Hace unos días nos sorprendió leer[1] que la Comunidad de Naranjos manifiesta su rechazo a la renovación del convenio de usufructo con la minera Exploraciones Águila Dorada SAC. Por un momento nos sentimos optimistas respecto a una solución pacífica del conflicto que sostienen con su Comunidad hermana de Supayacu, que tanto Fedepaz como otras instituciones vienen siguiendo y denunciando desde hace varios años. Sin embargo, la sorpresa pronto se convirtió en duda al repasar eventos que se vienen suscitando en Supayacu, comunidad con la que trabajamos.
En nuestras últimas visitas a Supayacu, hemos podido sentir la gran tensión, miedo y extrema preocupación que viven sus pobladores debido a la eventual renovación del referido convenio de exploración, que ha caducado en este mes de abril y que, por lo que sabemos, ya se han dado nuevas negociaciones en Naranjos para su renovación. Varias familias de Naranjos que rechazan esta situación se han visto forzadas a desplazarse hacia Supayacu o alrededores, para poner a mejor recaudo su seguridad y bienestar. Aunque esto es relativo pues, dichas actividades exploratorias autorizadas por el MINEM[2], ya han generado contaminación en las aguas del Río Chirinos que abastece a ambas comunidades, hecho denunciado y probado[3].