Latinoamerica

Inicia el Primer Encuentro Continental de Afectados por Represas

Más de 110 delegados de distintos países de Latinoamérica como de Asia, África, Europa y Norte América participan del 1º Encuentro continental de afectados por represas en Panamá. Cuyo objetivo es intercambiar y reflexionar entre comunidades, aliados e invitados. Las afectaciones por represas en diversos países, para encontrar estrategias comunes que permitan luchar contra las violaciones sistemáticas de derechos y fomentar prácticas que conduzcan a una solución estructural para estos problemas, entre las que se cuenta el fomento de sociedades alternativas y la creación de modelos energéticos populares para esas sociedades.

La primera Jornada estuvo constituida por la apertura de una mística entre los países hermanos, que le siguió con el Encuentro de Mujeres Afectadas por Represas.

Es por eso, que en la actual crisis ambiental nos hace un urgente llamado, para la acción, para movilizarnos en torno a la demanda creciente de los desastres naturales a causa del cambio climático, pero también ante gobiernos o estados que proponen soluciones bajo el capitalismo verde, que no es otra forma soslayar la responsabilidad y dando el beneplácito a las megas industrias de continuar sus políticas extractivas y su contaminación a nuestro planeta.

Al cierre de la primera jornada se efectuó un análisis de coyuntura internacional con la participación del Prof. Carlos Vainer de la UFRJ de Brasil, Prof. Richard Morales de la Universidad de Panamá, y representantes de los afectados por represas de las regiones (América Latina, Caribe, América del Norte y África).

El 1º encuentro se realiza del 24 al 27 de septiembre como el lema “Por agua, energía y soberanía de los pueblos” convocado por el Movimiento de Afectados por Represas de Latinoamérica MAR. Cuya sede es la Universidad de Panamá.

Fuente:https://movimientom4.org/2019/09/inicia-el-primer-encuentro-continental-de-afectados-por-represas/
Latinoamerica

El mercurio sigue siendo una amenaza para los ríos de Sudamérica

Aunque Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú hacen parte del Convenio de Minamata, persisten los efectos del mercurio en ríos y peces.

Bolivia es el segundo emisor de mercurio de América Latina. En Perú y Colombia, sus efectos podrían llegar a los indígenas en aislamiento y en Ecuador, la población más vulnerable sufre la contaminación de la minería sin control.

Los efectos del mercurio son reales. A pesar de que se descontinuó su uso a gran escala en la década de 1960, la minería artesanal e ilegal continúa vertiéndolo en suelos y fuentes de agua en búsqueda de oro, causando enfermedades, muerte y destrucción de bosques en diversas regiones del continente.

El riesgo de padecer los nocivos efectos el mercurio en la salud es principalmente alto en los lugares donde los peces son la base de la alimentación. Esto es lo que sucede en algunas regiones de la Amazonía boliviana, peruana, ecuatoriana y colombiana.

Por ejemplo, entre 2005 y 2016, las importaciones de mercurio en Bolivia se incrementaron 646 veces, pasando de 369 kg a 238 330 kg, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior. En Perú investigan la presencia de mercurio en la Reserva Nacional Tambopata y la afectación de decenas de indígenas de la etnia Nahua. En la Amazonía colombiana, el mercurio está generando afectación a algunas comunidades indígenas y sus efectos podrían llegar a pueblos en aislamiento. En Ecuador, la minería desbordada en la provincia de Esmeraldas está contaminando ríos y peces, y sus dañinos efectos ya se están manifestando en las personas.

El mercurio no es ofertado en las comunidades asentadas a orillas de los ríos que buscan explotar oro, sino que llega desde La Paz. Según el estudio Mercurio en Bolivia: Línea base de usos, emisiones y contaminación, el país emite y libera en promedio 133,1 toneladas del metal pesado al medio ambiente, lo que representaba el 6,8 % de las emanaciones en el mundo en 2005. No obstante, en 2014 ese porcentaje se elevó al 12 %, lo que convierte al país en uno de los principales emisores de mercurio en América Latina.

En el año 2016 esta bióloga llegó a la Reserva Nacional Tambopata como guardaparque oficial del Servicio Nacional de Áreas protegidas por el Estado (Sernanp) y desde entonces recorre esa parte de la Amazonía peruana para trabajar por la conservación.

Su motivación actual es evaluar la presencia de mercurio en aves. “Sabemos que los cuerpos de agua están contaminados por estudios que se han hecho, pero no sabemos si los bosques están sanos. Eso es lo que vamos a evaluar”, dice. Para hacerlo, captura aves y trabaja con sus plumas y con muestras de sangre para ver los niveles de mercurio en ellas.

Entre noviembre del 2014 y octubre del 2015, el Centro de Salud Ocupacional y Ambiental (CENSOPAS), por encargo del Ministerio de Salud (MINSA), recogió muestras de orina entre los indígenas nahuas hasta en cuatro oportunidades. En todas estas ocasiones se encontraron fuertes concentraciones de este metal pesado, especialmente en niños menores de 12 años.

Los ríos que rodean el Parque Nacional Río Puré, donde habitan los indígenas en aislamiento, están plagados de mercurio. Además, este es un problema que no solo viven los aislados. Robinson López, coordinador de Derechos Humanos de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), cuenta que los uitotos, por ejemplo, “se están muriendo lentamente” por la alta contaminación de mercurio que deja la minería ilegal.

Un estudio de Parques Nacionales Naturales de Colombia, la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía (Corpoamazonía), Usaid, la Gobernación de Amazonas y las Universidades de Cartagena y Jorge Tadeo Lozano, reveló que los habitantes de varias comunidades del Río Caquetá tenían concentraciones promedio de mercurio que oscilaban entre 15,4 y 19,7 μg/g (ppm), valores altísimos si se tiene en cuenta que los estándares internacionales indican que la concentración normal es de una parte por millón (1.0 ppm)

En la provincia de Esmeraldas, la minería se suma a la deforestación para obtener maderas finas, la expansión de los cultivos de palma africana y los conflictos por tierras. La actividad minera ha contaminado tanto los ríos que casi no hay peces y si se consume agua, la gente se enferma.

Un estudio analizó la calidad de cuerpos de agua en la provincia de Esmeraldas —como el estero Mario Unión, estero Sabaleta, río Santiago y río Sabaleta— y determinó nefastos resultados como peces con deformidades y metales pesados en su interior, producto de la extracción ilegal de oro.

El mercurio sigue siendo utilizado en gran medida en la actividad de la pequeña minería en Colombia, a pesar de los daños causados a a la salud de las poblaciones y al medio ambiente.

 

Fuente:https://es.mongabay.com/2019/09/mercurio-en-los-rios-efectos-sudamerica/?fbclid=IwAR2qxWLpTd1cRragGP_68xFonkuCgDE_UWL50aZfj2o6loOky1_aeps-HLw

Latinoamerica

De la riqueza a la protesta social: Una radiografía del aumento del conflicto minero en A. Latina

Un caso emblemático es el proyecto Tía María, en una zona agrícola de Arequipa, en el sur del Perú, donde la comunidad se ha levantado desde hace años para expresar su rechazo. En la represión de las protestas han muertos siete personas en diferentes incidentes en los últimos años. Brasil, Chile, México y Perú concentran el 85% de las exportaciones de minerales y metales de la región. Ahí donde hay una minera, casi invariablemente surge un conflicto. Según la CEPAL, América Latina es la zona con más conflictos socioambientales de explotación minera. 12 de Septiembre de 2019, 18:16

Con su abundancia y variedad de minerales, América Latina atrae gran parte de la inversión y explotación a nivel mundial. De acuerdo con datos de la CEPAL, Chile es el principal productor de cobre, Brasil el tercero de hierro, México el mayor productor de plata y Perú está entre los primeros de plata, cobre, oro y plomo. En la región se encuentra además el 61% de las reservas de litio.

Brasil, Chile, México y Perú concentran el 85% de las exportaciones de minerales y metales de la región. Ahí donde hay una minera, casi invariablemente surge un conflicto. Según la CEPAL, América Latina es la zona con más conflictos socioambientales de explotación minera.

«La falta de apoyo de las comunidades locales a los proyectos mineros es un hecho innegable y uno de los problemas más graves que enfrentan las empresas mineras en la región”, dice a DW César Padilla, coordinador general del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL).

En opinión de Susanne Friess, asesora en minería y desarrollo sostenible de Misereor, «la actividad minera tiene un alto impacto sobre el acceso al territorio y recursos como el agua. En muchos casos las minas están justamente en donde nace el agua, por lo que el conflicto surge ya en el momento en que la empresa pide la concesión”.

El rechazo se manifiesta de distintas formas, desde expresiones en medios de comunicación, protestas, acciones legales o consultas. No solamente contra los nuevos proyectos, sino también ante los ya existentes. Estas manifestaciones se enfrentan con la represión, el atropello a los derechos humanos, la criminalización y judicialización de la protesta.

A la fecha, OCMAL registra más de 470 proyectos mineros en América Latina, la mayoría (112) en Chile. Allí también se observa la mayor cantidad de conflictos (49), seguido de México y Perú, donde al igual que en Colombia, la conflictividad se ha intensificado en el último tiempo.

Defensores y representantes de las comunidades sufren las consecuencias, que van desde amenazas, amedrentamiento, persecución, secuestro, condenas judiciales y diversas formas de violencia, incluida la muerte.

