ese artículo consta de 17 incisos con un nivel de detalle inédito acerca de las formas en que se debe garantizar esa participación, ya sea a través de “consulta o audiencia pública”.

Adoptado en Escazú, Costa Rica, el 4 de marzo de 2018, es el primer acuerdo regional ambiental de América Latina y el Caribe y fue firmado por 24 de los 33 países de la región. Y como desde la reforma constitucional de 1994 los acuerdos en materia de derechos humanos que la Argentina firma tienen jerarquía constitucional, el de Escazú tiene la misma validez que cualquier otra disposición de la Constitución Nacional.

En otras palabras, cada proyecto minero (o de cualquier otro tipo que pueda tener “impacto en el ambiente o la salud de la población”) que no consulte a la comunidad potencialmente afectada, es inconstitucional. Y no hay mesa de diálogo (amplia o no, sincera o no) que pueda reemplazar ese derecho ni disimular esa violación a la máxima ley argentina. Va siendo hora de entenderlo, de enterarse, de empezar a exigirlo.

Ese principio (la obligación de consultar a las comunidades que se puedan ver afectadas) se llama “licencia social”. Y mientras no haya licencia social, como dicen las banderas ambientales desde hace años, no habrá paz social. En minería, o en cualquier otro asunto que involucre el ambiente o la salud de las comunidades.

*Licenciado en Filosofía y periodista. Integra la cooperativa periodística y cultural El Miércoles, de Entre Ríos.
Fuente: Perfil

Minería: sin licencia social no habrá paz social

Argentina, Bolivia, Chile, Litio

Cepal junto a programa MinSus lanzan estudio sobre la minería del litio en Argentina, Bolivia y Chile

La actividad se desarrollará el próximo 18 de mayo de forma online, donde un panel conformado por representantes de los países que conforman el Triángulo del Litio, analizará el estudio desarrollado por el experto tributario Michel Jorratt.
16/05/2022
Minería Chilena
Con el objetivo de presentar y discutir los principales resultados del estudio “Renta económica, régimen tributario y transparencia fiscal de la minería del litio en la Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de) y Chile”, es que este 18 de mayo se desarrollará un seminario online abierto al público, a partir de las 10:00 (CL/BO) – 11:00 (AR).

El evento es desarrollado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal) y la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), en el marco del programa de “Cooperación regional para la gestión sustentable de los recursos mineros en los países andinos” (MinSus). Este programa es financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ).

Para Nicolas Maennling, asesor principal de la GIZ, “el litio se configura hoy como un mineral estratégico para la electromovilidad y la transición energética. En este sentido, Argentina, el Estado Plurinacional de Bolivia y Chile, países que integran el Triángulo del Litio, albergan más de la mitad de los recursos y reservas de litio en el mundo, donde Argentina y Chile se encuentran entre los principales productores mundiales del mineral. En la actual coyuntura y con la creciente demanda esperada de este mineral, es fundamental analizar la redistribución de la renta entre las empresas y los gobiernos, el régimen fiscal que posibilita esto y la transparencia en la apropiación, distribución y uso de los ingresos públicos derivados de esta actividad”.

El estudio “Renta económica, régimen tributario y transparencia fiscal de la minería del litio en la Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de) y Chile”, fue desarrollado por el experto tributario y ex director del Servicio de Impuestos Internos de Chile, Michel Jorratt, y en este se analiza el estado de situación de los regímenes fiscales actuales de la minería del litio en los países del Triángulo.

El estudio considera buenas prácticas y distintos instrumentos para la tributación del sector minero, ofreciendo conceptos claves, conclusiones y recomendaciones en la búsqueda de mejoras del sistema, ponderando los criterios de progresividad, eficiencia, equidad y transparencia. Posteriormente, se harán observaciones al estudio por parte de representantes de los países implicados en la actividad extractiva del litio.
https://www.mch.cl/2022/05/16/cepal-junto-a-programa-minsus-lanzan-estudio-sobre-la-mineria-del-litio-en-argentina-bolivia-y-chile/

Perú

LAS BAMBAS: CONTINÚAN INTENTOS DEL GOBIERNO PARA RETOMAR EL DIÁLOGO

Alerta informativa www.conflictosmineros.org.pe
16/05/2022
Ayer una comisión del gobierno llegó hasta Apurímac para tener una nueva reunión con las comunidades que protestan contra la empresa minera Las Bambas. Sin embargo, los dirigentes no asistieron porque consideraron que la invitación llegó con poco tiempo de anticipación.

