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Así es la vida en las comunidades del Río Sonora, a 5 años del derrame tóxico de Grupo México

En la zona, los pobladores cuentan que cambió su forma de beber, de comer, y de ganar dinero. También se alteraron sus tradiciones, su salud y el entorno.

En las comunidades ubicadas a la orilla de los ríos Bacanuchi y Sonora se acostumbraba beber agua directo del grifo. “Yo llegaba a la casa y me pegaba a la llave, era agua potable, de los pozos, sabía buena, fresca. Acá ni conocíamos los garrafones”, dice Óscar Encinas, habitante del municipio de Ures.

Ahora los conocen. Cada familia debe comprar unos 10 por semana. Un garrafón cuesta entre 12 y 20 pesos, dependiendo del área donde se adquiera. “Nos gastamos unos 960 pesos a la quincena, mínimo. Pero es que no solo usamos esa agua para tomar, también para cocinar. Mi esposa ya no cuece ni los frijoles con la de la llave, nos da desconfianza”.

Los pobladores de la zona han hecho ese gasto en garrafones desde hace cinco años. Desde el 6 de agosto de 2014, cuando se derramaron, de una pileta donde la mina Buenavista del Cobre de Grupo México almacenaba desechos tóxicos, 40 millones de litros de ácido sulfúrico al Río Bacanuchi, que desemboca en el Sonora.

Ese volumen de tóxicos equivale al de 12 albercas olímpicas llenas. El derrame se catalogó como el peor desastre ambiental en la historia de la industria minera en México.

Los afectados directos, reconocidos tanto por Grupo México como por el gobierno, fueron más de 22 mil personas de siete municipios: Arizpe, Banámichi, Huépac, Aconchi, San Felipe, Baviácora y Ures. Pero podrían ser más, hasta un millón de personas, si es que la contaminación alcanzó la Presa El Molinito, que a su vez se conecta con la Presa Abelardo L. Rodríguez, principal fuente de agua de Hermosillo, la capital del estado de Sonora.

Después del derrame, el principal reclamo de quienes viven en los municipios afectados ha sido la falta de agua potable. “Se suponía que como parte de la remediación de los daños, Grupo México iba a poner 36 plantas potabilizadoras de agua, una en cada pueblo afectado. Pusieron unas cuantas y no funcionan”, dice Elba Nidia Hurtado, habitante del Sauz, también en Ures, Sonora.

Ella confirma la incertidumbre que viven en la región por el agua. “No da confianza usarla ni para bañarse. Hay familias que compran garrafones para asear a los niños chiquitos. Yo no puedo estar comprándola para mi aseo personal. Solo los compro para beber y cocinar. Pero ya tiene como un año que siento comezón en la piel. Me pongo crema o alcohol si es muy fuerte. Se me pasa por unos días y después regresa”.

Elba cuenta que ha ido al médico, pero le dicen que sólo es una alergia. “También se suponía que Grupo México iba a montar un hospital para atendernos, la Unidad de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental de Sonora en la población de Ures, pero no lo acabaron, se quedó en obra negra, solo hay un pequeño módulo de atención”.

Así que Elba ha ido al ISSSTE, del que es derechohabiente, pero le dicen que necesita un examen especial para ver si tiene metales pesados en la sangre, “y el hospital ese donde según los iban a hacer no funciona”.

Fernanda Hopenhaym, codirectora ejecutiva de PODER, organización de la sociedad civil que le da acompañamiento legal a afectados por el derrame de Grupo México, afirma que a los pobladores no se les han hecho estudios para ver si hay tóxicos en su sangre.

“Por lo que hemos estado documentado y por lo que hemos visto durante el acompañamiento a las comunidades, sabemos que hay más casos de cáncer en la zona y también hay incidencia de padecimientos en los riñones, pero no se puede confirmar o descartar que sea por el derrame porque justo no se han hecho los estudios necesarios a la población”, denuncia Hopenhaym.

Los pobladores dicen que sí han visto un mayor número de padecimientos graves entre sus vecinos. “No sabría decir cuántos casos, pero ha habido varios de cáncer de colon, por ejemplo. Y se los acaba rápido, después del diagnóstico duran unos 15 o 20 días y se van”, dice Óscar.

No existen datos fidedignos –afirma Hopenhaym– sobre el número real de personas afectadas en su salud y el tipo de afectaciones. No se han llevado a cabo estudios completos y tampoco se han dado a conocer los resultados de los estudios toxicológicos parciales realizados por laboratorios pagados por la empresa

El tercer nivel de afectación, además del derecho humano al agua y la salud, ha sido a la gastronomía, las tradiciones y la economía de la región.

Ya nada es lo mismo 

La mamá de Francisca García Enríquez hacía quesos. Su papá sembraba maíz, quelite, pepinos, chile verde. Tenía un poco de ganado y vendían becerros, una vez al año. Era la entrada extra que esperaban para darse unos lujos: arregla la casa, comprarse ropa.

Después del derrame de ácido sulfúrico en los ríos Bacanuchi y Sonora, la mamá ya no hizo quesos. El número del ganado de la familia mermó. Era difícil venderlo. No tenía caso invertir en tener los becerros, que antes se vendían por kilo a 120 y después a la mitad, apenas a 60 pesos.

“Había un señor que nos los compraba para exportar, pero a él ya no se los querían comprar si sabían que venían de esta zona. Tener ganado ya no fue negocio acá”, dice Francisca, Panchita, como le dicen, habitante del municipio de Aconchi.

Con la agricultura es igual. Los pobladores dicen que la tierra ya no produce lo mismo. Los rendimientos de las cosechas han bajado 50 o 60%. Muchos cultivos ya no se dan. El año del derrame, en 2014, el papá de Panchita perdió toda su cosecha de maíz. Al año siguiente también. Volvió a sembrar maíz hasta el año pasado, tampoco se dio. “Ahora lo intentó de nuevo. Veremos, en octubre o noviembre si sale. Parece necedad, pero es que cómo no va a sembrar, si esa era su vida”.

Panchita dice que su familia ha perdido hasta el 60% de sus ingresos a causa del derrame. Hay otras cosas ligadas a la economía que también se perdieron. “Nos quitaron nuestra soberanía alimentaria porque de lo que sembrábamos aquí en Aconchi de ahí comíamos, consumíamos mucho quelite, verdolagas. Además teníamos nuestra forma de comercio, intercambiamos lo que se sembrábamos con los de Arizpe o con los de Ures”.

