Hoy por hoy muchos países de América Latina viven contextos de dominación y resistencias por la implementación de proyectos extractivos. Actualmente el modelo económico de los países de la región está profundizando la dependencia a las actividades extractivistas ligadas a la minería, hidrocarburos y el uso intensivo del suelo en monocultivos agroindustriales. Todas estas actividades están orientadas a la exportación, es decir saquear los recursos naturales para que otros se beneficien y lo que dejan como ganancia son los pasivos y la contaminación de por vida.
Ante esta realidad los diferentes gobiernos de la región están promoviendo actividades extractivas, aprobando leyes y decretos que benefician a las empresas y a las grandes corporaciones, otorgándoles más derechos y más garantías, en desmedro de las comunidades y pueblos. En muchos países los proyectos extractivos se están concentrando en zonas estratégicos con la finalidad de tener más control de los recursos naturales.