Bomba de tiempo. 

Un caso emblemático es el proyecto Tía María, en una zona agrícola de Arequipa, en el sur del Perú, donde la comunidad se ha levantado desde hace años para expresar su rechazo. En la represión de las protestas han muertos siete personas en diferentes incidentes en los últimos años.

«En Perú, la minería es una de las actividades que más conflictos genera y como es muy abundante, va también acompañada de numerosos conflictos”, dice Padilla.

Junto con la abundancia de minerales, Latinoamérica ofrece atractivas condiciones para las empresas. En el ranking del Instituto Fraser de los países más atractivos para la exploración y la inversión, por sus características geológicas y las políticas de sus gobiernos, Chile -único con sistema de concesión plena- figura en sexto lugar a nivel mundial y a la cabeza de los latinoamericanos. Perú escala año a año posiciones.

Las comunidades, en tanto, están en alerta ante amenazas al medio ambiente, contaminación, problemas de competencia por el uso de agua y suelo, y destrucción de zonas protegidas. «Las comunidades se quedan sin agua o el agua está contaminada. Además, la minería necesita acceder al territorio y surgen problemas de poca claridad de los títulos”, aporta Friess.

Zonas agrícolas ven amenazada la salud y su medio de subsistencia. En Las Bambas, en la región del Cusco, Perú, las autoridades sanitarias no han respondido adecuadamente ante la grave situación de contaminación por metales pesados, alerta OCMAL.

La enorme cantidad de desechos y movimiento de tierras que genera la minería es otra causa de rechazo. «Los desechos generan cada vez más problemas y preocupación. Los casos de Mariana y Brumadinho, en Brasil, no son únicos. Hay muchos otros en que los desechos mineros se han convertido en una bomba de tiempo ambiental y social”, dice Padilla.

Friess observa además que «la mayoría las comunidades que están en torno a proyectos mineros no obtienen muchos beneficios. A veces reciben algún pago, que con el tema de la corrupción tampoco llega a todos o no se distribuye bien”.

Una lucha desigual. 

«En América Latina la lucha se da entre empresas mineras muy poderosas y comunidades con posibilidades muy limitadas. Es una lucha entre David y Goliat. Las comunidades se sienten discriminadas por parte de la empresa y el Estado, y tienen que pagar el precio por una política de aprovechamiento de materias primas de la que ellos son los que menos se benefician”, señala Friess.

La experta explica que «junto con problemas por el acceso al agua y la tierra, está la falta de participación de la comunidad en todas las etapas del proceso. No pueden opinar sobre nada, más bien tienen que someterse a decisiones que otros toman y, conociendo muchos otros casos en su región o país, no están dispuestos a pagar ese precio sin una lucha”, dice Friess.

A la fecha, OCMAL registra más de 470 proyectos mineros en América Latina, la mayoría (112) en Chile. Allí también se observa la mayor cantidad de conflictos (49), seguido de México y Perú, donde al igual que en Colombia, la conflictividad se ha intensificado en el último tiempo. Estudios de OCMAL registran un alza de la criminalización de la protesta, con los mayores casos en Perú, México, Guatemala, Ecuador y Colombia.

Capitales extranjeros y doble estándar.

 A excepción de Chile, que mantiene la empresa estatal Codelco, en la mayoría de los países las mineras han pasado a manos de empresas privadas transnacionales. Canadá, seguido del Reino Unido, es el principal inversor en minería metálica y en los últimos años se observa la irrupción de capitales chinos, con cierta relevancia en Perú, Chile y México.

«Canadá mantiene un doble discurso de respeto a los derechos humanos, un discurso vacío, pues no se hace cargo de los efectos que producen sus empresas mineras y ha ido construyendo una deuda en términos ambientales y sociales”, dice Padilla.

Un caso emblemático es el de Mariano Abarca, opositor a la minera Blackfire en México, «quien pidió protección en la embajada canadiense y denunció las amenazas que estaba profiriendo una empresa minera de ese país, pero ni la embajada ni el gobierno hicieron nada y fue asesinado”, relata Padilla.

Según el experto, «lo que una empresa minera extranjera deja en un país, en términos de impuesto a la renta y otros, es muchísimo menor de lo que se debiera invertir en reparación y en protección ambiental. El saldo final para el patrimonio ambiental y social es negativo”.

El coordinador de OCMAL apunta también a la responsabilidad de los estados al firmar acuerdos y tratados comerciales que favorecen a las empresas por sobre el impacto que la extracción minera tiene en la sociedad y el ambiente.

 

Fuente:http://www.remamx.org/2019/09/de-la-riqueza-a-la-protesta-social-una-radiografia-del-aumento-del-conflicto-minero-en-a-latina/

Latinoamerica

Exponen violaciones de derechos humanos causadas por empresas extractivas en Sudamérica

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Casos de Perú, Argentina y Brasil fueron presentados durante la 4ta Consulta Regional sobre Empresas y Derechos Humanos

“Nosotros estamos enfermos por los metales pesados, y el Estado y la empresa Glencore tienen que hacerse responsables”, denunció la mañana del miércoles Carmen Chambi, vocera de la Plataforma Nacional de Afectados por Metales Tóxicos del Perú, perteneciente a  la comunidad campesina de Alto Huancané (Espinar, Cusco). “El 25 de enero yo vi a Vale matar el río, matar animales, matar gente”, compartió Marina Oliveira, trabajadora social de la Arquidiócesis de Belo Horizonte en el municipio de Brumadinho (Minas Gerais, Brasil). Y Relmu Ñamku denunciando a la empresa Chevron que explota el proyecto Vaca Muerta en su territorio. Duros y conmovedores testimonios que fueron compartidos durante el Cuarto Diálogo Regional sobre Empresas y Derechos Humanos que se realizó en la sede de la CEPAL en Santiago de Chile, los días 3 y 4 de setiembre de 2019.

Estos casos fueron expuestos durante la mesa denominada “Empresas y Derechos Humanos: las perspectivas de las comunidades indígenas”.  En la mesa participaron Julia Cuadros (CooperAcción, Perú), coordinadora regional del proyecto “Empresas transnacionales y principios rectores”; Leonidas Wiener (CooperAcción, Perú); Carmen Chambi (Espinar, Perú); Marina Oliveira (Brumadinho, Brasil); y la lideresa mapuche Relmu Ñamku (Argentina).

Chambi denunció que, pese a la gravedad de la situación de salud del pueblo de Espinar, afectado por más 30 años de actividad minera, “no hay respeto, no hay responsabilidad”. “Lo único que yo pido es que haya una responsabilidad, y pido que se responsabilice el Estado peruano conjuntamente con la empresa transnacional Glencore Antapaccay. Lo único que pido es que haya justicia”, reclamó.

Por su parte, Oliveira compartió la tragedia ocurrida en Brumadinho en enero de este año, como consecuencia del colapso la presa de relaves de la empresa minera Vale, matando a 272 personas y causando un desastre ambiental sin precedentes. “Arturo perdió a su hermano. Soninha perdió a su hermano. La profesora Andressa perdió a Bruno, su único hijo. Jossie perdió a su hermana que estaba embarazada de cinco mesas. Yo quiero citar los nombres porque son 272 víctimas. Y a veces parece una estadística, pero no, son historias. ¿Quién nos va a devolver esas vidas? ¿Cuál es el precio? A ellos les gusta poner precio a todo. Yo quiero saber: ¿cuál es el precio”, preguntó.

En su testimonio, Relmu Ñamku relató el conflicto que enfrenta al pueblo mapuche con la empresa petrolera Chevron en Neuquén (Argentina). “Tenemos a Chevron explotando petróleo con el fracking, una técnica que está prohibida en muchos países del mundo porque contamina el agua”, denunció. Añadió además que se ha violado el derecho de los pueblos indígenas al consentimiento previo, libre e informado. “Cuando los pueblos dicen no, es no”, enfatizó.

En su presentación, Julia Cuadros compartió los resultados del Informe Regional elaborado por cuatro organizaciones de América Latina en el marco del proyecto “Empresas transnacionales y principios rectores: hacia mecanismos efectivos para la protección de los derechos humanos en América Latina”. El informe ha documentado un conjunto de violaciones cometidas por empresas transnacionales en América Latina, en un contexto de acelerado crecimiento de las actividades extractivas. “Se producen afectaciones a la salud de las personas, contaminadas con metales tóxicos en sus organismos, se contamina el agua, los pastos, los cultivos, el aire”. Además, en muchos casos “se criminaliza a líderes y lideresas por defender sus territorios, por defender el agua, por reclamar sus derechos. Muchos son enjuiciados. Pero también muchos pierden la vida. América Latina se ha convertido en una zona peligrosa para la vida de los defensores de derechos”.

Cuadros agregó que “las empresas matrices y sus subsidiarias deben responder ante los Estados y comunidades, sobre las violaciones a los derechos humanos producto de su actividad extractiva”. Señaló además que la actuación del sector privado debe conllevar necesariamente obligaciones jurídicas vinculantes. “Solo con mecanismos voluntarios no vamos a resolver el tema de violación de derechos por parte de las empresas”, añadió.

