Colombia

El agua envenenada

Mi artículo pasado sobre la minería en Soto Norte provocó “ahullidos”. Colombia, el país en el que de manera ligera se radicalizan las tesis. Leer y analizar al detalle es la excepción. El ingeniero Gonzalo Peña Ortiz, por sus conocimientos y formación ética, me merece el mayor respeto. Su barba gris, y su pausada dialéctica, hacen pensar en un profesor de antropología que expone sobre tesoros ocultos de culturas milenarias, y los inconvenientes de sacarlos a la luz. Yo sé cómo Gonzalo ama su tierra. Imaginarla arrasada, y convertida en una corteza calva, hace pensar que él no tiene precio. (a pesar de la tentación de posibles contratos mineros, Nelson Matiz Uribe, sí.)

Cuando escribía el artículo pasado recordé las tierras de Segovia (Antioquia) que conocí una vez. De adulto son pocas las veces que he llorado. Pero al ver la desolación dejada por la minería, donde no se oye el silbido de un pájaro, no se ve un arbusto, solamente guasábara que brota de la tierra para acompañar el silencio de la muerte. Entonces se me aguaron los ojos.

¿Por qué han ocurrido estos desastres?

Tenemos gobiernos enclenques, gelatinosos, corruptos, bolsas de empleos de los partidos, una inmensa gusanera que se nutre y devora los impuestos. Los políticos, todos sabemos lo que son, meretrices de la noche. Los ojos del servicio público van dirigidos a la lánguida cartera de quién lo pide. País de águilas, mundo rapaz y mezquino como los agujeros. Un Estado incapaz del ejercicio de la severidad. Así no podemos tener minería, en eso les hallo la razón a los que me ladran, sería un suicidio. Saldrían de las grietas aguas herrumbrosas, apestando a mercurio y arsénico. Necesitamos un Estado que se suba la cremallera del pantalón, se ajuste la correa, y deje de ofrecer sus nalgas, así podríamos aprovechar la riqueza que se guarda en las entrañas de la tierra. El hierro, el níquel, (metalmecánica) el coltán (cibernética) el uranio (energía nuclear) potasio, magnesio (agricultura) el Oro (para la avaricia).

Se bebe de botellas plásticas, bolsas de polietilenos repletas de mercado, inodoros de porcelana, todo va al río, el hombre, manada de hipócritas que somos, hacemos asquerosa contaminación peor que la minería.

Fuente:http://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/sergio-rangel/399099-el-agua-envenenada

Colombia

El Concejo de Támesis (Antioquia) prohíbe por unanimidad la minería metálica

“La empresa directamente afectada por la decisión de los concejales, respaldados por el alcalde y las organizaciones populares, es Anglogold Ashanti

Hoy, 28 de mayo de 2017, los once concejales del municipio del suroeste antioqueño aprobaron por unanimidad la prohibición de la minería metálica en todas sus manifestaciones. Este es el resultado de una lucha contra la presencia de multinacionales mineras en todas los pueblos del Suroeste con vocación agropecuaria, turística, poblados de paz y cultura cafetera.

La empresa directamente afectada por la decisión de los concejales, respaldados por el alcalde y las organizaciones populares, es Anglogold Ashanti. Esta minera adelanta desde hace más de 10 años actividades de exploración en un área de 7.600 hectáreas tituladas a la compañía de origen sudafricano por la Secretaría de Minas de Antioquia en territorio de Támesis y Jericó. En este segundo municipio la multinacional ha encontrado un depósito de cobre, oro, plata y molibdeno que pretende explotar en los próximos años mediante la extracción de 617 millones de toneladas de rocas de las montañas jericoanas que abastecen acueductos veredales de ambos municipios.

En los próximos días también el Concejo de Jericó discutirá en segundo y definitivo debate un proyecto de acuerdo que como el de Támesis, prohíbe la actividad minera de metales en su municipio. Ambos proyectos de acuerdo se basan en un borrador preparado con amplitud de fundamentos jurídicos por el abogado ambientalista Rodrigo Negrete, para defender el patrimonio geológico y cultural de los pueblos suroestanos.

Fuente:https://www.las2orillas.co/concejo-tamesis-antioquia-prohibe-unanimidad-la-mineria-metalica/

Colombia

Detectan mercurio en leche materna por causa de la actividad minera

El uso de mercurio en la minería no solo afecta a los ecosistemas ni a las personas que lo manipulan. También a las comunidades que viven en dichas zonas.

Así lo evidenció el estudio Modelo de transferencia de mercurio en leche materna a mujeres lactantes residentes en áreas de explotación de oro con alta contaminación ambiental de este mineral, liderado por el docente del Tecnológico de Antioquia, Carlos Federico Molina, quien corroboró que el elemento químico se transfiere a la leche materna.

Dicha investigación comenzó en 2015 y tuvo un año de duración. Molina estuvo en cuatro municipios mineros de Antioquia: El Bagre, Zaragoza (zonas de minería de Aluvión), Remedios y Segovia (zonas de minería de beta o socavón).

“Se tomaron 150 binomios madre-hijo de los cuatro municipios. En las mujeres tomamos muestras de cabello, orina y leche materna. En los niños solo fue cabello y orina. En los análisis que hicimos evidenciamos que sí hubo transferencia de mercurio a la leche materna, pues registró 11 por ciento por encima de lo normal”, explicó el docente, quien agregó que el resultado en los niños fue un alto nivel de Mercurio en el cabello, un 45 por ciento.

Esto, según Molina, evidencia una transferencia durante los periodos de gestación y lactancia.

El mercurio evaporado viaja al aire, cae en forma de lluvia lo que forma lagunas, mareas, océanos, lagos y, una vez transformado en forma de microorganismos, se acumula en los peces y alimentos tales como arroz, maíz, verduras, entre otros. Según el estudio, los niños y las madres lactantes se están exponiendo a dos clases de mercurio: metálico que se mide en la orina y mercurio orgánico o metilmercurio que pasa a la leche materna y se transfiere a los niños.

Las comunidades más afectadas y vulnerables son aquellas que viven cerca de compras de oro, que son lugares donde se hace quema o almacenamiento de amalgama.

 Aseveró el investigador, que la exposición al mercurio afecta principalmente el sistema nervioso central, causando en las madres gestantes efectos como: depresión, unísono, pérdida de memoria, de memoria, de cabello, de dientes y del apetito sexual (en los hombres impotencia).

Temblor en el cuerpo, irritabilidad, daño renal y lesiones bucales son otros efectos de la exposición al elemento químico.