La comisión del gobierno estaba conformada por el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez; el viceministro de Gobernanza Territorial; el secretario de Gestión Social y Diálogo de la PCM y el Ministerio de Energía y Minas. Esta vez, se convocó a las comunidades de Fuerabamba, Huancuire, Chila, Choaquere, Chuicuni y Pumamarca, pero no llegaron al lugar. A la cita solo acudieron algunos representantes comunales, quienes expresaron que se les comunicó muy tarde de la reunión, pero que estaban dispuestos a continuar con el proceso de diálogo, pero insistieron con su condición del levantamiento del estado de emergencia.

La Presidencia del Consejo de Ministros ya remitió un oficio múltiple a los seis dirigentes para invitarlos a una nueva reunión de trabajo con la comisión de alto nivel del Poder Ejecutivo para el día martes 17 de mayo. Se precisa que la cita será en la cancha sintética del Instituto Superior de Challhuahuacho, a las 10.00 a. m.

‘’La la idea es restablecer el diálogo, de manera directa, con respeto a las comunidades y a sus mecanismos de consulta; si es hoy o mañana estamos con la misma disponibilidad, porque creo que ningún peruano, apurimeño o comunero de Chalhuahuacho quiere que esta situación que afecta a las familias de las comunidades continúe”, señaló para Agencia Andina el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez.

Por otro lado, el abogado Esteban Macce, especialista de CooperAcción que está en Tambobamba, considera que el gobierno no le está dando la prioridad debida a solucionar este conflicto.

‘’Son tres convocatorias en menos de una semana. Las comunidades también exigen la presencia del Premier, para garantizar que los acuerdos se cumplan. En la primera reunión no llegó ningún ministro, y por lo que ha declarado el ejecutivo no tienen intención de levantar el estado de emergencia. La sensación que tienen las comunidades es que están dilatando el tiempo. Las actividades de la empresa están suspendidas, si le importara al gobierno solucionar el conflicto, se esforzaría más por encontrar soluciones, sin embargo, error tras error, no garantizan que se pueda llegar a consensos’’ señaló el letrado para el Observatorio de Conflictos Mineros.

www.conflictosmineros.org.pe

Latinoamerica, Litio

Nace Cámara Latinoamericana del Litio

16/05/2022
Imagen referencial./ Crédito: Pixabay.
La nueva Cámara Latinoamericana del Litio está integrada de momento por representantes de Argentina, Chile y Perú y luchará por la creación de un mercado “transparente” que permita la formación del precio del litio a nivel regional.

“Esta cámara fue creada para desarrollar el proceso de formar precios e impulsar el desarrollo de un mercado de litio”, dijo en el presidente de la recientemente constituida Cámara Latinoamericana del Litio, el argentino Pablo Rutigliano.

La nueva entidad está integrada por profesionales técnicos y empresarios pymes del sector de Argentina y Perú, además de la Cámara Minera de Chile, y busca sumar a socios de Bolivia, México y Brasil.

Su objetivo es poder definir de forma transparente los precios del litio mediante la conformación de un mercado, un índice del valor del litio y modelos de contratos presentes y futuros en Latinoamérica.

La producción de litio en la región tiene su corazón en el denominado “triángulo del litio” integrado por los salares andinos de Argentina, Chile y Bolivia, países que, de acuerdo a los últimos datos del Servicio Geológico de los Estados Unidos, concentran el 55.9% de los recursos mundiales conocidos de este metal. Si se suman los recursos identificados en México, Perú y Brasil, Latinoamérica, con un total de 52.8 millones de toneladas, acapara el 59.3% de los recursos globales, mientras que las reservas en la región son bastante menores, aunque igualmente representan el 52.2% de las reservas mundiales.