Por su parte, Leonidas Wiener expuso las conclusiones del informe “Impactos de las empresas mineras en los derechos humanos en el corredor minero del Sur Andino”, centrándose en los impactos generados por las operaciones de las empresas Glencore Antapaccay (en la provincia de Espinar, Cusco) y MMG Las Bambas (en las provincias de Grau y Cotabambas en Apurímac, y Chumbivilcas y Espinar en Cusco), ambos en Perú. Wiener explicó la afectación al derecho al agua y a la salud en Espinar, donde más de 700 personas presentan metales pesados por encima de los parámetros permitidos. Así mismo, en el caso de Las Bambas, la fragmentación de sus estudios ambientales ha llevado a invisibilizar los impactos ambientales de sus operaciones. En ambos casos, se afecta además los derechos a la libertad de expresión, libertad de tránsito y derecho de protesta, a través de la declaratoria constante de estados de emergencia y de convenios de seguridad suscritos entre la Policía y las empresas que restan neutralidad a la primera en su función de garantizar el orden público.

Cabe resaltar que ya las Naciones Unidas han reconocido que, en muchas ocasiones, las operaciones de las empresas pueden causar un impacto negativo en los derechos humanos de las comunidades. Por ello, el 2011 el Consejo de Derechos Humanos aprobó un conjunto de Principios Rectores que deben guiar el comportamiento corporativo para garantizar el respeto a los derechos humanos. En este marco, se vienen realizando diversas consultas regionales en las que participan tanto representantes de los Estados como las propias empresas, así como las organizaciones de afectados y víctimas de violaciones de derechos humanos, y ONG y diversas instituciones de sociedad civil. Si bien los Principios Rectores tienen carácter voluntario, se está discutiendo en el marco del sistema de Naciones Unidas la posibilidad de implementar un Tratado Vinculante sobre Empresas y Derechos Humanos que tenga la posibilidad de establecer compromisos de cumplimiento obligatorio por parte de las empresas.

El proyecto “Empresas transnacionales y principios rectores: hacia mecanismos efectivos para la protección de los derechos humanos en América Latina” es implementado por CooperAcción (Perú), la Asociación Civil Bienaventurados los Pobres (Argentina), Justiça Nos Trilhos (Brasil) y Pensamiento y Acción Social (Colombia), con apoyo de la Unión Europea.

 

Fuente:http://cooperaccion.org.pe/exponen-violaciones-de-derechos-humanos-causadas-por-empresas-extractivas-en-sudamerica/?fbclid=IwAR1esrTbU6Fgo9jY9Fvukt24hmPevna9bQYnw1lFouuZ5TE17UQDT1dfjO4

Latinoamerica

América Latina, la región más mortífera para los ecologistas

La ONG Global Witness cifra en más de 80 los activistas asesinados el año pasado. Colombia, con 24 muertos, supera a Brasil como el peor país.

Julián Carrillo sabía que iba a ser asesinado. Como su cuñado Santiago. Y su yerno Julián. También sus sobrinos Guadalupe y Alberto, y su hijo Víctor, a quien vio morir a balazos. Solo era cuestión de tiempo. En diciembre de 2017 un grupo armado prendió fuego a su casa. Logró salir vivo, pero un año después no pudo escapar a su suerte: fue abatido por un grupo de hombres con armas de alto calibre, como si fuese un peligroso criminal.

Pero el delito que cometieron Carrillo y los cinco miembros de su familia asesinados en dos años en el territorio indígena de Coloradas de la Virgen (Chihuahua, norte de México) fue resguardar los bosques de la Sierra Madre. Protegerlos de las nuevas concesiones mineras autorizadas por el Gobierno; de la tala ilegal y del crimen organizado, que se apropia del territorio para sembrar cannabis o amapola.

Carrillo fue uno de los 14 defensores de la tierra asesinados en el país norteamericano el año pasado, según el último informe de la organización ecologista Global Witness. La cifra revela que la situación apenas ha mejorado respecto al año anterior, cuando murieron 15 activistas. También demuestra que los mecanismos de protección que brinda el Gobierno a los defensores y periodistas en riesgo raramente funcionan. El protector de los bosques de la Sierra Madre contaba con ese mecanismo. De poco sirvió.

Su lucha fue la continuación de la de tantos otros líderes indígenas rarámuris que dieron la vida por evitar la deforestación de sus territorios. Porque, para esa etnia, el bosque lo es todo: atrae el agua, provee de alimentos, da refugio a los animales. Defenderlo está en su ADN.

El crimen más sonado en la comunidad fue el de Isidro Baldenegro, ganador del Premio Goldman, conocido como el Nobel de la Ecología. Ser uno de los activistas más reconocidos de América Latina no impidió que fuera asesinado sin piedad, también a tiros, en enero de 2017. Ni que la impunidad, la intimidación y la violencia contra sus sucesores —entre ellos Julián Carrillo— continuase en Coloradas de la Virgen.

La situación no es mucho más alentadora en los demás países de América Latina: la región volvió a ser en 2018 la más mortífera del planeta para los defensores de la tierra, según la lista negra de la ONG. Colombia superó por primera vez a Brasil como el país con más asesinatos de la región, con un total de 24 frente a los 20 del país gobernado por Jair Bolsonaro.

Pero la organización alerta que todo apunta a que la situación en Brasil empeorará. “Bolsonaro ha prometido permitir la explotación de las reservas indígenas con proyectos de minería, agricultura e infraestructura. En lo que va del año, esto ya desencadenó una serie de invasiones a tierras indígenas por parte de usurpadores de tierras armados”.

El informe ¿Enemigos del Estado? hace un llamado especial sobre la situación en Guatemala, un país en el que se quintuplicaron los asesinatos en el último año. Si en 2017 murieron tres defensores en ese país, el año pasado la cifra se disparó hasta los 16 debido a una ola de violencia vinculada a proyectos hidroeléctricos en tierras ancestrales.

En concreto, la organización denuncia el asesinato de los hermanos Neri y Domingo Esteban Pedro, dos de las cabezas más visibles del movimiento indígena en contra de la hidroeléctrica de San Andrés, que, según Global Witness, está vinculada a la poderosa familia Mata.

Los cuerpos de los hermanos Esteban Pedro aparecieron a orillas del río Yalwitz en diciembre de 2018, cerca de la hidroeléctrica. No fueron los únicos miembros de la organización Resistencia Pacífica de la Microrregión de Ixquisis en sufrir las consecuencias de su activismo. En octubre de ese año, al menos seis de ellos ya habían resultado heridos al ser atacados por la policía durante una manifestación.

Por primera vez, el informe documenta también cómo los Gobiernos utilizan sus leyes para criminalizar e intimidar a los defensores. Por ejemplo, destaca que decenas de campesinos y estudiantes fueron detenidos en Nicaragua después de que el gobierno aprobase en 2018 una ley que ampliaba la definición de terrorismo.

“A diferencia de los asesinatos, estas amenazas más sutiles no llegan a ser titulares de prensa, razón por la que son muy útiles para quienes buscan aplastar la disidencia”, asegura Global Witness. “Al igual que con los asesinatos, las personas indígenas están en la primera línea de ataque de los sistemas judiciales de sus países”.

 

Fuente:https://elpais.com/sociedad/2019/08/02/actualidad/1564774252_605978.html

Latinoamerica

Estamos perdiendo la Amazonía y la batalla Global

Las imágenes son terribles y duelen. La Amazonía se está incendiando y el sentimiento de culpa es inevitable. Todos, de una manera u otra, le estamos prendiendo fuego y, como consecuencia, estamos perdiendo ese fabuloso bioma del que dependemos más de lo que creemos y sabemos.

Las tonterías que dice el presidente brasileño no sorprenden. Es el mismo que tiene como referente al ocupante de la Casa Blanca que sobre estos temas se lleva el premio de la estupidez. Pero tampoco podemos voltear la mirada cuando sabemos que el presidente boliviano promulgó, apenas el mes pasado, el decreto supremo 3973 que autorizó “quemas controladas”, precisamente en los departamentos de Santa Cruz y el Beni. Como informan los despachos de noticias, los incendios ya han arrasado por lo menos 500 mil hectáreas de ese bosque seco único en el mundo que es la Chiquitania, que se ubica precisamente en la provincia del mismo nombre, en el departamento de Santa Cruz.

Pero los incendios, en distinta magnitud están en todos los países amazónicos y van más allá, tocando otros ecosistemas. En el Perú tenemos los mismos problemas y similares desafíos y tampoco podemos ponernos en plan de observadores, esperando que los vientos no nos traigan el fuego de los países vecinos. Todos los años la deforestación incontrolada provoca que perdamos más de 140 mil hectáreas y el Perú figura en el vergonzoso top ten de los países con mayor deforestación a nivel mundial. ¿Las causas principales? La tala ilegal, la agricultura y la minería.

 

Que lo dramático de las imágenes de estos días y las miles de hectáreas que estamos viendo cómo se incendian en toda la Amazonía, no nos hagan peder de vista que desde hace años estamos dejando que esto pase. Algunos expertos mencionan que el 20% de la Amazonía ya la hemos perdido de manera definitiva y otro 20% está en franco proceso de deterioro.

No hay forma de revertir esta tendencia de deterioro si es que los países amazónicos no actuan de manera conjunta. Mientras que estas y otras iniciativas no se implementen, hay que ser concientes que la batalla por la defensa de la Amazonía y de todo el planeta la estamos perdiendo.

Latinoamerica

Minería, una industria inhumana en Latinoamérica

En fechas recientes, esta región apunta a la explotación de minerales codiciados por industrias como la tecnológica o la aeroespacial, como el litio y el niobio.

