“Escuché toda la propuesta. Hasta que no aguanté más y pedí la palabra: les dije que estaba en contra de la represión, de esta forma de diálogo unilateral y en contra de la megaminería. Y que GanGan, el pueblito donde yo vivía, iba a desaparecer”: el padre Antonio Sánchez Lara es misionero salesiano y desde hace cinco años vive en la meseta, trabajando junto a religiosos y voluntarios por el desarrollo humano de los jóvenes de esa zona.
Ese día estuvo presente junto a otros grupos que se manifestaron en contra de la megaminería. “Estuve defendiendo la paz, porque había ciento cincuenta efectivos policiales que comenzaron a empujar a los manifestantes —comenta—.De los que tenían permiso para entrar, solamente me dejaron pasar a mí”.
A la gente de la meseta le prometen que van a tener trabajo y dinero. Se han dedicado a ser benefactores, a comprar voluntades. Si había un problema en el hospital, ellos llevaban la plata. Si había un problema en alguna familia, el gobierno les decía “vayan a la minera”. Si había una fiesta popular, ellos estaban.
Esta zona no es el tercer mundo: es el cuarto o el quinto.
“El derecho sobre pueblos originarios dice que tiene que una consulta previa a las comunidades nativas, y eso no ha sucedido”.
Por otra parte, están diciendo que quieren traer a cinco mil personas a trabajar, de golpe, a un pueblito de novecientas. Ese lugar pierde absolutamente su identidad, su cultura. Va a ser una especie de “Lejano Oeste”, donde el que manda no va a ser el Estado, sino las empresas mineras.
Y por último, uno de los elementos por el que nosotros levantamos la voz, es por las comunidades aborígenes.Son nueve que están alrededor de este proyecto. Tanto el convenio 169 de la Organización Mundial del Trabajo como el derecho internacional sobre los pueblos originarios dice que lo primero que tiene que haber en este tipo de emprendimientos es una consulta previa a las comunidades nativas, y eso no ha sucedido.
Para mí es lo más grande que he podido vivir. Yo me siento más sacerdote cuando me duele la espalda que cuando me duelen las rodillas, porque estoy trabajando con ellos. Quizás otros tienen otras experiencias, pero yo no puedo. Por lo menos hasta que me dé el cuero.
Una lucha que viene de lejos
En 2002, la empresa Meridian Gold se presentó frente a los vecinos de Esquel, en el oeste de Chubut, con un proyecto que prometía empleo y desarrollo a través de la extracción de oro. Para lograr ese cometido, necesitaría utilizar enormes volúmenes de agua y cianuro.
A fines de 2002, los habitantes se organizaron en asamblea. La acción más significativa fue la convocatoria a plebiscito aprobada por el Consejo Deliberante en 2003, donde el 82% votó en contra de la minería. Ese mismo año se aprobó la ley provincial N° 5001, que prohíbe la actividad minera a cielo abierto y el uso de cianuro.Fuente:glesiasymineria.org/2018/06/18/megamineria-en-chubut-prometen-empleo-pero-traen-saqueo/