Internacional

Minería submarina aceleraría los efectos del cambio climático

Informe «In deep water» (‘En Aguas Profundas’) advierte que la minería submarina causaría «daños irreparables» y aceleraría los efectos del cambio climático al interrumpir las reservas de «carbono azul» en los sedimentos del fondo marino.

«Los océanos de todo el mundo mundo se pueden enfrentar a daños severos e irreversibles a menos que se establezcan salvaguardas ambientales más estrictas para protegerlos de los riesgos de la minería en aguas profundas», advierte el informe elaborado por un equipo de científicos de Greenpeace.

«En Aguas Profundas» aborda las consecuencias de la minería de fondos marinos, una industria emergente queinevitablemente dañará los ecosistemas vulnerables de las profundidades marinas en caso de avanzar con las perforaciones en los océanos.

«La minería submarina constituye una de las nuevas y más extensas amenazas para los ecosistemas marinos del planeta»

Los estudios y exploraciones que se han realizado a lo largo de nuestra historia nos han permitido conocer menos de 1% del fondo del mar a nivel mundial. A pesar de ello, en lo poco que se conoce, ya se sabe que hay grandes riquezas.

Por este motivo, la industria minera elabora planes para bajar y explotar comercialmente las profundidades marinas.

De acuerdo al informe presentado por la oenegé ambiental, actualmente existen 29 licencias que han sido concedidas. Con ellas se está autorizando la exploración minera en enormes franjas del fondo marino, muchas de las cuales son zonas con un alto índice de biodiversidad.

En este sentido, Greenpeace propone una moratoria provisional sobre la minería de los fondos marinos para garantizar que las opciones se mantengan abiertas mientras se construye una red de santuarios marinos a partir de un Tratado Global de los Océanos en Naciones Unidas.

¿Conservación por encima de la explotación?

Los permisos repartidos para realizar esta actividad corresponden, en su mayoría, a China, Corea, Reino Unido, Francia, Alemania y Rusia, países que reclaman vastas áreas de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico.

El tamaño del área de explotación mundial abarca alrededor de 1 millón de km2, casi el tamaño de la superficie de Bolivia.

El estudio también revela que la industria minera de aguas profundas es consciente de que sus actividades podrían provocar la extinción de especies únicas y pide a los gobiernos que acuerden un sólido Tratado Mundial de los Océanos en Naciones Unidas que ponga la conservación —y no la explotación— en el centro de la gobernanza de los océanos.

«Los océanos podrían enfrentar daños severos. La minería en aguas profundas es una amenaza emergente y su actividad podría resultar en la extinción de especies únicas. Además esta práctica industrial aceleraría los efectos del cambio climático», señaló Estefanía Gonzalez, coordinadora del programa de océanos de Greenpeace Andino.

«Las regulaciones ambientales deben ser más estrictas si se pretende salvaguardar la vida de los océanos»

Según el informe, las regulaciones ambientales deben ser más estrictas si se pretende salvaguardar la vida de los océanos.

Por su parte, Louisa Casson, de la campaña de Protección de los Océanos de Greenpeace, mencionó que nuestra supervivencia depende de la salud de los océanos y que la industria codiciosa de minería submarina podría destruir maravillas que ni siquiera conocemos.

«La salud de nuestros océanos está estrechamente vinculada a nuestra propia supervivencia. A menos que actuemos para protegerlos, la minería de aguas profundas podría tener consecuencias devastadoras para la vida marina y la humanidad».

«Las profundidades marinas son el ecosistema más grande del planeta y el hogar de criaturas únicas que apenas comprendemos. Esta industria codiciosa podría destruir las maravillas de las profundidades del océano incluso antes de que tengamos la oportunidad de estudiarlas», declaró.

Así, la organización ambientalista hace un llamado a los gobiernos del mundo para que acuerden en las Naciones Unidas un tratado Global Oceánico que ponga la conservación de las aguas por encima de su explotación.

Intereses corporativos

«La ISA no es apta para el propósito de proteger nuestros océanos. Está más preocupada por promover los intereses de la industria minera de aguas profundas y hacer lobby para no lograr un firme Tratado Global de los Océanos» 

Por último, el informe destaca la debilidad de la actual fragmentación en la gobernanza de los océanos, con la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés), el organismo de la ONU responsable de regular la industria minera de aguas profundas, priorizando los intereses corporativos por encima de una protección marina firme.

«La ISA no es apta para el propósito de proteger nuestros océanos. Está más preocupada por promover los intereses de la industria minera de aguas profundas y hacer lobby para no lograr un firme Tratado Global de los Océanos», señaló Casson.

“Es fundamental que los gobiernos acuerden un Tratado en la ONU lo suficientemente sólido como para allanar el camino para la creación de una red de santuarios marinos que dejen fuera del alcance todas las formas de explotación industrial, incluida la minería en aguas profundas. También necesita hacer cumplir los más altos estándares ambientales para impedir actividades de este tipo en los santuarios”, concluyó.

Cabe destacar que el informe de Greenpeace cita a científicos, gobiernos, ecologistas y representantes de la industria pesquera, que alertan de las amenazas inevitables a la vida marina en amplias áreas de los océanos de todo el mundo debido a la maquinaria minera y a la contaminación tóxica asociada si los gobiernos permiten que comience la minería en aguas profundas.

La publicación de este informe (junio 2019) coincidió con la partida hacia la mitad del Atlántico del barco ‘Esperanza’ de Greenpeace, donde realizará una nueva investigación en la Ciudad Perdida, una formación espectacular de chimeneas hidrotermales activas que se elevan sobre el fondo marino y pueden contener pistas sobre el origen y evolución de la vida. A pesar de que esta zona ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la Ciudad Perdida se encuentra bajo amenaza después de haber sido incluida en un área de la Cordillera del Atlántico Medio por un contrato de exploración minera en alta mar otorgado por la ISA al Gobierno polaco en febrero de 2018.

Datos:
  • Hasta la fecha, la comunidad científica sólo ha explorado o muestreado alrededor del 0,0001% del lecho marino profundo.
  • La minería de aguas profundas podría empeorar la crisis climática al interrumpir las reservas de “carbono azul” en los sedimentos del fondo marino.
  • La gigante empresa estadounidense de armas Lockheed Martin posee dos licencias de exploración patrocinadas por el Reino Unido.

Fuente:http://www.biodiversidadla.org/Noticias/Mineria-submarina-aceleraria-los-efectos-del-cambio-climatico

Internacional

Minería en África (o cuando las empresas sustituyen a los Estados)

La penetración del capital extranjero en minería durante las décadas 80 y 90 del siglo XX solo profundizó los problemas estructurales del continente.

Desde los años ochenta ha habido intentos por parte de una serie de actores que incluyen a las Instituciones Financieras Multilaterales (IFM), agencias bilaterales y compañías extractivas para abrir el sector minero en los países africanos endeudados.

No se trata de una actividad encabezada solo por las empresas mineras porque hay que tener en cuenta que los Programas de Ajuste Estructural impulsados por las IFM identifican la minería como medio de obtener recursos con los que reembolsar la deuda externa. Hay una confluencia de factores y el proceso de liberalización que se produjo bajo la presión de las IFM fue aprovechado por las compañías mineras para introducirse en el sector en África. De modo que el proceso es más complejo que simplemente unas compañías que toman la iniciativa. Hay una responsabilidad compartida entre las empresas, las IFM y los gobiernos anfitriones.

A petición de las IFM se consiguió redefinir la legislación para el sector minero ofreciendo a las empresas incentivos, reducción de impuestos o rebaja de royalties, abriendo los países a la inversión extranjera. Se dijo a los países que este proceso contribuiría a su desarrollo pero ello no ha sido así.

En los países africanos el marco legal del sector minero se ha revisado y reformado repetidamente.  Varias generaciones de  normativas han ido liberalizando progresivamente el sector. Además, se crea una competencia entre los países para atraer inversión extranjera, de modo que liberalizan sus normas más aún para hacerse más atractivos a la inversión. Este es un proceso acumulativo en el que el Estado se va replegando y ofrece cada vez más incentivos a las empresas mineras, de modo que las compañías aceleran el ritmo de extracción de recursos.