Latinoamérica apunta a la explotación de minerales codiciados por industrias como la tecnológica o la aeroespacial, como el litio y el niobio, aunque aún debe hacer frente a desafíos históricos como la minería ilegal, la gestión sostenible de los recursos o el reparto equitativo de la riqueza.
La historia de Latinoamérica y el Caribe está intrínsecamente ligada a la industria minera y particularmente a la exportación de materias primas, uno de los pilares de la economía colonial y moderna.
Hoy la región se mantiene como una de las principales reservas mineras del mundo, con una participación destacada en minerales metálicos como el litio (61 %), conocido como el «oro blanco», el cobre (39 %), el níquel (32 %) y la plata (32 %).
Solo Brasil posee cerca del 90 % de las reservas mundiales de niobio, mineral que se utiliza para hacer el acero más fuerte y ligero, mientras que Chile y Argentina son dos de los principales depósitos globales de litio.
Chile es un país con raíces mineras y de hecho allí se extrae una de cada cuatro toneladas de cobre que se producen en el mundo, lo que lo convierte en líder mundial (casi 5,8 millones de toneladas en 2018) por encima de Perú (casi 2,4 millones).
La minería latinoamericana apuesta por una diversificación de la cesta de materias primas, con la mirada puesta en minerales como el litio o el niobio, esenciales en el desarrollo de sectores emergentes de la llamada cuarta revolución industrial, marcada por el desarrollo de nuevas tecnologías y la automatización de procesos.
El Salar de Atacama, en el norte Chile, posee las mayores reservas mundiales de litio, básico en la fabricación de baterías para teléfonos inteligentes, tabletas o vehículos eléctricos, aunque el país no es el principal productor, ya que Australia le superó en 2018.
El director ejecutivo de la consultora Plusmining, Juan Carlos Guajardo, atribuye ese «sorpasso» a la regulación chilena, que declaró el litio mineral estratégico y limitó los derechos de explotación a dos empresas.
Esto ha hecho que la industria chilena del litio pierda competitividad frente a países como Australia o Argentina, el tercer productor mundial y donde hay cerca de 40 salares en diversas fases, desde la exploración inicial hasta en etapa de construcción.
«Los presupuestos exploratorios para el litio aumentaron más del 900 % en los últimos tres años», dijo a Efe la secretaria de Política Minera de Argentina, Carolina Sánchez.
Se prevé que el país alcance en 2024 exportaciones de litio por 1.200 millones de dólares.

El litio también es uno de los proyectos «estratégicos» de Bolivia, donde «la inversión global» asociada a su explotación se aproxima a los 5.000 millones de dólares.
El viceministro de Altas Tecnologías Energéticas, Luis Alberto Echazú, aseguró a Efe que unas catorce plantas para tratar sales de litio, materiales catódicos y producir baterías empezarán a operar en el país y cuando estén funcionando plenamente en un plazo de cinco años se prevé que generen esa misma cantidad de divisas anuales, aunque el proyecto total eleva su número hasta 40 fábricas.
En cuanto al niobio, un mineral altamente valorado en la industria automotriz o aeroespacial, su producción se concentró en 2017 en los estados brasileños de Minas Gerais y Goiás. Más extracción, más daño a comunidades y al medioambiente El Banco Mundial (BM) estima que para 2050 la demanda mundial de «minerales estratégicos» crecerá de manera significativa, teniendo «aumentos extraordinarios» particularmente en el caso del litio (965 %), el grafito (383 %) y el níquel (108 %).
«Si bien la creciente demanda de minerales y metales constituye una oportunidad para los países en desarrollo ricos en minerales, también representa un desafío: sin prácticas mineras climáticamente inteligentes aumentará el impacto negativo de las actividades mineras, lo que afectará a las comunidades vulnerables y al medioambiente», alertó el BM en mayo pasado.
El impulso a los nuevos minerales convive en la región con fenómenos históricos como la fiebre del oro, ligado en muchas ocasiones a la minería ilegal, que supone una amenaza para la Amazonía de Brasil, donde persiste a pesar de décadas de lucha contra la extracción sin normas. También en Bolivia está extendida la explotación de oro por cooperativas o asociaciones sin vínculo formal con el Estado.
El investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), Alfredo Zaconeta, cifra en 400 las cooperativas auríferas que operan en los márgenes de los ríos del norte de Bolivia, en parte en zona amazónica. «La explotación de oro está concentrada en manos del sector cooperativo, casi un 99 %», y «evade el pago de tributos», ya que está marcada por la «informalidad» y por condiciones «precarias» de trabajo, explicó.
Este fenómeno también está presente en El Salvador, donde los diputados han dado dos años de plazo (que vencieron en marzo de 2019) a los mineros artesanales y de pequeña escala para que cesen su actividad, aunque estos «no se quieren reconvertir», según Luis González, de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES).
Minería ilegal, una plaga que deforesta al amazonas Brasil, por su parte, cuenta con 321 puntos de minería ilegal en 132 áreas, principalmente en el pulmón verde del planeta, según la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg).
La minería ilegal se ha expandido también con fuerza en la tierra de los indígenas yanomamis y se estima que hay 20.000 «garimpeiros» o mineros ilegales, casi seis veces más que hace un año, en los estados de Roraima y Amazonas (norte).
En Colombia, el río Sambingo, situado en el departamento del Cauca (suroeste), prácticamente ha desaparecido por las desviaciones de su cauce hechas por mineros ilegales que lo redujeron a pequeñas lagunas desconectadas entre sí.

Esta actividad también es la principal amenaza para la deforestación de la Amazonía en Perú y responsable de alentar la esclavitud de miles de personas y la explotación sexual en campamentos mineros, además de estar estrechamente vinculada a otros delitos.
«La minería ilegal se benefició en Perú del superciclo de precios, que generó también una acumulación económica muy importante para el sector. Lo más grave es que eso se ha traducido en poder político con influencia en los poderes locales, regionales y nacionales (…). Donde se implanta, al ser intensiva en el uso de mano de obra, logra legitimidad», explicó a Efe José de Echave, investigador sobre la economía de la minería y exviceministro de Gestión Ambiental.
Este fenómeno ha crecido notoriamente en Ecuador en los últimos años y se calcula en «unos 200 millones de dólares cada tres-seis meses» el daño generado por el impacto ambiental y el material extraído, según el exviceministro de Minería ecuatoriano Henry Troya.
En Venezuela, la búsqueda de oro y otros minerales está «impactando el curso de los ríos que alimentan la represa» de la principal hidroeléctrica, que da luz al 70 % del territorio nacional, y se está haciendo «sin ningún tipo de estudio de impacto», aseguró a Efe la diputada venezolana María Hernández, presidenta de la subcomisión legislativa para el Cambio Climático.
El Gobierno de Nicolás Maduro, acusado de comercializar con las reservas nacionales de oro para obtener liquidez, pretende generar 33.000 millones de euros en los siguientes seis años como alternativa no petrolera de riqueza. Para ello ha anunciado inversiones locales y extranjeras por unos 7.700 millones de euros y estima producir 80 toneladas de oro al año, un millón de quilates de diamantes, 12.000 toneladas de níquel y 35.000 toneladas de coltán.
En ese país, una de las economías más debilitadas por la hiperinflación y el desabastecimiento generalizado, las reservas de oro totalizaron cerca de 161 toneladas métricas a cierre de 2018. Minería vs defensa de los pueblos Otro desafío asociado a la minería en Latinoamérica son los conflictos sociales con los pobladores locales en zonas mineras.
Un caso emblemático es el proyecto Tía María, de la empresa Southern Copper Corporation, en Perú, cuando protestas de los agricultores de la zona terminaron con violentos enfrentamientos con la Policía que dejaron cuatro muertos y 300 heridos en 2015. La tensión social también se sintió en la localidad brasileña de Brumadinho, en donde la ruptura de una presa del gigante minero Vale provocó en enero pasado la muerte de 247 personas y otras 23 desaparecidas, tan solo dos años después de un desastre similar ocurrido en la vecina localidad de Mariana.
En México hay que sumar la presencia del crimen organizado en la industria, sobre todo en estados del norte del país, donde existen alianzas entre minerías y grupos del narcotráfico. Asimismo, la Policía colombiana ha alertado que varios grupos armados dedicados al narcotráfico se han pasado a la minería ilegal por ser esta una actividad más lucrativa: un kilo de oro cuesta hasta 20 veces más que uno de coca.