Rutigliano apuntó que en la región la minería de litio es dominada por multinacionales que dejan “poco espacio” a pymes y proyectos “embrionarios”.
El Dato

A inicios de 2021 la tonelada de carbonato de litio equivalente (LCE) valía USD 6.750. Hace un año, USD 9.000. Y actualmente ya ronda los USD 75.000
Fuente: Gestión

Nace Cámara Latinoamericana del Litio

Argentina, Litio

Argentina espera recibir inversión de US$ 4.200 millones en litio

Elizabeth Meneses
Argentina ocupa el «triángulo del litio», una región compartida con Chile y Bolivia.
El país produjo 33.000 toneladas de litio en 2020 y proyecta alcanzar las 50.000 toneladas del metal para baterías este año.

Argentina espera recibir una inversión combinada de 4.200 millones de dólares en su creciente mercado de litio durante los próximos cinco años, lo que ayudaría al país a duplicar la producción en 2023 para alcanzar las 175.000 toneladas del metal para baterías en 2025.

El país ha atraído en el último año a importantes actores, como la segunda minera del mundo, Rio Tinto, y la siderúrgica surcoreana Posco.

Argentina ocupa el “triángulo del litio”, una región compartida con los vecinos Chile y Bolivia, que contiene casi el 56% de los recursos mundiales del metal, según las cifras más recientes del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).

Esto significa, según el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, que el país tiene el potencial de convertirse en el tercer o cuarto productor mundial de litio.

Kulfas, que participó en una mesa redonda para discutir el potencial del sector la semana pasada, dijo que la inversión proyectada será clave para construir la infraestructura necesaria y mejorar la eficiencia.

El ministro también destacó la necesidad de contar con políticas sólidas que ayuden a estimular la inversión en la industria sin descuidar el medio ambiente.

Argentina produjo 33.000 toneladas de litio en 2020 y proyecta alcanzar las 50.000 toneladas del metal para baterías este año.
Los ojos en el premio

Las provincias del norte de Argentina se están convirtiendo en un centro de proyectos de litio de nueva creación, atrayendo tanto a las grandes empresas como a las juniors.

La cartera de litio del país incluye 23 proyectos en diversas fases de desarrollo, entre ellos Ganfeng Lithium y Caucharí-Olaroz, de Lithium Americas, que se encuentra en fase de construcción. Se espera que el proyecto se convierta en el principal productor de Argentina, con 40.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE) al año, a partir del segundo semestre de 2022.

La australiana Orocobre y la minera estadounidense Livent Corp, que tienen acuerdos de suministro con Toyota Corp y BMW, respectivamente, explotan las dos minas de litio que producen en el país.
https://www.rumbominero.com/peru/noticias/internacionales/argentina-inversion-litio/

Perú

Otro intento de diálogo en Las Bambas vuelve a fracasar

Apurímac. Dirigentes comunales no asistieron a la cita con el argumento de que fueron comunicados tardíamente. La PCM los ha invitado a una nueva reunión para el martes 17.
16/05/2022 Cusco
Una vez más, el intento de dialogo entre las seis comunidades de Apurímac, la Presidencia del Consejo de Ministros y Las Bambas no llegó a buen puerto. En esta ocasión, los dirigentes comunales no asistieron a la convocatoria hecha por el Gobierno para ayer domingo, debido a que la invitación les habría llegado muy tarde.

La comitiva encabezada por el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez, estuvo presente a las 10.00 a. m. en la cancha sintética del Instituto Superior Tecnológico del distrito de Challhuahuacho, pero los representantes de las comunidades de Fuerabamba, Huancuire, Chila, Choaquere, Chuicuni y Pumamarca no llegaron al lugar. A la cita solo acudieron algunos representantes comunales, quienes expresaron que fueron tardíamente comunicados sobre el encuentro.

Este grupo hizo saber a la comitiva que están dispuestos a dialogar y que esperarán un documento oficial para la reunión por parte de la comisión del Ejecutivo, y en una asamblea comunal determinarán el lugar y fecha de la próxima cita.

En comunicación con La República, el presidente de la comunidad de Huancuire, Romualdo Ochoa, señaló que el documento de invitación recién les llegó a los dirigentes el sábado en la noche, por lo que no han tenido tiempo para coordinar con los comuneros. “A última hora nos comunican (sobre la reunión) y nosotros tenemos que decidir en asamblea para asistir a estas invitaciones”, manifestó.