El Estado ha ido reduciendo su capacidad para hacer seguimiento de lo que ocurría y controlar el ritmo de las extracciones, mientras que cada vez tenía menos capacidad para hacer respetar las regulaciones medioambientales o mediar en el impacto social causado por las actividades mineras, que a menudo han dañado a las comunidades.   A menudo las empresas prometen pagar ciertas cantidades por su operación, pero los gobiernos no han sido capaces de obligarles a cumplirlo; esto es lo que muestra la «Iniciativa de Transparencia de la Industria Extractiva» durante la pasada década. En muchos casos, los gobiernos no han podido recuperar lo que las empresas se comprometieron a pagar de impuestos, así que las promesas no se han materializado de la forma en que deberían. Además, se han producido serios impactos ambientales y sociales a consecuencia de la actividad minera; por ejemplo, en ocasiones la población ha perdido su medio de vida y se han visto obligada a abandonar la tierra de la que vivían.

En el diseño del régimen normativo de la minería en África había una idea muy clara: que el Estado debía apartarse debido a su supuesta improductividad y que debían ser compañías privadas las que tomaran el mando como operadoras y propietarias; ellas debían liderar el proceso. En este esquema, el Estado debía ser más un “facilitador”, un regulador. Lo que ocurrió es que muchas funciones del Estado fueron transferidas a las compañías, dejando en sus manos la responsabilidad para operar según su criterio, e incluso cuestiones referidas a impactos medioambientales y sociales, como la expulsión de la población de ciertas tierras. Esto es muy problemático porque empresas que se rigen por estándares voluntarios fueron las que asumieron la función de hacer el seguimiento del proceso, de dar compensaciones a las comunidades locales, etc. Como se podía esperar, el resultado no ha sido muy satisfactorio. Con la sustitución del Estado por las compañías, estas se hicieron con la capacidad de regular. El resultado es que a la hora de determinar responsabilidades cuando surge un problema, hay un vacío. Por ejemplo, cuando se incumple el pago de las compensaciones a las comunidades o cuando se producen impactos ambientales, como la contaminación de agua por la actividad minera. Así aparece un nuevo tipo de conflicto que se desarrolla a raíz de la marginación del Estado y cuando el sector se rige con medidas voluntarias, dejando un vacío regulador que suscita problemas de legitimidad y responsabilidad. Esto no ocurre solo en África; también en América Latina, en países como Perú, donde la actividad minera es muy importante y donde han surgido numerosos conflictos, la mayoría relacionados con el sector minero.

Después de dos décadas de vigencia de esta fórmula económica para África como mero suministrador de materias primas ya está más que probado que, lejos de traer desarrollo y bienestar a sus poblaciones, trae, a lo sumo, el enriquecimiento de las compañías extractivas y de algunos dirigentes y muchos problemas estructurales para el país.

Un informe de la Comisión Económica para África de Naciones Unidas comienza diciendo que los problemas identificados en África en 2011 son los mismos que hace 30 años…

 

Fuente;https://noalamina.org/mundo/item/43223-mineria-en-africa-o-cuando-las-empresas-sustituyen-a-los-estados?fbclid=IwAR3GrQerh9jlDH1MhV_9ORsfhYJ0uPHNy297JFQoGq7Hlj7lKo5ZLZ-6UJs

Internacional

Desechos radiactivos en Kyrgyzstan ponen en riesgo a millones de personas.

La Comisión Europea y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) informó que los vertederos de uranio cerca de la ciudad de Mailuu-Suu, descuidados por décadas por la Unión Soviética y luego Kyrgyzstan, deben reforzarse con urgencia. El objetivo es evitar que desechos radiactivos caigan en una quebrada, contaminando el suministro de agua del valle de Ferghana en el que viven 14 millones de personas. La explotación de uranio se realizó entre 1946 y 1968, produciendo más de 2 millones de metros cúbicos de relaves. Una ruptura del dique de colas en 1958 originó la contaminación del lugar, relacionándolo con una mayor incidencia de cáncer que el promedio nacional.

En Mailuu-suu, grupos ecologistas advirtieron sobre el peligro que corren millones de personas, debido a la posibilidad de que miles de toneladas de desechos radiactivos caigan en una quebrada en la zona de Asia Central, contaminando el suministro de agua de todo el valle de Ferghana.

La Comisión Europea y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) informó que los vertederos de uranio cerca de la ciudad de Mailuu-Suu, descuidados por décadas por la Unión Soviética y luego Kyrgyzstan, deben reforzarse con urgencia para evitar desastres. Indicaron, además, que están recaudando fondos para el proyecto.

“Hay 14 millones de personas en el valle de Ferghana y, en caso de desastre natural, el agua puede arrastrar los relaves al río Naryn (Syr Darya), lo que sería una tragedia para todo el valle”, expresó Bolotbek Karimov, investigador ambiental en Osh, en el sur de Kyrgyzstan, según una publicación de la agencia de noticias Reuters.

Historia

El área se conocía como Casilla 200 y se fundó en 1946 bajo un programa secreto de minería de uranio soviético que empleaba prisioneros de facto: personas de etnias políticamente sospechosas como alemanes y exsoldados del Ejército Rojo declarados culpables de rendirse en la Segunda Guerra Mundial.

En 1968, cuando terminaron las operaciones mineras en el área, habían producido más de dos millones de metros cúbicos de relaves, o vertederos de minas, que fueron rápidamente enterrados en las laderas de las montañas a lo largo del río Mailuu-Suu.

El peligro se presenta ante la posibilidad de que los desechos lleguen al río que desemboca en el valle de Ferghana, una de las zonas más densamente pobladas de Asia Central, ahora dividida entre Kyrgyzstán, Uzbekistán y Tayikistán. En 1958, una presa en uno de los relaves colapsó tras fuertes lluvias y un terremoto, liberando miles de toneladas de desechos radiactivos.

En aquel momento, la Unión Soviética evitó publicar un informe detallado de evaluación de daños sobre el incidente, pero ambientalistas denuncian que no solo envenenó personas, ganado y peces, sino que también contaminó los arrozales río abajo. Ese evento ilustra lo que podría pasarle al valle de Ferghana: las tasas de cáncer de la ciudad son un 50% más altas que el promedio nacional.

Por otro lado, el Poder Legislativo de Kyrgyzstan aprobó un proyecto de ley sobre la prohibición de extraer uranio y torio en la república.

 

Fuente:https://noalamina.org/mundo/asia/item/43219-desechos-radiactivos-en-kyrgyzstan-ponen-en-riesgo-a-millones-de-personas?fbclid=IwAR3xylujllXfH3CzzqVEEOelSDlW0HnVpqqa4QIumcpARGFQQkjFD4qooJo

 

Internacional

Cómo explotó la burbuja de asteroides y minas

Una breve historia de la fiebre del oro fallida (por ahora) de la industria espacial. ¿Estamos preparados para desarrollar una pujante industria minera que vaya más allá de la frontera terrestre?

En el mejor de los mundos, Chris Lewicki y Peter Diamandis podrían haber cambiado el curso de la civilización humana. Su inicio, Planetary Resources, se lanzó en 2012 con el modesto sueño de extraer asteroides para obtener minerales, metales, agua y otros objetos de valor. El currículo vitae y las conexiones de los fundadores le dieron a la idea chistosa una legitimidad institucional: Lewicki había trabajado en las misiones más importantes de la NASA, como los rovers Spirit y Opportunity, y Diamandis era un espacio bien conocido: el impulso del turismo. Junto con un tercer socio, Eric Anderson, Planetary Resources había recaudado US$50 millones para 2016, de los cuales US$21 millones provinieron de inversionistas de renombre, entre ellos Eric Schmidt de Google y el cineasta James Cameron.

 

En poco tiempo, un competidor llamado Deep Space Industries (DSI) apareció en la escena. Recaudó mucho menos efectivo: solo US$3.5 millones, complementados por algunos contratos gubernamentales. Pero tenía sus propios partidarios de alto perfil, objetivos de pie en el cielo y un miembro de la junta particularmente evangélico llamado Rick Tumlinson, que se presentó a las conferencias para promover la visión de la compañía. «Ideas locas: eso es lo que hace avanzar la cultura», dijo en un evento de 2017 en Nueva York. «Nada dice que esto es imposible, excepto nuestros propios sistemas de creencias».