Fuente:https://bajopalabra.com.mx/mineria-una-industria-inhumana-en-latinoamerica?fbclid=IwAR32k_8x1f0QFuuNBIMT4OxbjvxNnRR0BWBS-xnh_0ufPQJtQTQcpue0eRQ
Latinoamerica, Mexico

Los espejos del despojo, la militarización y contrainsurgencia en el sureste mexicano y Centroamérica

Sudamérica se vuelve a los brutales tiempos de la Colonia, ahora con el “nuevo” extractivismo, que no es sino el ancestral saqueo de recursos naturales, tipificados como “materias primas”, y que, en los gobiernos progresistas de la región, se avala y promueve como un “extractivismo de izquierda” -que viene siendo algo así como un capitalismo de izquierda o una izquierda capitalista o a saber qué quiere decir eso-, pero igual destruyen y despojan, sólo que es por una “buena causa” (¿?).  Cualquier crítica o movimiento opositor a la destrucción de los territorios de los originarios es catalogada como “promovida por el Imperio”, “de aliento derechista”, y demás equivalentes a “es un complot de la mafia del Poder” 300. Sub comandante insurgente Moisés y SupGaleano

El 16 de agosto del 2014, el Congreso Nacional Indígena publicaba la segunda declaración sobre el despojo de nuestros pueblos, donde exponían a manera de metáfora, 24 espejos del despojo territorial y la guerra contra los pueblos a nivel nacional estructurada en una relación intrínseca entre violencias políticas del estado, a decir; la militarización, las reformas, la creación de leyes etc., y las violencias destructivas y anónimas del capitalismo; desde el actuar de las grandes corporaciones -mineras, petroleras etc.- hasta las del crimen organizado en su gran diversidad de carteles. A 5 años de dicha declaración, la guerra no solo se ha agudizado, sino que ha permitido la continuidad de la militarización y el despojo, so-pretexto de la lucha contra el crimen organizado.

El despliegue de la Guardia Nacional previsto para el 30 de junio del presente año, se ha adelantó para el pasado martes 18 de junio (1) debido a los acuerdos tomados entre el Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrad, y Mike Pence secretario de gobierno de EU. La intimidación de una guerra arancelaria impulsada por el presidente Trump a México puso a temblar al estado, sus instituciones y alguno que otro despistado y liberal dentro de esta geografía. Ante esto, detener el flujo migratorio en 45 días fue la condición del gobierno estadounidense para frenar la causa de lo que podría ser una “crisis económica por el alza a los aranceles en el futuro”.

Unas semanas antes, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó en conferencia matutina junto con el presidente de México Andrés Manuel López Obrador una propuesta nombrada “Plan de desarrollo integral: El Salvador, Honduras, Guatemala, México” como respuesta para combatir el fenómeno migratorio en Centroamérica. Dentro de dicho plan resalta la posibilidad de establecer una interconexión eléctrica entre los países de dicha región que implicaría la construcción de un gasoducto de 600 km para “la integración entre el sur de México y América Central para llevar el exceso de gas natural y bajar el costo”, además, una terminal de gas natural y una central energética en el puerto Cortés en Honduras, el mejoramiento de infraestructura fronteriza en 950 km entre Guatemala y México, y una conectividad ferroviaria de 710 km desde la ciudad de Hidalgo en Chiapas, hasta en el puerto de la libertad en el Salvador (2) que pueda conectar, de la misma manera, Guatemala, Honduras, el Salvador y México. Sumémosle a esto, los proyectos de inversión en presas hidroeléctricas, en proyectos de parques eólicos y paneles solares, minería etc., como parte de la continuidad del proyecto Mesoamérica financiado por distintas corporaciones -como la petrolera EXXON, SHELL, ETC- y también por el Banco Mundial, (3) impulsados y justificados, de la misma manera, por la CEPAL.

El 14 de Junio se publica en el diario oficial de la federación el decreto en el que se crea el organismo “público descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propio, no sectorizado denominado corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ” (4) órgano que asumirá la dirección de la construcción de la diversidad de proyectos dentro Plan de Desarrollo Integral para el Istmo. Una semana antes, pobladores de distintas comunidades del estado de Oaxaca y de diferentes organizaciones sociales se habían reunido en un encuentro denominado “el Istmo es nuestro”, para rechazar la propuesta del canal interoceánico del gobierno federal.

A partir de las negociaciones el 5 de junio en la Casa Blanca, estas iniciativas, tanto de la CEPAL como del Corredor Interoceánico, se han acelerado para proteger los intereses no solo del vecino del norte, sino de las propias corporaciones. Este complejo de megaproyectos implica la materialización de un entramado económico con variables políticas netamente neoliberales que lo único que intentan es “resolver” la crisis dentro de los mismos marcos que la generaron. Crisis que se presenta ahora como migratoria, energética, política y económica.

Como respuesta al éxodo migratorio, se efectúa en estos momentos el despliegue de la Guardia Nacional -que comenzó el martes 18 de junio- que implica la movilización de 6000 elementos, así como 825 agentes del Instituto Nacional de Migración (5) en distintos puntos estratégicos de paso de migrantes en la zona sur-este.

Ante este panorama, el viernes 14 de junio renuncia Tonatiuh Guillen, comisionado del Instituto Nacional de Migración y especialista en temas de migración con fuertes críticas hacia las políticas anti-migrantes del gobierno estadounidense.  Ante esta deserción, asume la responsabilidad Francisco Garduño, quien había fungido como Comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social  a nivel Federal, a decir pues, un especialista en cárceles (6). Y entra en escena, el nombramiento de Kevin McAleenan como jefe del departamento de seguridad de los Estados Unidos, y la posibilidad de que Thomas Homan,  ex director de la agencia migratoria conocida como ICE, asuma este cargo en los próximos días, quien ha sido conocido también como el nuevo“zar fronterizo”, que, además de defender la separación de familias de los migrantes en el proceso de detención, promete redoblar 4 o 5 veces la inspección y deportación de migrantes, y fortalecer(7) los nuevos campos de concentración instalados ya en la frontera sur de este país. Esta ha sido la respuesta del gobierno de Trump al flujo migratorio, la militarización no solo de la frontera norte, sino el reacomodo del Comando Sur en Guatemala y la capacitación de este comando a militares hondureños en diferentes tareas, “incluyendo salas de limpieza, calificación de armas, registros de vehículos y puntos de control táctico” (8) con intención de combatir el éxodo y otras amenazas internas. Las prácticas de militarización y detención de migrantes han llegado a puntos extremos similares a los campos de concentración Alemanes del siglo pasado, como afirma David Brooks, “hemos entrado a lo que yo llamaría un sistema de campos de concentración… y la definición de eso es la detención masiva de civiles sin un juicio”. Por cierto, “la semana pasada se reveló que el gobierno de Trump usará una base militar en Oklahoma que fue campo de concentración para japoneses-estadunidenses internados durante la Segunda Guerra Mundial, para detener a unos mil 400 niños inmigrantes no acompañados”. (9)

El éxodo migratorio no puede entenderse sin la formula despojo-militarización, que en clave geopolítica se traduce como zonas de sacrifición (territorios estratégicos en recursos naturales, culturales) y zonas de acumulación, puntos geográficos que se “desarrollan” a costa de otros puntos geográficos y que descansan sobre  una lógica común; la violencia del capital, respaldado por los diferentes tipos de estado (desde los progresistas como Nicaragua hasta los neoliberales) y la injerencia de estrategias de contrainsurgencia, principalmente de Estados Unidos.

Es precisamente ahí donde entra la militarización de México con la Guardia Nacional. El control territorial del sur no es más que un esfuerzo de cuidar un proceso de reordenamiento territorial a favor del capital y sus grandes corporaciones, el Tren Maya y el Plan de desarrollo integral del Istmo de Tehuantepec y el de Centroamerica, se incertan ahora en la llamada “economia verde ó capitalismo sustentable” (10) como “nuevos espacios globales, en los cuales el orden y gestión del territorio dejan de ser propiedad del Estado para ponerse a disposición del capital extranjero” (11), un proceso de industrialización que implica la construcción de grandes zonas maquileras, -estrategicas a nivel global- y proyectos de “desarrollo”. El mismo papel que cumplirian las Zonas Economicas Especiales, sólo que ahora, con un nombre más amigable.

La década de los 80´s y 90´s estuvo marcada por una fuerte violencia entre grupos guerrilleros y ejércitos estatales auspiciados y asesorados por las distintas instituciones y departamentos de seguridad del gobierno gringo. Tanto el pentágono, el departamento de defensa y la CIA cumplieron un papel especifico en contrarrestar a los grupos insurgentes a partir de la instalación de bases militares en todo territorio centroamericano, esa estrategia en lenguaje militar se ha denominado “dominación de espectro completo”, que implica control y vigilancia de todo el globo a través de 5 comandos especiales, como ya sabemos, de Guatemala a la Patagonia vigila el Comando Sur. Centroamérica ha sido un laboratorio de contrainsurgencia impulsado por estos distintos departamentos de seguridad estadounidenses, que han llevado a imponer, en esa región tan estrecha, cerca de 28 bases y centros de operación militar. La estrategia de “dominación de espectro completo” no solo ha servido para combatir las subversiones, sino también para vigilar y controlar los recursos naturales. Renán Vega Cantor y Felipe Vega lograron retratar el establecimiento de las bases militares y centros de operaciones gringas en Latinoamérica a través de su investigación “Geopolítica del despojo; Biopiratería, genocidio y militarización” y “Los economistas neoliberales, nuevos criminales de Guerra” (12)  . La distribución de centros de operación y bases militares se distribuye de la siguiente manera:

México:

1).- Bases de Chicomuselo y Juquipilas en Chiapas, con 600 efectivos. Se funda como parte de la iniciativa Mérida, y la militarización del sur de México, sumado a los 14000 militares que se encuentran en Chiapas.

2).- Academia Estatal de formación y desarrollo policial en las Encinas, San Salvador de Chachapa al oriente de Puebla. El FBI y otras agencias gringas tienen participación directa.

Guatemala:

3).- Fondo de mantenimiento contra el narcoterrorismo, en San José Guatemala creada por el comando SUR.

4).- Centro de operaciones contra el narcoterrorismo en Champerico, creado por el comando Sur. Cuartel-centro de operaciones y muelle con inversión de 1.75 millones de dólares.