Los dirigentes de Huancurie recibieron la invitación a la reunión por parte de la comisión del Ejecutivo el sábado en la noche. Foto: La República
Los dirigentes de Huancurie recibieron la invitación a la reunión por parte de la comisión del Ejecutivo el sábado en la noche. Foto: La República

No obstante, el dirigente reiteró que están llanos a conversar con el Gobierno, pero también refirió que exigirán que se derogue el decreto supremo que declara en estado de emergencia los distritos de Challhuahuacho y Coyllurqui, de la región Apurímac. “No podemos hablar mientras nos tengan un cuchillo en el cuello”, refirió el presidente comunal.

Este medio intentó comunicarse con el resto de los dirigentes, pero no respondieron a nuestro llamado, aunque el presidente de Fuerabamba, Edison Vargas, ya había adelantado el sábado último que no asistiría a la reunión por el retraso en el envío de la documentación.

En horas de la tarde, la Presidencia del Consejo de Ministros envió un oficio múltiple a los seis dirigentes para invitarlos a una nueva reunión de trabajo con la comisión de alto nivel del Poder Ejecutivo el día martes 17 de mayo .

Se precisa que la cita será en la cancha sintética del Instituto Superior de Challhuahuacho, a las 10.00 a. m.
https://larepublica.pe/politica/2022/05/16/las-bambas-otro-intento-de-dialogo-vuelve-a-fracasar-apurimac-mineria/

Bolivia, Litio

Bolivia da un empujón a su industria de litio entre críticas a sus metas

El país posee más de 21 millones de toneladas de litio, una de las mayores reservas en el mundo. La principal está en el salar de Uyuni en la región andina de Potosí.
Baterías de litio extraído del salar de Uyuni. EFE/Martín Alipaz
Agencia EFE
14/05/2022
Bolivia trabaja en dar una nueva dirección a la industrialización de litio con pruebas para la extracción directa del mineral y así aumentar sus cupos de producción, esto ante las dudas de algunos analistas sobre las metas nacionales o que prospere una eventual alianza regional para insertarse en el mercado global.

El país posee más de 21 millones de toneladas de litio, una de las mayores reservas en el mundo. La principal está en el salar de Uyuni en la región andina de Potosí, y en menor proporción en los yacimientos de Pastos Grandes, también potosino, y Coipasa, compartido entre el departamento boliviano de Oruro y Chile.

Según cifras oficiales, en el 2021 se invirtieron US$ 24.5 millones para la reactivación de proyectos para la explotación del litio, además, en ese mismo año el país recibió más de US$ 27.4 millones por la venta de carbonato de litio y cloruro de magnesio.
Proyecciones

El Gobierno de Luis Arce puso en marcha en el 2021 un centro de investigación para desarrollar tecnología para industrializar el litio y lanzó una convocatoria internacional para que empresas interesadas puedan probar en Bolivia la tecnología de extracción directa del litio (EDL).

Según el Ejecutivo, con esta tecnología se podrá acelerar el proceso de industrialización del litio, y a esto se suma el anuncio del inicio de operaciones de una planta de carbonato de litio que alcanzará una producción de 15,000 toneladas anuales.

Bolivia prevé que con ese centro se incremente la capacidad de producción de la planta piloto de materiales catódicos para baterías de litio y las de cátodos, hidróxido, cloruro de potasio y otras materias primas que ya se están produciendo en el país.

Además, se realiza en la actualidad una cuantificación de los recursos en el salar de Coipasa con lo que el Gobierno espera que se incremente la cantidad de reservas del litio boliviano.

La meta con estos proyectos es “contar con un nuevo cupo” de producción” y “mejorar la posición de Bolivia en el contexto del mercado del litio”, dijo recientemente el ministro boliviano de Hidrocarburos y Energía, Franklin Molina.

Sin embargo, Pablo Solón, investigador y quien ocupó varios cargos diplomáticos durante el Gobierno de Morales, se mostró menos optimista sobre las metas del Gobierno y manifestó a Efe que “el avance (de la industrialización) es muy bajo en Bolivia”.