Wenceslao Miramón Rivera, habitante de Bacanuchi, dice que parece que quedaron en un territorio maldito. Después del derrame, la gente no quiere ganado de la región, ni alimentos. “Antes vendíamos elotes o duraznos en las tiendas de Cananea. Ahora si decimos que los productos vienen del Río Sonora, no compran”.

El miedo por la contaminación es tal, que no solo hay problema para vender el ganado y los productos del campo. Los foráneos no quieren llegar a la zona tampoco. Ni siquiera los médicos. “El centro de salud de Bacanuchi está vacío. Hace tres años que no tenemos doctor. Antes venían pasantes de medicina ahora ya no quieren estar aquí”, dice Wenceslao.

Nada han remediado 

De acuerdo con diversas solicitudes de acceso a la información, PODER verificó que Buenavista del Cobre, la mina de Grupo México dueña de la pileta que causó el desastre, no contaba con las autorizaciones de Semarnat para el manejo de residuos peligrosos al momento del derrame.

Pese a eso, Semarnat sólo obligó a Buenavista del Cobre a remediar el sitio correspondiente a la zona 1 (los primeros 30 km desde el lugar donde se produjo el derrame) y en las cuatro restantes resolvió que se hicieran únicamente tareas de “monitoreo y control”.

Para canalizar los recursos necesarios con el fin de resarcir los daños, la empresa y el Gobierno crearon el Fideicomiso Río Sonora, un mecanismo voluntario y privado. Grupo México comprometió 2 mil millones de pesos para la remediación.

“Pero solo puso poco más de 1,200 millones de pesos”, dice Hopenhaym. El Fideicomiso, de acuerdo a lo documentado por PODER, solo gastó 61% de los recursos prometidos y no realizó un proceso efectivo de remediación.

Al inicio, Grupo México dijo que pondría 36 plantas potabilizadoras; pero la cantidad se redujo a 28 en 2016. En 2017 anunció que se construirían nueve de ellas. A cinco años del derrame, las únicas que funcionan son la de Bacanuchi, en el municipio de Arizpe y eso de manera intermitente, la de La Capilla (Baviácora) y de San Rafael (Ures).

“En ninguno de los casos se les ha dado garantías a los habitantes sobre la separación de metales en el agua, por lo que se puede afirmar que no existe seguridad hídrica en la región”, asegura Hopenhaym.

Lo que sí instaló el fideicomiso fueron 10,188 tinacos en los municipios afectados, pero están vacíos. Se supone que almacenarían el  agua limpia que llegaría de las plantas potabilizadoras prometidas. “Están ahí sin uso, como testigos de la impunidad en el río Sonora”, dice Óscar Encinas, el habitante de Ures.

Tampoco se terminó de construir el Hospital de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental de Sonora (UVEAS), que la empresa comprometió en el fideicomiso. “Solo funciona un módulo de la clínica, que pusieron en una casa rentada, para dar atención a más de 300 afectados de primer orden, pero ni para ellos ha sido buena la atención y ahora ya lo van a cerrar”, afirma Elba Nidia Hurtado, de Ures.

“La Semarnat cerró el fideicomiso–dice Hopenhaym– de forma unilateral, sin que los pobladores tuvieran opinión, en marzo de 2017, supuestamente porque ya había cumplido su función. Nunca se supo ni siquiera qué pasó con él dinero. Al ser un fideicomiso privado no ha tenido escrutinio de la Auditoría Superior de la Federación ni de la Secretaría de la Función Pública”.

Es por eso que los pobladores, con el acompañamiento de PODER, han interpuesto cinco amparos, tres de ellos referentes al fideicomiso y su funcionamiento. Sobre uno de ellos deberá pronunciarse la Corte este miércoles 7 de agosto. 

Este lunes 5 de agosto, a cinco años del derrame, pobladores de la orilla del río Sonora hicieron una manifestación en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con la demanda de que se revisen esos amparos.

“La petición es que se revise el fideicomiso, su funcionamiento y en qué se gastó el dinero. Queremos que la empresa cumpla, porque a cinco años no ha habido remediación ni justicia para nosotros”, dice Wenceslao.

Animal Político solicitó la postura tanto de Grupo México, como de Semarnat, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

Lo que los pobladores esperan, ahora que hay nuevas autoridades en la dependencia y en el gobierno federal, es que se revise el caso y se obligue a Grupo México a resarcir los daños. “Aunque hay muchos que no pueden ya repararse. ¿Con qué se remedia todo el daño que hemos tenido? Con nada. Pero al menos deberían intentarlo”, dice Panchita.

 

Fuente:https://www.animalpolitico.com/2019/08/comunidades-derrame-toxico-grupo-mexico/?fbclid=IwAR1JqzpEM9gk4_65CSnB2erK5RVpzcfM8_axJw0yD-Su1hkEZOGH7oNmcwA

Mexico

El Boleo extraerá más de 30 mil toneladas de minerales en la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno

Extraerán en 16 años: 30,00 ton de cobre, 800 ton de cobalto metálico y 1,187 de sulfato de zinc monohidratado.

La Minera y Metalúrgica El Boleo presentó un proyecto ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para ampliar a 446  hectáreas la explotación de minerales en Santa Rosalía mediante minado superficial en las 7 mil hectáreas pertenecientes a compañía.

La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) indica que la concesión minera de El Boleo continuará por16 años. Sin embargo, en el método de explotación la empresa sólo habla de minado superficial; según el Servicio Geológico Mexicano (SGM) existe tres tipos: minado de placeres (Bateas y canalones; minado hidráulico; dragado), minado a cielo abierto (Banco individual, bancos múltiples, descapote de mantos, explotación de canteras) y glory hole.

La MIA aclara que sólo serán 16 y no 25 años el tiempo útil de la empresa, pero aclara si usarán explosivos para para extraer minerales metálicos. Minera y Metalurgia del Boleo S.A. de C.V. planea realizar actividades de miando superficial en la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno.

