Honduras

Sobreviviente de asesinato de Berta Cáceres denuncia persecución en Honduras

 — El sociólogo ecologista mexicano Gustavo Castro Soto, que sobrevivió herido al asesinato de la ambientalista Berta Cáceres en 2016, en Honduras, dijo a Sputnik que las autoridades de ese país trataron de inculparlo y que la constructora de una represa es culpable del crimen.

“Cuando deciden asesinar a Berta, estábamos en su casa, entraron para matarnos, nos dejaron heridos, yo sin mayor peligro, pero ella quedó herida de muerte, cuando acudí en su auxilio estaba falleciendo”, recuerda el exjesuita que forjó su carrera entre las comunidades indígenas mexicanas de Chiapas en los años 1990.

Esa asesoría se realizaba entre “intentos anteriores de asesinato, otras ejecuciones y amenazas de muerte de parte del personal de la empresa” Desarrollos Energéticos S.A. (DESA), que una investigación independiente señaló la semana pasada como responsable de orquestar el atentado, junto con agentes del Estado y sicarios.

¿Quién asesinó a la líder social Berta Cáceres?

Castro dormía en otra habitación donde su colega fue asesinada a balazos y él sufrió un rozón de bala en la cabeza.A partir de entonces “hubo un proceso para inventar testigos, pruebas falsas, violaciones del código penal por parte de la fiscalía y culpar a alguien de la organización” fundada en 1993 por Cáceres, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).

“Cuando no pudieron inventar pruebas para culpar a gente de su organización, intentaron culparme a mí: me secuestran el aeropuerto, no me dejaron salir del país por 30 días, mientras buscaban la forma de inventarme pruebas”, prosigue el testimonio del testigo, que permaneció refugiado en la embajada de México en Tegucigalpa.

El autor de “La mina nos extermina” y “Las aguas negras de la Coca Cola”, recuerda —desde un lugar que prefiere no mencionar-, que las autoridades judiciales y del gobierno hondureño “no tenían otra opción ante la presión internacional, que meter a la cárcel a ocho personas”.Así los reveló el independiente Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE), integrado por juristas de EEUU, Guatemala y Colombia.

Castro Soto ratificó la versión de que “la empresa pagó a un militar y este se apoyó en un exmilitar, que contrató al grupo de sicarios vinculados el ejército”.

El sobreviviente afirma que “el octavo fue un personaje que agarraron en México, en febrero de este año, que fue el que me disparó a mí”.

Una conclusión fundamental, señala el ecologista, es que “es que los asesinos no actuaron solos, y que hay autores intelectuales libres”.

Caminos rebeldes de latinoamerica

Castro Soto se forjó como voluntario durante cinco años en los campamentos de refugiados que huyeron a sur de México en los años 1980 durante la guerras civiles de Centroamérica.

Años después, la agenda política la marcaban los indígenas zapatistas desde Chiapas, cuando conoció al encapuchado rebelde “Subcomandante Marcos”.El activista trabajaba entonces con la Comisión Nacional de Intermediación, que presidió el fallecido Samuel Ruiz García, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, que fue intermediario entre el gobierno y la guerrilla del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

“He hablado poco esto: había una relación con Berta desde el año 1999 en el marco de un encuentro que hicimos  en Chiapas, a la Convergencia de los Pueblos de las Américas”, recuerda Castro Soto.

A principios del siglo XXI “hubo impulso muy fuerte de los movimientos de resistencia, y a partir del año 2000 comenzamos un proceso en el que confluimos redes de organizaciones campesinas, indígenas y sociales de toda América Latina”.

Al calor de aquel movimiento, que se definió como “anticapitalista”, los activistas trazaron una agenda de prioridades “contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la militarización, el despojo de territorios indígenas, el patriarcado y  el ataque a la biodiversidad de los transgénicos”.Castro Soto y Cáceres fueron protagonista de la llamada Batalla en Seattle contra la Organización Mundial de Comercio, participaron en el Foro Social Mundial, en la lucha contra la Alianza de Libre Comercio de las Américas y muchas campañas más de los movimientos sociales latinoamericanos.

En el momento del despliegue de la sociedad a escala mundial, “convocamos a un movimiento contra el Plan Puebla-Panamá” del año 2001.

Viajaron juntos en una gira de charlas por EEUU y Canadá, en vísperas de un encuentro de los gobiernos para negociar el ALCA y Canadá.

Años más tarde acordaron que Honduras fuera sede del Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Minero 2011 (M4), dice el fundador y dirigente de la organización indígena de Chiapas “Otros Mundos”.En el primer Encuentro Hemisférico contra la Militarización que se celebró en Chiapas, decidieron que el siguiente encuentro lo harían en La Esperanza, Honduras, con el COPINH y Berta como anfitriona.

“Nos tocó marchar en las movilizaciones entre gases lacrimógenos y chorros de agua para dispersarlas, allí Berta era muy enjundiosa y valiente, no se rendía, nos impulsaba a seguir y volver contra los antimotines”, prosigue el testimonio.

Castro Soto ha tenido que salir de México por un tiempo, a la espera de que el proceso culmine, y regresar desde su autoexilio.

El proceso judicial continúa “en medio de muchos bloqueos del gobierno hondureño, para evitar el esclarecimiento” del crimen.“Esperamos que se haga justicia, que se castigue a los autores intelectuales, que no haya impunidad, es una lucha que vamos a llevar a cabo”, promete.

Denuncia que “mucha gente de la región es perseguida y criminalizada por defender los derechos al agua, a la alimentación y a la vida”.

A medida que la movilización avanza, la represión aumenta y los feminicidios son muchos, “porque las mujeres están a la cabeza de este movimiento continental”.

Finalmente expresa una paradoja: “a mayor violencia y represión, hay mayor resistencia y esperanza”, puntualizó.

Fuente:http://www.remamx.org/2017/11/sobreviviente-de-asesinato-de-berta-caceres-denuncia-persecucion-en-honduras/

Honduras

Comunicado COPA ante amenazas de muerte al Pastor Erlin Henrriquez

COMUNICADO ANTE AMENAZAS DE MUERTE

A la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH;
A la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de Naciones Unidas en Honduras;
A las organizaciones de derechos humanos;
A las organizaciones sociales y populares;
Al mecanismo de protección;
Al pueblo hondureño:

El pastor Erlin Henrriquez es un hombre que está promoviendo el amor de Dios, la vida y la justicia en todas las comunidades donde ha vivido y ejercido su labor de evangelización por lo tanto es muy querido por la comunidad de la Abisinia en Tocoa, Colón.

El pastor ha expresado su preocupación por la explotación de minería, pero no es quien ha decidido rechazar la explotación de minería si no las comunidades del sector Abisinia en asamblea y los patronatos están respondiendo a la decisión de las comunidades.

Expresamos que en asamblea realizada por las comunidades el domingo 15 de octubre decidieron rechazar la explotación de minería porque atenta contra la vida de las comunidades y ambientalmente sería una destrucción grande con fuertes consecuencias para todo el municipio de Tocoa, Colón.