 

Era la ciencia ficción cobrada vida, y a todos les encantó.

«¡La minería espacial podría convertirse en algo real!», gritaban los titulares. El CEO de Amazon, Jeff Bezos, comenzó a hablar de un futuro en el que toda la industria pesada tuvo lugar no en la Tierra, sino por encima de ella. Investigación de minería de asteroides financiada por la NASA; la Universidad de Colorado ofreció un programa de estudios de minería de asteroides; El senador Ted Cruz predijo que el primer trillonario de la Tierra se haría en el espacio.

 

«Hubo mucha emoción y sensación tangible en torno a todas estas cosas con las que hemos estado soñando», dice Chad Anderson (sin relación con Eric), el CEO de Space Angels, un fondo de capital de riesgo que invierte en temas relacionados con el espacio.

 

También fue crucial para las oportunidades de ganar dinero el creciente lobby comercial del sector espacial, que guió la Ley SPACE a través del Congreso en 2015. Este proyecto de ley no controversial incluía una regla de «buscadores y custodios» por la cual las empresas estadounidenses privadas tendrían todos los derechos sobre la generosidad extraída de cuerpos celestes, sin preguntas. (Antes de eso, los derechos de propiedad y las concesiones mineras en el espacio, que no pertenecen a ningún país, no estaban dadas).

 

Eso, a su vez, permitiría trabajar hacia una meta que Eric Anderson predijo que podría alcanzarse a mediados de la década de 2020: extraer hielo de asteroides cerca de la Tierra y venderlo en el espacio como propulsor para otras misiones. El agua se puede descomponer en hidrógeno y oxígeno para producir combustible o, como en la tecnología de DSI, simplemente se calienta y se expulsa como un chorro de vapor.

 

«Ambas compañías creían que uno de los primeros productos sería el propulsor en sí mismo, es decir, el agua», dice Grant Bonin, el ex director de tecnología de Deep Space Industries. “Lo que DSI había estado haciendo es desarrollar sistemas de propulsión para funcionar con agua. Y todos los que compran uno están creando un ecosistema de usuarios ahora que puede ser alimentado por los recursos del futuro”.

 

Para la primavera de 2017, Planetary Resources estaba operando un laboratorio en un almacén en Redmond, Washington, decorado con parafernalia de la NASA y máquinas de pinball vintage. Los ingenieros manipularon pequeños satélites cúbicos detrás de gruesas paredes de vidrio, elaborando planes para lanzar máquinas de prospección. Luxemburgo le había otorgado a la compañía una subvención multimillonaria para abrir una oficina en Europa. Japón, Escocia y los Emiratos Árabes Unidos anunciaron sus propias leyes o inversiones en la extracción de asteroides.

 

Las estrellas habían quemado a través de su cinta roja. Los cielos estaban listos para Silicon Valley.

 

Entonces las cosas empezaron a ir hacia el sur. El verano pasado, Planetary no pudo recaudar el dinero con el que contaba. Los empleados clave, incluyendo a Peter Marquez, el encargado de las políticas de la firma en Washington, ya habían abandonado el barco. «Todos estábamos frustrados por las perspectivas de ingresos, y el modelo de negocio no estaba funcionando como esperábamos», recuerda Márquez, quien ahora trabaja para una tienda de asesoría en Washington, DC, llamada Andart Global.

 

«Hubo más énfasis en la religión del espacio que en el negocio del espacio», agrega Márquez. «Existe el [segmento] religioso de personas del espacio que creen que casi como destino manifiesto, se supone que estamos explorando el sistema solar, y si creemos lo suficiente, sucederá. Pero los pragmáticos dijeron que no hay una base de clientes para la extracción de asteroides en los próximos 12 a 15 años”.

 

En medio de rumores de que estaba subastando sus equipos, Planetary Resources fue adquirida el año pasado por ConsenSys, una compañía de software blockchain con sede en Brooklyn que desarrolla plataformas descentralizadas para firmar documentos, vender electricidad y administrar transacciones de bienes raíces, entre otras cosas. Anderson Tan, uno de los primeros inversionistas en Recursos Planetarios, quedó desconcertado por la adquisición, y es el tipo de hombre de blockchain que promueve las empresas de blockchain de otros hombres de blockchain en LinkedIn. «Sinceramente, no tengo idea… me sorprendió. Creo que querían adquirir el equipo y los activos «, dice. «¿Para qué? No estoy muy seguro».

DSI, a su vez, fue adquirida por una compañía aeronáutica llamada Bradford Space. Estas adquisiciones no están llevando a las empresas a ningún lado. «Se fueron; estan hechos No existen «, dice Chad Anderson.

 

 

La falta de visión

 

¿Qué salió mal? Predeciblemente, ex empleados e inversionistas cuentan historias ligeramente diferentes.

Bonin culpa al fallecimiento de DSI por la falta de voluntad de los inversores para asumir riesgos a largo plazo. «Teníamos un plan que despegaría después de cierto punto, y no llegamos a ese punto», explica. «Y estábamos a solo 10 millones de dólares de alcanzar ese punto, pero nuestra planificación duró décadas, y el ciclo de vida de un fondo de capital de riesgo es de una década». Son incompatibles”. Meagan Crawford, quien trabajó con Bonin y ahora está comenzando su propio fondo de capital de riesgo para nuevas empresas de espacio comercial, está de acuerdo:» Una línea de tiempo de VC tradicional es de 10 años, cuando tienen que devolver dinero a los inversores, por lo que En siete años quieren salir. Un plan de negocios de 15 años no va a encajar”.

 

Por el lado del dinero, la historia es un poco menos indulgente. «No cumplieron sus promesas a los inversores», dice Chad Anderson, cuyos Space Angels invirtieron en relaciones públicas. «Ambas compañías fueron realmente buenas en la narración y el marketing, y facilitaron este impulso en torno a una visión que su tecnología nunca justificó». Añade: «Creo que estos no eran los equipos adecuados para hacerlo».

 

También hubo obstáculos estructurales más grandes, como, por ejemplo, en el caso de antiguos empleados, la falta de infraestructura para una industria de asteroides: la minería. Eso también disuadió a los inversionistas: «Si extraes un asteroide, lo más probable es que tengas que enviarlo a la Luna para procesarlo. No se procesaría en la Tierra, porque el costo sería tremendo «, dice Anderson Tan. «Entonces, es como un problema del huevo y la gallina: ¿minamos primero y luego desarrollamos una base lunar, o invertimos en construir la luna y luego vamos a la minería de asteroides?».

 

Finalmente, los mineros de asteroides tuvieron que competir por la financiación con un número creciente de otras empresas relacionadas con el espacio. Entre el «inicio de la era espacial empresarial» y el de hoy, «hemos pasado de un mundo con tal vez una docena de empresas espaciales con financiación privada que atienden a un cliente, el gobierno, a una con más de 400 compañías que valen millones de dólares «, Dice Chad Anderson. Por lo tanto, si las nuevas empresas comerciales en el espacio parecían ser una propuesta de fuera de servicio en 2012, para 2018 VC que querían espacio en sus carteras podrían elegir entre las empresas con mejores perspectivas a corto plazo: las empresas de telecomunicaciones que venden acceso a Internet, por ejemplo, o las empresas que analizan la situación.

 

«La conclusión es que el espacio es difícil», dice Henry Hertzfeld, director del Instituto de Política Espacial de la Universidad George Washington (Hertzfeld asesoró a los Recursos Planetarios en asuntos legales; el mundo espacial, en la Tierra, todavía es muy pequeño). «Es arriesgado, es costoso; Un montón de altos costos iniciales. Y necesitas dinero. Puedes conseguir tanto dinero por tanto tiempo”.