Teniendo actividad desde 1860, El Boleo pretende continuar y expandir la extracción de cobre, cobalto, zinc y manganeso. Contempla una producción anual de 30,000 toneladas de  cobre fino, 800 toneladas de cobalto metálico y 1,187 toneladas de sulfato de zinc monohidratado.

Requerirán  6,100 millones de pesos para utilizar un superficie minada de 446.19 hectáreas. Afectarán áreas con un 38.6% de vegetación matorral sarcocaule y vegetación secundaria de matorral.

Pese a que el proyecto se encuentra dentro de la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, la minería es considerada una actividad permitida por el Programa de Manejo. 

 

Fuente:http://elorganismo.com/el-boleo-usara-minado-superficial-en-446-ha-de-la-reserva-de-la-biosfera-el-vizcaino/?fbclid=IwAR1dtxs75MgcG1QMuwrV33DUeVEtGjWgOmIAL79JlnKrkOhuMI4Kidrfm74

Mexico

Canadá se niega a investigar su actuación en la muerte de un activista mexicano

Los familiares de Mariano Abarca y varias organizaciones señalan que la embajada canadiense en México apoyó a una minera y desatendió las amenazas contra el líder comunitario.

El 27 de noviembre de 2009 fue asesinado a tiros Mariano Abarca, un activista que encabezaba la resistencia contra la mina de barita de la firma canadiense Blackfire Exploration ubicada en el ejido Grecia del municipio de Chicomuselo (Estado de Chiapas, sur de México). Abarca solía protestar por los impactos sociales y medioambientales de este proyecto. Tras el crimen, varias personas fueron detenidas —todas ellas con algún vínculo laboral con la empresa—, pero fueron liberadas más adelante. Blackfire Exploration, que fue disuelta en 2017, siempre negó cualquier implicación en el asesinato, el cual sigue impune. Familiares de Abarca y organizaciones de México y Canadá han criticado el proceder de la embajada canadiense en el caso. Este mes, un tribunal de Ottawa desestimó el documento que presentaron para pedir una investigación sobre la forma en que actuó el personal diplomático.

De acuerdo a los solicitantes, varios actos y omisiones de la embajada pudieron haber contribuido a poner en riesgo la vida de Mariano Abarca. Señalan que la sede diplomática tomó partido por la firma minera cuando debió privilegiar la mediación. Subrayan que los funcionarios canadienses pidieron el apoyo de las autoridades chiapanecas para frenar las protestas. También precisan que la embajada estaba al tanto de los ataques que había sufrido el activista antes del homicidio. Asimismo, manifiestan que el líder comunitario protestó frente a la sede diplomática en julio de 2009, alertando que tanto él como otros de sus compañeros habían sido amenazados de muerte. Diversos documentos, que obtuvieron a través de solicitudes de información —como correos electrónicos y memorándums—, respaldan sus argumentos.

La esposa y los hijos de Abarca, al igual que la Asociación Otros Mundos, el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Chiapas, la Red Mexicana de Afectados por la Minería y MiningWatch Canadá, entregaron en febrero de 2018 una solicitud a Joe Friday, comisionado para la Integridad de la Administración Pública de Canadá, para que investigara al personal diplomático. Sin embargo, Friday decidió no proceder. En mayo de 2018, los solicitantes acudieron ante un tribunal federal para presentar un recurso que habría obligado al comisionado a investigar. Una audiencia en Ottawa tuvo lugar el pasado marzo. Este 18 de julio, el juez Keith Boswell hizo público su veredicto, en el que respalda a Friday. “Fue razonable que el comisionado encontrara que la embajada no había violado código de conducta alguno”, aparece en el documento.

“El fallo del juez nos tomó por sorpresa debido a las pruebas que aportamos”, comenta a EL PAÍS José Luis Abarca, hijo del activista asesinado, vía telefónica desde Tuxtla Gutiérrez (Chiapas). “La decisión pasa por alto claramente los errores del comisionado. También proporciona un análisis preliminar que no aborda de forma significativa el contenido de los argumentos presentados con detalle ante el tribunal”, afirma por su parte Yavar Hameed, abogado de la familia Abarca en Canadá.

La decisión de Friday, respaldada por el magistrado Boswell, estuvo basada en buena medida bajo el argumento de que las políticas de responsabilidad social, empresarial y de derechos humanos no tenían un carácter vinculante entre los diplomáticos canadienses. “Dicen que no son políticas oficiales, a pesar de que figuraban en la página web del Gobierno de Canadá. Esto pone a la ciudadanía en una pésima posición y también al Gobierno. ¿De qué sirve un anuncio gubernamental si no hay medios para implementar dicho anuncio?”, expresa Shin Imai, uno de los abogados que asesoró a los Abarca.

“Sin lugar a dudas, los solicitantes hubieran querido que la embajada actuara de cierta manera, y tal vez el señor Abarca no habría sido asesinado”, menciona también Boswell en su fallo. “El juez reconoce la existencia de una omisión de la embajada que potencialmente condujo al asesinato del señor Abarca. Sin embargo, la gravedad de las amenazas y la evidencia tras la detención y las agresiones físicas, asuntos conocidos por la Embajada, hacen que la decisión del tribunal de desestimar la solicitud sea extremadamente preocupante”, comenta Hameed.

“Canadá reconoce el papel clave que desempeñan los defensores de los derechos humanos en la protección y promoción de estos derechos y en el fortalecimiento del Estado de derecho. Promover el respeto por los defensores de los derechos humanos es fundamental para las sociedades inclusivas, seguras y prósperas”, señaló por escrito a este diario Sylvain Leclerc, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá. “El Gobierno de Canadá también espera que las compañías canadienses que operan en el extranjero respeten los derechos humanos y todas las leyes aplicables, que operen de manera transparente y en consulta con los gobiernos anfitriones y las comunidades locales”, añadió. Sin embargo, el Ministerio no indicó qué políticas son oficiales entre los diplomáticos canadienses.

José Luis Abarca, dice que apelarán el fallo. “No vamos a tener a nuestro padre de vuelta, pero queremos sentar un precedente. Hay conflictos mineros en muchas zonas de México; también en otros países de América Latina. Es importante mostrar el apoyo que reciben frecuentemente las compañías de las embajadas”, comenta.