5).- Centro de Operaciones contra el narcoterrorismo en Tecun Uman, creado por el comando sur con una inversión de 1 millón de dólares.

6).- Centro de entrenamiento de fuerzas especiales Kaibiles. Poptún. Comando Sur y operaciones especiales Sur con una inversión de 1.15 millones de dólares, funciona como centro de operaciones y base aérea.

Honduras:

7).- Centro anti-narcóticos. Comando Sur. Contrato asignado en junio de 2010 por 1.2 millones de dólares.

8).- Puerto Castilla, Comando Sur. Con una inversión de 350 mil dólares.

9).- Base aérea y militar Sotocano y Palmerola. Se origino para contrarrestar la revolución sandinista y el movimiento guerrillero en el Salvador.

10).- Fuerza de tarea conjunta BRAVO-Sotocano.

El Salvador:

11).- Fuerza de tarea conjunta el Águila, base aérea de Comalapa.

12).- Locación de operaciones avanzadas Miraflores, por el Comando de operaciones especiales Sur.

Belice:

13).- Centro anti-narcoterrorismo. Callao Hunting y Callaos Sapodilla. Cuartel, centro de operaciones y muelle creado por el Comando Sur con una inversión de 1´750.000 dólares.

14).- Centro de operaciones contra el narcoterrorismo. San Pedro. Cuartel, centro de operaciones, muelle, almacenamiento de combustibles y dispensario, financiado por el Comando Sur con una inversión de 1.5 millones de dólares.

Nicaragua:

15).- El Bluff Bluefields. Construcción de un cuartel contra el narcoterrorismo por parte del comando sur, que aportó 1 millón de dólares.

16).- Cuartel contra el Narcoterrorismo. Isla Cuerno. Comando Sur con una inversión de 500 mil dólares.

17).- Corinto. Cuartel y muelle. Comando Sur con una inversión de 3.9 millones de dólares.

Costa Rica:

18).- Base Antinarcóticos. Liberia. Construcción por el Comando Sur en 2009. Construcción de un radar y hangar por EEUU. USEN.

19).- Base Naval Punteras. Calderas, Costa Rica. Creación de escuela de guardacostas. El Comando Sur aportó 2009 1,5 millones de dólares para la construcción de muelles e instalaciones.

Panamá:

20).- Centro contra el terrorismo. Isla Grande, Panamá. Cuartel, centro de operaciones, muelle y sistema de abastecimiento creado por el Comando Sur por 3.5 millones de dólares.

21).- Centro contra el narcoterrorismo. El porvenir, Panamá. Centro de operaciones, muelle y sistema de abastecimiento creado por el comando sur por 3.5 millones de dólares.

22).- Centro contra el narcoterrorismo. Puerto Piña. Cuartel, centro de operaciones y muelle creado por el Comando Sur con una inversión de 4 millones de dólares.

23).-Centro contra el narcoterrorismo. Puerto Obaldía. Inversión del Comando Sur por 3.5 millones de dólares. (13)

Los mapas muestran el reparto de dichas bases militares aquí mencionadas.

La militarización y control de Centroamérica permitió que en esta región se practicaran todo tipo de tácticas y estrategias de contrainsurgencia que fueron, en todos los aspectos, los generadores de la violencia que hoy repercute y expone sus efectos en el fenómeno migratorio.

Por otra parte, en el territorio dominado por el estado mexicano, la distribución del ejército se da a través de 46 zonas militares distribuidas a lo largo y ancho del país(14). Del estado de puebla a Chiapas encontramos por lo menos 10 zonas a cargo de esta institución castrense. Aunado a esto, de los 266 centros de operación de la Guardia Nacional, tan solo Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Tabasco se establecerán 50 de estos centros operativos, los cuales fueron los primeros en funcionar -desde el 18 de Julio- debido a la crisis migratoria.

La crisis que se presenta ahora ha venido acompañada de estrategias de “desarrollo integral” como respuesta a dichas problemáticas, no sin antes, como en el caso mexicano, militarizar la zona del problema con un muro de contención contra las y los despojados. Pero estas propuestas de desarrollo integral lo único que hacen es agudizar la violencia propia del capitalismo, mostrando una cara más amable. No olvidemos que fue la CEPAL – mediante sus análisis desde el enfoque de la economía política o capitalismo con rostro humano- quien propuso y dio las pautas “científicas” para el desarrollo de Centroamérica mediante el proyecto Mesoamérica.  No podemos obviar que “desarrollar integralmente una zona” en el lenguaje de la economía política, es simplemente la continuación de la reproducción del actual modo de producción que tiene como fundamento el despojo permanente mediante la violencia.

Y, como era de esperarse, a poco más de una semana del despliegue de la Guardia Nacional, los efectos de la represión comienzan a hacerse notar, la Red Zona Norte de Casas y Centros de Derechos Humanos de Migrantes denuncio el hostigamiento y violencia con la que han actuado los elementos de la Guardia Nacional sobre migrantes y defensores de derechos humanos en los últimos días (15), no solo en la zona norte del país, sino sobre todo en la parte sur, donde el Instituto Nacional de Migración en colaboración con la Guardia Nacional han actuado en redadas contra los migrantes (16). Y, como se previa, la zona sur-este del país, se ha vuelto un muro de contención militar en contra de las personas que vienen migrando.

En los últimos meses,  distintas organizaciones sociales y comunidades han denunciado al gobierno federal y al Intituto Nacional de Pueblos Indigenas por llevar acabo consultas amañadas (17) con la clara intención de darle continuidad a proyectos de despojo.

Por otra parte, el Congreso Nacional Indigena registra 117 asesinados desde su creación en 1996 y 11 desaparecidos, en tan solo 5 meses del actual gobierno se registaron 10 asesinatos contra miembros del CNI (18). Hay una guerra declarada contra el zapatismo, que no implica solamente el refuerzo de la militarización en territorio del EZLN, sino la agresión permanente hasta el asesinato de quienes se oponen a la toma del estado como forma de organizar la vida.

Pero es una imagen la que muestra la realidad de la guerra que ya esta en curso y de la que se avecina. El 26 de junio aparecieron muertos Oscar Martinez de 25 años y su hija Valeria de 23 meses de edad en los limites del Rio Bravo, en el norte del país al tratar de cruzar la frontera. La Organización Internacional para las Migraciones publico un estudio nombrado “Fatal Journeys Missing Migrant Children” donde señalan que son tres las cusas de muerte en el paso de migrantes en méxico 1).- Accidentes en el tren llamado la bestia, 2).- las causas desconocidas como desaparición y 3).- la violencia, (19) y afirman, que en 5 años, del 2014 a la fecha suman 1907 muertes registradas de migrantes, pero se les olvido explicar las causas puntuales que originaron la violencia y el despojo de quienes ahora migran, y el papel de las fuerzas armadas en dicho proceso.

La imagen del asesinato de Bertha Cáceres en Honduras, de los pueblos Xincas y Mayas en Guatemala, de las y los estudiantes y pobladores reprimidos y asesinados en Nicaragua, de la crisis política en Panamá y de los despojos territoriales en Costa Rica, nos muestra que es precisamente esta violencia de la clase criminal transnacional, las corporaciones y sus actores ilegales y legales, su vinculo con las instituciones del estado y la militarización y para-militarización, los factores que han obligado a las personas a abandonar sus territorios y/o resistir hasta ser asesinados.

Centroamerica y el sureste mexicano se nos presentan como un mosaico de imágenes, cada mosaico enfrenta su propia versión de la crisis e intenta salir de ella. La guerra que esta en curso y la que viene será la guerra de lxs nadie, de lxs dueños de nada, de lxs despojadxs y excluidxs, de lxs desplazadxs por la violencia de los estados, de lxs asesinadxs por las balas del capital, de lxs encarceladxs por las grandes corporaciones, de lxs desaparecidxs por el crimen organizado transnacional, la guerra que viene será la guerra de lxs nadie, de aquellxs que, como dice Galeano, cuestan menos que la bala que lxs mata.

 

Fuente:https://avispa.org/los-espejos-del-despojo-la-militarizacion-y-contrainsurgencia-en-el-sureste-mexicano-y-centroamerica/?fbclid=IwAR02wK9TNgGvXrhBqNpDnOAnO61G_BKEMmV5BKi_HaohKE7WobstfffAC0g

 

Latinoamerica

Minería criminal amenaza dejar sin agua regiones de Dominicana y Haití

El Noroeste y Suroeste de la República Dominicana, e igual en Haití, están amenazados de morir de sed a consecuencia de la sentencia que declara inconstitucional el Parque Nacional Manuel Aurelio Tavares Justo, instituido en esta parte de la isla para proteger las fuentes de agua de la Cordillera Central que gravitan sobre esas regiones ubicadas a ambos lados de la súper-empobrecida frontera dominico-haitiana.

Los conjurados son la Cámara Minera, Cámara Forestal, Gobierno del Partido de la Liberación Dominicana-PLD y el Tribunal Constitucional (salvo dos excepciones), que conforma una especie de mafia saqueadora y depredadora y los concesionarios favorecidos por su ubicación dentro, en los bordes y proximidades del referido Parque Nacional (parte del descuidado sistema de áreas protegidas), son las corporaciones mineras UNI-GOLD (en su corazón), GOLD QUEST (lado Sur), los Canelones-Yasala Financial SRL-empresas de bienes raíces (cerca de UNI-GOLD, afecta la frondosa loma Nalga de Maco) y también en el Suroeste próxima a GOLD QUEST, LA BULLA-Francisco González Abreu (arenas titaníferas-arriba del Parque), SABANA NOVILLERO-Acero Ruiz (Santiago Rodríguez) y MATAS DE CECIBAO- Cemento Cibao (Parque PIQUI LORA).