Producto de esa decisión el Pastor Erlin Henrriquez ha denunciado que han recibido una llamada diciéndole que está en la lista de ser eliminado como si la decisión de rechazar la minería dependiera de él como lo expresa en el llamado urgente.

Condenamos esta práctica de amenazar y ejecutar acciones contra la vida de personas que se preocupan por el bienestar de las comunidades y decidir eliminar como si fueran dueños de todo. Pedimos una investigación de las personas que están amenazando con esa expresión que están en la lista para ser eliminados y se castigue de inmediato para evitar pérdida de valiosas vidas de hondureños y hondureñas.

Pedimos al mecanismo de protección actuar de inmediato para garantizar la vida de éstos compañeros y hermanos que están en riesgo por una opinión sobre estos temas que destruyen la vida y provocan conflicto y enfermedades.

Al gobierno de Juan Orlando Hernández no entregar concesiones mineras, hidroeléctricas si los municipios y comunidades no están de acuerdo porque traerá muerte, división y despojo de las comunidades.

Responsabilizamos años gobierno de Juan Orlando Hernández, a políticos de Toco, Colón por cualquier atentado contra la vida o asesinato del pastor Erlin Henrriquez o Eugenio Esquivel ya que por sus opiniones los han amenazado de estar en la lista de ser eliminados.

Coordinadora de Organizaciones Populares del Aguan

FUENTE: http://movimientom4.org/2017/10/comunicado-copa-ante-amenazas-de-muerte-al-pastor-erlin-henrrique

 

Honduras

POR EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN Y LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

Las organizaciones sociales comunitarias, campesinas, indígenas, ambientales y de Derechos Humanos de diverso tipo que hoy nos manifestamos en las calles de Tegucigalpa, exigimos la realización de nuestro Derecho a la Alimentación y demandamos que el Estado de Honduras agilice la ruta para el logro de nuestra Soberanía Alimentaria.

El derecho a la alimentación está reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 como parte del derecho a un nivel de vida adecuado y está consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales desde 1966, su Protocolo Facultativo ha sido aprobado por el Estado de Honduras y publicado en el diario oficial la gaceta el pasado 4 de agosto de 2017.

Estos pactos y protocolos manifiestan que todos los seres humanos, independientemente de su raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otro orden, tienen derecho a la alimentación adecuada y a vivir libres del hambre.
Por lo anteriormente expuesto la Coalición Nacional de Redes y Organizaciones Ambientales (CONROA) y demás organizaciones sociales que velamos por el cumplimiento del Derecho a la Alimentación y el respeto de los Derechos Humanos en Honduras nos manifestamos de la siguiente manera:

DENUNCIAMOS:
Que hoy más que nunca el pueblo hondureño sufre una inmensa vulnerabilidad alimentaria, esta situación se agrava por la falta de ingresos permanentes en los hogares y por el desempleo y subempleo que golpea duramente a casi dos millones de personas de las denominadas económicamente activas.

Que más de 5 millones de hondureños no encuentran la manera de alimentarse con seguridad, pues sus ingresos diarios no alcanzan para satisfacer ni siquiera la mitad de canasta básica de alimentos.

La política extractiva que impulsa el gobierno de la república por medio de la secretaría del ambiente y otros órganos del Estado ha otorgado inconsultamente concesiones y licenciamiento ambiental a empresas mineras metálicas y no metálicas violentando el derecho que tienen los pueblos a ser consultados y a decidir su propio desarrollo.
El otorgamiento de licencias ambientales que dan lugar a concesionamientos de proyectos hidroeléctricos en zonas productoras de agua, áreas protegidas que garantizan el derecho humano al agua de las poblaciones y por ende su derecho a la alimentación.

La vigencia de la ley de Obtentores Vegetales aprobada en el 2012, que privatiza el uso y propiedad de las semillas para controlar la producción nacional e internacional de alimentos agrícolas.
La existencia de un proyecto de ley de semillas, impulsado por el Estado de Honduras, en contubernio con la FAO y el PMA, mismo que también pretende privatizar y criminalizar el uso y tránsito de las semillas criollas por parte de los campesinos e indígenas que son los que han mantenido y cuidado de las mismas ancestralmente.

El Uso expansivo de tierras para monocultivos orientados a la producción de agrocombustibles, en un país que carece de tierras para la producción de alimentos para los seres humanos. Es decir que se privilegia los negocios de los ricos de Honduras por sobre las necesidades de alimentación de los pobres. La concesión de territorios que ancestralmente han sido ocupados por poblaciones hondureñas, campesinas, indígenas y mestizas, para efectos de saciar la voracidad insaciable de los acumuladores de capital, amparados en una ley de turismo que principalmente beneficiará a los ricos de este y país y de otras latitudes.

La persecución, criminalización, denigración, encarcelamiento y asesinato de las y los defensores de derechos humanos, especialmente aquellos que luchan por la defensa de los territorios y demás bienes naturales.
La denigración de que están siendo objeto nuestras organizaciones, nacionales e internacionales, por el simple hecho cruzarnos en los intereses de los ricos cuando intentamos defender las poblaciones empobrecidas y sus territorios.

EXIGIMOS:
1. El cese de concesiones territoriales para minería metálica, incluyendo las explotaciones de óxido de hierro.

2. El Cese de concesiones hidroeléctricas, especialmente cuando estas afectan las áreas protegidas y fuentes de agua de las comunidades.

3. La investigación urgente de la situación patrimonial de los funcionarios de Estado involucrados en los concesionamientos, especialmente de MI AMBIENTE e INHGEOMIN.

4. Que el ministerio público investigue de oficio a todos los empresarios y funcionarios de Estado que están involucrados en el caso de DESA, lo cual ocasionó el asesinato de Berta Cáceres.

5. Que se derogue La Ley de Escuchas, el articulado del Código Penal y demás leyes que criminaliza la protesta social.

6. Que se derogue la Ley de Obtentores Vegetales y que se detenga la discusión de la ley de Semillas y la Ley de la Consulta Previa Libre e Informada hasta que exista suficiente participación de los propios sujetos interesados, campesinos e indígenas.

7. Que no se utilice el territorio nacional para la producción de agrocombustibles, antes bien que estas tierras sean sujetas de reforma agraria.

8. Que se derogue la Ley de Turismo y que sea consultada debidamente con los pueblos que están siendo afectados.

9. Que se publique de inmediato en el diario oficial la Gaceta el reciente fallo, de junio de 2017, de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia con respecto a la inconstitucionalidad de 7 artículos de la Ley General de Minería, entre ellos la prohibición del método de explotación de minería a cielo abierto y el referido a la forma de consulta a las poblaciones.

10. Que cese el otorgamiento de concesiones y licencia ambientales a favor de empresarios camaricultores y de otro tipo que ponen en riesgo la alimentación de los pescadores artesanales del Golfo de Fonseca.