Fuente:https://elpais.com/sociedad/2019/08/01/actualidad/1564610422_605396.html?id_externo_rsoc=FB_CC&fbclid=IwAR0o1YhAdh2bd–wGmQk8oE0pRAUHgtmsz9I28k40SB7YvBr2-P_-Cbo2Hk

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Memorias para la Defensa del Territorio

El extractivismo se ha profundizado en Oaxaca, decenas de proyectos hidroeléctricos, mineros, supercarreteras, líneas de transmisión de energía, zonas francas, entre otros arman el rompecabezas del despojo.

EDUCA comparte el siguiente material generado en el proceso de formación del Seminario “Movimiento Social y Estrategias para Evitar el Despojo del Modelo Extractivista”, así como en seminarios con el Movimiento Mexicano de Afectados por Presas, realizados entre 2016 y 2018.

El primer número titulado “ZEE: ¿Zonas Económicas Especiales o Zonas Económicas de Extracción?” retoma reflexiones sobre zonas francas en México y Panamá. El segundo se enfoca en los estudios de impacto ambiental y social, ante el nuevo contexto energético en México, con un enfoque en las presas. Y el tercer folleto refleja experiencias de defensa del territorio y las implicaciones de las Manifestaciones de Impacto Ambiental y de los Estudios de Impacto Social, retomando ejemplos de defensa del movimiento social en Oaxaca, Nayarit y Jalisco.

Descargar Memorias para la Defensa del Territorio

Número 1: ZEE: ¿Zonas Económicas Especiales o Zonas Económicas de Extracción? Memorias para la defensa del territorio (pdf, 38 pág.).

Número 2: Los estudios de impacto ambiental y social, ante el nuevo contexto energético en México (pdf, 70 pág.).

Número 3: Experiencias de Defensa del Territorio y las Implicaciones de las Manifestaciones de Impacto Ambiental y de los Estudios de Impacto Social (pdf, 34 pág.)

Este material se comparte con autorización de La Minuta

Fuente:https://desinformemonos.org/memorias-para-la-defensa-del-territorio/?fbclid=IwAR3LlqdWcwg43SfyzQtuMjShAlh6nusvav_-Lwa3W38uTasNscnV3lUTyDk

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Amenaza ambiental, 39 minas a cielo abierto en Morelos

La contaminación que genera la explotación mineral es un gran riesgo para más de 15 mil hectáreas

Las minas a tajo abierto ocasionan una gran contaminación ambiental que acaba con todas las especies de flora y fauna en México, además provocan afectaciones graves en la salud, no sólo de los mineros sino también de los habitantes aledaños a éstas.

Se llaman minas a cielo abierto, minas a tajo, o rajo, abierto, a las explotaciones mineras que se desarrollan en la superficie del terreno, a diferencia de las subterráneas que se desarrollan bajo ella. Para la explotación de una mina a cielo abierto, a veces es necesario excavar con medios mecánicos o con explosivos los terrenos que recubren o rodean la formación geológica que forma el yacimiento. Estos materiales se denominan, genéricamente, estéril mientras que a la formación a explotar se le llama mineral.

En el Registro Público de Minería existen 25 mil 221 concesiones mineras vigentes que amparan 20 millones 970 mil hectáreas. De acuerdo con el libro Patrimonio Bicultural y Megaminería: Un Reto Múltiple, de Paul Hersch Martínez, Lilián González Chévez, Mariana Solorio Damian y Catalina Sedano Díaz, y actores sociales de la Flora Medicinal en México, bajo el auspicio del Instituto de Nacional de Antropología e Historia (INAH), muchas de las concesiones vigentes se superponen con zonas arqueológicas registradas y es seguro que otras coincidan con zonas aún no conocidas ni exploradas.

México es uno de los países en el mundo que cobra menos derechos por concesiones del subsuelo y menos impuestos por los productos que extraen las empresas mineras nacionales y extranjeras. Cobra por extensión de tierra concesionada y no por volumen de metal extraído, en los primeros años de concesión cobran 5.90 pesos por hectárea cada semestre.

En Morelos se cuentan con 39 concesiones, entre ellas las ubicadas en los municipios de Temixco, Miacatlán, Xochitepec y Cuernavaca, sumando 15 mil 25 hectáreas en un estado cuya superficie forestal ha sido desmontada en un 70 por ciento.

La minera pretende establecer su explotación a 12 kilómetros de la capital del estado, en una zona que involucra a numerosos asentamientos humanos, entre ellos Acatlipa; Temiaxco; Xochitepec; la Unidad Morelos; Alpuyeca; Tetlama; Cuentepec; Xochicalco; Palpan; Tlajotla; Coatetelco, y Miacatlán.

Dicha concesión fue entregada a la empresa canadiense Esperanza Silver, de Vancouver, por la Secretaría de Economía y vence hasta el 14 de mayo de 2059, en la cual está incluido el subsuelo de la zona arqueológica de Xochicalco, declarada patrimonio cultural de la humanidad en 1994.

En julio de 2013, Esperanza Silver vendió sus acciones en Morelos por 45 millones de dólares a otra empresa canadiense Alamos Gold; sin embargo, en 2014 ante la presión de comunidades afectables, ambientalistas y académicos, así como la participación del Gobierno estatal resultó en el rechazo de la manifestación de impacto ambiental presentada para iniciar la explotación en enero de ese año, aunque las concesiones no se cancelaron al durar 50 años y ser prorrogables otro medio siglo más.

MEGAMINERÍA EN MORELOS HOY

La empresa canadiense Alamos Gold podría pretender reactivar el proyecto de explotación en el cerro del Jumil, informó la alcaldesa de Temixco, Jazmín Solano López, quien advirtió que desde hace un mes la empresa la ha buscado, teniendo al mismo tiempo reuniones con las comunidades cercanas a la mina de Huautla.

No obstante, aseguró que dependerá de la misma población si el proyecto se reactiva, aunque personalmente sólo le han entregado ciertos estudios, “dejan la información de que cambian de empresa, me han dejado carpetas y vienen algunos estudios, pero deben medir el tema social y político”.