La desprotección de 351 km2 que corresponden al Parque procura sacrificar el agua y la vida de esas vastas regiones (ya de por sí sumidas en crisis de agua) para engrosar arcas mineras privadas, cajas fuertes de grandes aserraderos y alcancías de capos políticos, mediante la extracción de oro, plata y titanio de las entrañas de la Cordillera Central que cruza longitudinalmente de Este a Oeste la isla; e incluye luz verde a la CARRETERA SUR-NORTE que uniría las principales concesiones a manera de ruta minera, financiada por el Estado dominicano para favorecer esas corporaciones.

Haití sería afectada dentro del régimen de consecuencias funestas de esa decisión en unas de sus pocas zonas fértiles: la Cuenca del Artibonito.

Adiós entonces al sistema de ríos, a las correntías que alimentan Presa de Moción, regadíos y acueductos provinciales en esa parte de la República Dominicana… Adiós producción bananera, ganadera y arrocera…

Una gran mentira es el sustento de esa determinación de muerte lenta, pero masiva, contenida en la sentencia inapelable del referido Tribunal Constitucional-TC, que aplastaría la vida vegetal, animal y humana, imponiendo escasez extrema de agua en esas regiones y garantizando abundancia de oro y dólares para un puñado de magnates.

Las tierras fueron comuneras, hoy son del Estado. La propiedad privada que esa sentencia defiende es la poderosa Uni-Gold (vinculada a la Barrick Gold que depreda el centro del país), concedida para exploración minera luego de establecido el Parque (con una extensión violatoria de la ley) y también la de las otras corporaciones espurias.

El “palo asechao”, artero e “inapelable” está en vilo, porque este pueblo, el que defendió el gran reservorio de agua y biodiversidad de Los Haitises y el tesoro natural de Loma Miranda, y defiende el fértil Valle el San Juan de la Maguana, seguramente apelará esa sentencia en calles y caminos repletos de multitudes indignadas.

 

Fuente:https://noalamina.org/latinoamerica/item/42871-mineria-criminal-amenaza-dejar-sin-agua-regiones-de-dominicana-y-haiti

Latinoamerica

El trazo sucio de la minas, rastreado en tres continentes

La serie “Green Bold” ha retomado las investigaciones de tres reporteros a quienes se les impidió informar sobre los posibles daños medioambientales y los abusos cometidos por las compañías mineras. Informar sobre temas medioambientales puede ser costoso para los periodistas. Pueden pagar su compromiso con su trabajo, perdiendo la tierra en la que viven e incluso sus perdiendo vidas. Cuanto más sagaz y persistente es la cobertura periodística, mayor es la provocación de las compañías mineras. Unas compañías, que no dudan un instante en tomar represalias y bloquear el acceso a la información. Es particularmente el caso en la industria minera. Por primera vez, 40 periodistas de 15 países, organizados por Forbidden Stories, decidieron ir al terreno, rastrear las cadenas de suministro y usar herramientas de software para investigar las minas que en India, Tanzania y Guatemala trataron de impedir el trabajo periodístico.

Ciudad de México.- El 1 de junio de 2015, el reportero indio Jagendra Singh publicó su último post en su página de Facebook donde colgaba regularmente sus reportajes. Había estado publicando durante dos meses información sobre el político local Rammurti Verma y sus supuestos vínculos con la minería ilegal de la extracción de la arena. Una actividad que las Naciones Unidas (ONU) ha identificado como una amenaza medioambiental grave.

Ese día, Singh, ingresó en el hospital, con quemaduras en el 50% de su cuerpo. “Los hijos de puta me echaron gasolina. Si quisieran, podrían haberme arrestado, ¿Qué necesidad tenían de matarme?”, dijo Singh en un video antes de morir a causa de sus heridas.

Con los ojos cerrados y sin poder siquiera mirar a la cámara, acusó a los oficiales de policía y a los simpatizantes de Verma de prenderle fuego. En el video se pueden ver su cuerpo devastado por las quemaduras. Murió a causa de sus heridas siete días después. Tenía 46 años.

Los informes oficiales afirman que Singh se suicidó. Sin embargo, el día del funeral, el hijo de Singh presentó una denuncia contra Rammurti Verma y cinco policías por conspiración para matar e inmolar. Más tarde, retiró su denuncia. Para esclarecer los hechos, Forbidden Stories se reunió con varios miembros de la familia Singh. Ellos reconocieron que durante años habían temido a las represalias. Por esta razón, habían aceptado el dinero de Verma a cambio de su silencio.

Un portavoz de Verma dijo que no podía responder porque estaba hospitalizado.

Singh es uno de los cuatro periodistas indios que supuestamente han sido asesinados por denunciar a las mafias de la arena, unos de los grupos del crimen organizado más prominentes, violentos e impenetrables de la India.

Desde 2009 y según el Centro para la Protección de los Periodistas, CPJ, al menos 13 periodistas han sido asesinados en el mundo mientras trabajaban en historias relacionadas con el medio ambiente. Los casos en realidad pueden aumentar hasta 29 ya que el CPJ todavía está investigando otras 16 muertes sospechosas.

En 2015, Reporteros sin Fronteras ya denunció un “deterioro constante de la situación de trabajo de los reporteros medioambientales”.

Forbidden Stories, un consorcio de 40 periodistas que publican en 30 medios de comunicación, descubrieron que las historias relacionadas con el medio ambiente pueden provocar serios problemas a los periodistas locales. Problemas y, en el peor de los casos, pueden ser asesinados. En otros casos, varios periodistas han sido arrestados, censurados, demandados, hostigados, amenazados y atacados.

“La mayoría de los periodistas que se enfrentan a estas dificultades trabajan en áreas remotas de América Latina, Asia y África”, según Eric Freedman, profesor de la Universidad de Michigan, que escribió un artículo sobre “los peligros del periodismo ambiental”.

 

El silencio es oro para una mina en Tanzania

En Tanzania, los periodistas han tenido que lidiar para poder informar sobre el impacto de la mina de oro situada en la región de North Mara que es propiedad de Acacia Mining, cuyo accionista mayoritario es el gigante canadiense Barrick.

Forbidden Stories, individualizó a una docena de periodistas –entre extranjeros y locales– que habían sido arrestados, amenazados o censurados por las autoridades de Tanzania, por informar sobre la mina.

Incluso acercarse a la mina, a más de mil kilómetros de Dar es Salaam, la ciudad más grande de Tanzania, es, a menudo, peligroso. En 2011, cuatro periodistas fueron conducidos a la comisaría de policía después de ser arrestados mientras se dirigían a informar sobre las muertes en las cercanías de la mina de oro de North Mara.

Forbidden Stories, rastreó el oro de la mina North Mara hasta la refinería MMTC-PAMP, en la India, de la que se suministran importantes empresas de tecnología como Apple, Canon y Nokia. Empresas que promueven la ética corporativa y se declaran respetuosas con el medio ambiente, mientras uno de sus proveedores es acusado por la agencia reguladora de Estados Unidos. Asimismo, el oro de Tanzania podría terminar en los codiciados teléfonos y ordenadores de alta tecnología.

“Durante nuestra auditoría obligatoria realizada en North Mara, tomamos muy en serio los informes de la ONG y hemos enfrentado las cuestiones planteadas”, dijo Hitesh Kalia, un oficial de riesgos y cumplimiento de MMTC-PAMP.

Tanto Canon como Nokia destacaron que la refinería india había sido auditada previamente y se determinó que era conforme. “Si se confirman las acusaciones, esta refinería será reportada y pediremos a nuestra cadena de suministro que desvíe el negocio de esta refinería”, dijo un portavoz de Nokia. Apple compartió una declaración similar.

Sin embargo, en los alrededores de la mina, los aldeanos han tenido que vivir durante décadas con las consecuencias medioambientales causadas por la extracción del oro. En lugar de la minería artesanal, Acacia y sus predecesores implantaron una minería industrial, con cantidades aún mayores de subproductos como metales pesados, que se han detectado luego en las aguas cercanas a niveles superiores a lo normal. En mayo, las autoridades multaron a la compañía con 5.6 mil millones de chelines tanzanos (2.4 millones de dólares estadundenses) por supuesta contaminación de la presa de deshechos y relave de North Mara.

Acacia Mining dijo a Forbidden Stories que “ya ha reconocido la necesidad de un manejo adicional de relaves” y que “ha comenzado a planificar y diseñar una nueva instalación de almacenamiento de relaves”.

Los delitos medioambientales no son los únicos de los que la compañía minera ha sido acusada. Las organizaciones no gubernamentales han documentado 22 supuestos asesinatos perpetrados por la policía o la seguridad de la mina desde 2014, así como un gran número de ataques y violaciones. ¿Las víctimas? La mayoría mineros que trabajaban a pequeña escala donde la mina ahora se instaló. La compañía los llama “intrusos”.