 

Para tener éxito, dice Hertzfeld, las compañías hubieran necesitado obtener ganancias de otros usos de su tecnología, como el sistema de propulsión por agua de DSI, que podría usarse en satélites, y los sensores hiperespectrales de PR, que construyó para analizar la composición de los asteroides. Pero también puede ponerse a trabajar encuestando la tierra. «Pero no generaron los ingresos», dice, «y hay una cantidad limitada de tiempo para que una empresa exista sin ganancias».

 

Según Space Angels, US$1.7 mil millones en capital social se vertieron en compañías espaciales en el primer trimestre de 2019, casi el doble que en el último trimestre del año pasado. De eso, el 79% se destinó a negocios satelitales y el 14% a operaciones logísticas, como lanzamientos de cohetes. Los propios intereses del fondo reflejan estas tendencias.

 

«La industria del espacio comercial está madurando hasta el punto en que ahora es más grave», dice Peter Ward, autor de The Consequential Frontier, un próximo libro sobre la privatización del espacio. «Algunas de las personas con las que hablé ahora ven la minería de asteroides como una broma», añade.

 

 

Construyendo una nueva frontera

A pesar de estos fracasos, los ex mineros de asteroides se muestran muy contentos con sus perspectivas y el futuro interestelar de la humanidad. La minería de asteroides era una droga de entrada para grandes esperanzas y grandes sueños.

 

Tamara Alvarez, una estudiante de doctorado de la New School en Nueva York que ha asistido a conferencias espaciales en todo el mundo, dice que la retórica en torno a la minería espacial se adapta perfectamente a los antiguos tropos fronterizos. “Lo de la minería resonó con mucha gente debido a la narrativa de la fiebre del oro. Hay algo inconsciente allí donde se conectaron «, dice ella.

 

De manera similar, aunque ni los asteroides ni la California del siglo XIX crearon en realidad muchos multimillonarios de la noche a la mañana, sí crearon marcos para el funcionamiento de una economía basada en un recurso en particular. «No había todo el oro en California, pero trajo una infraestructura de la que las personas hicieron dinero», dice Alvarez. “Servicios, pesca, todo esto surgió de ambiciones por el oro. Con los asteroides, es lo mismo: cuando tienes la idea de que hay todo el oro o lo que necesites que te espera, la infraestructura también se construye”.

 

Los asteroides mineros parecen haberlo pensado de esa manera. «Creo que cuando DSI y PR empezaron, los titulares decían que las [compañías] mineras de asteroides eran como compañías mineras [tradicionales]», dice Grant Bonin. «Pero internamente bromeamos: todavía no somos mineros. Somos el pico y la pala o los pantalones vaqueros del espacio de Levi. «Somos los creadores de herramientas que se crearon para respaldar la visión, pero también ayudan a muchas otras personas a hacer mucho más».

 

Igualmente significativo es que la perspectiva de la minería de asteroides empujó a los gobiernos a pensar en los derechos de propiedad en el espacio. «El horizonte para la minería de asteroides todavía está a un par de décadas, pero creo que vamos a hacer misiones a Marte y necesitaremos recursos en el espacio», dice Márquez. «Y gracias a la extracción de asteroides, se ha establecido el marco de políticas».

 

Por ahora, DSI y PR enfrentan futuros inciertos. Ninguno de los trabajadores espaciales entrevistados para este artículo tenía idea de lo que estaba haciendo una empresa de blockchain como ConsenSys con las herramientas de prospección de asteroides. En noviembre, la compañía le dijo al periodista Jeff Foust de SpaceNews que las «capacidades de espacio profundo» de las RR.PP. «ayudarían a la humanidad a diseñar nuevos sistemas de reglas sociales a través de la confianza automatizada y la ejecución garantizada», sea lo que sea lo que eso signifique. Una portavoz dijo desde entonces que la compañía «está tomando una nueva forma y está menos enfocada en la minería de asteroides».

 

Pero Bonin dice que muchos de sus colegas de DSI encontraron trabajo en otros lugares. Y los ingenieros despedidos de PR se han unido para iniciar una compañía llamada First Mode, que construye hardware que puede operar en entornos hostiles tanto en la Tierra como por encima de ella; La empresa, según sus fundadores, ya es rentable.

 

Así que la industria minera de asteroides puede haberse derrumbado por ahora, pero sus jugadores aún están trabajando duro. «Cuando reflexionamos sobre el 2012 cuando estas dos compañías comenzaron a existir, y pensamos en cómo intentaron romper esa tuerca durante siete años, una de las cosas realmente geniales desde mi punto de vista es que se han ido a diferentes compañías», dice Bonin. «Parte de mí está triste cuando estas cosas se rompen, pero hemos sembrado a la industria con verdaderos creyentes que se preocupan por un futuro humano en el espacio para beneficiar a toda la humanidad».

 

Fuente:https://tiempominero.com/contenido.php?id=1603

Internacional

Indonesia aumenta presión contra el mercurio en la minería y la industria

El gobierno también tiene como objetivo reducir el uso de mercurio en la manufactura en niveles a la mitad de la corriente para 2030 y reducir las emisiones de mercurio en el sector energético en un 33,2 por ciento al mismo tiempo.

Indonesia dijo el martes que estaba intensificando sus esfuerzos para eliminar el uso del mercurio metálico tóxico en sectores como la minería, la salud y la manufactura.

El gobierno dijo en un comunicado que una regulación presidencial emitida a fines del mes pasado apuntaba a erradicar el uso de mercurio en la minería de oro en pequeña escala para 2025 y en el sector de la salud para 2020.

El gobierno también tiene como objetivo reducir el uso de mercurio en la manufactura en niveles a la mitad de la corriente para 2030 y reducir las emisiones de mercurio en el sector energético en un 33,2 por ciento al mismo tiempo.

«Considerando que el mercurio es un material peligroso y tóxico que es resistente a la descomposición y se puede acumular en el organismo vivo, el gobierno considera la necesidad de regular su uso para evitar cualquier impacto negativo en la salud y el medio ambiente», dijo el gobierno en el comunicado.

Como parte de este impulso, planea una mayor coordinación entre las agencias gubernamentales para mejorar el monitoreo del comercio de mercurio y la supervisión de la minería. También quiere impulsar la educación para empresas y comunidades sobre los peligros del mercurio.

El uso de mercurio en la minería ya está oficialmente prohibido en Indonesia, pero los mineros en pequeña escala todavía lo utilizan ampliamente para extraer pequeñas piezas de oro.

Según el Ministerio de Medio Ambiente del país, hay al menos 2.500 operaciones mineras de oro en pequeña escala activas en Indonesia.

El ministerio lanzó en marzo un programa con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para reducir el uso de mercurio en seis comunidades mineras.

El mercurio también se puede encontrar en productos para el hogar como ciertos tipos de bombillas y cosméticos. En el sector de la salud, a menudo se encuentra en termómetros y empastes dentales.

 

Fuente:https://tiempominero.com/contenido.php?id=1449

Internacional

Resistencias frente a los megaproyectos

Captura de nuevos mercados, internacionalización, innovación, competitividad, atracción de inversiones. Este es el mantra que repiten empresas e instituciones como receta compartida para enfrentar la crisis actual. Cuanto mejor le vaya a «nuestras empresas», cuanto más implantadas estén a escala global, más resilientes serán y mejor nos irá a todos y todas, vía recuperación de la inversión y el empleo.

El conjunto de políticas se pone al servicio de este relato: generar territorios atractivos para invertir, por un lado, hacer causa común con las empresas en su esfuerzo de internacionalización, por el otro, se convierten en las grandes prioridades.

Cueste lo que cueste, se encumbra al poder corporativo al estatus de protagonista principal, no solo en el ámbito económico, sino también en el político y en el cultural. La competencia, de este modo, se extrema, tratando de hacerse con un trozo de la tarta de un crecimiento económico menguante, así como con los recursos físicos necesarios para operar, en un contexto de cambio climático y de agotamiento de fuentes de energía y materiales.