Por su lado, la arqueóloga e investigadora del INAH en Morelos, Silvia Garza Tarazona, recordó que desde hace cinco años se encuentra en constante lucha para que la minería termine en el país, teniendo como ejemplo en Morelos, un proyecto que afectaría en gran medida la zona arqueológica de Xochicalco al ubicarse en los límites de la concesión minera y cuando decidan a utilizar explosivos se podrían generar daños graves en la región.

Comentó que todas las excavaciones de ese tipo deben ser consideradas ecocidios e inclusive genocidios, pues, la forma en que efectúan los trabajos ya no es en túnel, como antiguamente se sabía, sino que ahora realizan una perforación con la que arrasan con todo, además de que la tierra que utilizan y llenan con ácidos, para obtener los minerales deseados, la vuelven a esparcir, ya contaminada, en la mina.

Refirió que a corto plazo, el polvo tóxico de las minas a tajo abierto integrado por metales pesados se impregna en las mucosas y la piel, lo que provoca: irritación en los ojos; conjuntivitis; comezón inusual, y enfermedades graves en la piel. A largo plazo afecta los riñones, hígado y pulmones, aumenta los abortos, tumores y malformaciones congénitas.

Los tóxicos pueden también incapacitar para siempre o incluso llegar a matar, mientras que los trabajadores mineros están expuestos a mayores riesgos por su cercanía a los tóxicos, el polvo y el ruido; igualmente representa una sobrexplotación a los recursos naturales en México, así como a los derechos de los campesinos, quienes no son bien recompensados por sus tierras.

Garza Tarazona confirmó que si las labores de minería continúan, entonces, el área arqueológica desaparecerá y, además, podría dejar a Cuernavaca sin agua potable.

Según el citado libro Patrimonio Bicultural y Megaminería: Un Reto Múltiple, una mina pequeña de tajo abierto, se detalla en el libro, consume unos 250 mil litros de agua cada hora, 250 tinacos de mil litros, lo que representa lo que una familia campesina usa en 20 años.

Para el gasto excesivo de agua en su beneficio, las mineras la sacan de pozos que pueden ser muy profundos y de ríos cuyo cauce desvían. Posteriormente, la vierten, ya con residuos tóxicos, en corrientes naturales y, entonces, llega al subsuelo; por el momento, el control y el monitoreo de esos procesos contaminantes resulta insuficiente y hasta nulo.

Entonces, el que disminuya la cantidad de agua no es el único problema, sino que está la contaminación que se genera, pues con ese efecto disminuye la disponibilidad de agua para consumo humano y agrícola.

En 2012, debido al Proyecto Jumil, de Alamos Gold, se suscitaron agresiones a opositores, división social y afectaciones previsibles en Temixco, Miactalán y Xochitepec. La megaminería se aprovecha de estos conflictos sociales para comprar voluntades; además, utiliza la desinformación y hostiliza a los opositores para sacar provecho a favor de su proyecto, dejando de lado las problemáticas que podría ocasionar en las comunidades y no le da el peso necesario a las necesidades de sus mismos pobladores.

Ante ello, el texto puntualiza que las instituciones públicas requieren una política integral e intersectorial de protección, lo cual evitaría que mientras unas dependencias promueven proyectos sin considerar sus riesgos, otras se vean afectadas por las consecuencias de ellos en su responsabilidad pública.

Por todo ello, es necesario un sistema permanente de monitoreo e información a nivel municipal, estatal y federal, para ser aplicado desde antes del otorgamiento de concesiones con la participación decisoria de los pueblos afectables.

 

Fuente:https://www.elsoldecuautla.com.mx/local/especial-amenaza-ambiental-39-minas-a-cielo-abierto-en-morelos-3984802.html?fbclid=IwAR0kLVlKirE9ev4TTvxaUwgNOofWv4yEFtMoCKuqID6pBD7tai5UNYBuR5E

Mexico

Extractivismo minero y etnocidio

La introducción del modelo extractivo, de matriz capitalista, no necesita a las comunidades, como argumenta Claudio Garibay, reproduce el modelo de campamentos mineros.

Desde el año 2010, el Altiplano norte-Wirikuta en el estado de SLP (México), está afectado por la implantación de megaproyectos mineros sobre, aproximadamente el 43% de un territorio calificado como Reserva Ecológica Nacional e incorporado por la UNESCO a la Red Mundial de Espacios Sagrados Naturales, pues Wirikuta es el lugar sagrado por excelencia del pueblo wixarika y el lugar donde se desarrollan las vidas de los habitantes mestizos del desierto. Tras un periodo de intensas resistencias, el pueblo wixarika (huichol) consiguió en el año 2012 un amparo judicial que supone la cancelación cautelar de cualquier actividad minera que está próximo a concluir.

El pasado 24 de julio de 2019, autoridades del Consejo Regional Wixarika (CRW), junto con la Unión Wixarika de Centros Ceremoniales (UWCC) emitieron una respuesta a la convocatoria procedente de una Asociación Civil que se hace llamar Unión de Ejidos de la Región Chichimeca del Altiplano, donde convocaban a los representantes de los wixaritari a una reunión con el objeto de negociar el amparo judicial.

La Unión de Ejidos de la Región Chichimeca, se llaman a sí mismos, en un intento de presentar el conflicto, al que mire de lejos, como un conflicto interétnico, que enfrenta a chichimecas y wixarika. No son chichimecas, ni representan a las comunidades, se trata de un grupo de gentes captadas y engañadas por la transnacional minera en la práctica de estrategias dirigidas a dividir las comunidades, como nos muestran las formas de actuar de estas transnacionales en más de 130 casos similares documentados en México por OCMAL.

La Unión de Ejidos AC, se erige como representante de los intereses de las comunidades, cuando en realidad representan a algunas secciones de ciertos ejidos, pero, sobre todo, representan los intereses mineros de la First Majestic, circunstancias que hacen que la este grupo. no tenga poder de representación de las comunidades ante los representantes y autoridades de todo un pueblo originario.

El pueblo wixarika, a través del CRW, organismo oficial de los wixaritari, conformado por autoridades que representantan al pueblo wixarika y la UWCC, en respuesta, emitieron un comunicado público, donde comunican la total oposición del pueblo wixarika, a las concesiones mineras, lanzando un mensaje en el que manifiestan su firmeza en la resistencia junto con las comunidades del Altiplano contra de las actividades mineras.