Tegucigalpa M.D.C. 19 de octubre de 2017

Asociación Nacional para el Fomento de la Agricultura Ecológica (ANAFAE)
Movimiento Madre Tierra (MT)
Comités de Defensa de la Naturaleza (CDN)
Conferencia de Religiosos y Religiosas de Honduras (CONFEREH)
Instituto de Derecho Ambiental de Honduras (IDAMOH)
Movimiento Indígena Independiente Lenca de La Paz (MILPAH)
Red Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería en Honduras (RENACAMIH)
Asociación de Pescadores Artesanales del Golfo de Fonseca (APAGOLF)
Centro Hondureño de Promoción para el Desarrollo Comunitario (CEHPRODEC)
Comité Ambientalista del Noreste de Comayagua (CAMNECO)
Central Nacional de Trabajadores del Campo, La Paz (CNTC)
Comité Ciudadano para la Protección del Medio Ambiente, La Unión (CAMNECO)
Empresa Asociativa Campesina, Unión y Fuerza, Suntule, (EACPUYF)
Fundación Parque Nacional Pico Bonito (FUPNAPIB)
Familia Franciscana (JPIC)
Comité para la Defensa de la Fauna y Flora del Golfo de Fonseca (CODEFFAGOLF)
Red de Desarrollo Sostenible (RDS-HN)
Fian Honduras (FIAN)
Juntas de Agua de San Francisco, Atlántida
Juntas de Agua de El Porvenir, Atlántida
Comité Ambientalista del Valle de Siria (CAVS)

Honduras

El valle de la desesperanza

La lluvia ácida no es una leyenda, lo saben los habitantes de El valle de Siria, ubicado a unos 120 kilómetros de Tegucigalpa. Las comunidades de Cedros, El Porvenir, y San Ignacio –tres municipios en la parte más oriental del departamento de Francisco Morazán– fueron afectadas por la minería de cielo abierto. Una variante del modelo extractivista. Contaminadas las aguas de sus ríos la lluvia en algún momento tenía que caer cual profecía bíblica. El derrumbe moral aquí es inminente ante la voracidad de los resultados de un modelo que ha heredado generaciones enfermas y empobrecidas. Aquella idea del desarrollo económico y la bondad de las empresas mineras es una que se desmitifica con la misma facilidad con la que cae una línea hecha con piezas de dominó.

Aquí vive Cristi, ella tiene dieciocho meses. No sabe que está enferma, no sabe que el cabello se le cae, no tiene la más mínima conciencia que un futuro lleno de incertidumbre le espera. Aneli, es madre de Cristi. Con dieciocho años, a ella también se le cae el cabello, sus problemas de salud comenzaron desde su nacimiento. Las dos nacieron enfermas, nacieron con la marca de la minería en sus cuerpos, una marca que llegó al valle a principios del 2000 y se instaló en las aguas de los ríos: las fuentes de agua que las comunidades del valle usaron siempre. Se abastecieron de estos ríos muchos años antes de la llegada de la minera, los usaron durante los ocho años de explotación de la Mina San Martín, y los siguen usando tras siete años de haber declarado el cierre de la mina, un cierre que para muchas organizaciones de derechos humanos –como OXFAM, El Centro Hondureño de Promoción del Desarrollo Comunitario (CEHPRODEC) y el Instituto de Derecho Ambiental de Honduras– y para las mismas comunidades, está lleno de irregularidades.

En 2002, la empresa «Minerales Entre Mares de Honduras» extrajo 129,435 onzas de oro, lo que significó remover un aproximado de 2.5 millones de toneladas de tierra, solamente en esos doce meses. Esto habría que multiplicarlo por los 8 años de su operación. Tomando en cuenta que la cotización de una onza de oro en 2002 fue de 310 dólares -actualmente supera los 1,200-, se calcula para la compañía un ingreso ese año de 40.1 millones de dólares, producidos por una planilla que no superaba los 200 empleados.

Según la Ley de Minería vigente en Honduras, las empresas mineras solo pagan un 6% del total exportado en impuestos anualmente, una cantidad que no logra resarcir los daños ambientales que deja esta actividad.

 

La empresa minera Entremares subsidiaria de la trasnacional Goldcorp que también tiene proyectos en México, Guatemala, Argentina, República Dominicana, Canadá y Estados Unidos  explotó durante ocho años un total de catorce mil cien hectáreas en la zona de El Valle de Siria, y aunque la empresa declaró el cierre de la Mina San Martín para 2008, tiene aprobadas otras concesiones en estado de explotación por un total de cuatro mil cuatrocientas hectáreas en los municipios de Mapulaca, Lempira (1700), Distrito Central, Francisco Morazán (1400), y Marcovia, Choluteca (1300), datos que revela el Observatorio de Bienes Naturales y Derechos Humanos.

 

–¿La has llevado al médico?

–No. –Y vuelve a quedarse callada. Aneli no dice mucho, apenas da respuestas monosilábicas. Dice «no» y vuelve al ensimismamiento –quizá provocado por la cámara, quizá provocado por tener que contestarle a un extraño– y la mirada tierna clavada en el rostro de su hija.

Oneida, madre de Aneli, abuela de Cristi, podría estar enferma también. No lo dice, no hay necesidad. Sus hijos nacieron enfermos porque ella consumió agua que resultaría contaminada con metales pesados. Ella se ve más interesada por saber los vínculos familiares. Si mi apellido es originario de dónde, y que en El Pedernal –su aldea– también hay Cálix. Hace que se esconde de mis preguntas y de la cámara. No hago mayor intento. Sé que he invadido la frágil cotidianidad en la que transcurren los días para ella y su familia.

Las mujeres en El Valle de Siria fueron siempre invisibles. Ellas no figuraron nunca en los cuadros estadísticos de nada. De nada, excepto quizá en los censos electorales. Las mujeres como Oneida, y como Aneli, han estado relegadas a los roles eternos: cuidar de la infancia, los quehaceres domésticos, ser esposas abnegadas que con dedicación cuidan de sus maridos. Ellos, sus maridos, sus hijos, los campesinos convertidos en obreros con la llegada de la minera, serían la base fundamental de una empresa que haría de sus comunidades un territorio habitado por la desolación.

En San Ignacio pasó exactamente lo mismo. Otras mujeres dirán lo mismo. Que lo único que se multiplicó en sus vidas fueron los cuadros clínicos severos. En San Ignacio se ha documentado el caso de cinco mujeres afectadas por la contaminación Algunas de ellas vinculadas en labores de aseo y cocina con la empresa, otras dedicadas a sus roles en sus hogares. Cinco mujeres a quienes se les tuvo que someter a operaciones en donde se les extrajo la matriz. Era eso o morir.

–¿Qué le dijeron?

–Nada. A mí sólo me la sacaron.