No obstante, este relato no cuadra. No hay ninguna evidencia de que la manida «teoría del derrame» sea cierta, y que por tanto las ganancias empresariales se trasladen en última instancia a las mayorías sociales. Al contrario, tras décadas de aplicación de este mantra, asistimos a una agudización de las desigualdades, así como a un menor peso de la masa salarial respecto a los beneficios corporativos –a lo que habría que sumar la mayor precarización e invisibilización de los trabajos de cuidado–. A su vez, el énfasis en el crecimiento, la privatización y los mercados globales frente a cualquier otra consideración, acelera un más que evidente desmantelamiento público y democrático, nos condena a un panorama de guerra económica, y nos sitúa ante un colapso ecológico sin precedentes.

Los megaproyectos, esto es, los grandes proyectos destinados fundamentalmente a los mercados globales –no a las necesidades de la población donde se desarrollan–, se han convertido en una de las principales herramientas de este funesto mantra de la internacionalización. Monocultivos agroindustriales, desiertos verdes, minería a cielo abierto, acaparamiento de tierras, puertos, canales, fracking, incineradoras, licitaciones petroleras y gasísticas, infraestructuras, plantas de distribución y logística, etc., son, de este modo, seña de identidad del capitalismo actual. Una identidad que se extiende a lo largo y ancho del mundo, en el Sur y en el Norte Global, por supuesto también en Euskal Herria. Ningún lugar escapa a un fenómeno sistemáticamente denunciado por impactos laborales, ecológicos y económicos negativos, así como por su vínculo con lógicas de corrupción e incluso violencia.

La ofensiva capitalista global y la internacionalización empresarial toman tierra por tanto en los territorios vía megaproyectos, donde se dirime el carácter público/comunitario o corporativo de la alimentación y la agricultura, los bienes naturales, el urbanismo, los servicios, la compra pública, etc.

Una cuestión estratégica, por tanto, que abordaremos en las jornadas “Internacionalización empresarial, megaproyectos y resistencias populares”, que celebraremos en Bilbo los próximos 7 y 8 de noviembre. Activistas y académicas de Colombia, Perú, México, Brasil, Estado español y Euskal Herria debatiremos sobre cómo enfrentar los megaproyectos, cómo entender sus patrones de actuación para, finalmente, afinar las agendas populares para resistir a los mismos.

Porque, aquí y allá, otro mundo es posible, y en el mismo los megaproyectos no tienen razón de ser.

 

Fuente:http://omal.info/spip.php?article8976&fbclid=IwAR1_G3PBRaRDvCao6k7HJa3cSj-cnCxZ3KGwTBGQByEegmMvyNzqk1nX158

Internacional

Larga lucha de trabajadores de minas de uranio en Portugal.

La unión, el esfuerzo y la perseverancia de la lucha de los mineros de uranio de Portugal llevada a cabo desde hace décadas, logró alcanzar muchas de sus metas mediante al asociacionismo. La creación de la Asociación de Trabajadores en Minería de Uranio (ATMU) fue en 2010, pero previamente formaron una comisión que tuvo como objetivos: 1) Abogar por la recuperación ambiental de las 66 minas abandonadas, 2) Defender el derecho de jubilación de todos los ex trabajadores jubilados, 3) Defender el derecho a los exámenes médicos de todos los ex trabajadores, teniendo en cuenta la contaminación radiológica y 4) Compensación a familiares de ex trabajadores con cáncer. En esta lucha sin fin, ATMU planifica a largo plazo renovando sus órganos de gobierno con los hijos de los antiguos mineros.

 

Unión, esfuerzo y perseverancia. Es la vieja fórmula de lucha por los derechos de las personas y de los trabajadores más concretamente. La única que funciona y la misma que han seguido desde hace décadas los mineros de uranio de Portugal para la consecución de muchas de sus metas. Pero, en ocasiones, para no ir a la deriva y reconducir las estrategias también es preciso una eficaz labor de liderazgo.

El antiguo trabajador de las minas, hoy director y líder de ATMU, Antonio Minhoto nos explica que en 1913, abre la primera mina de uranio en Urgeiriça, con capitales franceses. Sin embargo, la exploración que sería de gran importancia, incluso frente a la importancia de las Guerras, fue la del radio . Las minas de Urgeiriça (distrito de Viseu), ubicadas en la región central de Portugal, fueron una de las primeras en explotarse en el mundo. Sus rocas del paleozoico (540 millones de años) de tipo granítico albergan varios minerales, como uraninita, además de derivados del fósforo, arsénico y otros metales pesados. Aunque no fue la primera. El proceso de la minería en Portugal con respecto al uranio comenzó en 1910 en el distrito de Guarda, más específicamente en el municipio de Sabugal, donde se exploraron varias minas. Esta situación llevó a Madame Curie a comenzar a relacionarse con el mineral de uranio, afirma Minhoto.

A partir de la Segunda Guerra Mundial, se deja de explotar el radio y comienza con el uranio en 1959 hasta 1962, cuando el Estado portugués cancela el contrato con los ingleses. Desde 1962 hasta 1999, es el Estado portugués quien explota las 66 minas de uranio en Portugal .

Las empresas mineras, privadas o públicas, no adoptaron ninguna medida de protección o remediación ambiental, dejando a los mineros y al resto de los vecinos un pasivo ambiental que les condicionaría durante mucho tiempo. Hasta inicios de este nuevo milenio, en que fueron cerradas, se han vendido concentrados de uranio a muchos países para sus programas duales (civil y militar).

Durante más de ocho décadas los trabajadores portugueses de las minas han desarrollado una labor que algunos han definido como trabalho ruim. Una de las estrategias fue mantener en la ignorancia a los trabajadores de las consecuencias de su trabajo para su salud, además del elevado riesgo de silicosis por el predominio de dióxido de silicio (cuarzo), tan abundante en las rocas graníticas. Minhoto afirma al respecto: en cuanto a las medidas de protección, solo comenzaron a aplicarse, esencialmente, a partir de 1962, pero específicamente a partir de 1974, con la revolución del 25 de abril. Los trabajadores siempre han luchado por sus derechos, a través de su Comisión de Trabajadores, que para ese propósito ya organizó sus Cuadernos Reivindicativos, por lo que las compañías mineras en Portugal gozaban de los mejores derechos.

Muchas de las casas de los mineros fueron construidas con los minerales de la mina, presentando las paredes un nivel de radiación que contamina a toda la familia durante cada minuto que moran en el hogar. Por si lo anterior fuera poco, todos los pobladores están sometidos a unos altísimos niveles de gas radón en sus casas.

Actualmente, de las 199 zonas mineras abandonadas en Portugal, 66 son radiactivas. Las más importantes se hallan en Urgeiriça y alrededores. La situación de riesgo que vivían y viven los mineros, junto al resto de la población, es la convivencia con escombreras de estériles, presas de residuos con agua ácida, en un entorno rodeado de uranio, radio, torio y metales pesados.

El cierre de las minas a principios de este siglo, la pérdida de los puestos de trabajo, el alto número de casos de cáncer, junto con la necesidad de defender sus derechos laborales, sociales, ambientales y de salud, son las razones que generaron el asociacionismo. Ante esta situación, previa a la constitución de ATMU, Antonio nos cuenta que se creó la Comisión ad hoc con los siguientes objetivos:

1. Abogar por la recuperación ambiental de las 66 minas abandonadas.

2. Defender el derecho de jubilación de todos los ex trabajadores jubilados.

3. Defender el derecho a los exámenes médicos de todos los ex trabajadores, teniendo en cuenta la contaminación radiológica.

4. Compensación a familiares de ex trabajadores de cáncer.

Inicialmente consiguieron un Programa de Rehabilitación de Áreas Mineras Degradadas (2001) aún en marcha. También obtuvieron alguna sentencia del Supremo en reconocimiento de los derechos de los mineros. Pero quedaba mucho camino por recorrer. Dada la necesidad de organizarnos mejor, señala Antonio Minhoto, se creó ATMU en 2010, cubriendo no solo a los ex trabajadores sino también a los familiares, para que tengamos más fuerza en la lucha. Su continuo programa de movilizaciones, siempre dentro del marco legal, pero de una manera contumaz y eficiente, le hace ir cosechando frutos.

Inicialmente el Gobierno portugués remoloneaba en el reconocimiento de las consecuencias de la exposición a los minerales de uranio, mientras paradójicamente reconocía la existencia del conocido Síndrome de los Balcanes (Resolución Asamblea da República nº 34/2001) al ser uno de los militares lusos, destinado en la antigua Yugoslavia, una de las primeras víctima del uranio empobrecido.