“En los niños también afecta el sistema nervioso central, lo que los hace más vulnerables desde un posible retraso mental leve hasta una parálisis cerebral. Además de malformaciones congénitas. Hay que hacerles seguimiento a los niños a corto, mediano y largo plazo para ver cómo se pudo ver afectado su desarrollo”, explicó Molina.

Este, es el primer estudio que se hace en Colombia y servirá de base para replicarse en otras zonas mineras del país. Además, fue premiado a la mejor Investigación Nacional en Nutrición Pública, como tesis doctoral, en el Congreso Internacional de Alimentación y Nutrición Humana de la Universidad de Antioquia 2016.

MEDELLÍN.

Fuente:http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/leche-materna-tendria-mercurio-por-vivir-cerca-de-zonas-mineras-91466
Colombia

El 9 de julio, pijaenses votarán por el destino minero de su territorio

El Tribunal Administrativo del Quindío, TAQ, decretó que la consulta popular que se llevará en cabo en Pijao, sobre la realización de proyectos mineros en el territorio, será el 9 de julio de 2017.

El alcalde del municipio, Édinson Aldana Martínez, señaló que espera que el día de la votación aproximadamente 3 mil personas se movilicen a las urnas.

“La semana pasada fuimos notificados por el Tribunal donde nos informó que declararon constitucional el tema de la pregunta que se había puesto en solicitud al concejo, el cual le dio favorabilidad, pero tenía que hacer el trance por el TAQ. Una vez hecho, ya en conversaciones con la registradora municipal de Pijao, me manifestó que lo que dicta el ordenamiento es que se haga en dos meses, por lo que se estableció que el 9 de julio se hará la consulta”.

Mónica Flórez, integrante del comité ecológico de Pijao y una de las líderes de la localidad que ha estado al frente del proceso, dijo que la consulta se va a hacer porque hay una preocupación de muchos ciudadanos.

“Tenemos otros conflictos ambientales, pero creo que la minería sería el acabose, más cuando tenemos una declaratoria como Paisaje Cultural Cafetero y hacemos parte de la ley segunda de 1974 y somos el primero pueblo de América Latina en entrar a la red mundial Cittaslow”, aseguró.

Actividades de cara a la consulta

El comité que lidera la consulta popular ha venido realizando un trabajo de concientización a la comunidad frente a las consecuencias de explotar el territorio a través de procesos de megaminería.

“Ahora las actividades se van a hacer con más fuerza porque varias organizaciones de jóvenes en el departamento del Quindío nos están apoyando y otras del Tolima nos van a apoyar. Nosotros queremos decirle a la gente cuáles son los impactos que traería la minería a gran escala en el municipio, que tiene unos atributos únicos en el mundo entero. Lo que haremos será un trabajo de educación con los habitantes en general. Mucha gente de Pijao a nivel de las redes sociales y de las comunidades campesinas están diciendo que van apoyar para que el 9 de julio todo el municipio pueda salir a votar y decir no queremos proyectos mineros”, precisó Flórez.

Títulos mineros

La líder de la localidad señaló que en 2009 Pijao tenía 23 títulos mineros, de los cuales siete estaban por el páramo de Chilí.

“Nuevas informaciones de catastro minero hablan de que hay nuevas solicitudes sobre títulos mineros en oro que no tienen que ver solamente con Pijao sino con Génova, Córdoba y Cajamarca. En la actualidad hay cinco títulos vigentes para material de arrastre, pero además hay nuevas solicitudes mineras que tienen que ver con cobre”.

Agregó que la información que da el gobierno nacional no es clara, pues la Agencia Nacional de Minería y el ministerio de Minas no coinciden en los informes que entregan. “Si el Estado no es capaz de hacer un seguimiento a la minería ilegal como puede hacerle a las grandes empresas. Yo quiero saber cuál es la primer empresa en el mundo entero, que como ellos lo llaman, haga minería responsable”, concluyó.

La segunda es la vencida

John Elvis Vera, integrante de la fundación Bosque de Niebla, resaltó que: “En Pijao hace más de dos años se intentó hacer la consulta, pero no fue autorizada legalmente, por lo que comenzó a hacer un gran esfuerzo para llegar a las altas esferas de la justicia nacional, donde con la colaboración de una institución que se llama De Justicia logró que se aprobara su consulta popular para el próximo 9 de julio”

Indicó que ahora, de cara a la jornada de votación, se debe reiterar un proceso pedagógico ante todos los habitantes y todos los sectores del municipio para que se participe activamente en la consulta y que el pueblo decida que posición toma ante la posible explotación minera a gran escala dentro de su territorio, significando una oportunidad para que las comunidades de las municipalidades determinen sobre el futuro de su territorio.
Fuente:http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-el_9_de_julio_pijaenses_votarn_por_el_destino_minero_de_su_territorio-seccion-la_regin-nota-110619

Colombia

Alerta por gran minería

No es posible montar ese proyecto sin hacer daños y generar elevados riesgos de catástrofes.

La realización y los resultados de la reciente consulta popular en Cajamarca, Tolima, sobre el sí o el no a la minería en su territorio, animaron a los de Támesis, Jericó y otros municipios de la región conocida como el suroeste antioqueño a realizar un foro con expertos en el tema minero, sus beneficios y sus daños, para ilustrar a fondo esos aspectos con presentaciones objetivas, muy distintas de las que han venido dando funcionarios de la firma interesada en desarrollar allá grandes explotaciones, la AngloGold Ashanti (AGA) y algunas otras personas equivocadas, para conseguir la aceptación entre la gente de la región.

Los temas fueron tratados con alto rigor académico y con claras ayudas audiovisuales en la plaza principal del hermoso corregimiento de Palermo, el sábado 29 de abril, ante finqueros y varios cientos de campesinos, muchos de ellos indígenas de un cabildo de la zona. También asistieron varios alcaldes y concejales de la provincia que allá se está organizando.

Se analizó todo lo relevante de la minería a gran escala y de los datos que ha dejado conocer la AGA sobre su gigantesco proyecto Nuevo Chaquiro, que afectaría más de 7.000 hectáreas de los dos municipios mencionados. Se indicó la localización de los grandes bloques ricos en mineral de cobre, oro, plata y molibdeno entre los niveles de 400 y 1.000 metros sobre el nivel del mar y se dieron datos de las producciones potenciales totales de esos minerales, con cifras deslumbrantes, pero también los efectos negativos que para la economía del país traería la llegada de esos productos al mercado, por la revaluación que a nuestra moneda le generaría (la famosa enfermedad holandesa) con sus graves consecuencias y por la dependencia de pocos productos de exportación, sujetos además a fuertes altibajos en sus precios.