Solón puso como ejemplo que la planta de cloruro de potasio “ha trabajado al 20% de su capacidad desde su creación en el 2018 y que la factoría de carbonato de litio lleva casi cuatro años de retraso, a lo que se suma que los ingresos generados “son bajísimos”.
Bloque del litio

México, que posee uno de los yacimientos de litio más grandes del mundo, además de Argentina, con una importante cuota de ese recurso, empujan propuestas para generar sinergias en las que Bolivia busca ser un actor fundamental junto a Chile y Perú, países que en conjunto comparten ideas progresistas y de izquierda.

El economista y experto en la temática del litio Pablo Poveda recordó en declaraciones a Efe que la idea de formar este tipo de bloques se planteó en los primeros años del Gobierno del entonces presidente Evo Morales (2006-2019) y que desde entonces se han registrado muchos cambios.

Poveda señaló que la realidad del mercado del litio “no va por las aspiraciones que tienen las políticas progresistas” y que “la materia prima de los salares (Argentina, Chile y Bolivia) puede ser desplazada por el material de roca que es mucho más apropiado para la producción”.

La extracción de litio mediante piscinas implica un “excesivo costo y tiempo”, en el caso boliviano dura hasta 11 meses, mientras que la extracción de roca, que se practica en China y Australia, demora menos de 24 horas a través de procesos químicos, aseguró.

Además, se mostró pesimista ante la posibilidad de que la conformación de un bloque regional pueda incidir en los costos internacionales del metal, “los precios se controlan en la producción de baterías, no en la producción de materia prima”.

Por su parte, Solón manifestó que Bolivia “tiene que ser mucho más realista” en sus pretensiones.

“Toda estrategia regional puede ayudar” para el intercambio de experiencias, pero que a diferencia de Chile y Argentina, que están en curso de extracción de litio, Bolivia y México aún “no existen” en las estadísticas mundiales.

En el primer trimestre de este año, Bolivia generó alrededor de US$ 18.6 millones por la comercialización de carbonato de litio y cloruro de potasio que ya superó los ingresos conseguidos en el primer semestre del año pasado que fueron US$ 11.6 millones.
https://gestion.pe/mundo/bolivia-da-un-empujon-a-su-industria-de-litio-entre-criticas-a-sus-metas-noticia/

Perú

CONFLICTIVIDAD SOCIAL: ¿EN QUÉ MOMENTO ESTAMOS?

José De Echave C.
13/05/2022
Imagen: La República
En estos tiempos de aumento de estallidos sociales en diferentes partes del país, desde varios medios de comunicación se intenta instalar la idea que nunca hemos estado en una situación tan complicada. Como si por primera vez estuviésemos viviendo en el país un clima de paros y protestas, sin que nuestras autoridades muestren capacidad de reacción.

Si bien no es nuestra intención minimizar lo que pasa actualmente en el país y los permanentes desatinos de este gobierno, lo cierto es que ya hemos atravesado por momentos complicados y la sensación que queda es que no hemos tenido la capacidad de sacar lecciones y corregir los problemas que están a la base de la conflictividad social, sobre todo en las zonas de influencia de la minería.

Como se puede ver en el siguiente gráfico -que organiza la información de la Defensoría del Pueblo por quinquenios-, la conflictividad social nos ha acompañado permanentemente en las últimas décadas, con varios momentos de incremento sostenido, que ha afectado a los distintos gobiernos.


Fuente: Defensoría del Pueblo.
Elaboración: CooperAccion

Por ejemplo, el segundo gobierno de Alan García (2006-2011) se inició con menos de 100 conflictos y rápidamente comenzaron a aumentar, hasta llegar a los 286 conflictos, cifra récord desde que la Defensoría del Pueblo comenzó con su registro. Fue el período de conflictos como el de Combayo y otros más en Cajamarca, Río Blanco-Majaz en Piura, el Baguazo en Amazonas, el Aymarazo en Puno, el primer capítulo de Tía María en Arequipa, entre varios otros. También en ese período se comenzó a gestar el caso Conga. La incapacidad del gobierno de García para atender la conflictividad social estuvo acompañada de un discurso y medidas que buscaron afectar los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades campesinas. García terminó su mandato con 234 conflictos y varias bombas de tiempo que pocos meses después comenzaron a estallar.