La ininterrumpida muerte de ex trabajadores sirvió como acicate a una continua serie de movilizaciones, abriendo el camino para que el Estado asumiera su responsabilidad con los vivos. Posteriormente el Gobierno promovió la realización en 2003 de un estudio epidemiológico con la intención de calmar a los mineros y minimizar las consecuencias. Pero las conclusiones dieron veladamente la razón a los ex trabajadores.

El impacto mediático de las acciones de ATMU fue decisivo, pero también el peso de la realidad. Según su director: de los aproximadamente 600 trabajadores, más de 170, murieron de cáncer, todo ello originó a partir de 2008 la creación del Programa Integrado de Saúde (PIS). Posteriormente esta cobertura se extendió, por la Ley nº 10/2010, de 14 de junio, a todos sus familiares y personas que compartan vivienda en unión de hecho. También a sus descendientes directos. Pero las consecuencias no se circunscriben a los mineros. En cuanto a los habitantes, comenta Minhoto, al lado de las antiguas minas de uranio, estamos exigiendo un estudio científico para analizar si han sido contaminados o no por las minas.

En 2016 han conseguido que se reconozca el derecho a una indemnización por muerte, por dolencia profesional, de los trabajadores de la empresa (ENU) y que esa indemnización se extienda a los cónyuges y descendientes en primer grado (Ley nº10/2016 de 4 de abril). La larga y procelosa conquista solo contó con el apoyo directo de seis viudas de más de 150.

La historia de los mineros de uranio de Urgeiriça, constituye un ejemplo por su lucha, su organización, su tenacidad y sus logros. El empecinamiento demostrado en sus reinvindicaciones, la cohesión de sus miembros, su irreductibilidad, recuerdan al tebeo de Astérix y Obélix, de Uderzo y Goscinny, al resistir en su empeño cercados por la tendencia antiobrera dominante, donde los logros sociales parecen sufrir y sufren una significativa regresión.

Los mineros de Urgeiriça han vislumbrado desde el principio que no basta para la consecución de sus fines con los rigores padecidos en su rol de víctimas, ni la clara y ostensible justicia o pertinencia de su causa. Bien lo saben, el poder nada otorga. Solo existen las conquistas, arrancadas con mucho esfuerzo.

Han sido casi dos décadas luchando por sus derechos laborales, sociales y ambientales. Muchos han enfermado o fallecido de cáncer por el camino. Pero no pueden bajar la guardia, deben seguir combatiendo. Antonio reconoce que ante estas y otras situaciones, ATMU tiene un largo camino por recorrer, y no sabemos cuándo terminará su lucha, dado que las enfermedades son impredecibles, incluidos los miembros de nuestras familias, por lo que actualmente se está tramitando un proceso para realizar un estudio epidemiológico a los ex mineros y sus familias. Por eso es preciso, señala con toda razón, planificar a largo plazo para el relevo generacional. Ante esta lucha sin fin, concluye Antonio Minhoto, ATMU está renovando sus órganos de gobierno con los hijos de los antiguos mineros para seguir.

Uno de sus últimos esfuerzos es reciente, de septiembre de 2019, con la organización de un festival de cine, con sede habitual en Río de Janeiro, el International Uranium Film Festival. La leyenda que rezaba debajo de todo el material promocional del festival no dejaba indiferente: No más muertes por exposición a la radiactividad. No a las alteraciones climáticas. En eso siguen, en eso seguimos.

 

Fuente:https://noalamina.org/mundo/europa/item/43145-larga-lucha-de-trabajadores-de-minas-de-uranio-en-portugal?fbclid=IwAR1smkNohFsfDtxuivoB_NSn-oqEce-7IEVsTNbjgbIcLq79YkBHLgyj468

Internacional

Sabías qué… En EEUU las agencias federales establecen requisitos de compra pública sobre “minerales en conflicto”

Cada vez que las agencias federales estadounidenses compran ordenadores o monitores tienen que tener en cuenta los esfuerzos realizados por las empresas fabricantes en la lucha contra los “minerales en conflicto”. Según anunció la ONG estadounidense Enough Project, en marzo del año pasado se aprobó un nuevo estándar en las políticas de compra de los gobiernos federales que incluye cláusulas clave sobre minerales en conflicto basadas en los principios de la diligencia debida.

Estas cláusulas hacen referencia a los esfuerzos de las empresas fabricantes de electrónica en la construcción de un “comercio libre de conflicto” en la República Democrática del Congo y sus países vecinos, y valoran positivamente que dichas empresas desarrollen proyectos de suministro responsable en los lugares de origen del mineral; así como que se abastezcan en refinerías y fundiciones auditadas por terceros.

El Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE, por sus siglas en inglés) hasta ahora contemplaba únicamente criterios de carácter medioambiental en sus estándares de valoración de productos electrónicos. Pero después de un proceso de renovación que ha llevado varios años, por primera vez han decidido incorporar criterios relativos al suministro responsable de minerales procedentes de zonas en conflicto.

La nueva norma, conocida como el IEE 1680.1™ – 2018 Standard for Environmental and Social Responsibility Assessment of Computers and Displays –, ha sido adoptada por la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA) como base para la creación de la Herramienta para la Evaluación Medioambiental de Productos Electrónicos (EPEAT). Se trata de una herramienta que orientará las políticas de compra pública de las agencias federales de EEUU, pero también se utilizará en Australia y Canadá para exigir a las empresas tecnológicas que sus productos cumplan con dichos estándares.

Como apunta Enough Project, se trata de un paso importante para la lucha contra los minerales en conflicto en EEUU que se complementa con la sección 1502 de la Ley Dodd-Frank sobre suministro de minerales en zonas de conflicto, en vigor desde 2012.

 

Fuente:https://www.tecnologialibredeconflicto.org/eeuu-agencias-federales-requisitos-compra-publica/?fbclid=IwAR1XgOGbp7Lu7ow9SkWy3WhB3ZI92xRPkpRs5aUGbr7LVoxT3TnyQTfkf28

Internacional

José Matías Peña: «Siguen los vertidos procedentes de la Sierra Minera al Mar Menor»

El investigador José Matías Peña, de la Plataforma de Afectados por los Metales Pesados de La Sierra Minera Cartagena-La Unión ha recorrido durante la mañana de este martes 29 de octubre las inmediaciones de La Rambla de La Porra, donde ha podido comprobar que desde el pasado 13 de septiembre de este año 2019 continúan los flujos de Lixiviados o drenajes ácidos de mina que desembocan en la laguna.

Matías Peña ha dicho que estos ácidos son tan agresivos como el tan conocido ‘salfumán’ y que van tanto en dirección hacia el Mar Menor como hacia la zona de El Gorguel.

Ha destacado la peligrosidad de estos drenajes, por las concentraciones de metales pesados como el plomo, cadmio, arsénico e incluso uranio.

«No se puede obviar que si estos drenajes están circulando por el subsuelo en la línea de máxima pendiente hacia el Mar Menor, están provocando la contaminación de los suelos agrícolas sobre los que se cultivan verduras y hortalizas que después se consumen por los ciudadanos».

Miembros de esta plataforma participarán este miércoles en la manifestación para salvar el Mar Menor. Irán con un castillete minero y con residuos que han cogido de la zona

 

Fuente:https://cadenaser.com/emisora/2019/10/29/radio_cartagena/1572352389_425755.html

Internacional

Las ecofeministas de Uganda están asumiendo las industrias mineras y de plantaciones

  • Al igual que otras áreas protegidas en Uganda, el bosque de Bugoma ha sido amenazado por la invasión durante décadas; ahora hasta una quinta parte de lo que queda podría limpiarse para plantar caña de azúcar.
  • Las mujeres, generalmente responsables del cultivo de alimentos y la recolección de agua y leña, sienten los impactos de la degradación forestal de manera aguda.
  • A pesar de muchos obstáculos, están asumiendo un papel de liderazgo en la defensa del medio ambiente, particularmente contra la creciente presión de las industrias extractivas.