Se dejó claro por qué no es posible hacer gran minería en todas partes (en un desierto o en tierras fértiles, como las de esa región) ni aplicar en ellas los mismos métodos para desarrollarla.

Con ayuda de gráficos muy claros se explicó el sistema que la AGA anuncia que utilizaría para la explotación, de lo cual saltan a la vista los graves, grandísimos e irreversibles daños ambientales que ocasionarían. La contaminación y la pérdida de aguas subterráneas y superficiales, la creación de una inmensa represa de relaves (o colas) de pantano con roca pulverizada, el hundimiento inducido del terreno a cientos de metros y el secamiento en grandes fajas acabarían drásticamente y para siempre las posibilidades de utilización de los suelos en actividades agrícolas, forestales o ganaderas. Y con la fauna y con la pureza del aire y con tanta belleza del entorno, con cualquier posibilidad de habitar allí.

Y resulta indiscutible la conclusión de que no es posible montar ese proyecto sin hacer esos daños y generar elevados riesgos de catástrofes como las enunciadas también en el foro, muy recientes y casi todas en represas de colas, muchas de ellas con altos contenidos de cianuro.

Para completar, el análisis de lo legal y el recuento del proceso en Cajamarca, por parte de profundos conocedores de esos temas, dieron claridad total sobre el cuento de la inseguridad jurídica que no es más que pretender derechos que nunca han adquirido y que solo la licencia ambiental les puede otorgar, riesgos que asumieron, así como sobre el derecho de las comunidades a ser correctamente informadas y consultadas para el otorgamiento o la negación de dicha licencia. Y también quedó clara la importancia de que la comunidad se movilice.

JORGE EDUARDO COCK L.

Fuente:http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/jorge-eduardo-cock/alerta-por-gran-mineria-jorge-eduardo-cock-90818

Colombia

Grupos mineros en Colombia temen reacción popular negativa

Instan al gobierno a abordar las preocupaciones resultantes de recientes fallos judiciales que pudieran afectar la inversión extranjera.

Colombia se enfrentará a una oleada de rebeliones populares contra proyectos mineros que ahuyentarán la inversión extranjera a menos que se establezcan reglas para la industria y se prioricen los intereses nacionales sobre los locales, advirtieron las compañías mineras.

Recientes fallos judiciales han provocado alarma entre los inversionistas extranjeros que temen que la oposición de la comunidad a los proyectos de recursos aumentará, a la vez que el acuerdo de paz con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) promete abrir nuevas áreas al desarrollo.

«Los últimos años no han sido fáciles para la minería», dijo Roberto Junguito, el presidente del consejo directivo de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), citando las protestas, los bloqueos de carreteras, los decrecientes precios de las materias primas y una reforma tributaria del gobierno introducida a fines del año pasado.

«El mayor reto de todos es la incertidumbre judicial. Muchos de los casos judiciales recientes han fallado en contra de la industria».

El mes pasado, la compañía sudafricana AngloGold Ashanti se vio obligada a suspender las actividades laborales en La Colosa, su mayor proyecto colombiano de exploración de oro, luego de que los residentes de la vecina ciudad de Cajamarca votaran por prohibir la minería en la zona.

El voto recibió la bendición del alcalde de la ciudad y de la Corte Constitucional del país. Los activistas locales argumentaron que La Colosa, la cual tiene el potencial de ser la mayor mina de oro de Colombia, arruinaría su suministro de agua, un cargo que la empresa negó.

El resultado de la votación generó conmoción a través de la industria minera. AngloGold había estado trabajando en el proyecto durante más de una década y había invertido millones de dólares en él. La compañía dice que buscará claridad legal antes de decidir qué hacer a continuación.

Otra multinacional minera, la compañía canadiense Gran Colombia Gold, ha tenido problemas similares en su proyecto aurífero en Marmato.

La compañía está involucrada en una disputa con mineros locales sobre los derechos de minar una montaña rica en oro. En febrero, la Corte Constitucional dijo que Gran Colombia Gold debe consultar a los residentes locales antes de continuar con su trabajo. La compañía respondió introduciendo una demanda por US$700 millones contra el Estado colombiano.

En la conferencia anual de la ACM la semana pasada, los mineros advirtieron que estos casos pudieran envalentonar a otras comunidades para que busquen llevar a cabo referéndums similares o para que intenten llevar a juicio a las multinacionales.

«Existen 39 referéndums populares en preparación en este momento», comentó Santiago Angel, el presidente de la ACM. «Aunque no todos ellos están relacionados con la minería, algunos lo están».

Mateo Restrepo, el director ejecutivo colombiano de la compañía canadiense Continental Gold, dijo que el fallo de La Colosa envió «una desastrosa señal» a los inversionistas extranjeros potenciales.

Y Lombardo Paredes, el director ejecutivo de Gran Colombia Gold, declaró que, al votar en contra de La Colosa, los residentes de Cajamarca les habían negado a millones de colombianos los beneficios de «miles de millones de dólares de recursos naturales que ahora se quedarán en el suelo».

Gran parte de la ira durante la conferencia estuvo dirigida a la Corte Constitucional de Colombia. Las compañías mineras dicen que sus fallos en casos relacionados con las compañías mineras han sido erráticos.

Germán Arce, el ministro de Minas y Energía, dijo que la Corte había excedido su jurisdicción y que estaba legislando en lugar de aplicar la ley; por su parte, Carlos Andrés Cante, su viceministro, comentó que las decisiones de la Corte han sembrado «caos y confusión» en la industria.

Los recientes fallos han puesto de relieve las tensiones entre el gobierno nacional y la población local en relación con los proyectos mineros.

El gobierno de Bogotá quiere aprovechar los recursos minerales de Colombia para enriquecer las arcas del Estado. Pero la población local a menudo se opone a los proyectos mineros por motivos ambientales o se queja de que reciben poco beneficio económico de la minería y que todo el dinero va a empresas privadas y al gobierno nacional.

En Cajamarca, el 98 por ciento de los votantes apoyó la prohibición de la minería.

«Los resultados fueron concluyentes y AngloGold debería salirse de Cajamarca», dijo Róbinson Mejía, un activista ambiental que lideró el voto por el «No», argumentando que la gran mina a cielo abierto arruinaría el suministro de agua local y amenazaría el sustento de miles de agricultores. «Todas las empresas asumen riesgos. Ellos invirtieron en un proyecto de exploración y perdieron».