En una declaración, Acacia Mining dijo que había refutado consistentemente varias acusaciones de ambas ONGs con respecto a muertes ilegales y temas de derechos humanos. “En los cuatro años transcurridos entre 2014 y 2017, seis personas perdieron la vida en la mina North Mara como resultado de enfrentamientos con miembros de la policía local”, agregaron. Un portavoz de Barrick dijo que, como accionista, la minera canadiense no ejerce control operativo sobre North Mara.

Forbidden Stories, junto con un periodista de The Guardian (Reino Unido), entrevistaron a Lucia Marembela, una mujer de 44 años que declara haber sido violada dos veces en 2010, donde la mina se instaló. Marembela fue capturada por unos hombres mientras buscaba oro en la mina, una actividad que según cuenta es muy común entre las mujeres de la zona.

“Cuando estábamos cansadas de correr, acababan atrapandonos y llevándonos con ellos”, dice. “Nos tiraban en sus vehículos y nos llevaban a un lugar aislado, cerca de un aeródromo, lejos de la vista de los transeúntes”. Dice que un hombre la violaba, mientras los otros vigilaban. “Una vez que terminaban su sucio trabajo, me dejaban ir, subían a su vehículo y regresaban a su trabajo.”

Con la privatización de la industria minera de Tanzania, los habitantes del norte de Mara perdieron su tradicional y principal fuente de ingresos: la minería artesanal. “La compra de sus tierras por parte de la compañía, desestabilizó su medio de vida y la compañía nunca les compensó adecuadamente”, dice Mary Rutenge, profesora de la Universidad Mzumbe de Tanzania.

 

En Guatemala, una foto compromete una mina ruso-suiza

“En las economías emergentes, donde las personas dependen de los recursos naturales y estos recursos naturales son muy valiosos para la industria o para el gobierno, el trabajo de los periodistas es muy peligroso”, afirma Meaghan Parker, directora ejecutiva de la Sociedad de Periodistas Ambientales.

Especialmente porque a veces, las autoridades no reconocen a los periodistas medioambientales que trabajan en áreas remotas, como tales. “La línea entre activistas y periodistas puede ser muy borrosa”, añade Parker. “Los activistas que protestan y los periodistas que informan sobre la protesta corren un riesgo”.

Esto es lo que le sucedió al reportero Carlos Choc, miembro de una comunidad guatemalteca Maya Q’eqchi en El Estor, que durante un año debía trabajar en un proyecto de investigación sobre el impacto medioambiental y social de una mina de ferroníquel local. El 27 de mayo de 2017, un grupo de pescadores organizó un bloqueo para protestar a la vez contra las autoridades, que consideraban que les habían abandonado, y contra la mina, propiedad del grupo suizo Solway, al que acusaban de contaminar el lago Izabal que es su principal fuente de sustento.

Cuando los pescadores comenzaron a tirar piedras, los policías respondieron con balas. Una hora y media después, un pescador yacía muerto en el suelo en medio de un charco de sangre, con un proyectil en su pecho disparado por un policía. Carlos Choc, que capturó la escena con su cámara, fue inmediatamente acusado de “amenazas”, “incitación a cometer delitos” y “asociación ilícita”.

“La compañía de níquel, a través de sus trabajadores, estaba diciendo cosas como que yo llevaba un arma de fuego, o que yo llevaba un machete, o un palo y que era yo quien dirigía el grupo”, explica Choc. “Yo repito que, en primer lugar, nunca he llevado un arma de fuego. Mi trabajo es cargar una cámara fotográfica, o simplemente una grabadora, y llevar mi teléfono celular y mi computadora portátil. Eso es todo lo que llevo, no llevo nada más”.

Los periodistas, coordinados por Forbidden Stories, descubrieron que tanto los propietarios de las minas como las autoridades guatemaltecas mintieron repetidamente sobre la protesta y el impacto medioambiental de la mina. Un portavoz de la mina negó que la planta de procesamiento emitiera vapores rojos por la noche, a pesar de las pruebas fotográficas que indican lo contrario. En cuanto a la contaminación del lago, entrevistamos expertos que cuestionan las afirmaciones de las autoridades. “Al comparar los niveles de níquel que se encuentran en el lago junto a la mina y la planta para procesar su mineral, con los niveles de las aguas que se encuentran más alejadas, hay pruebas bastante sólidas para sostener que la mina y la planta están contaminando el lago”, dijo el biólogo portugués Eduardo Limbert.

La empresa matriz Solway dijo que los niveles de contaminación no habían cambiado desde que la planta comenzó a operar.

Mientras las autoridades le perseguían con cargos criminales, Choc, tuvo que vivir clandestinamente durante más de un año, lejos de sus hijos. La situación era insostenible. Tras conocer que un colega suyo había sido arrestado por los mismos cargos, decidió esconderse de las autoridades hasta poder presentarse ante el juez.

Choc, finalmente pudo ver a un juez en enero y lograr así evitar la prisión preventiva. Ahora está a la espera de la audiencia sobre su caso.

Confrontado a todos estas informaciones, José Felipe Baquiax, un juez que preside la sala de lo criminal de la Corte de Guatemala, dijo a los periodistas de Expresso (Portugal) y Le Monde (Francia) que iniciaría una investigación sobre el juez Édgar Aníbal Arteaga López, el magistrado a cargo de perseguir judicialmente tanto a los pescadores como a Carlos Choc.

“La libertad de expresión está incluida en la Constitución, por lo que no constituye un delito”, subrayó Baquiax.

“Cuando los periodistas informan sobre temas medioambientales, a menudo informan sobre compañías o actores corruptos que están en total sintonía con el gobierno”, dice Bruce Shapiro, director de Dart for Journalism and Trauma de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia. “Esto significa que los protagonistas de las investigaciones se convierten los enemigos más peligrosos del mundo, y me cuesta pensar en una categoría de reporteros de investigación que trate habitualmente con actores más peligrosos que los periodistas medioambientales”.

 

Las mafias de la arena callan a periodistas en la India

Esto a menudo significa enfrentarse a organizaciones poderosas. En el sur de la India, el cacique local de la minería de arena, S. Vaikundarajan, encabeza un imperio fundado por su padre en 1989. Su principal compañía, VV Mineral, extrae más arena de la que está oficialmente permitida y en lugares donde no se permite la minería.

“Aproximadamente, digamos que del 85 al 90% de la extracción de arena en la playa, legal e ilegal, está monopolizada por esta única familia”, dice Sandhya Ravishankar, un periodista de 37 años que trabaja en Tamil Nadu, un estado de la India donde la extracción ilegal de arena está devorando las tierras.

En Tamil Nadu, la extracción ilegal de arena ha ido aumentado desde los años 2000. En 2012, las autoridades del Estado decidieron actuar. Un prohibición fue declarada, mientras que investigaciones se abrieron sobre las potenciales actividades ilegales de la minería privada. Aun así, entre 2013 y 2016, las mineras exportaron más de 2 millones de toneladas métricas de minerales, según un informe de expertos presentado al Tribunal Superior de Madras.

Vaikundarajan dijo a Forbidden Stories que “la suspensión de la minería hasta que se complete la inspección no equivale a una prohibición de la minería”.

En un informe publicado en mayo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente subrayó los impactos ambientales y sociales de la extracción de arena, afirmando que es un tema de importancia mundial.

“Hay indicios de que nos estamos acercando a un futuro en el que el acceso a este recurso será un problema crítico para la sostenibilidad, y todos los costos de la extracción de arena sin control, están por venir”, enfatizó.

“Somos la única empresa que opera con una autorización ambiental válida… así que la degradación ambiental es una historia imaginaria que se difunde con un motivo oculto”, dijo Vaikundarajan, quien culpó de erosión del litoral al calentamiento global.

Ravishankar comenzó a informar sobre la extracción ilegal de arena de playa en 2013. Tan pronto como apareció su primera historia, recibió un recordatorio sobre la sensibilidad del tema: “El día que lo publicamos, al cabo de una hora o dos, llegó al periódico una demanda por difamación en la que se incluía mi nombre entre los acusados”.

La periodista de Chennai luego escribió una serie de seis artículos más pero nadie parecía dispuesto a publicar sus reportajes. Finalmente, en enero de 2017, el sitio web de noticias indio The Wire, publicó los resultados de su investigación. La periodista dice que empezó a recibir llamadas telefónicas amenazantes, que grabaciones de seguridad de una de sus reuniones con una de sus fuentes fueron publicadas en Internet.

“Sandhya Ravishankar tiene una enemistad personal contra nuestra compañía”, dijo Vaikundarajan en una larga declaración criticando largamente a la periodista que, según él, trabaja para uno de sus competidores.

Ravishankar no ha viajado a la región desde 2015 por miedo a su seguridad.

“Hay una verdadera parálisis por culpa de los ataques”, afirma Saul Elbein, un profesional independiente que ha escrito sobre el asesinato de periodistas medioambientales, para el Centro Pulitzer.

“A medida que el mundo se precipita hacia una crisis medioambiental, los reportajes más significativos que se realizan en los lugares remotos donde ocurren los delitos medioambientales, son cada vez más escasos. En otras palabras, las luces se están apagando, justo cuando son más necesarias.”

 

Fuente:https://movimientom4.org/2019/07/el-trazo-sucio-de-la-minas-rastreado-en-tres-continentes/?fbclid=IwAR2KN-cP-5AIksoon_amBSfmnANTIPH78u1CHuiomCVFhkLmokx704wb7hQ.