  – “¿Cómo es que estas personas vienen a Bugoma para destruir nuestra naturaleza? La naturaleza nos protege ”, dice Beatrice Rukanyanga mientras camina a lo largo del límite del bosque. Los árboles de madera dura retorcidos sobresalen de una maraña de follaje en un lado, y filas ordenadas de pinos y eucaliptos se colocan en el otro.

Rukanyanga corta el bosque y maniobra hábilmente a través de la espesa maleza, seleccionando hojas de diferentes plantas a medida que avanza. “Estoy eligiendo medicamentos para las molestias estomacales. También tenemos plantas que tratan la malaria y los problemas de la piel ”, explica. Para las mujeres que viven cerca del bosque, siempre ha sido una fuente importante de alimentos, medicinas y leña, recursos que están disminuyendo junto con el bosque.

El bosque de Bugoma abarca 40,000 hectáreas (98,800 acres) a lo largo del extremo norte del Valle del Rift Albertine, que divide Uganda y la República Democrática del Congo.

Alrededor de 500 chimpancés han hecho su hogar aquí, junto con una especie de mono mangabey que solo se encuentra en Uganda y cientos de especies de pájaros, árboles y arbustos, lo que hace que el bosque sea uno de los más biodiversos del país.

Durante décadas, el bosque de Bugoma se ha ido reduciendo. Los lugareños dicen que los madereros ilegales pagan a los funcionarios para hacer la vista gorda a sus actividades, mientras que las plantaciones de té y madera en el perímetro empujan el límite del bosque hacia atrás, pieza por pieza. En toda Uganda, la cubierta forestal ha disminuido del 24 por ciento de la superficie terrestre total del país en 1990 al 9 por ciento en 2015, según el Ministerio de Agua y Medio Ambiente.

Ahora el bosque enfrenta una nueva y grave amenaza. En el extremo norte de Bugoma, se encuentra una excavadora amarilla, esperando comenzar a limpiar el bosque para dar paso a una plantación de caña de azúcar. En 2016, el Reino Bunyoro-Kitara arrendó una quinta parte del bosque protegido restante a Hoima Sugar Ltd. El contrato de arrendamiento fue impugnado, pero un fallo del Tribunal Superior en abril de 2019 encontró a favor de Hoima Sugar y el Reino, una de las más poderosos imperios en África oriental y central, que aún goza de una autonomía significativa bajo el estado. La Autoridad Forestal Nacional ha solicitado la suspensión de la orden judicial y está apelando la decisión.

 

El auge de los extractivos

Desde los pozos de petróleo que brotan a lo largo del valle Albertine Rift, hasta las islas boscosas del lago Victoria arrasadas por plantaciones de palma aceitera, el gobierno de Uganda está apoyando el rápido crecimiento de las industrias extractivas. Pero en contra de esto está el rápido crecimiento de un movimiento ecofeminista que considera que la protección del medio ambiente es esencial para la protección de los derechos humanos.

Una red de base de mujeres está trabajando para crear conciencia, compartir conocimientos y resistir directamente la destrucción del medio ambiente mientras se crean modelos alternativos de desarrollo. El movimiento espera fortalecer el poder político y económico de las mujeres en la sociedad, y así retrasar la destrucción del medio ambiente natural.

«Cuando éramos jóvenes, este bosque era espeso», recuerda Rukanyanga, recordando una época anterior a la llegada de las plantaciones industriales a la región. “Estaba lloviendo mucho; estaba oscuro donde quiera que pasaras ”. Rukanyanga es la coordinadora del grupo de mujeres agricultoras de Kwataniza, que vive cerca del bosque de Bugoma y que fabrica y vende estufas que ahorran carbón, a la vez que educa a las mujeres sobre sus derechos a la tierra y el uso sostenible de los recursos naturales.

 

Los patrones de lluvia en la región se han interrumpido en los últimos años, lo que Rukanyanga atribuye a la deforestación generalizada. Un estudio de 2012 en Nature encontró que la deforestación en los trópicos reduce las precipitaciones locales . «El cambio climático ha sido real», dice ella. “El año pasado la gente esperaba lluvias, sembró y la semilla simplemente murió en el suelo. Ahora hay inseguridad alimentaria en la mayoría de nuestros hogares «.

Tradicionalmente, las mujeres son responsables del cultivo de alimentos y la recolección de agua y leña, por lo que sienten los impactos de la destrucción ambiental de manera aguda. Los incidentes de violencia doméstica también aumentan cuando la comida es escasa. «Cuando violas estos recursos, también estás violando a las mujeres», dice Sostine Namanya, quien coordina una red ecofeminista en su papel para la Asociación Nacional de Ambientalistas Profesionales (NAPE).

NAPE, junto con la organización hermana, la Asociación Nacional para la Acción de las Mujeres en el Desarrollo, ha reunido a más de 5,000 mujeres de todo Uganda para exigir justicia de género y económica del gobierno y sus socios industriales. «Las mujeres se conocen, comparten experiencias y crean estrategias juntas», dice, reflexionando sobre cómo facilitan los intercambios entre grupos de mujeres en todo el país.

Siguen los pasos de las pioneras ecofeministas africanas como Wangari Maathai, quien en la década de 1970 fundó el Movimiento del Cinturón Verde , responsable de plantar más de 50 millones de árboles en Kenia y capacitar a decenas de miles de mujeres en prácticas como la silvicultura y la apicultura. .

En Kampala, el movimiento Fridays for Future de Uganda, inspirado en Greta Thunberg, tiene a las mujeres y niñas a la vanguardia. Y en el norte del país, las tradiciones feministas radicales desafían los intereses gubernamentales y corporativos. Aquí se sabe que las mujeres acholi se desnudan en público para invocar una maldición sobre sus enemigos; En 2017, esta táctica fue utilizada por mujeres líderes ancianas para oponerse a las 10.000 hectáreas (24.700 acres) de tierra que se estaban tomando para construir una instalación de procesamiento de azúcar en el distrito de Amuru. La policía respondió con violencia y, a pesar de estas protestas, el gobierno continuó con los desalojos de tierras.

Hablar públicamente contra el gobierno, o las industrias que respaldan, está lleno de riesgos en Uganda. «Pueden gastar gases lacrimógenos», dice Rukanyanga, y señala que la Ley de Gestión del Orden Público de 2013 hace que sea ilegal organizar reuniones públicas sin el consentimiento de la policía. “Entonces hacemos una manifestación pacífica. Escribimos pancartas y vamos con cartas a las autoridades ”, dice ella.

A principios de este año, las mujeres que viven en los alrededores de Bugoma Forest solicitaron al parlamento que se opusiera al arrendamiento a Hoima Sugar, mientras que los grupos de manejo forestal comunitario, cuya membresía es mayoritariamente femenina, patrullan el límite forestal e informan a la Autoridad Nacional Forestal si sospechan actividad ilegal.

Namanya reconoce que el clima político de Uganda limita las actividades del movimiento ecofeminista, y señala que varios miembros han sido agredidos físicamente o arrestados ilegalmente después de hablar públicamente sobre el acaparamiento de tierras.

Pero trabajar en silencio, desde la base, cambiar las actitudes y construir comunidades, también puede ser efectivo, dice Namanya. “El gobierno, incluso el presidente, siempre dice: ‘Ah, [puedes] dejar a las mujeres, no pueden cambiar nada, no son una amenaza’. Eso es algo que silenciosamente aprovechamos para organizar y resistir ”.

¿Quién se beneficia?

Con exenciones de impuestos y arrendamientos largos en tierras ofrecidas por el gobierno, Uganda se considera un destino atractivo para los inversores extranjeros en las industrias mineras y de plantaciones. En el caso de la caña de azúcar, la producción se ha cuadruplicado en las últimas dos décadas, y Uganda ahora exporta decenas de miles de toneladas cada año .