Sulay tiene 52 años. Es dueña de una mirada profunda y una sonrisa esquiva. Ella es una de las cinco. Su cuerpo se contaminó con plomo, arsénico y talio –me dice– porque ella lava la ropa de su esposo quien antes trabajaba en la mina. Miguel, su esposo, llega montado a caballo, es un día bueno, ha logrado montar a «Payaso» –un caballo blanco cruce de caballo español y yegua peruana– después que estuvo cuatro meses sin poder hacerlo debido a un problema en su columna. «Payaso» baila, lo sigue a donde va, se hace el dormido. El caballo parece disfrutar tanto como Miguel esa relación que yo veo de lejos, que no entiendo

Miguel es uno de treinta cinco ex trabajadores de la minera que se asociaron en el año 2009, luego de que la Mina San Martín cerró operaciones. Se asociaron para pedir una indemnización al Estado hondureño que la empresa no les dio por sus problemas de salud. Ahora padecen de enfermedades que han deteriorado sus cuerpos por haber estado expuestos a la contaminación en el proceso de extracción del oro y la plata. Columnas con discos dislocados o con artritis, y distintos tipos de cáncer, son parte del cuadro clínico general que los ex mineros narran. Otros han muerto ya, dicen. Los casos de mujeres que sufrieron aborto producto de la contaminación –calculan los mismos ex empleados de la mina y sus compañeras– implican una cifra difícil de calcular. Ellos y ellas dicen que fueron atendidos en el Instituto Hondureño de Seguridad Social, que allí les perdieron los expedientes, que fueron atendidos en Clínicas Viera, donde sus expedientes eran modificados para hacerlos pasar como personas que estaban bien de salud. Otros análisis les fueron hechos por un científico italiano del que me hablan pero no me muestran ningún resultado médico como si bastara con empeñar la palabra en un país donde sólo creemos lo que vemos, y lo que vemos es el hondo abismo.

Miguel fue operario de maquinaria pesada, de volquetas y retroexcavadoras, de ésas grandes como las que salen en las revistas, en los programas de NatGeo y en internet. Y me muestra uno de sus compañeros una foto en su celular buscada en google. Se ríen, y no se entiende bien porqué se ríen. Que no saben pero de alguna forma aprendieron el oficio de ser mineros. Aquello les gustaba. Aquello les daba sueños. Aquello les daba la esperanza de sacar de la pobreza a sus familias. Rolando se guarda el celular en el que me ha mostrado la foto de la volqueta. Me dice que lo que le sucede a él es casi lo mismo, que su columna se ha debilitado con el paso del tiempo, que a sus cuarenta y siete años tiene días en los que su cuerpo no responde, que le toca quedarse en cama.

–La presión la ando siempre a punto de darme un paro cardiaco. –E inhala de su cigarrillo, y contesta una llamada que lo aleja de la conversación.

Marilú, es esposa de Rolando y también está enferma. A ella le da dolores de cabeza, y le duele la espalda. Sus hijas padecen enfermedades respiratorias –cuenta– que no se pueden curar. Dicen que son enfermedades de las que los médicos no explican mucho, nada en realidad.

En la comunidad de San José de Palo Ralo, a pocos kilómetros del casco urbano de San Ignacio –aunque utilizar el concepto de urbanidad sea más un eufemismo para describir un par de calles pavimentadas– viven dos mujeres, dos hermanas, Maritza de veintiocho años y María de cuarenta y uno. Las dos son madres solteras. Las dos consumieron durante sus embarazos agua contaminada que sacaban de un pozo que la minera bajo autorización de la Secretaría de Recursos Naturales les hizo en la propiedad donde vive toda su familia, una familia extendida, llena de mujeres y niños pequeños. De hombres mayores. Algunos jóvenes, pero la mayoría han decidido apostarle por el sueño americano, y ya se han ido, hace años que comenzaron a irse.

Maritza y María son madres de niños que nacieron enfermos. A Jeferson, hijo de Maritza, le aquejan las enfermedades respiratorias. A Antony, hijo de María, lo que le sucede es un problema de crecimiento, problemas al hablar –poco le entiendo pero en su balbuceo su madre se pierde como quien se pierde en un laberinto y no sale más–, también nació con malformaciones físicas que le impedirán caminar, aunque María tiene la esperanza que con una operación se solucione.

Antony y Jeferson –los dos de seis años– dejaron de ir al médico. Perdieron la rutina de sus citas médicas porque sus madres no pudieron más con la carga económica que implicaba viajar desde su comunidad –una pequeña aldea de San Ignacio– a Tegucigalpa. Maritza no podía seguir costeando los mil doscientos lempiras ($50) de movilización para que su hijo fuera atendido en el Hospital Escuela.

–Para nosotros el valle es la vida, para algunas organizaciones es venir, sacar algunas fotos, porque eso significa la posibilidad de justificar presupuestos. La gente está cansada. –Me dice alguien, y me dice que puedo decir lo que me ha contado, pero que no use su nombre. Se lo prometo, que no lo haré. Pero entiendo en su mirada que es poco lo que me cree.

Las mujeres en El Valle de Siria fueron siempre invisibles. Ellas no figuraron nunca en los cuadros estadísticos de nada. La minera sólo contrató a unas pocas para atender los quehaceres domésticos de los ejecutivos extranjeros de la empresa. Para lavarles la ropa. Para que les cocinaran. Para que mantuvieran siempre limpia la casa hospedaje que ahora ha sido convertida en el Centro Turístico San Martín, donde la noche cuesta cuarenta y cinco dólares, y no se le permite a ningún huésped, por ninguna razón, que lleven aparatos fotográficos y de video.

–Sacar fotos está prohibido.

–¿Y entonces qué tiene de divertido?

–No lo sé. Pero no te dejarán sacar fotos.

En algún momento, porque nadie recuerda bien las fechas en una historia común que tiene mayores implicaciones que la percepción temporal, el Comité Ambientalista de El Valle de Siria denunció la contaminación de las aguas en los ríos que atraviesan el valle justificando la denuncia en estudios que se hicieron a las aguas. En 2009, la Agencia Católica de Ayuda para Inglaterra y Gales (CAFOD, por sus siglas en inglés) realizó dos investigaciones que estuvieron a cargo del Dr. Adam Jarvis y el Dr. Jaime Amazega de la Universidad de Newcastle, sobre los niveles de acidez del agua en los afluentes de la zona del valle, los estudios revelaron que el agua alcanzó un pH entre 2,5 y 3, y altos niveles de cadmio, cobre y hierro, estos resultados serían recogidos en el documento «Ficha de Registro Impactos Negativos de la minería Centroamérica: San Martín» publicado por CEICOM. La empresa –dicen los ambientalistas– respondió con el montaje de criaderos de tilapia. Que las aguas no estaban contaminadas, dijeron. Pero contrataron después maquinaria de la municipalidad de San Ignacio para que les hiciera el favor de enterrar los peces. Que nada quedara de ellos.

La economía del valle antes de la minera era eminentemente agrícola. Pero el ganado comenzó a morirse. El maíz dejó de darse. Y ahora lo que siembran es caña para pastizal de la ganadería. Lo que se ve a través de los largos caminos de tierra que comunican las comunidades del valle son animales famélicos. Acomodados en grandes extensiones de tierra infértil donde a la maleza le cuesta crecer. El imponente paredón vacío que la minera provocó en una de sus montañas. Ríos cuyas aguas son sospechosas de arrastrar oro, pero también los metales que han enfermado la vida de las comunidades.