(El comunicado del pueblo Wixarika está disponible en http://consejoregionalwixarika.org/?p=775).

Nuestro objetivo aquí no es presentar el contenido del comunicado wixarika, que habla claramente por sí solo, sino, más bien, señalar que la situación creada por la Unión de Ejidos, saca a la luz, la intensificación de las estrategias de la transnacional minera, en este preciso momento del conflicto, con la proximidad del fin del amparo, algo de lo que nos sirve de ejemplo esta última acción de este grupo de choque, que puede ser definido, sin pudor, como un grupo de acción comunitaria que defiende los intereses de la First Majestic.

Esta intensificación de las relaciones entre actores polarizados, reactiva las matrices wixarika y comunitarias de un conflicto que está relacionado con diferentes construcciones territoriales del desierto, habitantes de las comunidades con modos de vida agroganaderos y la visión profunda de los wixaritari, con Wirikuta como el lugar donde nació el Sol, donde permanecen vivos los antepasados formadores de nuestro mundo, cuyo recuerdo es mantenido y vitalidad es reactivada a través de practicas culturales de reconocimiento y reciprocidad con la naturaleza.

La introducción del modelo extractivo, de matriz capitalista, no necesita a las comunidades, como argumenta Claudio Garibay, reproduce el modelo de campamentos mineros, separados de las comunidades, de donde extraen los recursos, que son convertidos en divisas y evadidos a los mercados internacionales, sin a penas mediaciones económicas para los países y para las comunidades que reciben solo despojos.

Aparece el Altiplano-Wirikuta por un lado, como un lugar cuya territorialidad ha sido construida desde un modelo basado en como afirma Maristella Svampa en una memoria corta, como un territorio heredado, por las comunidades mestizas que ha convivido con el modelo territorial de las personas wixaritari, basado en una memoria larga, como territorio originario, y por otro, las empresas mineras, introducen en Wirikuta un modelo de matriz capitalista con una concepción de territorialidad a gran escala, que convierte el desierto en un territorio sacrificable, que produce conflictos de dimensiones ecosociales.

Para terminar, Los wixaritari, con sus prácticas, fertilizan y rejuvenecen la matriz territorial que activa Wirikuta y al mismo tiempo, Wirikuta activa la cultura de los wixaritari. Wirikuta aparece así, como el elemento territorial que da sentido espiritual y material, como el lugar donde la cultura wixarika toma tierra.

En este sentido los megaproyectos mineros, como en tantos otros lugares del mundo donde actúa este modelo de extracción de recursos, representan, en este caso particular, el final de Wirikuta que, por las tecnologías y la envergadura de estas actividades mineras, ponen en serio peligro la supervivencia de las sociedades del desierto y la supervivencia de la cultura wixarika tal como la conocemos, y esto tiene un nombre, se llama etnocidio ¿Quién se va a hacer responsable?

 

Fuente:https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2019/08/03/extractivismo-minero-etnocidio/1042534.html?fbclid=IwAR3oOkcqr9k935rMf2xdz7pD-yEgSi1BoAShJwX6tnMz8m9lB2iPi6oDqJY

Mexico

Megaproyectos mineros en Wirikuta, ¿desarrollo o etnocidio?

Un grupo de gentes captadas y engañadas por la First Majestic han intensificado la estrategia de la transnacional minera para dividir a las comunidades ante la proximidad del fin del amparo judicial que desde 2011 suspendió cautelarmente cualquier actividad minera en el desierto.

El día 24 de julio de 2019, autoridades del Consejo Regional Wixarika (CRW) y de la Unión Wixarika de Centros Ceremoniales (UWCC), representantes del pueblo wixarika, emitieron una respuesta a la convocatoria procedente de una asociación civil que se hace llamar Unión de Ejidos de la Región Chichimeca del Altiplano norte, donde convocaban a los representantes de los wixaritari a una reunión con el objeto de, entre otros motivos, negociar el amparo judicial que el pueblo wixarika interpuso en el año 2011 ante la instalación de megaproyectos mineros en al Altiplano norte-Wirikuta, que suspende cautelarmente cualquier actividad minera en el desierto.

La Unión de Ejidos de la Región Chichimeca, como se llaman a sí mismos, intentan presentar el conflicto al que mire de lejos como un conflicto interétnico que enfrenta a chichimecas y wixarikas.

No son chichimecas, ni representan a las comunidades. Se trata de un grupo de gentes captadas y engañadas por la transnacional minera en la práctica de estrategias dirigidas a dividir y a entrar en las comunidades, como nos muestran las actuaciones de estas transnacionales en otros casos similares como Salaverna, Mazapil, el Cerro Gordo de San Pedro o el Basurero tóxico de Palula, por citar solo algunos casos cercanos al Altiplano, de los más de 130 conflictos mineros documentados en México por el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL).

La Unión de Ejidos A. C. se erige como representante de los intereses de las comunidades, cuando en realidad representan a algunas secciones de ciertos ejidos, pero -sobre todo- representan los intereses mineros de la First Majestic, circunstancias que hacen que la Unión de Ejidos A. C. no tenga poder de representación de las comunidades del desierto ante los representantes y autoridades de todo un pueblo originario.

No obstante, el pueblo wixarika, a través la UWCC y del CRW, organismos oficiales de los wixaritari conformados por autoridades legalmente establecidas como representantes del pueblo wixarika, con poder efectivo para tomar decisiones vinculantes en lo referente a las posiciones de este pueblo originario, en respuesta emitieron un comunicado público donde constataban la posición de total oposición del pueblo wixarika respecto a las concesiones mineras a los tres niveles de gobierno mexicano y a la sociedad civil, lanzando un mensaje en el que manifiestan su firmeza en la resistencia junto con las comunidades mestizas del Altiplano, en contra de las actividades mineras. (El comunicado original del pueblo Wixarika está disponible aquí).

Presentar el contenido de la respuesta institucional del pueblo wixarika, que habla claramente por sí misma, no es el objetivo de este comentario a los últimos acontecimientos. Más bien queremos señalar que la situación creada por la Unión de Ejidos A. C. saca a la luz, por un lado, la intensificación de las actividades y las estrategias de la transnacional minera en este preciso momento del conflicto, con la proximidad del fin del amparo judicial, algo de lo que nos sirve de ejemplo esta última acción de este grupo de choque comunitario, que puede ser definido sin ningún pudor como un grupo de acción comunitaria que defiende los intereses de la First Majestic.