Si bien el gobierno de Humala se inicia con una tendencia a la baja, en su primer año tuvo que enfrentar varios conflictos importantes: el caso Conga comenzó a escalar en el segundo semestre de 2011 y alcanzó niveles de movilización y paralizaciones en Cajamarca en el último trimestre del año. Como se recuerda, Conga explica en parte la crisis y la caída del primer gabinete de Humala y el inicio de un giro en su gobierno. Posteriormente, otros conflictos, como el de Espinar (mayo de 2012), Tía María, Las Bambas, entre varios otros, caracterizaron ese período que terminó con cifras que superaron los 200 conflictos por mes.

La inestabilidad y la crisis política permanente caracterizaron el período 2016-2021, con renuncias y vacancias, cuatro presidentes, cierre del Congreso, en medio de una disputa abierta entre los principales poderes del Estado y el inicio de la pandemia. En cierta medida, el escenario de crisis política y la pandemia, hizo que no sea tan visible la conflictividad social en el período. Sin embargo, con el inicio de las operaciones comerciales en Las Bambas el 2016, se comenzaron a registrar sucesivos estallidos en diferentes puntos del denominado corredor del sur andino, a lo que se sumaron conflictos en Islay, por el proyecto Tía María, en Espinar, Ancash, en la zona de influencia de Antamina, entre varios otros. En el primer semestre del 2021, durante el gobierno Francisco Sagasti, se comenzó a notar un ligero incremento de conflictos sociales.

Las características del actual momento

El último reporte de la Defensoría del Pueblo da cuenta que en la actualidad existen 208 conflictos sociales en el país, de los cuales la gran mayoría (160) son activos[1], lo que significa que un gran número de casos demandan una atención prioritaria y urgente de parte de las autoridades encargadas.

Al lado de la amplia predominancia de los conflictos activos, la matriz de conflictividad aparece hoy en día más diversa que de costumbre: en los últimos meses, a los habituales conflictos vinculados a la minería, ha habido paro de transportistas, de productores agrarios, controladores aéreos, manifestaciones ciudadanas por el alza del costo de vida y pedidos al gobierno que cumpla con sus promesas en localidades como las de Huancayo, Cusco y hasta Lima.

Sin embargo, los casos vinculados a la minería siguen ocupando un espacio central en el mapa de la conflictividad social del país y el gobierno muestra serias limitaciones. En Cuajone, las comunidades de Tumilaca, Pocata, Coscore y Tala tomaron el reservorio de Viña Blanca que abastece de agua a la operación minera y la vía férrea. Las comunidades reclaman que en algún momento del desarrollo de la mina, fueron despojados de parte de sus tierras. Luego de varias semanas de tensión y con el riesgo que se produzca un enfrentamiento entre trabajadores y las comunidades, fue declarado el estado de emergencia en la zona y, por el momento, se han retomado conversaciones entre la empresa, las comunidades y representantes del Ejecutivo.

Por otro lado, en la zona de influencia de Las Bambas el último estallido se ha dado en el epicentro de la operación minera, en el tajo de Ferrobamba y en lo que será el nuevo yacimiento, el de Chalcobamba. Como se sabe, para que la primera fase de la operación de Las Bambas se pueda concretar, la empresa minera tuvo que adquirir las tierras de la comunidad de Fuerabamba y reubicarla, antes de construir la primera mina a cielo abierto. La comunidad alude que la empresa no ha cumplido con todos los compromisos firmados y han decidido reinstalarse en las tierras.

¿Qué es lo que aparentemente ha ocurrido en este caso? Si bien los acuerdos entre la empresa minera y Fuerabamba tiene una cláusula de confidencialidad y es difícil conocer a ciencia cierta todos los acuerdos, por testimonios que hemos recogido en la zona, aparentemente algunos puntos no habrían sido cumplidos: la comunidad de Fuerabamba entregó 4,774 hectáreas y a cambio ha recibido de la empresa 4,200 hectáreas, distribuidos en varios fundos. Además aluden que los fundos debían servir para actividades agrícolas y ganaderas, característica que no presenta por ejemplo el predio de Yavi Yavi, adquirido por la empresa en la provincia cusqueña de Chumbivilcas.