En los postes del incipiente servicio de energía eléctrica ondean las banderas de los partidos políticos que ahora mismo se encuentran en franca carrera electoral. Los rostros sonrientes de los candidatos con las mismas promesas que han sido incapaces de cumplir desde hace más de veinte años. Un puente –o más bien, la idea de uno– destruido por las crecida salvaje del río sobre el que está, y cuyo costo oficial aproximado rondó la temeraria cifra de los seis millones de lempiras. Casas pequeñas de adobe y repelladas con cal donde viven familias numerosas, anónimas, que se resisten a la idea de morir o de irse, porque todo lo que conocen es la vida del valle, aunque el valle ya no tenga mucho que ofrecerles a sus habitantes.

–La juventud está perdida. Sólo saben de beber y drogarse. –Me dice el conductor de la mototaxi en la que me transporto.

–¿Qué drogas?

–Marihuana, coca…

–¿Y dónde la consiguen?

–Ahora esto es un corredor para la droga. Y los que no se drogan se van para los Estados Unidos.

–Pero los chicos tienen opciones, hacen deporte, juegan fútbol, ¿y las chicas?

–Embarazarse, cuidar de la casa, beber y drogarse. Aquí hay niñas de trece años embarazadas.

Tiene treinta y dos años, y ha estado seis veces en los Estados Unidos, ya lleva varios años conduciendo una mototaxi para alimentar a su familia. Tiene tres hijos, con distintas mujeres me dice. Que el primero lo engendró cuando tenía trece y que entonces no estaba preparado, no supo que hacer. Ahora está pensando en volver a intentarlo en el norte. No hay trabajo. No hay salud. Y como suele venir en este paquete de infortunios, las posibilidades educativas son escasas.

Alguien que conoce bien los problemas educativos del valle es la profesora Jesús. Ejerce el oficio desde 1987. Es maestra de veintiún niños y niñas del primer grado en la Escuela José Trinidad Cabañas. El centro educativo tiene una población estudiantil aproximada de 350 niños y niñas de la comunidad de El Pedernal en el municipio de El Porvenir.

La Profesora Jesús tiene cincuenta y tres años, y padece de problemas dermatológicos desde 2009. Año en el que la minera dicen que cerró operaciones. Pero ya no se trata más la alergia y laceraciones que se le acrecientan en la temporada de calor. Una temporada que ya no saben en qué época del año es, porque el clima ha cambiado drásticamente en la zona del valle. Ella y sus alumnos están enfermos. Lo sabe. Pero también sabe que es poco lo que se puede hacer ya. Y aunque su mirada es clara, atraviesa sus ojos vidriosos para decir cosas que apenas entiendo. Acaso la tristeza de saberse una comunidad con pocas posibilidades.

El reto actual de las comunidades del valle es evitar un mayor avance del modelo extractivista que amenaza las únicas fuentes de agua que quedan sin contaminar: sus aguas termales. Ocho mil hectáreas del valle han sido concesionadas por cincuenta años a la empresa «12 tribus» y cuya concesionaria es Ormat Technologies  de origen israelita para la instalación de una empresa generadora de energía térmica. Que judíos lleguen al Valle de Siria hasta parece una broma de mal gusto, o una paradoja de lo mal que están pasando algunas cosas en el mundo.

Luego de ir al valle una verdad de la que me doy cuenta es que estas personas me han dado mucho contándome sus historias, y yo no les he dejado nada, apenas este texto que se publica en formato digital. Así que las posibilidades que lo lean son escasas. Pero si existe una verdad que pesa más que todo el oro y la plata de las montañas que rodean el valle es que el resarcimiento moral que el Estado hondureño tiene en comunidades como las de El Valle de Siria es enorme, quizá impagable. Aquí donde la consigna de «vida mejor» es una caja vacía.

Fuente:https://www.contracorriente.red/2017/10/05/el-valle-de-la-esperanza/

Honduras

Denuncian muerte de peces por contaminación en río de Copán

COPÁN, HONDURAS. Días atrás, circuló la información de que una considerable cantidad de peces han muerto en el Río Lara, de la Aldea Azacualpa, jurisdicción de La Unión y occidente del país.

Ante ello, muchos habitantes han solicitado a los organismos competentes investigar la causa de muerte de estos peces en un río que está muy cerca de donde tiene operaciones la empresa minera Aura Minerals de capital canadiense, subsidiaria de Minerales de Occidente (MINOSA).

Seguidamente, la Coalición Ambientalista de Copán se pronunció al respecto:

“Ayer, pobladores de la comunidad de Azacualpa, La Unión, Copán, Honduras, enviaron imágenes demostrando que cientos o miles de peces se han encontrado muertos en el Río Lara, debido a contaminación de actividades mineras.

Aguas arriba de este río se encuentra la mina de San Andrés, donde tiene operaciones la empresa minera Aura Minerals de capital canadiense, subsidiaria de Minerales de Occidente (MINOSA). Por las operaciones mineras, ha habido derrames de cianuro que han causado la muerte de peces, como el derrame del 2009 y el derrame del 2003 que causó la muerte de unos 18,000 peces. Las manifestaciones contra la mina se han militarizado y por reportar sobre estos casos han muerto periodistas. Denunciamos a los que han generado la contaminación que causó la muerte de estos peces, la cual también está poniendo en riesgo la salud humana. Fuentes dicen que la empresa minera realizó un vaciado de una de las pilas de lixiviación y exigimos una investigación para aclarar detalles.

La Coalición Ambientalista Copán se opone a la explotación minera metálica en Honduras, ya que no ha promovido ningún desarrollo significativo y ha generado enormes daños sociales y ambientales desde la época colonial. La supuesta minería “moderna” y “responsable” que promueve MINOSA es una farsa, como volvemos a comprobar con esta horrible noticia.  Denunciamos además a todos los involucrados en tratar de someter a las comunidades de Copán Ruinas y otros lugares el país a nuevas concesiones mineras por medio de la nueva Ley General de Minería del 2013.

Aplaudimos a la sociedad civil y el gobierno de El Salvador, donde este año se han prohibido las actividades de exploración, extracción, explotación y procesamiento ya sea a cielo abierto o subterráneo. Seguiremos luchando junto con nuestras organizaciones hermanas para que esto se logre en Honduras.

ESCRITO EN FORMA DE DENUNCIA

La minería es un componente del modelo extractivista que pretende promover el desarrollo por medio de la explotación y exportación de recursos naturales a gran escala. Es así que vemos otros proyectos de muerte como las Zonas Especiales de Desarrollo, hidroeléctricas, térmicas, refinerías, megaproyectos turísticos, concesionamiento del agua, concesionamiento de carreteras, mega agricultura, semillas transgénicas, explotación petrolera, pesca industrial y explotación de los bosques.

Denunciamos a este modelo extractivista y promovemos: la defensa de los bienes comunes y de los territorios ancestrales, justicia hídrica, soberanía alimentaria, agroecología, economías comunitarias, equidad de género, y solidaridad con nuestras compañeras y nuestros compañeros de lucha. Sumemos fuerzas para detener el empobrecimiento por despojo y velemos por el Buen Vivir que reestablece la convivencia de los seres humanos

con los restantes seres de la naturaleza”, cierra es escrito.