Esta intensificación de las relaciones entre actores polarizados reactiva las matrices wixarika y comunitarias de un conflicto que está relacionado con diferentes construcciones territoriales del desierto, habitantes de las comunidades con modos de vida agricultores y ganaderos, y una visión profunda del desierto de los wixaritari, con Wirikuta como el lugar donde nació el Sol y donde permanecen vivos los antepasados formadores de nuestro mundo, cuyo recuerdo es mantenido y la vitalidad es reactivada a través de practicas culturales de reconocimiento y reciprocidad con la naturaleza.

Por otro lado, la introducción del modelo extractivo de matriz capitalista no necesita a las comunidades, como argumenta el investigador Claudio Garibay, del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM, porque reproduce el modelo de campamentos mineros separados de las comunidades, extraen los recursos que son convertidos en divisas y evadidos a los mercados internacionales sin apenas mediaciones económicas para los países y para las comunidades que reciben solo despojos.

Aparece el Altiplano norte-Wirikuta por un lado, como un lugar cuya territorialidad ha sido construida desde un modelo basado -como afirma la socióloga Maristella Svampa- en una memoria corta como un territorio heredado por parte de las comunidades mestizas que ha convivido con el modelo territorial de las personas wixaritari basado en una memoria larga como territorio originario y, por otro, las empresas mineras introducen en Wirikuta un modelo de matriz capitalista con una concepción de territorialidad a gran escala, que convierte el desierto en un territorio sacrificable que produce conflictos de dimensiones ecosociales.

Finalmente los wixaritari, con sus prácticas, fertilizan y rejuvenecen la matriz de vida que activa Wirikuta y, al mismo tiempo, Wirikuta activa la cultura de los wixaritari. Desde esta perspectiva, Wirikuta aparece como el elemento territorial que da sentido espiritual y material, como el lugar donde la cultura wixarika toma tierra.

En este sentido el final de Wirikuta, puesto en peligro por las tecnologías y la envergadura de los megaproyectos mineros, pone en serio peligro la supervivencia de las sociedades del desierto y la supervivencia de la cultura wixarika tal como la conocemos, y esto tiene un nombre, se llama etnocidio. ¿Quién se va a hacer responsable?

* David Avilés es investigador de la Universidad Autónoma de Madrid (España), en el área de Antropología de orientación pública.

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Fuente:https://www.animalpolitico.com/columna-invitada/megaproyectos-mineros-en-wirikuta-desarrollo-o-etnocidio/?fbclid=IwAR3Le_9Lm55w_UEpx5u38_qv1JkjMOygk6FXzLJ-92m31-FH0dp04mLIw5E
Mexico

México. Al menos 14 defensores ambientales fueron asesinados en México en 2018: Global Witness

Al menos 14 defensores del medio ambiente fueron asesinados el año pasado en México “por defender sus hogares, bosques y ríos de las industrias destructivas”, señaló un informe de la organización internacional Global Witness.

“Muchos más fueron silenciados a través de ataques violentos, arrestos, amenazas de muerte o demandas judiciales”, agregó el documento, en el que la organización indicó que en 2018 fueron asesinados 164 ambientalistas en todo el mundo, de los cuales la mitad de las muertes sucedieron en América Latina.

De acuerdo con el informe, la impunidad generalizada dificulta identificar a los perpetradores, pero la organización “pudo vincular a las fuerzas de seguridad del Estado con 40 de los 164 asesinatos; actores privados como sicarios, bandas criminales y terratenientes también fueron los presuntos agresores en 40 casos”. “Los gobiernos y las empresas no logran abordar la causa estructural de los ataques que, en su gran mayoría, es la imposición de proyectos perjudiciales para las comunidades, sin su consentimiento libre, previo e informado”, agrega el documento.

Global Witness destacó que la mayoría de los defensores asesinados se oponían a la minería, con 43 víctimas, mientras que 21 ambientalistas murieron por luchar contra los proyectos de la agroindustria y 13 contra la explotación forestal. Por otra parte, 17 defensores del agua fueron asesinados en 2018, lo que representa un aumento significativo respecto a los cuatro registrados en 2017, señala el informe.

La organización incluyó en su reporte el uso y abuso de las leyes y políticas para criminalizar e intimidar a los activistas, sus familias y las comunidades que representan, a través de acciones como “mancillar su reputación, interrumpir el financiamiento y acorralarlos en costosas batallas legales que les impiden realizar su trabajo”.

“Además de los ataques físicos, los gobiernos y las empresas utilizan los tribunales y los sistemas judiciales para silenciar a quienes amenazan sus intereses. Es una ironía brutalmente salvaje: quienes destruyen la tierra y asesinan a las personas defensoras del medio ambiente generalmente escapan al castigo, mientras los activistas son calificados como criminales”, apuntó Global Witness.

De acuerdo con el informe, los países más peligrosos para los ambientalistas en 2018 fueron Filipinas, con 30 casos, Colombia, con 24, Indía, con 23, Brasil, con 20, Guatemala, con 16, y México, con 14. Por otro lado, el único país europeo donde se registraron asesinatos de defensores ambientales fue Ucrania, con tres casos, mientras que en todo África se registraron 14.

 

Fuente:http://www.radiotemblor.org/?p=15169&fbclid=IwAR0-9Rxrypi8K8QABXnZiY5VCQovWaudkGs6TEJKheYPLEZI6rjI-2FSkJU

Mexico

No se retirará amparo contra minera: huicholes

Las comunidades wixárikas de los estados de Jalisco, Durango y Nayarit, en voz de sus autoridades comunales, en un pronunciamiento conjunto informaron que no retirarán el amparo con número de expediente 819/2011-VI, que les concede la suspensión temporal de todo trabajo de exploración y explotación minera de la empresa canadiense First Majestic Silver Corp, mientras se resuelve la sentencia definitiva del juicio.

La postura de los wixárika fue emitida tras conocer que el sábado anterior, en el municipio de Catorce, San Luis Potosí, se reunió la asociación civil Unión de Ejidos de la Región Chichimeca del Altiplano Norte AC, la cual es apoyada por grupos que promueven la apertura a las actividades extractivas en territorio wirikuta, esto es, en la ruta sagrada del peyote, que va de Nayarit, atraviesa Zacatecas y llega a San Luis Potosí.