Sin embargo, sólo 6,000 personas — o el 38 por ciento del electorado — votaron.

«No puede ser que 6,000 personas puedan tomar una decisión en nombre de 50 millones de colombianos», dijo el Sr. Arce ante la conferencia, agregando que a los intereses nacionales había que darles más importancia.

Colombia es el quinto exportador de carbón en el mundo y produce níquel, cobre, plata, oro y esmeraldas. La minería representó el 28 por ciento de las exportaciones el año pasado.

Pero tiene un potencial mucho mayor. El acuerdo de paz alcanzado el año pasado entre el gobierno y los rebeldes izquierdistas significa que grandes franjas del campo que antes estaban fuera de alcance ahora son accesibles. Muchas de esas áreas son ricas en minerales.

Pero la minería tiene un problema de imagen. El Centro Nacional de Consultoría, una empresa privada que produce una encuesta anual de actitudes acerca de la minería, expresó que sólo el 28 por ciento de los colombianos tiene una visión positiva de la industria, en comparación con el 42 por ciento en 2014.

El país también ha caído en la clasificación del Instituto Fraser de países y jurisdicciones que son más atractivos para la inversión minera. Colombia actualmente ocupa el puesto 65 en comparación con el 32 en 2012.

Fuente:https://enterprise.ft.com/es/financial-times-en-espanol/grupos-mineros-en-colombia-temen-reaccion-popular-negativa/

Colombia

Voces desde Cerro Matoso

En el sur de Córdoba se encuentra Pueblo Flechas, un corregimiento de 600 indígenas zenúes que desde hace 25 años se quejan de enfermedades inusuales. Sus sospechas y las de Medicina Legal apuntan al mismo lugar: la única mina de níquel del país. El grupo de médicos confirmó que estos habitantes están padeciendo un alto porcentaje de enfermedades cutáneas y respiratorias. La multinacional negó la validez del estudio al decir que no existe una relación entre sus actividades y aquellos síntomas. Pueden tener razón en algo: probar que la mina ha sido la causa directa no es un asunto sencillo en términos científicos. Pero los médicos lograron algo sutil.

Los adultos de Pueblo Flechas no olvidan lo que Cerro Matoso fue: una pirámide de bosque frente al caserío, rozándose con las nubes bajas del cielo cordobés. Desde 1979, cuando la empresa Cerro Matoso S.A. (ahora South32), comenzó a explotar níquel allí, el paisaje fue mutando a una pila de tierra seca que están obligados a contemplar todas las mañanas. Esta es la única mina de níquel en Colombia y la más grande Suramérica.

El corregimiento más cercano a Cerro Matoso son estas dos calles de barro y piedras, donde habitan 600 indígenas zenúes. No tienen alcantarillado ni acueducto. Los niños van a la escuela hacinados y viven sin un centro de salud cerca. Apenas se abastecen de agua a través de un pozo artesanal y lluvia.

Al polvo que llueve desde la mina los zenúes le dicen “escoria”. Y es a la “escoria” a la que culpan de todas sus enfermedades. De las llagas en la piel. De los problemas visuales. De las enfermedades respiratorias. También de abortos espontáneos.

Durante años el país estuvo sordo ante las quejas de los zenúes hasta que, finalmente, la Corte Constitucional ordenó al Gobierno confirmar o rechazar el vínculo entre la mina y la salud de los pobladores de San José de Uré, Montelíbano y Puerto Libertador. Hace dos meses, Medicina Legal entregó los resultados de una investigación en la que examinaron a 1.147 personas. (Lea: El dictamen de Medicina Legal en el caso Cerro Matoso)

El grupo de médicos confirmó que estos habitantes están padeciendo un alto porcentaje de enfermedades cutáneas y respiratorias. La multinacional negó la validez del estudio al decir que no existe una relación entre sus actividades y aquellos síntomas. Pueden tener razón en algo: probar que la mina ha sido la causa directa no es un asunto sencillo en términos científicos. Pero los médicos lograron algo sutil.

Concluyeron que existen “factores” en el ambiente, “factores” a cierta distancia de estos pueblos y “factores” en el territorio de Cerro Matoso que han desencadenado un aumento de esas enfermedades. Hace falta un eslabón para cerrar un caso emblemático de contaminación ambiental y salud humana en Colombia: el diagnóstico que tiene pendiente el Ministerio de Ambiente sobre los suelos, agua y aire de la zona.

Estas tres voces vienen de aquel lugar arenoso llamado Flechas, donde sobrevuelan mariposas amarillas y los niños juegan a la pelota bajo el calor y la rasquiña.

Nosotras no entendemos por qué abortamos

Delsy Pacheco, 40 años

El sangrado me empezó en la tarde como si fuera una menstruación. Luego se hizo bastante y rompí toallas de esas con las que uno se seca.

Con ese bebé que aborté iba a tener 7 niños. Pero esto no solo me pasa a mí, a principio de 2012 tuvimos 14 abortos apenas en un mes. Y todos así: sin entender. Sin caídas, ni golpes, porque no hacemos ninguna fuerza.

No sentimos dolor, lo venimos a sentir cuando la criatura se desprende. A mí esa noche se me llegó ese sufrimiento delante y atrás, apenas tenía dos meses de embarazo.

Mi marido estaba trabajando allá en la mina y yo estaba con mis otros hijos cuando todo empezó, pero yo no entiendo un aborto así.

Vino la ambulancia que Cerro Matoso nos presta para los primeros auxilios y me remitieron a Montería por el aborto espontáneo. Imagínese, cuatro horas sangré en el camino, en esas boté una partecita de la niña porque me dijeron que iba a ser una niña. Yo aún no le tenía nombre.

Allá me hicieron el legrado y demoré ocho días hospitalizada. Mire ahora mi color de tanto sangrar, a mí las partes se me pelaron, yo no consentía ni trapos. Me volví así de amarilla y creo que aún no me recupero de eso, que ya hace seis meses.

A veces nos visitan de Matoso, nos preguntan a todas las que hemos pasado por estas y siempre damos las mismas versiones: no entendemos por qué abortamos, ¿serán las aguas? No sé qué será, ¿será la contaminación? Vea, yo mantengo un rasquiñero en las vistas. Es más, cuando aborté les pregunté a los doctores si era mi vientre, de pronto la matriz mía que es débil por la edad. Pero ellos dijeron que no.