Pero todo indica que otro de los motivos del retorno de Fuerabamba a sus tierras, tiene que ver con el hecho que las comunidades vecinas de Chila y Choaquere -que le vendieron tierras a la empresa minera para el reasentamiento de Fuerabamba, habrían invadido terrenos vecinos a las viviendas de la urbanización conocida como Nueva Fuerabamba, generando un clima de tensión y hostilidad. Es por eso que Fuerabamba le ha pedido a la empresa minera que solucione este tema con las comunidades mencionadas.

Este nuevo capítulo de la larga lista de conflictos que han estallado en el denominado corredor del sur andino, pone en evidencia una situación que es cada vez más compleja y explosiva. Los estallidos pueden ocurrir en Cotabambas (Apurímac) o en las provincias de Chumbivilcas y Espinar e incluso en Paruro (Cusco). Además, las demandas y expectativas también son variadas: pueden ser económicas, sociales o ambientales, entre otras.

Otra característica es que en algunas zonas las comunidades terminan compitiendo entre sí: lo que una comunidad consigue de una negociación con la empresa minera o el Estado, puede terminar siendo el incentivo de nuevas demandas de comunidades vecinas que terminen en nuevos estallidos. Está claro que entre Apurímac y Cusco, precisamente por lo que viene sucediendo en el corredor vial por donde se transporta el mineral, autoridades y comunidades se miran con cada vez mayor recelo. La búsqueda de una vía alternativa para la salida de los minerales desde Apurímac que ha propuesto el gobernador de esa región, es un claro indicador de las tensiones y recelos que crecen en esa zona.

Reconociendo que las salidas no son sencillas y que estamos frente a conflictos que se han complejizado, una alternativa es hacer un giro radical en su abordaje. Las mesas de diálogo han perdido toda credibilidad y en las actuales circunstancias solo sirven, en el mejor de los casos, para desbloquear los levantamientos e instalar negociaciones que, por lo general, no llegan a ningún lado. Se hace necesario construir un nuevo sistema de gobernanza para estos territorios que buscan ser considerados mucho más que zonas de extracción y tránsito de minerales.

[1] Y 48 latentes.

www.cooperaccion.org.pe
Jr. Río de Janeiro 373, Jesús María, LIMA 11 – PERÚ. Teléfonos: (511) 4612223 / 4613864 [email protected]

Chile, Litio

Fisco vs. Simbalik: la disputa por el litio del Salar de Maricunga que afecta a Codelco

Leonardo Cárdenas 12/05/2022
Se trata del último intento del Estado de Chile por resguardar sus intereses en la industria del litio. Según el Consejo de Defensa del Estado, la entrega de las servidumbres a Simbalik, un grupo de inversionistas taiwaneses socios del Grupo Errázuriz, «se superpone en su totalidad con el perímetro que el Estado de Chile reservó a una de sus empresas para explotar litio”.
La semana pasada, el abogado procurador fiscal de Copiapó del Consejo de Defensa del Estado (CDE), Adolfo Rivera, presentó en la Corte Suprema un recurso de casación que es mirado con atención por grandes mineras.

Se trata del último intento del Estado de Chile por resguardar sus intereses en la industria del litio, cada vez más pujante debido a la alta demanda del mineral que es utilizado en baterías de larga duración para vehículos eléctricos.

La acción busca revocar la sentencia de la Corte de Apelaciones de Copiapó del 12 de abril de 2022, que rechazó el recurso de apelación del CDE y confirmó el fallo del 1° Juzgado de Letras del 7 de octubre del 2021. Este último dictamen viene a ser clave para la trama, pues acogió la demanda interpuesta por Simbalik Group Inversiones Limitada -propiedad de inversionistas taiwaneses y socios del Grupo Errázuriz- y otorgó una servidumbre minera en un terreno de 292 hectáreas en el Salar de Maricunga, en la Región de Atacama.

En el escrito, el CDE exigió la nulidad de ambas sentencias y alertó un eventual perjuicio para Codelco en caso de confirmarse los fallos de primera y segunda instancia.

“El área pedida en servidumbre por Simbalik Group Inversiones Limitada se superpone en su totalidad con el perímetro que el Estado de Chile reservó a una de sus empresas para explotar litio”, consignó en su presentación. En efecto, el 9 de marzo de 2018, el Estado de Chile celebró un contrato con la cuprera a través de la empresa filial Salar de Maricunga SpA, para la operación de un yacimiento de litio en la zona.

