La población de Espinar sigue esperando respuestas y hasta ahora nada. Solo un dato de la realidad: el próximo mes mayo se cumplirán cinco años del último estallido social -ocurrido en 2012- y pese al tiempo transcurrido nada significativo ha pasado; la agenda que originó el paro y la movilización, sigue sin ser atendida.
El malestar sigue creciendo en esta provincia cusqueña. A inicios del pasado mes de septiembre, las organizaciones sociales de Espinar dieron un plazo de 30 días a las autoridades nacionales para que se pronuncien sobre el conflicto y presenten una agenda de trabajo que permita avances concretos en relación a los temas de salud, la contaminación ambiental y las demandas de desarrollo.