Alguna cosa tiene que haber que nos hace abortar así. Por qué no puede ser la contaminación, si mire dónde está el cerro, y entre más cerca, más polvo. Es que cuando explotan allá, las cucharas tiemblan dentro de las cocinas.

En verano uno se para a barrer durante la madrugada y la escoria se ve en la tierra, como cuando un papel está enterrado entre la arena, que levanta chispas. Así se ve también en la planta de caña flecha. Entonces, si se ve en la tierra, cómo no va a estar en nuestras aguas eso mismo.

Yo soy nacida aquí, criada aquí, 40 años de estar aquí. El ombliguito mío de bebé debe está enterrado allí abajo, pero nosotros antes de la mina no sufríamos de la piel, ni de los problemas respiratorios. Cada que eso explota se ve el cielo amarilluzco y uno escucha ruidos que parecen bombas.

Y si usted está sentada, uno siente que la tierra se mueve. Casi siempre se levanta ese olor a pólvora, igualita al de las piedras cuando uno las rechina para sacar chispa.

Por allá en el cultivo de caña flecha hay un charco donde están los animalitos; si los viera todos entrepelados. ¡Ay, ya ni los atrevemos a comer! Esas aguas de las que toman son a las que bajan los residuos de la mina. Pobrecitos, parecen con hongos en la cabeza, les salen unas bolas y uno cómo puede comerse una gallina así, ¿ah?

En tierra de escoria

José Herrera Mercado, 56 años

Yo nunca tuve problemas en la piel, ni en los ojos; eso sí, lo que tenía era ánimos de trabajar. Así me vine a la edad de 17 años para acá. Me casé acá y tuve dos hijas, pero mi esposa falleció un día después de alumbrar a la menor. Entonces quedé en el solterismo y desde eso fui padre y madre.

A ellas desde chiquitas les tocó la mina, más que todo a la mayor que tiene 20 años, que se tuvo que ir a Ayapel por el dolor de cabeza y con el cambio de zona se normalizó. Cuando voy a visitarla también se me apacigua la cosa, pero ya yo estoy afectado por dentro con la contaminación. La otra hija también se fue, no se aguantó, no había plata para comprar la crema de esta plaga. Ya casi no trabajo, porque cuando voy a recoger caña flecha me corre el sudor y se me altera fuertemente la rasquiña. Hay momentos en que uno quisiera coger un machete y rascarse el cuerpo.

A mí me comenzó eso cuando entré a un charco cerca del cultivo de palma. Cerro Matoso tiene allá unos canales que desembocan en la quebrada y las botas mías se llenaron de esa agua. Yo sentí ahí mismo una ampollita en el tobillo y cuando quise venir a casa, ya eso había corrido bastante. Me unté alcohol, fui al hospital en Montería y me dijeron que se aplacaba después de una inyección de 40 mil pesos.

Pero tiene que estar uno metido en la clínica, porque esto comenzó siendo como una planta de abrojito en ambos lados y se fue extendiendo hasta la rodilla. Yo me unto betametasona, pero ya ni funciona. Muchas veces he cogido limón para que eso se calme y se frota uno, así duela, fuertemente.

Hay noches en que me la paso rascándome ahí como cuando a uno le caen hormiguitas encima. Y para evitarme eso pues mejor no voy a trabajar. Gracias a Dios que tengo 50 primos aquí que me regalan para comer, porque quién va a buscar a un enfermo para ir a raspar caña flecha.

Entonces me la paso bien dentro de la pieza, porque el brillo del sol me golpea duro después del accidente con el ojo. Eso fue hace 7 años, cuando todavía Cerro Matoso no tenía control con la escoria. Yo me bajé de un bus allá donde empieza el caminito, y en esas se formó un remolino de tierra que me cayó en el ojo izquierdo.

Ese día me vine con el ojo tapado, mis hijas me dijeron que me echara leche de pecho para sacarme el sucio, pero nada, me fui al médico porque no veía. Todo se me empañó en unas tinieblas bárbaras y del ojo me corría llanto, hasta botaba materia. Duré dos años ciego, en que yo sabía que era de día solo porque me lo decían.

Lo que me dijeron en el hospital fue… para serle sincero, es que todo está como bajo control, no sé, no puedo juzgar a nadie, pero los médicos de Montelíbano están como del lado de la mina, porque uno no encuentra soporte. Nadie creyó sobre la escoria que me entró directo al ojo y ahora que se fueron mis hijas, ellas viven preocupadas (llanto). ¡Ajualá quiera Dios que yo encuentre una solución!, porque a mí todo se me vino al piso.

Entre Flechas y Valeria

Sarly Inés Baltazar Padilla, 32 años

Ellos dicen que el aire no sopla para acá, pero cuando corre la brisa se vuelve más intensa la rasquiña en la piel. Yo estaba preocupada porque pensé que lo que me había salido en la pierna era un problema de ADN, pero no. El médico dijo que era cutáneo y que mientras yo viviera en esta zona, la contaminación que produce Cerro Matoso me iba a afectar.

A veces por necesidad tenemos que coger agua lluvia, entonces imagínese: si el aire está contaminado, todas esas partículas caen en el techo de zinc y el agua las arrastra hasta nuestros baldes.Mire que he podido comprobarlo: mi mamá vive en Caucasia con mi hija y cuando yo voy a visitarlas no tengo esta picazón. Mi niña, Valeria, vive allá porque no me la puedo tener aquí después de las bombas que le salieron en la piel cuando me regresé con ella.

Ella tenía dos años y un día fuimos a coger mangos a unas parcelas cerca del cultivo. Al volver, ella llegó con las piernas hinchadas y con fiebre, entonces me la llevé a Cerro Matoso y me dijeron que lo que tenía era un absceso. Que le colocara agüita tibia con bicarbonato, pero nada.Se le hicieron tres bolsas que le caían de la piel, así como cuando uno se quema que la piel se infla. Hasta materia tenía dentro de eso. La remitieron hasta Montería y le hicieron tres cirugías en la piernita. Ella vive allá porque los doctores me dijeron que Valeria no podía estar acá por el ambiente, y yo tuve que quedarme por mi trabajo y mi casa, ¿a dónde más voy a ir?

El otro hijo sí nació aquí y por eso se adaptó a la contaminación, pero no solo los míos son enfermos. Yo soy la docente de la Institución Educativa San Luis Unión Matoso y los más de 200 niños que tenemos son así. Todos sufren de problemas respiratorios, apenas corre brisa se agripan.