Fuente:http://tiempo.hn/peces-muertos-en-azacualpa/

 

Honduras

Luchando contra muñecas de tusa y la minería

En Copan Ruinas todos vienen a visitar el sitio arqueológico Maya. Pero los mayas en esta área, ¿son realmente algo del pasado? Ser Maya-Chortí parece ser un asunto ciertamente complicado en esta zona. Mientras muchos Chortí son marginados y sienten vergüenza por su descendencia, su nombre y identidad fueron cooptados y su cultura llegó a ser una exhibición. Pero otros Chortí tomaron acción. Su lucha es para recuperar su cultura y su tierra. En una batalla contra un proyecto minero, la reivindicación de su identidad Chortí de pronto se volvió un arma. Quizás este nuevo orgullo en la identidad Chortí fortalezca su lucha por la tierra.

¿Una Civilización Maya muerta y extinta?

¿Alguna vez escuchaste de la ciudad de Copán Ruinas? Si viajaste a Honduras probablemente sí. Incluso quizá viniste sólo para ver las famosas ruinas mayas que se encuentran cerca de la ciudad. Las estadísticas la señalan como la atracción turística más visitada del país. Las ruinas son, en efecto, impresionantes. Famosas por sus esculturas y jeroglíficos, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Lonely Planet la describe como “una de las más importantes de todas las civilizaciones mayas vivió, prosperó y luego misteriosamente sucumbió alrededor del sitio arqueológico de Copán.” Cuando uno deambula por el pueblo y los museos locales, cuando se busca un hotel o restaurante, en efecto uno agarra la sensación de que todos celebran esta gran civilización maya como algo del pasado, algo muerto y extinto.

 

Una comunidad Maya Chorti en Guatemala

¿Alguna vez escuchaste de los Chortí? Si no eres de Centroamérica resulta probable que no. Los Chortí son mayas, uno de los siete pueblos indígenas en Honduras. En el país se cuentan alrededor de 38,000 Chortí viviendo en los departamentos noroccidentales de Copán y Ocotepeque. La mayoría de los Chortí residen en el sudeste de Guatemala, pero también se pueden encontrar algunos al norte de El Salvador. Hace siglos, sus ancestros reinaban estas tierras cerca del pueblo de Copán y construyeron magníficas civilizaciones que los turistas vienen a admirar. Ahora se encuentran entre los habitantes más marginados de la región. Muchos turistas, como un mochilero en mi hotel, responden con sorpresa al escuchar que una población indígena aún habita en el área. El amable anfitrión del hotel, de manera similar a muchos locales que viven en el pueblo, minimiza su existencia, sus números y su “indigenidad”.

Los invasores españoles realizaron por sí solos un gran esfuerzo para borrar a los mayas y su rica cultura. Los Chortí sufrieron una persecución particularmente cruel y brutal: fueron expropiados de sus tierras, esclavizados y obligados a aceptar un nuevo lenguaje, religión, vestimenta y distribución de las viviendas. La política de asimilación y marginalización continuó con la formación del Estado de Honduras. Consecuentemente, los Chortí perdieron mucho de su conocimiento, tradiciones y espiritualidad ancestral. En Honduras solamente unos cuantos todavía hablan su lengua nativa. La mayoría vive en aldeas mezcladas con población altamente mestiza. A excepción de unas pocas mujeres, uno no podría diferenciar a los Chortí por su vestimenta en comparación con otros hondureños locales.

 

Ser Maya bajo la Sombra de una Atracción Turística Maya

¿Son por lo tanto menos indígenas? Los mayas en esta área, ¿son realmente algo del pasado? Ser Maya-Chortí ciertamente parece ser un asunto complicado en esta zona. Mucha gente local minimiza la existencia de estos mayas, al mismo tiempo que se apropian de su nombre. Mientras tanto, algunas aldeas Chortí exhiben su cultura para los turistas y otros se rehúsan a identificarse con su ascendencia.

 

Mujeres en las calles de Copán Ruinas

“En el pueblo, algunos dicen que los mayas aquí ya no existen. Pero si se visitan las aldeas alrededor, uno ve una realidad diferente. Muchos Chortí aún viven allí. Ser Chortí no depende del color de tu piel o de la manera en que te vistes. Es algo que se siente adentro, en tu corazón. Es sobre compartir nuestra cosmovisión, nuestras prácticas y nuestras creencias.” Juan Manuel Peres es un líder comunitario Chortí de hace mucho tiempo. Visité al Sr. Peres en su hogar sin previo aviso pero luego de cambiarse a una camisa limpia me hace tiempo con alegría. Su esposa se mantiene ocupada realizando las tareas del hogar y sus hijos alternan entre jugar y escuchar con curiosidad lo que su padre tiene que decir.

Juan Peres denuncia la marginalización de los Chortís, al mismo tiempo que muchos se apropian de su nombre para fines comerciales. “Otros se llenan los bolsillos con nuestro pueblo y cultura. No vemos un centavo de las ganancias de nuestro centro ceremonial, las famosas ruinas de Copán. Los hoteles, los restaurantes, y la municipalidad llaman ‘Maya’ a esto y ‘Chortí’ a aquello. Incluso la Policía Militar y las compañías mineras se apropian de nuestro nombre. Mientras tanto, mucha de nuestra gente no tiene nada. Nada que comer, ningún lugar donde hacer su casa, nada de tierra para sembrar maíz. Nuestra gente está sufriendo de hambre.”

Antonio Arias no podría estar más de acuerdo. Antonio es el coordinador de una de las dos organizaciones políticas Chortí, CONADIMCHH. Él apartó tiempo para mí en su domingo libre, así que corrí directamente del bus a la oficina de la organización, un cuarto sencillo con dos computadoras viejas y un ventilador. “Nuestra cultura se volvió un negocio, nos convertimos en una exhibición. Una de las atracciones turísticas, por ejemplo, es una visita a la comunidad Chortí de La Pintada, donde niños descalzos con sus muñecas de tusa de maíz cantan el himno nacional en nuestro idioma nativo. Al mismo tiempo no hay un reconocimiento real de nuestra cultura, no hay representación indígena en el consejo local o en los programas de apoyo del gobierno. Casi ningún maya trabaja en el negocio local que lleva nuestro nombre.” La falta de reconocimiento a veces llega al extremo. “De vez en cuando escuchamos sobre estudios, incluso de instituciones gubernamentales, que buscan determinar si en realidad somos indígenas.”

 

Antonio, el coordinador de CONADIMCHH

La negación de la realidad específica Chortí irónicamente también se refleja en las curiosas observaciones de las personas con las que conversé, como un funcionario de la Alcaldía, que se considera “descendiente de maya” y por lo tanto puede reclamar una identidad indígena. Muchos Chortís, por otro lado, parecen estar avergonzados de su identidad indígena y se consideran mestizos. “No quieren aceptar que son indígenas”, me dice Antonio. “Comemos lo mismo, compartimos la misma cosmovisión, uno puede ver su cultura dentro de ellos. Pero ellos se identifican como mestizos, como el resto de la sociedad. A nosotros nos insultan.”