A cincuenta kilómetros (30 millas) al norte del bosque de Bugoma, se está construyendo una serie de pozos de petróleo a lo largo de la orilla del lago Albert. Desde 2006, se han descubierto reservas de petróleo crudo de miles de millones de barriles en la región, y se espera que el primer petróleo fluya en 2022, el Ministro de Obras y Transportes prevé una inversión de hasta $ 20 mil millones en los próximos tres años. Y a lo largo de la costa norte del lago Victoria desde 2003, BIDCO, un productor transnacional de jabón y aceite con sede en Kenia, ha talado miles de hectáreas de bosques y praderas para plantar palma aceitera.

Los funcionarios gubernamentales dicen que alentar estas industrias es vital para el crecimiento de la economía de Uganda y para la creación de empleo local, particularmente en las zonas rurales empobrecidas. El PIB per cápita de Uganda se encuentra entre los más bajos del mundo .

Pero una investigación realizada por el ecologista Global Witness en 2017 expuso «corrupción endémica y mala gestión» en el incipiente sector petrolero de Uganda , con intereses económicos locales y protección del medio ambiente perdiendo a favor de inversores internacionales y «funcionarios corruptos».

«Es el estado, son los peces gordos del gobierno, son los extranjeros los que se benefician», dice Namanya, señalando a otros países ricos en minerales en África subsahariana que han caído en la maldición de los recursos. “¿Cómo es que todavía son extremadamente pobres y hay una grave violación de los derechos? No será diferente para Uganda. Tenemos que encontrar mejores formas ”, dice ella.

Es preocupante para el movimiento ecofeminista la forma en que las industrias extractivas que operan en Uganda adquieren tierras; Los desalojos ilegales después de reclamos de tierras falsas, y la compensación inadecuada por los derechos de tierras son comunes. En la isla de Buvuma, elegida para la próxima fase del ambicioso proyecto de desarrollo de palma aceitera del gobierno, las tensiones entre el crecimiento económico, la justicia de género y la protección del medio ambiente son marcadas.

Estudio de caso: Isla Buvuma

“Al principio, cuando pasaba, la mayoría de las islas tenían bosques, pero a lo largo de los sitios de aterrizaje se podía ver madera esperando que se cruzaran los barcos. Luego, después de unos años, era carbón «, dice Jameson Muberwa, un asesor agrícola del gobierno que se mudó a Buvuma, una isla tropical a lo largo de la costa norte del lago Victoria, en 1995.» Ahora ya no se ven árboles traídos a lo largo del sitio de aterrizaje «.

Entre 1991 y 2014, la población de Buvuma aumentó cinco veces a 90,000 personas como tierra barata y la esperanza de trabajo alentó la inmigración masiva desde el continente. Gran parte del mosaico duradero de la isla de bosques indígenas, sabanas de hierba y humedales se convirtió rápidamente en tierra agrícola para los pequeños agricultores. Ahora, los cambios dramáticos están dividiendo el paisaje una vez más con el desarrollo inminente de una plantación de palma aceitera de 10,000 hectáreas en la isla, parte del Proyecto de Desarrollo de Aceite Vegetal del gobierno, en asociación con BIDCO.

«El proyecto de aceite de palma es un desarrollo bienvenido para la gente», dice Gladys Nalunkuma, oficial de recursos naturales del distrito de Buvuma. Ella observa cómo la disminución de las poblaciones de peces en el lago, las malas cosechas relacionadas con la reducción de las precipitaciones en los últimos años y el declive de las industrias de la madera y el carbón han sumido a muchos residentes en la pobreza. Un tercio de la tierra designada para la palma aceitera se ha destinado a unos 2.000 agricultores locales, que suministrarán fruta de palma a BIDCO.

Sin embargo, muchos de los residentes de Buvuma se preguntan si tienen algo que ganar con el proyecto.

«Para las personas locales que no fuimos a la escuela, estaríamos ganando muy poco», dice Shmirah Nansimbe, presidenta del Grupo de Mujeres de Plantación de Árboles de Bukigindi. A través de diálogos con mujeres en las cercanas Islas Ssesse, la ubicación de la plantación original de 10,000 hectáreas de BIDCO, que comenzó a operar en 2003, las ecofeministas comparten conocimientos sobre las realidades de la palma aceitera industrial.

Si bien el proyecto de las Islas Ssesse ha creado alrededor de 3.700 empleos, la mayoría de estos trabajos pagan menos que los salarios vigentes en el área, y a menudo con malas condiciones de trabajo. Como resultado, gran parte de la fuerza laboral son migrantes a la isla, mientras que las comunidades locales luchan por continuar pescando, cultivando y viviendo de productos forestales debido a la degradación ambiental. Con las tierras de los pequeños propietarios ahora ocupadas por la palma aceitera, los precios de los alimentos en la isla también han aumentado. A pesar de las preocupaciones de que estas condiciones se replicarán en Buvuma, algunos residentes han tenido pocas opciones sobre si venden sus tierras al gobierno.

«Cuando llegó BIDCO, no le enseñaron a la gente sobre los aspectos positivos y negativos», dice Mariam Nakatu, quien está liderando un caso legal contra el gobierno por 250 hogares desalojados de Buvuma. «Una mañana, solo se ve gente de BIDCO que viene con el presidente local, y dicen que el título de la tierra ya ha sido entregado [por el propietario]».

Ella describe cómo los agrimensores transferirían discretamente los derechos de tenencia y ocupación de grandes segmentos de tierra a sus asociados, por lo que solo recibirían una fracción de la compensación que les correspondía. Un informe publicado en 2019 por las ONG Tropenbos International y la Ecological Trends Alliance descubrió que la Comisión de Tierras de Uganda omitió los procesos durante la adquisición de tierras y creó arrendamientos a favor de BIDCO. Según el informe, «no se cumplió estrictamente el consentimiento libre e informado previo», mientras que un proceso turbio de valoración y compensación junto con la falta de representación legal condujo a «un gran número de residentes muy descontentos» en la isla.

Al poner a las mujeres en primer plano durante las negociaciones de tierras, el movimiento ecofeminista espera frenar la venta de tierras para las industrias extractivas. Las mujeres, dice Namanya, tienen una comprensión más profunda del valor de la tierra y los servicios naturales que brinda a las familias, por lo que, en primer lugar, están menos dispuestas a vender. «Nuestros maridos venden la tierra que estamos cultivando sin que nos demos cuenta, y cuando reciben el dinero se van y se casan con otras esposas», dice Benine Naluyima, del Ganyana Women’s Group, una cooperativa que fabrica estufas que ahorran carbón y replantan árboles. en la isla.

En busca de medios de vida alternativos y sostenibles en Buvuma, el Grupo de Mujeres de Plantación de Árboles de Bukigindi también ha replantado 18 hectáreas (45 acres) de tierra degradada, que una vez fue bosque tropical protegido, con especies indígenas como la caoba y la musizi. Nansimbe lleva al grupo a una ladera, señalando los cultivos que la comunidad está cultivando a la sombra protectora de los árboles jóvenes. Poco a poco, a medida que el bosque se espese, tendrán una fuente renovada de leña y otros productos forestales.

Sin embargo, el proceso de regeneración es lento y su trabajo se está volviendo más desafiante a medida que cambia el clima. «El sol brilla demasiado durante la estación seca ahora, y es difícil llevar agua a los árboles desde el lago», dice Nansimbe.

Teniendo en cuenta la fortaleza de la industria del aceite de palma y el apoyo del gobierno, otros están dispuestos a comprometerse. Betty Kabwaalu Nanyonjo, quien creció en las Islas Ssesse, visita regularmente Buvuma, comparte sus experiencias y aconseja a las mujeres que no vendan sus tierras. “La gente de afuera viene a comprar tu tierra. ¿Eso es desarrollo? ”, Pregunta ella. Sin embargo, Nanyonjo alienta a las mujeres a «involucrarse» en el cultivo de la palma aceitera. «Deje que la gente cultive la palma de aceite y los inversores compren el aceite», dice ella. «Aceptas el proyecto, porque te guste o no, el proyecto despegará».

 

Fuente:https://news.mongabay.com/2019/10/ugandas-eco-feminists-are-taking-on-mining-and-plantation-industries/?fbclid=IwAR044VM8NCm9rq2c8cQjgPiW2rJWIBvg90gRHny_qulkrF0kA2JUotwjRK0