Nosotros les hemos pedido a las autoridades que hagan algo, ¿qué es lo que están esperando? La multinacional nos dio unas casas, sí, pero esa no es la solución ni para la comunidad, ni para la tierra. Con las plantas pasa igual, las veraneras crecen y de repente se marchitan.

Pero antes no era así, yo me acuerdo que la vía a Flechas era ahí donde está la mina. Una montañita de árboles con unos lloraderos cristalinos donde podíamos tomar el agua y nunca nos ocurrió esto. Mire lo que es hoy. Cualquier día se nos viene encima.

 Fuente:http://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/las-enfermedades-del-pueblo-mas-cercano-de-cerro-matoso-articulo-694291
Colombia

El espaldarazo de Santos al sector minero

Tras la votación en Cajamarca en contra de la explotación en La Colosa, el presidente dijo que presentará un proyecto de ley para aclarar el procedimiento de las consultas previas.

Durante el cierre del Congreso de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), que se realizó esta semana en Cartagena, el presidente Juan Manuel Santos le dio su respaldo al sector. Se hizo un llamado a la calma después de que el pasado 26 de marzo el municipio de Cajamarca votara en contra de la explotación de oro en La Colosa. Un resultado que para el gremio minero pone en duda el sentido de las consultas populares.

Frente a estas inquietudes Santos explicó que “la consulta previa es un derecho constitucional que, como Gobierno nacional, respetamos y garantizamos. Consideramos, eso sí, que es fundamental aclarar su procedimiento. Para lograr esto, ya tenemos un proyecto que le vamos a presentar al Congreso”.

El mandatario también dijo que presentarán otro proyecto de ley “para reglamentar el derecho a la protesta social, que defendemos y valoramos. Pero que no se le puede atravesar, en forma de bloqueos, al derecho al trabajo”.

De esta manera el mandatario le dio su apoyo al sector: “tiene todo nuestro respaldo la minería legal, la bien hecha, con título y con licencia, la responsable social y ambientalmente. Esa minería por la que venimos trabajando desde el inicio del gobierno”, dijo Santos.

El presidente aseguró que seguirán trabajando el sector minero para garantizar las mejores condiciones, de modo que puedan operar con tranquilidad, seguir creciendo, generando empleo y atrayendo inversión.

Fuente:http://www.elespectador.com/economia/el-espaldarazo-de-santos-al-sector-minero-articulo-693591

Colombia

Mientras Colombia duerme , le «roban» el Agua.

En los páramos de Colombia, de donde procede el 70% de las aguas que consumen los colombianos, se reportan 522 títulos mineros; el plátano, la caña de azúcar y la palma aceitera acaparan el 68,62% de la ‘apropiación’ del agua en el país y el sector hidroeléctrico ocupa el segundo lugar de la demanda hidríca. De las 318 cabeceras municipales con probabilidad de desabastecimiento, 65 lo sufren por limitaciones en sus infraestructuras, y la gestión del agua sigue privatizándose. La industria embotelladora también crece, con beneficios de 240 mil millones de pesos al año, y el 1,1% de las concesiones de agua en Colombia acapara el 62% del volumen de agua concedida en el país. Según el estudio Roa, García y Brown de 2015, de los 20 mayores beneficiarios por volumen de agua individuales, 10 son para hidroeléctricas, 5 para la agricultura con distritos de riego a gran escala y el tercer lugar lo ocupa una cementera que tiene industrias en 4 departamentos. De los 20 mayores beneficiados por número de concesiones, la mitad es para molinos de caña de azúcar.

Por culpa de la contaminación de las aguas, en La Guajira ha disminuido de forma considerable la pesca y las actividades agrícolas, y es más difícil la manutención de los animales. Lo cuentan sus pobladores, que solo salen en las noticia por la sequía y la desnutrición infantil. Las comunidades afrodescendientes e indígenas aseguran que han desparecido entre 8 y 10 arroyos y quebradas. Pero la mina de El Cerrejón tiene permiso para utilizar 25 litros de agua por segundo del río Ranchería y 17.000 metros cúbicos de agua diarios para aplacar el polvo del carbón. Un ejemplo de cómo la “aniquilación de fuentes también representa una forma de privatización (…) Desaparecen fuentes del bien común para el beneficio de una empresa”. Esta, como las anteriores, son imágenes de la realidad en Colombia. Ejemplos de cómo el agua ha sido considerada únicamente como un recurso para las actividades extractivas, ”desconociendo su importancia ambiental y social” y su relación con los valores ancestrales y las cosmovisiones.

La Guajira, los páramos, las hidroeléctricas y los grandes proyectos agroindutriales son la parte de un todo, de un diagnóstico que el Informe Estado del Agua en América Latina y el Caribe, elaborado por Amigos de la Tierra, hace de Colombia y en el que se describe una constante privatización de las fuentes y de la gestión del agua en el país; el acaparamiento del agua en manos de unos pocos, a pesar de ser un bien público; el privilegio del uso corporativo del agua. Todo ello implica, advierten, la violación de un derecho fundamental, así como mayor inequidad e injusticia ambiental y social. Mientras, el Gobierno lo disfraza de consecuencias del cambio climático y de fenómenos naturales.

En el informe participan organizaciones de una quincena de países de América Latina y El Caribe que analizan la situación en Brasil, El Salvador, Guatemala, Paraguay, Honduras, Uruguay y Colombia, cuyo capítulo ha sido elaborado por por Diego Andrés Martínez Zambrano de Censat -Agua Viva.

Para Amigos de la Tierra la política desarrollada por los gobiernos colombianos para ubicar al país como potencia minero energética y agroindustrial implica una “generalización de la contaminación y de la apropiación de las aguas”. Junto a ello, las nuevas estrategias, como la economía verde, intentan “mercantilizar la naturaleza interpretando el agua como un servicio en un creciente mercado trasnacional y privatizando los territorios esenciales para el ciclo hídrico”. El informe advierte de que desde los años 90 del siglo pasado, los gobiernos colombianos han incentivado un control corporativo de las aguas donde “actores más poderosos toman el control del agua mientras las poblaciones no reciben beneficio de las supuestas inversiones, teniendo que pagar deudas adquiridas por sus gobernantes”. Esta situación produce ese “acaparamiento” del agua que concentra este recurso en manos de corporaciones o intereses privados “provocando inequidad y escasez, una escasez que no es propia de esos territorios sino del acaparamiento del agua y de las destrucción acelerada de los ecosistemas que garantizan el ciclo hídrido”.