Aunque legalmente nada impide trabajar a las mineras, sólo el amparo interpuesto por las autoridades wixárika de San Sebastián Teponahuaxtlán, y si este recurso se cae, First Majestic Silver Corp y las demás empresas empezarán a trabajar mañana mismo en Wirikuta, señalaron los afectados.

El pasado 24 de julio, autoridades tradicionales, civiles y agrarias del pueblo wixárika de Jalisco, Durango y Nayarit, junto con representantes del Consejo Regional Wixárika por la defensa de Wirikuta, y de la Unión Wixárika de Centros Ceremoniales se reunieron en Tepic, para emitir una postura única.

Tras lo anterior, todos los pueblos wixáricas representados determinaron no desistir de este amparo, ya que es nuestro bastión jurídico para proteger el legado que debemos cuidar para nuestro pueblo, y nuestros derechos a seguir existiendo como pueblo originario y a practicar nuestra espiritualidad ancestral.

Desconocerán acuerdos de mestizos

Sobre la reunión convocada por asociaciones civiles de mestizos, realizada el sábado anterior en San Luis Potosí, advirtieron que no acudirían, y si se diera el caso de que asistan algunos integrantes de nuestro pueblo, se tomará en cuenta esto como una plática no formal, y se desconocerá cualquier acuerdo o convenio que se celebre en dicha reunión a nombre del pueblo huichol.

El pronunciamiento wixárica está dirigido a los habitantes del altiplano potosino, a Juan Manuel Carreras, gobernador de San Luis Potosí; así como a los alcaldes de Catorce, Charcas, Matehua-la, Villas de Guadalupe, Villa de la Paz y Villa de Ramos. Además a legisladores federales potosinos y dependencias como las Secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de Agricultura y Desarrollo rural, y de Economía, así como a las Procuradurías de Protección al Ambiente y Agraria, entre otras.

Saludamos a todos, compartimos nuestra palabra como pueblo unido por la defensa de la madre tierra Tatei Yurienaka, que nos da vida y sustento a todos los seres que habitamos este planeta, nuestra casa común, refiere el comunicado.

Su tarea, dijeron, es seguir trabajando por el presente y futuro de nuestro territorio sagrado Wirikuta, en el estado de San Luis Potosí, donde habitan nuestros ancestros y donde realizamos nuestras prácticas espirituales, que son amenazadas por la industria minera y la industria agrotóxica, entre otras.

En julio de 2011, la comunidad de San Sebastián Teponahuaxtlán, Jalisco, a través de sus autoridades tradicionales, inició el juicio de amparo 819/2011-VI, ante la omisión del Estado mexicano de garantizar nuestros derechos humanos y con el objetivo de la protección integral del territorio sagrado de Wirikuta, ante las amenazas mineras.

En 2013 se realizó una ampliación a dicho amparo para proteger el derecho de los habitantes del Altiplano a vivir en un medio ambiente sano, no tóxico y a tener acceso al agua limpia, sin que esta sea envenenada o agotada por megaproyectos industriales.

En septiembre de ese año un juez federal de distrito decretó la suspensión provisional de todas las concesiones a las mineras que pretenden explotar ese territorio sagrado. Aunque todavía no hay sentencia definitiva.

 

Fuente:https://jornada.com.mx/2019/07/29/estados/027n1est

Mexico

Empresa no tiene permisos para explotar minas en Dolores Hidalgo Comunidad

La empresa de capital canadiense Argonaut Gold y propietaria del terreno en donde se pretende construir una mina a cielo abierto no cuenta con los permisos municipales ni federales para realizar tales acciones, informó el abogado y ambientalista miembro de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA), Gustavo Lozano.
En el marco del Día contra la Minería a Cielo Abierto, el legista explicó que en administraciones federales pasadas, la Secretaría de Economía entregó en concesión, el subsuelo de 25 mil hectáreas cercanas al proyecto Cerro del Gallo, territorio mayor al de la zona urbana de Dolores Hidalgo.
“Las concesiones que entregó la Secretaría de Economía autorizan a la empresa minera a beneficiar los minerales que hay en el subsuelo, a extraerlos y beneficiarlos, la bronca es que la única técnica que conocemos para poder acceder a esos minerales es rompiendo el suelo y el suelo es propiedad de las comunidades”, detalló.
Como en la zona no hay rocas de minerales, sino polvo mineral, la empresa ya mencionada propone que se realice la técnica de minería a cielo abierto, que de acuerdo con el especialista, es “extraordinariamente depredadora”.
Para ello, se buscará extraer todo el mineral que necesitan por siete años y luego retirarse; para lograrlo debe contar con el estudio de impacto ambiental que emite la Dirección de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat, el cual Argonaut Gold intentó conseguir en el 2017, y le fue negado por no cumplir con los requisitos.
“En mayo de este año (Argonaut Gold) presentó una nueva solicitud para obtener el permiso de autorización de impacto ambiental junto a una solicitud de cambio de uso de suelo porque tal y como está el uso de suelo en la región donde se quiere extraer los minerales es imposible que puedan tener las autorizaciones”, explicó el abogado.
Actualmente esta solicitud se encuentra suspendida, dijo Gustavo Lozano, porque la empresa no ha acercado toda la información que necesita a la Semarnat para que evalúe si el proyecto es viable o no.
“Si la empresa se acerca a las comunidades diciendo que tiene los permisos, la empresa está mintiendo, la empresa debe obtener permisos del presidente municipal de Dolores Hidalgo; si el gobierno municipal anterior entregó permisos, este gobierno nuevo tiene la facultad de poder retirarlos.
“Si la empresa logra tener los permisos de la federación, del municipio, pero no obtiene el permiso de las comunidades no puede operar, el mango del sartén lo tienen las comunidades”, aseguró el activista.
https://www.milenio.com/politica/comunidad/empresa-permisos-explotar-minas-dolores-hidalgo?fbclid=IwAR3G6nUDBZWkLnqg_ANzP7CfJb5ivVEAEkACRtJ5V-W12NHbEOc77hQc0eI