Consultada Codelco sobre el contenido de este artículo, declinó efectuar comentarios.

Para el CDE las últimas sentencias han incurrido en una “infracción de derecho”, ya que se ha constituido una servidumbre minera, sin que concurriera uno de los presupuestos normativos, como es la necesidad o utilidad que justifique su otorgamiento.

“El demandante solicitó este gravamen sobre el predio de dominio fiscal, con la finalidad de explorar y explotar litio, siendo el caso que sus concesiones mineras sólo le permiten explorar y explotar cloruro de sodio, cuestión que fue pasada por alto por los sentenciadores de la instancia, accediendo igualmente a la pretensión del actor”, acotó el escrito.

“Hay un antecedente de derecho que la Corte de Apelaciones de Copiapó esquiva al momento de confirmar la sentencia de primera instancia, acogiendo en definitiva la demanda del actor, esto es que, la demandante sociedad Simbalik Group Inversiones Limitada, no puede explorar ni explotar el litio que exista en las entrañas de sus concesiones mineras denominadas Cocina”, añadió el mismo documento.
Más sobre Pulso PM

“El Consejo de Defensa del Estado está errado”

Desde Simbalik explicaron que “el Consejo de Defensa del Estado está errado, porque el CEOL de Codelco respeta todas las pertenencias antiguas e incluso las mismas de Codelco en el Salar de Maricunga y esta servidumbre que se ha solicitado es sobre pertenencias antiguas que ya están otorgados los permisos de Comisión Chilena de Energía Nuclear”.

Pero en el trasfondo del conflicto radica un millonario proyecto que mantiene en marcha el Grupo Errázuriz con Simbalik y que hoy en Copiapó se encuentra en etapa de pruebas. La iniciativa busca la explotación de litio por medio de un novedoso sistema que requeriría un menor consumo de agua y considera una inversión total de US$400 millones, como informó en febrero de 2017 Pulso.

La iniciativa cuenta con su Resolución de Calificación Ambiental (RCA) favorable, aunque actualmente está sujeta a consulta indígena. Esto, luego que una comunidad alegara que no fue consultada y que la Corte Suprema ordenara que el proceso de evaluación ambiental del proyecto se retrotraiga a dicha etapa.

Las pertenencias que tienen ambas empresas están un paso más adelante que el resto para ser explotadas, puesto que estas ya cuentan con la autorización de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN). Esto, puesto que fueron adquiridas antes del Decreto Ley Nº 2.886 de 1979, que definió al litio como reserva del Estado, por lo que no es susceptible de ser explotado a través de una concesión minera, salvo aquellas concesiones constituidas con anterioridad.

El Grupo Errázuriz destacó que “será el primer proyecto con tecnología de extracción directa que no tendrá impactos ambientales, porque se reinyecta la salmuera que se le extrae al litio. Tiene un 95% de recuperación del litio retenido en la salmuera versus los procesos tradicionales que evaporan y que sólo extraen entre el 40% a 45%”.
Exploraciones en marcha

Por otro lado, a finales de enero, Codelco obtuvo el último permiso sectorial para iniciar la habilitación de los accesos que le permitirán iniciar su campaña de exploración en el Salar de Maricunga, ubicado en la Región de Atacama.

Este hito marca el comienzo de esta etapa del proyecto. Se estima que los sondajes se iniciarán a fines de marzo y que durarán cerca de 10 meses. Dependiendo de los resultados de la campaña, específicamente de las concentraciones de litio disuelto en las salmueras de dichas propiedades mineras, la empresa definirá si es medioambiental y económicamente viable continuar con el desarrollo de las siguientes etapas del proyecto.

“La Política Nacional del Litio y la Gobernanza de los Salares, emitida en 2016, le encargó a Codelco que, junto con el Ministerio de Minería, evaluara la factibilidad de explotar el litio existente en el Salar de Maricunga, mediante alianzas público-privadas, considerando el respeto y el cuidado de los ejes sociales, económicos y ambientales”, consignó la cuprera estatal en un comunicado de prensa.
https://www.latercera.com/pulso-pm/noticia/fisco-vs-simbalik-la-guerra-por-el-litio-del-salar-de-maricunga-que-perjudica-a-codelco/KD2ELLIQ3RDCLHPVXCUKAKE27M/