La llamada ‘economía verde convierte el agua en “un bien económico sujeto a las reglas del mercado para su compra y venta”

Las consecuencias son medibles. Escenarios de sequía recurrentes en los últimos años, disminución del volumen de agua (de 60 litros por segundo por kilómetros cuadrado en 1990 a 56 en 2012), contaminación, y aumento de los conflictos socioambientales.

A pesar de que Colombia cuenta con una oferta hídrica de 2.011.665 millones de metros cúbicos de agua, ocupa el puesto 24 del ranking mundial de la relación de la disponibilidad de agua para las personas (Naciones Unidas 2003). Los conflictos socioambientales, en su gran mayoría relacionadas a las afecciones y usos del agua, aumentan en América Latina. El mapa que los recoge señala 300 casos y sitúa a Colombia en el primer lugar con 173. En la mayor parte de América Latina los conflictos por el agua no están relacionados con la escasez real o física, sino por una escasez “inducida, provocada” por una diversidad de factores que incluyen mal manejo, contaminación y desconocimiento de las gestiones ancestrales y comunitarias, sentencia el informe.

Privatización de las fuentes y la gestión

Martínez Zambrano relata que el agua se ha convertido en un elemento de preocupación para las poblaciones e instituciones de Colombia pero aún no se ha visibilizado de forma masiva la responsabilidad de las actividades extractivas en estos escenarios de escasez. Considera que una de las razones es la “estrategia del gobierno de atribuir las crisis del agua a fenómenos naturales como El Niño o el Cambio Climático velando la responsabilidad de las actividades extractivas que desconocen los ciclos vitales del agua”. Al desactivar las críticas se “naturaliza” la escasez de agua como si no hubiera responsables o se desvía la mirada hacia esos fenómenos climáticos “desconociendo las causas estructurales”. En Colombia, según datos del Instituto de Hidrología y Medio Ambiente (IDEAM) de 2015, por causa de la extracción minera se vierten a las aguas y suelos alrededor de 205 toneladas de mercurio al año, solo por la extracción de oro y plata.

“La defensa del agua y los territorios en Colombia representa una disputa por la democracia y por la interpretación de los bienes comunes”

Ante la protesta social, el Gobierno ha decidido delimitar los páramos, pero, para Martínez Zambrano y los movimientos ambientalistas, los únicos beneficiarios de esta medida son las propias empresas petroleras y mineras ya que se da vía libre para sus actividades sin restricciones en todas aquellas regiones fuera de las zonas delimitadas y se rompe la visión integral de la montaña andina. Además, el primer proceso de delimitación puesto en marcha, en Santurban, “ni siquiera protege los territorios del páramo” y permite extracción minera para títulos anteriores a 2010. El Plan Nacional de Desarrollo 2014.2018 permite minería y petróleo en los 36 territorios de páramos para títulos anteriores a 2010 y 2011.

Economías verdes y agroindustria

Pero la apropiación de las fuentes de agua también está relacionada con las economías verdes, la agroindustria y las hidroeléctricas, advierte el informe de Amigos de la Tierra. Una apropiación vinculada también al despojo territorial, la calidad del agua o las actividades productivas de las poblaciones. Como ejemplo de estas afirmaciones, Martínez Zambrano explica que el Plan de Desarrollo también ubica el crecimiento verde como una de las estrategias de desarrollo del país (Reducción de Emisiones por Deforestación y Pago por Servicios Ambientales). Detrás de esta supuesta visión sostenible, sus disposiciones convierten el bien común del agua en “un bien económico sujeto a las reglas del mercado para su compra y venta”. “Esta regulación -alerta- reproduce una política de desplazamiento del campesino ya que el pago tiene como objetivo la adquisición de tierra y no la permanencia de la relación del campesino con su territorio”. Además, programas como el Pago por Servicios Ambientales invisibilizan formas históricas y ancestrales de manejo del ambiente como la gestión comunitaria del agua.

Otro ejemplo destacado es la caña de azúcar y la palma aceitera, que han tenido un crecimiento “sin precedentes” en el país. La primera supera las 418.000 hectáreas, según el informe, la segunda llega a las 455.000 hectáreas. Estos dos cultivos, junto al plátano, acaparan el 68,62% de la apropiación del agua, “ríos, lagos y acuíferos que no retornan a sus fuentes”. El sector hidroeléctrico constituye el segundo lugar en la demanda hídrica del país con 7.738 millones de metros cúbicos de agua y aunque la huella hídrica no es tan alta como en el sector agrícola, porque el agua supuestamente vuelve, en términos ambientales, económicos y sociales las consecuencias son “desastrosas”: inundaciones de tierras fértiles, desplazamiento forzado de familias, erosión de las riberas, pérdida de especies e inseguridad alimentaria. Solo Hidrosogamoso, Hidroituango y El Quimbo inundan 20.000 hectáreas altamente productivas. Hidrosogamoso ha desplazado alrededor de 20.000 familias, ha disminuido la presencia de medio centenar de especies que existían en la cuenca, se ha transformado el microclima de la zona y aumentado la presencia de plagas, y el agua del embalse se encuentra en estado de putrefacción por el alto contenido de materia orgánica que no fue talada antes de llenarlo.

Para los responsables del informe, las hidroeléctricas producen “profundas transformaciones territoriales”. No sólo se controlan las aguas, sino las vidas humanas y prácticas comunitarias. Los pueblos pierden el derecho de hacer uso del río y la soberanía de decidir sobre sus aguas porque las comunidades no son consultadas y porque las empresas privadas controlan el libre acceso al río.

A todo ello se suma la privatización de la gestión del agua y la apuesta por las Asociaciones Público Privadas para prestar el servicio a través de préstamos internacionales. Una política que el documento centra especialmente en Álvaro Uribe, “con miles de millones” invertidos en obras que ni siguiera se iniciaron y diagnósticos y diseños que no se cumplieron y empresas que no prestaban ningún servicios, y Juan Manuel Santos que impulsa un programa denominado ‘Aguas para la prosperidad’ que, según Martínez Zambrano, cae en los mismos esquemas que privilegian a operadores privados. Ahora el punto de mira está en la ruralidad colombiana, pero no tiene en cuenta el sujeto campesino ni los acueductos comunitarios. “Este modelo de servicio de agua que persigue el lucro, basándose en ‘la capacidad de pago’, y cuyo horizonte se orienta hacia un mayor consumo de agua, no presagia nada bueno para los territorios campesinos y rurales del país”.

