El año 2014 ha estado plagado de ambivalencias en los discursos y accionar del sector público en temática ambiental. Como sociedad civil, comunidades y organizaciones nos hemos enfrentado, por un lado con anuncios y promesas que parecieran promover un cambio en la gestión ambiental en Chile y, por otro, con acciones y políticas que profundizan el extractivismo y la depredación acelerada de los bienes comunes, incluyendo la vida misma.
Desde el Ministerio del Medio Ambiente los discursos hablan de avanzar hacia la protección del medio ambiente y abogan por un desarrollo sustentable, pero luego los planes de gobierno hablan de quintuplar la inversión minera de los últimos 20 años en menos de la mitad del tiempo, o de renovar el decreto 701 de monocultivo forestal, o de persistir en transformarnos en potencia alimentaria a costa de desnutrir nuestros hábitat, nuestras culturas y cosmovisiones.