 

“Un indio sin tierra es un indio muerto”

Aunque la cultura es un elemento cambiante y algo de su cultura ancestral permanece, la marginalización y la asimilación que sufrieron durante siglos dejaron cicatrices evidentes en la identidad Chortí. Los Chortís con quienes hablé, lamentan haber perdido mucho de su cultura. Otro aspecto que han perdido los Chortí es la tenencia de su tierra ancestral… tierra y cultura… recuperar éstas es el corazón de la lucha de los Chortí, como la de muchos otros pueblos indígenas. Una lucha no puede existir sin la otra. “Un indio sin tierra es un indio muerto”, me dijeron tanto Juan Peres como Antonio Arias. Antonio agrega, “La tierra es lo que garantiza nuestra identidad, nuestra supervivencia”.

Desde que los colonizadores españoles invadieron sus tierras, los Chortí han llevado a cabo actos esporádicos de resistencia. En 1995 esa resistencia revivió. Tanto Pedro como Antonio han dedicado la mayoría de su vida adulta a ello y me cuentan sobre la lucha Chortí para recuperar su tierra, su cultura y su identidad. En esa lucha sus oponentes han criminalizado, encarcelado y asesinado a sus compañeros que se atrevieron a organizarse. Eventualmente el estado de Honduras le prometió 14.700 hectáreas a los Chortí en 1997. Hasta hoy han recibido 4500 hectáreas de tierra poco fértil donde es muy difícil cultivar.

 

Pedro, con una larga experiencia de lucha para la comunidad Ch’ort’i

La mayoría de los habitantes de Copan Ruinas, urbanos y rurales, ricos y pobres, niegan categóricamente el reclamo maya a sus territorios ancestrales a pesar de que son poderosos terratenientes que poseen muchas de estas tierras. Sin embargo, el respeto local para los Chortí y su lucha por recuperar la tierra y la cultura pueden dar un giro radical. Irónicamente, esta apreciación viene debido a la llegada de lo que Antonio declara como otro proyecto colonial, una compañía minera llamada Minerales Chortí, S.A. En septiembre 2015, a esta compañía minera le fue otorgada la licencia para explorar 2,819 hectáreas de la región en búsqueda de minerales, oro se rumora. Específicamente, en esta parte del mundo las actividades mineras resultaron menos que beneficiosas para la población y su ambiente. CONADIMCHH, la organización de Antonio, está en primera linea de la resistencia en contra de la presencia de una compañía minera en su territorio. CONADIMCHH ha unido fuerzas con la “Coalición Ambientalista de Copán Ruinas”, una organización establecida por ciudadanos preocupados y las Juntas Locales de Agua. El reconocimiento de la identidad Chortí se volvió una herramienta crucial en esta resistencia, el resurgimiento y el orgullo de esta identidad Chortí llegaron ser un resultado de la lucha.

 

Escavando oro, escavando identidad

Rode Murcia es coordinadora de la Coalición Ambientalista. Ella me recibe en su oficina, un cuarto pequeño detrás de la energética sala de la familia. “Antes, muchas comunidades no sentían la necesidad de organizarse. Muchas personas aquí perdieron sus tradiciones. El prospecto de una mina en nuestro territorio llevó a muchos a cuestionar su realidad, las relaciones de poder que les rodean y nuestra historia, e hizo que muchos valoraran sus raíces. Una de las metas de nuestra lucha es reconocer su identidad cultural, percibir la importancia y el valor de decir “Soy maya, son indígena.”

El esfuerzo de alzar la consciencia obviamente ha dado algunos resultados. Visité la comunidad mestiza de El Quebracho, una de las aldeas organizadas en las juntas de agua que serían afectadas por el proyecto minero. A medida que cae la tarde, comparto sentada con seis hombres en el patio comunal, uno de ellos siendo el que lleva la conversación. “No nos consideramos una comunidad Chortí pero ahora que estamos comenzando a organizarnos en contra de este proyecto minero nos vemos como descendientes de los mayas. Nos damos cuenta que somos todos uno y que nos tenemos que unir. Antes repudiábamos a lo maya, ahora estamos orgullosos de nuestros orígenes.”

Hablando con los hombres en El Quebracho

Reconocer la identidad indígena es también una elección estratégica de resistencia. Los activistas de Derechos Humanos y ambientalistas argumentan que la ley de minera nacional de Honduras sirve principalmente a las compañías mineras. Sin embargo, un Tratado de la Organización Internacional del Trabajo, número 169 para ser exactos, está al servicio de los derechos de los pueblos indígenas y tribales. Incluye una declaración estableciendo la consulta abierta, previa e informada como requisito sobre proyectos de desarrollo en sus territorios, “con el objetivo de llegar a un acuerdo o consentir las medidas propuestas.” Honduras ratificó este tratado en 1995.

“Como pueblos indígenas, como Maya-Chortí, hacemos un llamado a nuestro derecho de ser consultados”, afirma Antonio. Es Rode quien me brinda un vistazo a la relevancia de la identidad como herramienta de esta lucha. “No le conviene al gobierno reconocernos como pueblos indígenas porque saben que de acuerdo al Tratado 169, esto nos concede derechos.” Los nativos que se identifican como indígenas, algo por lo que varios Chortí han luchado por mucho tiempo, se ha convertido en un arma de resistencia.

Las concesiones para la exploración están ahí. En el futuro, el gobierno de Honduras podría otorgarle a la minera las concesiones para la explotación. De manera alternativa, los locales y su resistencia podrían lograr que la totalidad del proyecto minero resulte en nada más que en una falsa alarma. Lo que ya no puede retroceder es el aumento de la consciencia cultural, el orgullo en la ascendencia maya y su identidad. Es el primer paso en el resurgimiento de las tradiciones, la reapropiación de la cultura y cosmovisión ancestral, el revivir de la identidad propia. Quién sabe, ahora los lugareños están unidos contra el proyecto minero, tal vez en el futuro estarán unidos en la lucha por la tierra y cultura Chortí.

Fuente:http://movimientom4.org/2017/04/luchando-contra-munecas-de-tusa-y-la-mineria/

Honduras

Asesinos de Cáceres pertenecían a fuerzas de inteligencia de Honduras

Las últimas evidencias sobre el asesinato de Berta Cáceres apuntan al Estado hondureño como responsable. Los tres militares implicados en el caso habrían recibido entrenamiento contrainsurgente de parte de los EE.UU. Los acusados del asesinato de Berta Cáceres recibieron entrenamiento en Estados Unidos y pertenecían a las fuerzas de inteligencia militar de Honduras de acuerdo a lo reflejado en el expediente jurídico del caso, reseña el periódico británico The Guardian.

Las evidencias contenidas en el expediente apuntan a la hipótesis de que la muerte de la activista indígena fue una ejecución extrajudicial. Así lo había denunciado ya el único testigo de la muerte de la indigenista, Gustavo Castro, quien señala al Estado hondureño como responsable.
Cáceres se oponía al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca que dejaría sin agua al pueblo indígena Ienca. En la noche del 2 de marzo de 2016 varios sujetos ingresaron a su casa y le dispararon. La activista había recibido al menos 33 amenazas de muerte.

Hasta ahora van ocho personas capturadas y señaladas como responsables del asesinato. Tres de ellos son militares hondureños, quienes habrían recibido entrenamiento militar por parte de los Estados Unidos.