Un derecho fundamental

Para Amigos de la Tierra, el Estado colombiano ha “violado sistemáticamente” el derecho fundamental del agua y ha privilegiado un uso corporativo del agua en el territorio nacional. Porque los derechos del agua en el país se concentran en una parte relativamente pequeña de los usuarios de agua, y en regiones donde la competencia por el agua es alta. “No sólo la distribución del agua en el país es inequitativa, sino que los procesos para adquirir las concesiones de agua no demuestran los criterios de equidad y sostenibilidad”, el capital juega un papel fundamental en el acceso del agua, excluyendo a los más pequeños usuarios rurales, y favoreciendo a los sectores industriales, agroindustriales y energéticos, denuncian Amigos de la Tierra en su informe.

Se estima que el 70% de los pequeños usuarios no pueden mantener una concesión de aguas por los numerosos y costosos requerimientos. El 59% de los usuarios tiene concesiones inferiores a 100.000 metros cúbicos, es decir el 1,3% del volumen asignado. En cambio, hay un 1,1% de las concesiones que acapara el 62% del volumen de agua concedido en el país.

“La defensa del agua y los territorios en Colombia representa una disputa por la democracia y por la interpretación de los bienes comunes. Las luchas legales y legítimas por la defensa del agua, hoy no sólo tienen que ver con el cuidado y la conservación del ambiente, sino sobre la construcción de un país para todos, en donde la decisión del manejo y uso de las aguas se conviertan en escenarios más democráticos y equitativos”, apunta Martínez Zambrano, quien señala que en la actualidad se debe contemplar el medio ambiente y el agua no solo como un desafío creciente, sino como víctima en su doble condición de “botín y de escenario de guerra”.

Fuente:http://kaosenlared.net/mientras-colombia-duerme-le-roban-el-agua/

Colombia

Comunidad de Tabaco: Infelices 15 años esperando la reubicación

El pasado 7 de mayo se cumplieron 15 años de una sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Colombia que ordenaba reubicar en 48 horas a la comunidad afrodescendiente de Tabaco, que vivía en la Serranía del Perijá, Departamento de la Guajira, hasta que fue desalojada en 2001 por la actividad minera de extracción de Carbocol S.A e Intercor, hoy Cerrejón.

Tabaco era un corregimiento afro ubicado en la Serranía del Perijá, departamento de La Guajira, al norte de Colombia; limitaba con varias comunidades campesinas y pueblos indígenas. Su economía se basaba en la pesca de río, la ganadería y la caza así como producción y comercio agrícola con los poblados vecinos. La comunidad contaba con espacio suficiente para la siembra y el pastoreo, servicios básicos de energía, centro de comunicaciones, escuela, campo de recreación, iglesia, entre otros.

El 9 de agosto de 2001 la comunidad de Tabaco fue desalojada forzosamente por parte del megaproyecto minero de Carbocol S.A e Intercor, actualmente Cerrejón, en complicidad con el Estado. Se obligó a salir del territorio ancestral de Tabaco a 1.200 personas (400 familias) aproximadamente, entre menores, adultos y ancianos, con el fin de facilitar la explotación y expansión carbonífera en la zona.

Desde el 1997, las empresas asociadas Carbocol-Intercor, hoy Cerrejón, habían ofrecido a los pobladores de Tabaco sumas irrisorias de dinero para que individualmente desalojaran y cedieran los derechos sobre sus territorios. Esta incidencia empresarial generó fricciones, desacuerdos y división en la comunidad; unos vendieron, otros se fueron, y algunos resistieron en su territorio con el ánimo de conservar su unidad social y continuar con un destino común, conservando las tradiciones agrícolas y ganaderas que les habían permitido sobrevivir.

Sin embargo, quienes resistieron en el territorio fueron víctimas de diversos mecanismos de presión para obligarles a irse. Hubo suspensión de los servicios públicos y domiciliarios, quema de viviendas, destrucción del cementerio; se prohibió el libre tránsito en el territorio e incluso se desvió el agua del río para el beneficio de la compañía, se despojó a la comunidad de su iglesia y su patrono religioso, entre otros múltiples hechos de presión.

Finalmente, el 9 de agosto de 2001 se expulsó del territorio a las últimas familias que quedaban habitando el lugar a través de un brutal desalojo ordenado por un juez y realizado por la fuerza pública en presencia de la fiscalía, de la alcaldía y de la empresa. Los habitantes vieron impotentes cómo una máquina aplanadora destruía su pueblo ancestral.

Ante tan alarmante situación, la comunidad adelantó una serie de acciones jurídicas tendientes a proteger los derechos conculcados. Y el 7 de mayo de de 2002 la Corte Suprema de Justicia de Colombia ordenó al Alcalde Municipal de Hatonuevo reconstruir de nuevo La Comunidad de Tabaco, en un lugar adecuado e iniciar los respectivos trámites “dentro de las próximas 48 horas”, fallo que no se ha cumplido hasta ahora.

La comunidad de Tabaco, se encuentra aún sin su territorio y además sufre las consecuencias de los daños sociales y ambientales producto de la actividad extractiva en cuya implementación se han desconocido y restringido los derechos de personas y comunidades habitantes del lugar.

El Departamento de la Guajira ha sufrido intensas sequías en los últimos años con muerte de animales y plantas, y registra el mayor índice de desnutrición y mortalidad infantil en la actualidad en Colombia, situación que ameritó la emisión de medidas Cautelares por cuenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, ordenando la protección efectiva e inmediata de la niñez de esta región.

Luego de múltiples acciones jurídicas y de incidencia, actualmente, la comunidad se encuentra en un momento determinante para al cumplimiento de la tutela y actos jurídicos generados a favor de su reparación. A la fecha, se ha avanzado en la consolidación de una Mesa de Control y Seguimiento en la que participan la Comunidad, el Estado y la Empresa Cerrejón frente a unos acuerdos establecidos en 2008.

Hoy más que nunca se hace necesario rodear y contribuir al fortalecimiento organizativo y comunitario de Tabaco, que mantenga consolidado el tejido social, y su cultura ancestral y étnica, a fin de posibilitar un ambiente de esperanza, resistencia y permanencia de las familias en el territorio para la exigibilidad de sus derechos y la rendición de cuentas a la Empresa.

Ver documental ChiquiChiqui, cocineras de sueños ancestrales

Fuente: https://www.colectivodeabogados.org/?Comunidad-de-Tabaco-Infelices-15-anos-esperando-la-reubicacion