Mariano Díaz Chávez es un veterano de las fuerzas especiales hondureñas y desde 2015 se encontraba al frente de la inteligencia militar del país. Díaz y el teniente Douglas Giovanny Bustillo — también detenido por el asesinato y exempleado de la empresa responsable del proyecto hidroeléctrico — habrían recibido entrenamiento antiterrorista en EE.UU. en 2005. Bustillo recibió entrenamiento en la infame Escuela de las Américas.

El tercer militar detenido, el sargento Henry Javier Hernández, es un francotirador y se convirtió en informante de la inteligencia militar cuando se retiró en 2013. Los tres visitaron el pueblo de La Esperanza, donde vivía Cáceres, en varias ocasiones, de acuerdo a los registros telefónicos.
Sergio Rodríguez, ejecutivo del proyecto Agua Zarca también fue detenido. La empresa responsable del proyecto era Desarrollos Energéticos S.A. (Desa), cuyo presidente, Roberto David Castillo Mejía, es miembro retirado de los servicios de inteligencia militar.

Desde el golpe de Estado contra el expresidente Miguel Zelaya en 2009, al menos 120 activistas han sido asesinados en Honduras. El país centroamericano fue declarado el lugar “más peligroso para defender el planeta”, según un informe de Global Witness. La organización denuncia una relación entre la clase política y empresarial del país y la represión y asesinato de activistas políticos en los últimos años.

Fuente: http://www.noalamina.org/latinoamerica/honduras/item/16939-asesinos-de-caceres-pertenecian-a-fuerzas-de-inteligencia-de-honduras

Honduras

José Santos Sevilla, otro líder indígena asesinado en Honduras

Foto: El Heraldo Honduras
17 Feb 2017
José Santos Sevilla, líder de la tribu Tolupán, es un ejemplo más de lo que está significando en Honduras defender la tierra. En el municipio de Orica este ambientalista fue asesinado en horas de la mañana cuando cinco personas desconocidas ingresaron a su casa y le dispararon en repetidas ocasiones.
«El profesor y dirigente indígena José Santos Sevilla fue asesinado a tiros por unos cinco hombres que entraron a su casa en la Montaña de La Flor», a unos 70 km al norte de Tegucigalpa, precisó a la AFP Bertha Oliva, coordinadora de Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras.

Oliva afirma que con Sevilla «pasó lo mismo que con Berta Cáceres y esto coincide con lo que dijo en su informe la organización Global Witness. Que los defensores de la tierra y del ambiente están en peligro de ser asesinados».

El líder indígena era profesor en la comunidad de La Ceiba. Aunque se desconoce las causas de su asesinato, Global Witness, ya había advertido los riesgos para la comunidad indígena Tolupán, integrada por unos 18.000 habitantes de 28 tribus, que defienden sus territorios ancestrales.

El alcalde de Orica, Alexander Rodríguez, dijo que buscará que se investigue el hecho. Sin embargo, las alarmas están encendidas hace meses tras el informe de Global Witness, que hoy el estado niega. La publicación, “Honduras: El lugar más peligroso para defender el planeta”,  ha denunciado los más de 120 asesinatos de defensores y defensoras de la naturaleza que han ocurrido en el país desde 2010, y que, según las investigaciones y denuncias de las comunidades, se ha tratado de crímenes en los que aparecen como responsables “las élites ricas y poderosas del país, entre ellas algunos miembros de la clase política”.

En Honduras, los ambientalistas vienen siendo asesinados por oponerse a la construcción de hidroeléctricas y la puesta en marcha de proyectos mineros, ya que varios de estos quieren imponerse sobre territorios indígenas, afectando los ecosistemas y los derechos de las comunidades. (Le puede interesar: Gobierno hondureño estigmatiza informe de Global Witness)

Honduras

Gustavo Castro interpone denuncias contra el Estado hondureño

A más de diez meses de ocurrido el asesinato de Berta Cáceres y la tentativa de homicidio en perjuicio del defensor ambientalista Gustavo Castro, integrante de Otros Mundos A.C., aún el Ministerio Público no ha comunicado ninguna acusación contra la persona que le disparó a él.

Las investigaciones para esclarecer los hechos han dado como resultado la detención de siete personas, sin embargo, aún no se sabe si las indagatorias contribuirán a esclarecer la autoría intelectual de funcionarios públicos y miembros del Consejo de Administración de la Empresa Desarrollos Energéticos S. A. (DESA), ya que el expediente sigue bajo secretividad, dejando en la indefensión a los dirigentes del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) y a la familia de Berta Cáceres.

Los abogados de Gustavo Castro en México y Honduras, Miguel Ángel de los Santos y Edy Tábora, respectivamente, han interpuesto una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por las violaciones a los derechos humanos en contra de Gustavo Castro causadas por el Estado de Honduras durante su retención en ese país el pasado mes de marzo de 2016.

Según esta denuncia, tanto la Fiscalía del Ministerio Público como la Jueza Victorina Flores del Juzgado Primero de Letras de la Esperanza, Intibucá, Honduras, así como la Corte Suprema de Justicia, violentaron los derechos humanos de Gustavo Castro al retenerlo en el país inconstitucionalmente y al resolver de manera negativa el recurso de exhibición personal (Habeas Corpus) presentado por sus abogados y con más de once Amicus Curiae, el 16 de junio de 2016.

La denuncia ante la CIDH se presentó en diciembre del 2016 y en este mes de enero del 2017 se interpuso una denuncia penal contra la Jueza Victorina Flores, del Juzgado de Letras de la Esperanza Intibucá. Los abogados de Gustavo Castro, y él mismo, consideran un hecho sumamente grave que la jueza María Luisa Ramos, Magistrada de la Corte de Apelaciones, haya sacado de las oficinas de los tribunales el expediente del asesinato de la lideresa social Berta Cáceres, mismo que le fue robado a finales de septiembre pasado, y no descartan emprender acciones legales en su contra.

Finalmente, Gustavo Castro, ambientalista y defensor de derechos humanos, cuenta actualmente con el apoyo de organizaciones internacionales para velar por su protección y defensa de sus derechos humanos.

Fuente:http://movimientom4.org/2017/01/gustavo-castro-interpone-denuncias-contra-el-estado-hondureno/

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Honduras

Defensores del Ambiente criminalizados recibieron su carta de libertad definitiva

campesinos siria 696x461Tegucigalpa: El Tribunal de Sentencia de Tegucigalpa entregó ayer carta de libertad definitiva a líderes ambientalistas del Valle de Siria, quienes habían sido acusados por el delito de obstaculización de un plan de manejo en perjuicio de Haydee Urrutia Mejía.

Los jueces, Mario Díaz, Dora del Carmen Ramos y Julissa Aguilar dictaron carta de libertad definitiva en virtud de haberse dictado sentencia absolutoria a favor de los 17 líderes ambientalistas.

El 7 de abril de 2010 alrededor de 500 miembros de la comunidad manifestaron para defender los árboles que protegen una fuente de agua en su área que abastece las comunidades cercanas.

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